Capítulo 31 Hagamos que valga la pena
El frío golpeando su cuerpo fue lo primero que sintió antes de tocar el suelo ya cubierto con una leve capa de nieve. Las lágrimas aun cayendo cálidamente por su rostro contrataban con el frío ambiente del lugar. Un bosque repleto de vegetación y con el único sonido de los pájaros a su alrededor. El crujir de las ramas alertó a la castaña quien giro decidida y con la varita en alto. Frente a ella un encapuchado que no dudo en descubrirse el rostro mirándola fijamente, pero antes de que pudiera hablar, Hermione fue quien mientras bajaba su varita expreso: —Sácame de aquí. No hubo necesidad de más palabras, Draco corrió hacia ella abrazándola y segundos después desaparecieron del lugar. Cuando llegaron a aquella cabaña donde Hermione permaneció algunos días atrás Draco se separó ligeramente de la castaña para tomar su rostro. —¿Alguien te lastimo? —pregunto Draco con desesperación, pero Hermione no contestó—. Dime, que te hicieron ¡¡Quién te lastimo!! —¡Tú! —grito con odio e impotencia Hermione empujando al rubio lejos de ella—. ¡Tú! Desde el momento en que entraste en mi vida… solo tú me lastimas… —Te dije que no era una buena persona —respondió parado frente a ella resistiendo acercarse nuevamente —Por eso mataste a Dumbledore… porque no eres una buena persona… Hermione ahora encaraba a Draco con los brazos cruzados tratando de mantener toda distancia posible, sabiendo que su simple toque la haría rendirse ante él. —Era mi misión, ya lo sabias… —¡Misión! ¿Y con quién? Con Voldemort o con Dumbledore… —Te lo dijo —soltó Draco, quien era ahora el que se alejaba y mantenía su distancia. —¿Porque no lo hiciste tú, porque te esfuerza en alejarme? Estoy harta de que tú y Harry quieran decidir por mí, creen que soy su juguete con el que pueden intercambiar para cumplir sus planes. —Fuiste tú quien quiso irse con él… yo te pedí que escaparas conmigo… tu tomaste la decisión, no te atrevas a culparme por esto… —Si lo hubiera sabido… —Qué, hubieras ido conmigo… ¡Si claro! Hermione apartó la vista del rubio incapaz de responder, Draco solo suspiro derrotado mientras pasaba las manos por su cabello paseándose por la habitación. —¿Qué paso? —Discutieron, cuando me quise quedar con Harry, Ron me lo confesó todo, así que me fui… Draco asintió mientras parecía acercarse hacia ella, pero arrepintiéndose al último momento. —Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras… —¿Te irás? —Tengo compromisos como Mortífago—, soltó con sarcasmo —no puedo ser tú niñero… —¡No necesito que me cuides! —gritó molesta, pero luego se acercó a Draco para tomar su rostro—. Yo solo… —¡No! Draco aparto la mano de la castaña —No hagas esto… no finjas que te quedaras a mi lado para luego irte… —Solo un beso —soltó la castaña con desesperación al ver cómo se alejaba Draco —sé que te estoy haciendo daño, pero solo… Hermione no pudo terminar la frase, pues Draco ya estaba devorando sus labios con desesperación. —Me vas a destruir —hablo Draco aún con sus labios rozándose y mirándola fijamente—. Se que lo harás y aun así con solo una palabra me tienes a tus pies y no me importa, si es el precio que debo pagar para tenerte, aunque sea un efímero momento a mi lado… lo pagaré sin dudar… Hermione levantó su mano para acariciar el rostro de Draco logrando que este cerrará los ojos ante su contacto. —Entonces, hagamos que valga la pena… —soltó Hermione mientras acortaba nuevamente la distancia para sumergirse en un apasionado beso subiendo la intensidad de las caricias hasta que el calor de sus cuerpos les exigía deshacerse de la ropa. Hermione se removió entre las sábanas de un reconfortante colchón, poco a poco se incorporó mirando por primera vez la habitación en dónde se encontraba. Era amplia e iluminada por candelabros que flotaban recorriendo toda la habitación. Un gran dorsal cubría la cama por una fina tela color escarlata. Luego se miró a sí misma vestida con un fino pijama de seda. Cuando la castaña bajo de la cama pudo observar la ropa con la que había llegado regada por el suelo y las imágenes de la noche anterior se hicieron presentes en su mente. Los apasionados besos, las dulces caricias, las interminables veces que Draco susurro su nombre acompañado de un te amo y ese momento, ese tan íntimo y preciado momento junto a él. Salió de la habitación lentamente para llegar a la sala donde había pasado todo su tiempo la primera vez que estuvo ahí. Estaba por regresar a la habitación cuando le sonido de la aparición y Draco frente a ella la hicieron detenerse. —Lo siento… creí que llegaría antes de que despertarás —dijo el rubio sacándose la capa y mostrando una caja aparentemente de una pastelería—. Traje unos dulces, no sabía cuáles te gustaban, así que traje todo… Cuando abrió la caja sobre la mesa de comedor en ella se encontraba una gran cantidad de pasteles, pan, dulces, prácticamente asaltando la pastelería. —Somos dos personas Draco… ¿Vaciaste una pastelería? ¿Y desde cuándo vas al mundo muggle? —Ya te dije que no sabía lo que te gustaba… —contesto Draco irritado —Y lo hice por ti… deberías aprender a ser más amable de vez en cuándo… —¡Soy amable! Solo… me sorprendió que lo hicieras, es todo. —Puedo ser detallista de vez en cuando Granger… —¿Enserio? —pregunto con incredulidad mientras sacaba un cup cake de vainilla de la caja. —¡No! Así que comete tus dulces y aprecia lo que hago. Hermione sonrió intentando sentarse para degustar la gran cantidad de dulces, pero le rubio atrapo su cintura entre sus brazos. —Los dulces los comeremos en la habitación, porque tú y yo volveremos a la cama. —Que… porque… Hermione ya estaba siendo llevada entre los brazos de Draco con los dulces flotando a su alrededor. —Porque el único dulce que me quiero comer, eres tú. Cuando llegaron a la cama la castaña sonrió sonrojada mientras Draco no perdió el tiempo en devorar cada parte de su cuerpo, perdiéndose por la pasión. Horas más tarde Draco se despertó al sentir la luz de uno de los candelabros volando cerca de la cama, se acomodó ligeramente para ver a Hermione sentada a su lado con una pila de libros en su regazo. —Que nunca duermes —protesto Draco molesto —Lo siento, estos libros son… —Fantásticos, lo sé, por eso te los traje la primera vez. Hermione acomodo la pila de libros en la mesita de nuevo che a su lado para después acomodarse entre los brazos de Draco apoyada en su pecho —Gracias. —No necesitas agradecerme, amo verte leer… —¿Draco… puedo preguntarte algo? El rubio miro a Hermione quien alzo su rostro ligeramente para hacer contacto visual y cuando esté hizo un gesto de que continuará ella hablo. —¿Cuál es tu patronus? Se que lo lograste hace mucho, pero nunca me dijiste cuál es. —Y Tampoco te lo diré… —¿Por qué? ¡Espera, es un hurón! La castaña estallo en risa mientras Draco la aprisionaba entre su cuerpo. —¡Hermione no empieces! —¡Esta bien! Pero ya dime ¿Cuál es? Draco resignado se levantó del cuerpo de la castaña para tomar su varita mientras Hermione se sentaba para apreciar su patronus. —Especto patronum —soltó Draco y al instante ya luz plateada salió de su varita y a los pocos segundos está se fue transformando en un pequeño animal que de inmediato empezó a pasear por toda la habitación. Draco miro ligeramente a la castaña quien miraba su patronus completamente asombrada. —Es… —Una nutria… —respondió Draco contemplando su patronus sin atreverse a mirar a Hermione. Ella por su lado se estiró hacia la mesita de noche para tomar su varita y lanzar el mismo encantamiento. Al segundo ambas nutrias ya jugueteaban entrelazadas la una a la otra por toda la habitación. —Me encanta —expreso la castaña mientras Draco tomaba su rostro para fundirse en un intenso beso. Las semanas transcurrieron con la misma intensidad que los primeros días, ninguno quería pasar lejos del otro por menos de cinco minutos y aunque en el día y parte de la noche ambos chicos vivían un sueño de su relación, por la madrugada era cuando la realidad golpeaba a ambos, pues Hermione tenía constantes pesadillas y Draco las conocía muy bien ya que entrar en su mente le resultaba sumamente fácil por la vulnerabilidad que presentaba la castaña ante su sufrimiento y remordimiento de no estar con Harry, por haberlo abandonado. Y sin embargo a la mañana siguiente ambos fingían que nada sucedía, tratando de no dañar su pequeño momento de felicidad. Pero Hermione ya no podía seguir prolongando más su partida, y por más doloroso sabía que eso era lo correcto. —Draco —hablo finalmente mientras descansaba en el pecho del rubio, quien solo hizo un leve ruido para avisarle que la escuchaba. Así que Hermione se levantó ligeramente para poder mirarlo—. Draco yo… —No —soltó él abruptamente sabiendo lo que pasaría y negándose a escucharlo—. No lo digas… —Necesito hacerlo… —¡No es tu obligación! —No lo hagas más difícil… debo estar con él… tu prometiste ayudarnos… —Y para eso debo dejarte ir! Menuda mierda… —Draco por favor… Suplico una vez más tomando el rostro de Draco entre sus manos y el rubio sin más remedio que rendirse ante ella suspiro derrotado. —Si él señor tenebroso gana… júrame que lo dejaras todo y escaparas conmigo. —Él no va a ganar, yo confío en Harry. —¡Yo no! y si el comete un solo error, lo entregare o lo matare yo mismo y te sacare de esta guerra… —Si haces eso… —No me importa quien gane… no me importa cuánta gente tenga que sacar del camino, si con eso te mantengo a salvo… soy egoísta y no me importa nadie más que tú… si algo sale mal, los mato a todos no me importará cuanto me ruegues o lo mucho que llegues a odiarme, tu vida es mi única prioridad… yo no prometí ayudar a nadie, yo prometí protegerte ¡Y es lo único que haré! Hermione se levantó de la cama para tomar un poco de ropa del armario frente a ellos y empezar a vestirse mientras Draco la seguía con la mirada. —Si me quieres proteger, debes proteger a Harry —dijo mientras se colocaba una camiseta blanca. —Usando mi debilidad por ti, a favor de Potter… —No te uso —dijo dando media vuelta para quedar frente a Draco quien ya se había levantado y se encontraba a unos pasos de distancia —solo me aseguro… ¿Lo harás? —Siempre y cuando él no te pongas en riesgo —soltó mientras atrapó los labios de la cabaña en un beso delicado, pero apasionado, uno que le demostrará que, aunque esté lejos siempre la iba a amar.Hagamos que vale la pena
16 de noviembre de 2025, 23:06