Capítulo 41 Deseo
Más tarde ese día y después de que Hermione tuviera una larga charla con la menor de los Weasley ya se encontraba en su última clase del día, porque Ginny tenía razón, le había hecho entender que si estaba en Hogwarts era por ella y no debía dejar que sus planes se vean estropeados por un jodido imbécil como él. Y sobre todo porque no importaba lo que había pasado está mañana, lo que le había dicho, nada cambiaba las cosas entre ambos. La duda y el dolor seguían ahí y no lo podía cambiar, aunque su corazón le pedía a gritos que fuera a sus brazos. Camino a paso apresurado para llegar al aula en el tercer piso donde sería la reunión, sabía quién eran los prefectos de cada casa asignados, pero aún desconocía el nombre del otro premio anual que la apoyaría en sus funciones, al parecer también se encargaría de la organización de la ceremonia a los caídos, algo que la alivio bastante tomando en cuenta todo el trabajo que eso conllevaba. —Señorita Granger —saludo Minerva McGonagall en cuanto la vio entrar y tras una disculpa por su llegada tarde está se sentó en la banca más cercana a la directora. —No se preocupe ha llegado justo a tiempo. Hermione observó el lugar con todos dentro, los reconocía eran los prefectos asignados de este año de las cuatro casas, pero aún no se daba cuenta de quién era el otro premio anual. —Estábamos hablando sobre los horarios de patrullaje para este año… —Siento llegar tarde. Hermione salto de su silla mirando hacia la puerta y ahí estaba Draco de pie apoyando su brazo en el marco y con esa sonrisa arrogante mirándola, volteo ligeramente mientras sentía su sangre hervir para enfrentar a la directora quien parecía reusarse a encontrar su mirada. —¡Qué hace él aquí! —Señor Malfoy, pase acabamos de empezar —hablo la directora en tono calmado ignorando completamente a la castaña, quien empezó a respirar pesadamente por la furia en su interior mientras apretaba los puños con cada paso del rubio acercándose al resto. Ernie Macmillan un estudiante y prefecto de Hufflepuff, quien fue parte del ejército de Dumbledore acaricio delicadamente la mano de Hermione quien se encontraba en la silla a su lado acto que no pasó desapercibido por el rubio. —Profesora McGonagall, estoy de acuerdo con Hermione porque Draco Malfoy un mortífago está aquí. —¡Ex Mortífago! —recalco Draco mientras se acercaba hacia sus asientos —con notas muy por encima de las tuyas y en la guerra, te recuerdo que fui yo quien destruyó un horrocrux—. Una vez estuvo lo suficiente cerca del chico agarro su mano con la que sostenía la de la castaña apretando con demasiada fuerza. Sabía que podía romperle la mano en un segundo para enseñarle a no tocar a su castaña, pero era un Slytherin, inteligente y astuto no caería en provocaciones e impulsos innecesarios, debía jugar muy bien sus cartas si quería reconquistar a Hermione, así que solo soltó una sonrisa arrogante y de superioridad. —Con permiso —dijo el rubio dando un apretón mucho más fuerte y apartando bruscamente la mano del chico de la de Hermione para pasar y sentarse a unos cuantos asientos tras ella. Ernie siguió con la mirada desafiante a Draco sin demostrar la menor debilidad. —Van a seguir juzgándonos por los errores de nuestros padres o podemos continuar con la reunión —hablo Astoria Greengrass la nueva prefecta de Slytherin sentada al lado del rubio. —Los horarios de los prefectos para sus rondas ya están establecidos —comento McGonagall tratando de aliviar la tensión. Astoria le brindo una sincera y dulce sonrisa a Draco logrando que la castaña pusiera los ojos en blanco y regresará su vista hacia la directora. Estaba molesta, muy molesta, pero debía empezar a cambiar de estrategia, de reojo volvió a mirar la ya roja mano del chico a su lado, conocía a Draco sabía de lo que era capaz, pero estaba quedando como una loca histérica dejándose llevar por sus impulsos, debía relajarse si quería ganar esta batalla. No dejaría que las acciones arrogantes y tramposas de Draco tuvieran algún efecto en ella, estaba decidida a demostrarle lo equivocado que estaba en cuanto a sus sentimientos. La reunión a pesar del ambiente tenso pudo acabar sin ningún contratiempo, todos salieron a excepción de Draco y Hermione quienes debían quedarse arreglando algunos asuntos en cuanto a sus funciones y sobretodo la organización del evento hacia los caídos en la guerra, la cual para sorpresa de Hermione se llevó de mejor manera ninguno se miró y Draco parecía enfocado en sus asuntos y no en provocar la ira de la castaña, de igual forma a penas la directora dio por finalizada la reunión Hermione tomó sus cosas y salió huyendo del lugar, pero unos cuantos pasillos adelante Draco apareció a su lado. —Quien diría que ser premio anual sería tan divertido… —¿No te basta atormentarme con tu presencia todos los días? Ahora decides ser premio anual. —Fue McGonagall quien lo decidió, si te molesta ve y arma un escándalo de porque no debería serlo, ya demostraron ser bastante prejuiciosos en la reunión con nosotros los inocentes Slytherin —contesto Draco con fingida tristeza. —¡Inocentes! Lo que le hiciste a Ernie… —¡Ay! Mil disculpas ¿Aplique demasiada fuerza? No es mi culpa que sea un debilucho. Hermione puso los ojos en blanco ya cansada de soportarlo así que siguió su camino. —¡A dónde crees que vas! —Lejos de ti. —¿Por qué tanta prisa? —No, se que quieres de mi Draco, pero no va a funcionar. —Quieres saber que quiero —dijo el rubio mientras acortaba la distancia entre ambos haciendo que Hermione retrocediera hasta chocar contra la pared quedando acorralada entre el cuerpo del rubio—. Quiero llevarte a una de estas aulas vacías y arrancarte la ropa. Quiero hacerte mía y que grites mi nombre tan fuerte que aquellos que pasen por aquí sientan mucha envidia por ser nosotros… ¿Pero eso no podemos hacerlo o sí? Hermione y Draco respiraban pesadamente, la distancia entre ambos era mínima un solo movimiento y ese anhelado beso se hacía realidad, pero Hermione necesitaba mantener la cordura. —No… —logro articular débilmente intentando no apartar la vista de los ojos del rubio, porque sabía que, si bajaba un poco más, si miraba sus labios no lograría resistirse a cumplir cada una de sus peticiones. Draco sonrió, esa maldita y seductora sonrisa que debilitaba cada vez más a la castaña, movió su rostro ligeramente a la izquierda logrando que su aliento chocará contra su oído como una maldita bomba de excitación. —Buenas noches Granger. Segundos más tarde Draco se alejaba por el pasillo caminando como si nada hubiese pasado. Hermione decidió que no iría a cenar, no quería ver nuevamente a Draco y necesitaba una larga y muy fría ducha. A la mañana siguiente Hermione se obligó a sí misma no mirar a la mesa de las serpientes durante el desayuno y el almuerzo y agradeció a Merlín que no compartiera clases con Slytherin en todo el día, así que lo dedico a visitar la biblioteca y organizar su plan de estudios, adelantándose en estudiar las materias del día siguiente y así estar preparada para sus clases. Pero para el miércoles en la tarde sus intentos fueron inútiles cuando la primera clase de pociones llegó, pues la debía compartir con él. Slughorn entro al aula seguido de todos los Slytherin quienes se acomodaron en una mesa. Las miradas de odio y resentimiento de las otras casas se hicieron presentes logrando un ambiente tenso como una dinamita a punto de explotar y tras un desatinado comentario de Lavender Brown en contra de las serpientes y su lealtad frente a la guerra el profesor de pociones decidió que la única forma de apaciguar las cosas en su clase era el trabajo en equipo. —Para este año trabajaran en parejas presentando al final todas las pociones que espero estén a la altura. Las parejas las pondré yo y serán mesclas entre todas las casas… sin reproches. Y aunque los quejidos de molestias se hicieron presentes la voz autoritaria y dura de Slughorn hizo que todos esperarán con rostros fruncidos su organización. Hermione jugaba con el dobladillo de su falda apretándolo nerviosamente mientras los nombres iban saliendo de la boca de su profesor y cada vez quedaban menos estudiantes entre ellos Draco. Rezo a Merlín y todos los dioses que no le tocará con él, no podía soportar la tensión y… —Hermione Granger —dijo al fin Slughorn logrando que el corazón de la castaña diera un brinco—. Y… Draco Malfoy. No, no, no. Eso debía ser una maldita broma, quiso salir de aquella clase arrogar todos sus libros a la basura y no volver más. Lentamente y manteniendo una falsa sonrisa se acercó a una de las mesas vacías para sentarse donde ya Draco la esperaba. —¡Se que lo planteaste tú! —sentencio la castaña en un susurro mirando con odio al rubio. —Si… porque soy un mortífago tan influyente que tengo el control sobre las decisiones del profesorado. Hermione suspiro frustrada por la frialdad y sarcasmo de las palabras de Draco. —Pero si lo que te molestas es saber que no puedes controlar el deseo de que te arranque la ropa y te haga gemir mi nombre en este escritorio… puedes decirle a Slughorn que te cambie de compañero. Hermione abrió ligeramente los labios apretando los puños hasta que se tornaron blancos por la impotencia, odiándolo como él lograba tener tanto control sobre sus sentimientos y expresiones mientras miraba su libro de pociones organizando sus ingredientes como si su única preocupación fuera que los ciempiés estuvieran completos, mientras ella se retorcía ante las imágenes alojadas en su cabeza de Draco haciéndola suya en el escritorio. —Me vas a ayudar o seguirás teniendo fantasías sexuales conmigo… —Draco la miraba con burla y Hermione no lo soporto más. “Bum” Un fuerte golpe seco se escuchó en el aula Draco abrió mucho los ojos cuando observo el pequeño cuchillo enterrado en la mesa justo a centímetros de distancia de su mano. —Para que cortes los ciempiés —agrego la castaña con falsa amabilidad y una sonrisa socarrona. Para sorpresa y fastidio de la castaña Draco aparto la mano de la mesa para colocarla sobre la suya dónde aún mantenía el agarre del cuchillo—. Gracias —soltó con altanería divertido de la situación, sabía que está nueva estrategia de provocarla sería efectivo, mejor que provocar sus lágrimas como la última vez, pero por Merlín jamás pensó que este juego se volvería tan divertido para él.Deseo
16 de noviembre de 2025, 23:19