ID de la obra: 228

Solo un juego

Gen
G
Finalizada
6
Tamaño:
246 páginas, 111.248 palabras, 67 capítulos
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Adiós trio de oro

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Capítulo 30 Adiós trio de oro

                    Las llamas moviéndose delicadamente por entre la pequeña fogata llevaron a la castaña nuevamente a su último encuentro con Draco, una luz verde atravesó su mente mientras recordaba a aquel vagabundo cayendo sin vida a sus pies. Desde aquella noche no había podido olvidarlo. Draco había matado a alguien y en toda su conversación parecía no haber ni pizca de remordimiento y todo por ella, por protegerla y sin embargo apareció en el ministerio con la única intención de atacarlos y no dudo en hacerlo.       ¿Cómo alguien intenta destruirte al mismo tiempo que busca salvarte?       —¿Estas bien?       Hermione se sobresaltó al escuchar la voz de Ron quien se encontraba sentado a su lado.       —Lo siento, no quise asustarte.       —No te preocupes… estoy bien… pero aún falta un par de horas para acabar mi turno…       —Lo sé, solo quería estar contigo —soltó Ron acariciando la mejilla de la castaña delicadamente—. Siento que estas semanas han sido tensas, lo que menos quiero es atormentarte, ya tenemos suficiente con Malfoy pisándonos los talones.       —Él no ha aparecido…       —Porque tus hechizos son increíbles… pero si nos encuentra no dudaría en atacarnos.       Hermione se removió incomoda en su asiento sintiendo una opresión en su pecho con el simple hecho de pensar en Draco.       —Así como lo hizo en el ministerio —soltó Ron controlando la furia que crecía en su interior tomando el mentón de la castaña para que lo mire—. Es un asesino, que no tiene límites… estoy seguro que él ataco tu casa.       —¡Qué!       —Fue un ataque mortífago… él debió estar al mando de todo…       —Eso no lo sabemos —contratacó Hermione levantándose para alejarse de Ron, pero el pelirrojo la tomo del brazo bruscamente.       —No ves lo que hace… te manipula… hace cosas terribles y tu sigues buscando algo bueno ¡Que no existe!       —Basta Ron, no quiero seguir hablando de esto…       —Porque sabes que tengo razón… porque sabes que él no es bueno… yo si lo soy… Hermione déjame entrar, por favor déjame demostrarte que yo te puedo proteger… que yo puedo ser el hombre para ti… ¡Demonios! Tú me amabas, antes de toda esta mierda. ¡Tú me amabas a mí!       Hermione miró a Ron mientras las lágrimas caían por su rostro, pero antes de que pudiera decir algo, él pelirrojo ya se había cercado a ella limpiando sus lágrimas.       —Malfoy solo es un asesino… él mato a Dumbledore porque es cruel y está del lado de quien no debe ser nombrado… yo estoy aquí... yo te salve… ¡No él! —Ron se acercó lo suficiente a Hermione hasta poder sentir su respiración chocando contra sus labios, rosándolos ligeramente—. Solo dame una oportunidad…       Ron se acercó lo suficiente para acortar la distancia entre ambos y unir sus labios, pero antes de poder profundizar el beso, el sonido de alguien aclarando su garganta los hizo alejarse nuevamente.       Hermione corrió dentro de la carpa sin mirar a Harry quien se encontraba de pie mirando fijamente a Ron.       —Tenías que interrumpir… —escupió Ron con molestia.       —Y tú… tenías que mentir… que harás cuando sepa la verdad.       —¿Cuál? La que tú le ocultaste… Tengo que recordarte que fuiste tú quien no le ha dicho que Malfoy está de nuestro lado…       —Lo hago para protegerla… no para aprovecharme de la situación.       —Me importa una mierda… no dejaré que ese asqueroso mortífago ni nadie me la quite… —dijo Ron acercándose a su amigo lo suficiente para enfrentarlo —incluyéndote —finalizo pasando por su lado para regresar a la carpa golpeando su hombro sin dejar que responda.              Varias semanas después Harry y Hermione se encontraban discutiendo sobre dónde ir la siguiente noche, a pesar de la distancia que se había creado entre ambos desde aquel día en que llegó con las bolsas de comida.       —Podríamos ir al valle de Godric… ya sabes que fue ahí donde él casi muere, puede ser un buen lugar para esconder un Horrocrux.       —O la espada… No puede ser… Harry tu ya destruiste un Horrocrux —soltó la castaña emocionada.       —Si, Con un colmillo de basilisco… si me dices que tienes uno ahí…       —No lo entiendes heriste al basilisco con la espada de Gryffindor y la espada absorbe lo que la hace las fuerte.       —Por lo tanto, puede destruir Horrocruxes — continuo Harry —Hermione eres brillante — dijo Harry mientras se acercaba a abrazarla, en cuanto se separaron Harry subió su mano lentamente acariciando la cadena que mantenía oculta bajo su suéter, cuando logro sacar el colgante y ver el anillo la tensión en el cuerpo de Harry hizo que Hermione lo mirara.       —Harry… —intentó hablar, pero en ese instante las luces de la tienda se apagaron y volvieron a prender con Ron frente de ellos.       —Si todavía existo —bramo molesto.       —¿Cómo dices? — pregunto Harry alejándose de la castaña.       Ron dio un resoplido.       —Nada, nada. Por mí pueden continuar; no quiero estropearles la fiesta.       Harry, perplejo, miró a Hermione buscando ayuda, pero ella estaba tan desconcertada como él.       —¿Qué te pasa? —preguntó Harry.       —Qué, ¿qué me pasa? No me pasa nada —respondió Ron, que seguía sin mirarlo a la cara—. Al menos, según tú.       Se oyeron unos golpecitos en el techo de la tienda. Había empezado a llover.       —Oye, es evidente que algo te ocurre —insistió Harry—. Suéltalo ya, ¿quieres?       Ron se sentó en la cama; tenía una expresión ruin, nada propia de él.       —Está bien, lo soltaré. No esperes que me ponga a dar vueltas por la tienda porque hay algún otro maldito cacharro que tenemos que encontrar.       —Creía que sabías dónde te habías metido —insinuó Harry.       —Sí, yo también.       —A ver, ¿qué parte de esto no cumple tus expectativas? —La rabia estaba acudiendo en su ayuda—. ¿Creías que nos alojaríamos en hoteles de cinco estrellas, o que encontraríamos un Horrocrux a diario? ¿Y que por Navidad habrías vuelto con tu mami?       —¡Creíamos que sabías lo que hacías! —replicó Ron poniéndose en pie, y sus palabras atravesaron a Harry como cuchillos—. ¡Creíamos que Dumbledore te había explicado qué debías hacer! ¡Creíamos que tenías un plan!       —¡Ron! —gritó Hermione, y esta vez se la oyó perfectamente a pesar del fragor de la lluvia, pero el chico volvió a hacer oídos sordos.       —Bueno, pues lamento decepcionaros —dijo Harry con voz serena, aunque se sentía vacío, inepto—. Les he dicho todo lo que Dumbledore me dijo. Y por si no lo has notado Ron ya, hemos encontrado un Horrocrux…       —Sí, y estamos tan cerca de deshacernos de él como de encontrar los otros.       —Quítate el guardapelo, Ron —le pidió Hermione con inusitada vehemencia—. Quítatelo, por favor. Si no lo hubieras llevado encima todo el día, no estarías diciendo estas cosas.       —¡Entonces vuelve a tu casa!       —¡Sí, quizá lo haga! —gritó Ron dando unos pasos hacia Harry, que no retrocedió—. Para saber de una maldita vez como está mi familia.       —Y crees que a mí no me preocupa. Mira Ron entiendo cómo te sientes, pero…       —No, no lo entiendes tus padres están muertos… ¡Tú no tienes familia!       —¡Entonces vete! —rugió Harry—. Lárgate…       Ron hizo un movimiento brusco y Harry reaccionó, pero antes de que cualquiera de los dos pudiera sacar su varita mágica, Hermione sacó la suya.       —¡Protego! —chilló, y un escudo invisible se extendió dejándolos a ella y a Harry de un lado y a Ron del otro; los tres se vieron obligados a retroceder por la fuerza del hechizo, y Harry y Ron se fulminaron con la mirada desde sus respectivos lados de la barrera transparente, como leyéndose con claridad sus más íntimos pensamientos por primera vez. Harry experimentó un odio corrosivo hacia Ron; se había roto el lazo que los unía.       Ron miro hacia Hermione y dijo:       —Y tú, ¿qué haces?       —¿Cómo que qué hago?       —¡Te quedaras con él!       —Yo… —Parecía angustiada—. Sí, me quedo. Ron, dijimos que acompañaríamos a Harry que lo ayudaríamos, ¡Es nuestro amigo!       —¡Amigo! El que ni siquiera te contó la verdad sobre tu estúpido mortífago.       —¡Qué!       Hermione miro a Harry quien no pudo ni mantener la mirada en su amiga.       —Quien crees que nos ha estado ayudando todo este tiempo, Harry lo sabía y jamás te lo dijo… por eso los dejo escapar ese día, todo estaba planeado.        —¿Eso es verdad? Me mentiste… ¡Confíe en ti y me mentiste! —grito la castaña mirando a Harry y cuando vio que él no alzaría la mirada regreso a ver nuevamente a Ron—. Y tú preferiste callar no es así… para que lo odiara, ¡Para que me quedara a tu lado! Los dos son…       —Hermione déjame explicarte —hablo Harry mirando tímidamente a su amiga.       —¡No! Yo confié en ustedes y me traicionaron… no quiero saber nada de ninguno.       Dicho esto, la castaña salió de la carpa segunda por Harry y Ron quienes no pudieron hacer nada en cuanto ella desapareció.       —Dame el guardapelo y lárgate! —escupió Harry en cuanto vio a su amiga desaparecer, al segundo después vio el guardapelo a sus pies y Ron había despareció.
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