Capítulo 34 No descansaré hasta verte muerto
Hermione y Harry se encontraban sentados en las sillas de la pequeña mesa de la carpa, con el castaño mirando a su amiga sin poder hablar. Ella le había devuelto los recuerdos de la noche en que se enteró que Draco era mortífago y le había contado toda su historia con él incluyendo lo que sabia sobre Eris y la caja. —¿Qué pasa si recibes esa caja? —Cualquier cosa, perder mi magia, morir, que Eris se apodere de mi cuerpo, es una diosa puede hacer lo que quiera… Harry recordó la visión que presencio cuando destruyeron el guardapelo, hasta que la voz de la castaña llamándolo lo hizo regresar a la realidad. —No va a suceder nada de eso… no lo voy a permitir, no me importa si tengo que sacarle información a Malfoy a golpes o si se resiste a que lo ayude… no recibirás esa caja. —Confió en él, sé que lo va a arreglar… —Yo no, pero más le vale que lo haga porque si no lo hace lo mato. —¿Qué haremos ahora? —pregunto la castaña un par de horas más tarde. —Tal vez recorrer otros lugares que sean significativos para Quien tú sabes. —Quiero ver a Xenophilius Lovegood. —¡No! Es arriesgado… ya viste lo que paso en el Valle de Godric. —Lo sé, pero Harry mira —Hermione le mostro los Cuentos de Beedle el Bardo —esta marca la he visto en muchos lugares, debe significar algo. Harry miro a su amiga indeciso, pero tras una larga charla por convencerlo este acepto y al día siguiente ambos ya estaban en la casa de Xenophilius Lovegood escuchando el relato de las reliquias de la muerte y tras el enfrentamiento con los mortífagos y luego los carroñeros, ahora estaban en la mansión Malfoy. —¿Es él? —pregunto Bellatrix mirando a su sobrino. —No lo sé… no estoy seguro… —¡Como que no estás seguro es o no Potter! —grito Greyback impaciente. —Escucha perro de alcantarilla si nos equivocamos y no es Potter, si llamamos al señor tenebroso nos matará entendiste… —contestó Draco molesto, luego regreso su vista a Harry y Hermione —Necesito estar seguro… se quedarán aquí bajo mi vigilancia… Greyback miro a Draco de mala gana y luego soltó a Harry logrando que este cayera al piso. —Bien… pero la chica se queda conmigo —dijo el hombre lobo acercándose a la castaña con una mirada aterradora tratando de tomar su rostro logrando que a Hermione le causará repugnancia. A penas sus grasosos y grotescos dedos hicieron contacto con la piel de Hermione el hombre lobo grito de dolor, bajo su mirada para ver su mano ensangrentada. —¡Son mis prisioneros! —escupió Draco con una espada en su mano apuntando la ensangrentada del hombre lobo. —¡¡Maldito mocoso!! —grito de vuelta Greyback completamente furioso acercándose a Draco, pero Bellatrix llegó hasta ellos interponerse entre él y su sobrino. —Mas te vale que te alejes, o quieres que te recuerde quien manda asqueroso… La mirada de Bellatrix se desvío un instante logrando que la expresión en su rostro cambiará drásticamente. —¿Qué es esto? —hablo con impaciencia la mujer. —Una espada —contestó un Carroñero. —¿De dónde has sacado esta espada? —le susurró a Greyback al mismo tiempo que le quitaba la varita de la mano sin que él opusiera resistencia. —Lo tenía la chica —contesto el hombre lobo con brusquedad. Se produjeron un estallido y un destello de luz roja, logrando que los carroñeros cayeran al suelo. —Quiero al chico encerrado —ordeno la bruja molesta mientras tomaba a Hermione del cuello—. En cuanto a ti, tendremos una conversación de chica a chica. Harry fue arrastrado dentro de los calabozos de la mansión, Draco pareció justo antes de que Greyback cerrará la puerta. —Tienes 5 segundos para sacarla de aquí —sentenció molesto en un susurro para evitar que alguien más de escuchará y luego volvió a subir a la estancia justo cuando los gritos de la castaña se empezaron a escuchar. —Tía —soltó el rubio controlando sus impulsos por no abrazarte hacia ella. —Aléjate Draco —advirtió Bellatrix apuntando nuevamente a Hermione para lanzarle un segundo crucio—. Este es un asunto entre la sangre sucia y yo ¡¡Crucio!! Un nuevo grito desgarrador salió de los labios de la castaña y Draco no lo soporto más. —¡¡Basta!! —gritó tan molesto que su voz resonó gruesa e imponente mientras tomaba del brazo de su tía. Todos los presentes miraron la escena con incredulidad… —Draco —susurro Narcissa con cautela y sin poder creer el comportamiento de su hijo. —¡¿Que-haces?! —preguntó Bellatrix matando con la mirada a su sobrino. —Así no conseguirás nada... —¡Esa espada debería estar en mi bóveda! —Bellatrix se soltó de Draco para tomar a Hermione del rostro y levantarla de mala gana—. ¡Que más te llevaste! —Nada, juro que no robe nada —sollozó la castaña. —¡Mentira! —gritó desencajada propinándole un golpe a Hermione logrando que está cayera al piso. —¡¡Dije que ya basta!! Draco nuevamente se interpuso entre su tía y la castaña incapaz de seguir aparentando. —La espada puede ser falsa. —Mi hijo tiene razón —hablo Lucius con cautela —porque no lo comprobamos, colagusano trae al duende. Segundos más tarde el duende ya estaba frente a la bruja. —Esa espada debía estar en mi bóveda, porque lo tiene la chica. —¿Es falsa? —preguntó Draco señalando la espada en manos de su tía. El duende miro al rubio un instante antes de responder. —La auténtica sigue en la bóveda de los Lestrange —comentó el duende logrando que Draco relajara los músculos de su cuerpo al escuchar esas palabras. —Perfecto —hablo Bellatrix alejándose de Hermione deteniéndose justo frente a Draco —Greyback, la chica es toda tuya —continúo con una sonrisa malévola. El hombre lobo no espero ni un segundo para reclamar su premio llegando hasta ella con la mirada maliciosa. Draco apretaba los puños respirando pesadamente por la impotencia y Bellatrix miraba a su sobrino con una mirada desafiante esperando la reacción del rubio. Segundos más tarde Draco ya tenía a Bellatrix entre sus brazos arrojándola al piso en el momento justo que una luz roja pasaba cerca. Ambos alzaron la vista para ver a Harry y Ron entrar en la estancia con varita en mano. Harry atacó en primer lugar a Lucius desmayándolo dándole tiempo a Draco de reaccionar levantándose para apuntar enfrentarlo, mientras Narcisa hacia lo mismo con Ron. Cuando parecía que Draco derrotaría a Harry este dio media vuelta con la espada aún en su poder—. Te advertí que era mía —escupió Draco mientras rebanaba el brazo del hombre lobo con la que había tocado a Hermione—. ¡Avada Kedavra! Greyback cayó sin vida y con la sangre de su brazo dejando un charco de sangre en los pies de la castaña quien veía todo horrorizada, aunque sin tener tiempo de nada pues Bellatrix ya se había puesto de pie y tenía sujeta de la cabellera a la castaña con un pequeño cuchillo en el cuello. —Todos bajen sus varitas… suelta esa espada Draco o voy a mostrarte que tan sucia tiene la sangre está maldita… ¡Suéltala! Draco miro a su tía con profundo odio antes de dejar caer la espada a sus pies. Por un instante el silencio envolvió el lugar, hasta que Draco alzo su varita. —¡Crucio! —gritó el rubio apuntando a Harry quien cayó de rodillas retorciéndose de dolor. Segundos más tarde se oyó el sonido de un extraño chirrido proveniente del techo. Todos miraron hacia arriba y vieron temblar la araña de cristal; entonces, con un crujido y un amenazador tintineo, ésta se desprendió del techo. Bellatrix, que se hallaba justo debajo, soltó a Hermione dando un chillido y se lanzó hacia un lado. Draco corrido hacia la castaña para tapar su cuerpo el de ella recibiendo todo el impacto de los cristales. Los sonidos de quejido de Hermione por los pocos pedazos que lograron colarse hasta ella hicieron que el cuerpo del rubio de volviera tenso y la rabia lo envolvió. —¡Crucio! —grito Draco apuntando a Harry quien cayó al piso retorciéndose de dolor—, llámalo —ordeno el rubio a su padre quien se encontraba ya a su lado sin dejar de torturar al castaño. —¡No! Draco por favor —suplico Hermione entre sollozos. —Te lo advertí —fue lo único que respondió Draco. —Me iré contigo, escaparemos, pero por favor suéltalo… Draco miro a la castaña mientras bajaba la varita rendido ante ella. Hermione se levantó para tomar la mano del rubio aún con lágrimas en el rostro. —¡No te la llevarás! —grito Ron tomando la espada del suelo y hundiéndola en el pecho del rubio. Hermione no pudo reaccionar, penas logro ver a Draco caer al suelo cuando sintió un jalón en su brazo y segundos después la desaparición. Mientras se sumía en la oscuridad, vio el salón por última vez: la pálida e inmóvil figura de Draco y Narcissa corriendo hacia el con la mirada desesperada… De pronto tocaron tierra firme y olieron a aire salado. Hermione cayó de rodillas aún con los brazos de Ron envolviendo su cuerpo incapaz de moverse o respirar, solo tenía en su mente la imagen de la espada atravesando el cuerpo del rubio, su mirada cuando ella acepto escapar con él. Y nuevamente el recuerdo de aquel día en que su casa explotó la envolvió. La última mirada de su padre antes de ser expulsada lejos y mismo dolor abrasador que sintió ese día. —¡Hermione! —Harry llegó hasta ella tocando su rostro y logrando que saliera de ese pequeño shock—. ¿Estás bien? —Draco… —fue lo único que logró decir mientras apartaba los brazos de Ron de su cuerpo—. Debo ir, yo… —Estas loca, ¡No! —intervino Ron tomándola del brazo para detenerla. —¡Tú no me toques! —grito la castaña mirándolo con odio—. Y escúchame muy bien Ronald Weasley si Draco no sobrevive juro que no descansaré hasta verte muerto. Finalmente, Hermione se alejó ambos chicos. —¡Hermione espera! —grito Harry alcanzándola. —No trates de detenerme… —amenazo la castaña sin parar de caminar. —No lo haré… solo te pido que tengas cuidado. —¿Por qué? —La varita de sauco… va tras ella, lo acabo de ver… —¡Qué! Pero, Harry no debes dejarlo entrar… —No siempre puedo evitarlo… —Debemos ir a detenerlo… debemos evitarlo… —No hace falta, no la va a encontrar… Tenías razón, del porque Dumbledore te dejo el libro, las reliquias existen y Quién tú sabes busca la varita… pero eso no me preocupa, ya te lo dije no lo va a encontrar porque Draco mato a Dumbledore… la varita le pertenece a él y cuando quien tú sabes lo descubra… —¡Querrá matarlo! Debo ir con él advertirle, ver qué esté bien… —lo sé, ve por él… pero necesito que vuelvas… necesito que él nos ayude… —¿Él, Por qué? —La bóveda de los Lestrange… ahí hay un horrocrux estoy seguro. —Después de lo que Ron hizo… mejor mantenlo lejos, porque si Draco intenta algo, yo no lo voy a detener. Dicho esto, la castaña desapareció de aquella playa.No descansaré hasta verte muerto
16 de noviembre de 2025, 23:10