Capítulo 26 Un nuevo trato
Dos días pasaron desde que Hermione estaba encerrada en aquella habitación. Dos días en los que todo se repetía, la castaña destrozando todo a su paso y Draco volviendo a arreglar el desastre trayendo comida nueva y evitando cualquier contacto con ella. —¡Déjame salir! —grito la castaña antes que Draco abandone nuevamente la habitación—. No me puedes retener aquí por siempre… si lo que quieres es matarme ¡hazlo ya de una vez! —¡Estoy tratando de protegerte, no lo entiendes! El rubio exploto sacándose la máscara por primera vez mirándola fijamente y con la respiración acelerada. Hermione avanzo un par de pasos hacia él para estampar una cachetada en su rostro, una llena de furia y resentimiento, logrando como reacción del rubio tomarla de ambas manos y apegarla hacia la pared intimidándola con la mirada. —No quiero tu protección. —Me importa una mierda… te protegeré así no quieras… —¡Por qué! Dijiste que lo nuestro fue solo un juego… ¡Porqué sigues atormentándome! —Me gusta cuidar mis juguetes. —¡Maldito, te odio Draco Malfoy! —Bien… pero no permitiré que te vayas… Hermione soltó aquellas lágrimas contenidas y Draco suspiro sintiendo romperse por dentro. —Solo confía en mí… por una puta vez en tu vida… ¡Confía en mí! —Para que… para que me abandones… para que me utilices para tus próximas misiones o para entregar mi vida por quién diablos sabe que trato lograste por esa caja… por eso estoy aquí no es verdad… —¡No! Ya te dije que te olvides de esa caja… —Que ya te arrepentiste… después de todo este tiempo resulta que tu corazón se ablando con esta sangre sucia y ahora te importo… deja de mentir… ¡Me odias y siempre lo has hecho! —No es cierto!… no sabes nada… no tienes ni idea de lo que siento… —Creo que tus sentimientos quedaron bastante claros la noche que mataste a Albus Dumbledore… Draco soltó lentamente las manos de Hermione para alejarse lentamente de ella sin atreverse a mirarla. —Solo quiero mantenerte segura… no voy a lastimarte… —Encerrarme aquí lo hace… yo necesito ir con Harry… —¡Por qué con él! —grito Draco dando un puñetazo a la mesa frustrado—. Siempre es él… —Es mi mejor amigo… no puedo dejarlo solo ahora… Draco por favor, si de verdad te importo, aunque sea algo… déjame ir… El rubio soltó un suspiro de rendición mirando a la castaña con desesperación. —Ódiame todo lo que quieras, pero no te dejare salir. Dicho esto, el rubio desapareció ante la mirada de destrozada de la castaña. Una semana transcurrió desde que Hermione se encontraba encerrada, Draco seguía apareciendo constantemente cada día dejándole libros que no tocaba, comida que no probaba y volviendo a restaurar la habitación. —¡Debes comer! —exclamó el muchacho encapuchado y con la máscara cubriendo su rostro—, pero la castaña no contestó ni lo miro igual que los últimos días. El muchacho resignado desapareció para aparecer nuevamente en la mansión Malfoy. —No ha comido en días… va a morir —dijo Theo cuando llegó a la habitación de Draco. —Pues métele una poción revitalizadora por la garganta si es necesario! Deja de ser tan débil Theo. —¡Yo! Eres tú quien no se atreve a ir a verla, porque sabes muy bien que si la miras por cinco segundo caes rendido ante ella… —Solo… no dejes que muera de hambre quieres… —Porque no la sueltas… —Quieres que deje que vaya con Potter y se ponga en riesgo… ¡quieres que salga herida o que la maten! —Eso no lo sabemos… Hermione es inteligente y poderosa ¿Tan poco confías en sus capacidades? —No es eso… —Entonces que! Se supone que trabajas con ellos y debes facilitarles las cosas… Potter y la comadreja no podrán sobrevivir sin ella… si tienen algo que hacer la necesitan a su lado… Draco por favor… razona, entiendo que estés sufriendo, pero lo que estás haciendo… —No tienes idea lo que es no poder estar con la mujer que amas… —¡Me estás jodiendo! ¡He estado enamorado de esa mujer por años! Y ahora resulta que es la única que puede lograr que mi amigo no se vuelva una maldita mierda… ¡Así que no te atrevas a decir que no se por lo que estás pasando! —No era mi intención enamorarme de Hermione. —No, solo querías arrebatarle su magia… —Me arrepiento de esa decisión cada puto día. —Eso no va revertir lo que hiciste, tampoco mantenerla encerrada… —El niño lindo tiene razón Draco —Hablo Eris apareciendo en la habitación del rubio. La diosa tenía la pequeña caja entre sus manos y una gran sonrisa. —Que haces aquí… —Dado que tú no tienes interés en cumplir tu parte del trato, me veo en la obligación de actuar yo misma… —¡No! Yo lo mate, tú no hiciste nada, el trato queda anulado. —Eso no lo decides tú Dragoncito… te dije que haría que Albus Dumbledore este muerto y eso es lo que está… ahora o le entregas la caja a la chica o yo misma voy por ella y me llevaré mucho más que su poder. —Necesito más tiempo. —Mas tiempo… más alto el precio a pagar… me gusta… Es un trato Draco Malfoy… Sigan con su guerra y si salen vivos y la chica no muere… cuando te decidas a darle la caja vendré por ella y por cada minuto que pase sin hacerlo el tormento y castigo que ella recibirá será mucho peor… ¿Podrás soportar eso? Eris sonrió de manera satisfecha por la expresión de Draco, pues estaba furioso y con los puños apretados. El rubio iba a contestar cuando su padre entro a la habitación—. Draco Hijo. ¿Paso algo? —preguntó al ver el semblante de su hijo. —No han encontrado a Granger —contesto el rubio tratando de disimular su furia con la diosa aún frente a él —Esa sangre sucia escurridiza ya debe estar escondida en alguna de las casas de seguridad de la maldita orden… Hijo hiciste un excelente trabajo matando a sus padres, su escape no fue tu culpa… La risa sarcástica y divertida de Eris irritó aún más a Draco quien controlaba las ganas de explotar. —Relájate hijo… ya has hecho suficiente… el señor tenebroso confía mucho en ti, ya no tienes nada que demostrar… no es necesario que llegues más lejos… —¡Ahora te preocupa que vaya a llegar muy lejos! —No, yo… lo siento por lo que tuviste que pasar… lo que has hecho… —Demasiado tarde para querer proteger mi alma padre… Soy mucho más importante en los mortífagos que tú y parece que ni eso es suficiente para ti. —Hijo… —Para que viniste. —Hay una reunión —contesto Lucius sin atreverse a mirar nuevamente a su hijo. Draco solo camino hacia la puerta esquivando cualquier contacto con su padre antes de salir de la habitación. —No te cansas de atormentarlo no es así —soltó Theo una vez que Lucius Malfoy abandono también la habitación. —No, la verdad que no… y mejor cuida tu boca, que me haya aparecido frente a ti ¡No quiere decir que puedes hablarme de esa forma! —gritó molesta con esa expresión tan aterradora logrando que Theo no pudiera contener la mirada, hasta que sintió como la diosa apareció a unos pocos centímetros de distancia—. Ustedes los magos necesitan que alguien les recuerde quienes son los verdaderos dueños del mundo… —Ahí tienes a un loco que quiere apoderarse de todo, por qué no vas y desatada tu poder contra él y dejas a mis amigos en paz. —Su guerra no me interesa… pero si lo que quieres es librar a tu dulce amor del sufrimiento podemos llegar a un trato… —Contigo… ni loco! —contesto el castaño saliendo de la habitación. —Te ofrezco liberarlos a ambos y a cambio solo debes hacer eso que tanto deseas… —susurro la diosa al odio del chico quien ya se encontraba en la puerta frenando al escucharla logrando que Eris sonriera satisfecha—. Quítasela y ambos vivirán. Theo dio media vuelta para encarar a Eris, pero ya no se encontraba ahí, soltó el aire que mantenía retenido respirando pesadamente y sin poder evitarlo imagino la posibilidad de ser él con quién Hermione se quedara.Un nuevo trato
16 de noviembre de 2025, 23:00