Capítulo 57
Por la familia
Una decidida pelirroja recorría los pasillos dejándose guiar por su propio instinto, mientras en su mente repasaba las imágenes de la noche anterior. Los besos, las caricias, aquella sensación de sentirse completa a su lado. Suspiro al comprender, que no sabía lo mucho que necesitaba a Harry hasta que lo tuvo nuevamente cerca. Que era el único chico que la hacía plenamente feliz. Era feliz. Realmente feliz y no importaba el futuro y sus consecuencias. Nuevamente suspiro. Si era feliz, ¿Por qué no podía apartar de sus pensamientos la conversación entre James y Blaise? —Ya me preguntaba cuando aparecerías. Ginny se sobresaltó al escuchar esa voz y por primera vez se percató de su alrededor. Estaba en la oficina de McGonagall y ni siquiera recordaba haber dicho la contraseña o subir las escaleras. —Yo no… —soltó tratando de recordar cómo llegó allí, pero todo pensamiento se alejó de ella al ver a aquella mujer frente suyo—. Necesito respuestas. ¡Necesito la verdad! —Yo lo abandone —contesto Ginny(adulta) con dureza mirando a su yo del pasado directamente. El peso de la culpa golpeo en la pequeña pelirroja incapaz de seguir el contacto visual con aquella fría y apagada mirada. —No pudiste hacerlo, ¡no sin una razón! —reprochó Ginny esperando una explicación creíble a sus decisiones. —Eso no importa, no hay nada que puedas decir o hacer que lo arregle. Yo ya estoy rota y no importa si te lo cuento, no podrás cambiarlo. Jugamos que no volvería a pasar y falle. Te falle y lo siento. —¿Qué fue lo que pasó? —Si te lo digo, solo alargare tu agonía y culpa. Ya te lo dije, no lo podrás cambiar. —¡Claro que sí! Si es algo tan grave, haré lo que sea para evitarlo. —Tu eres yo, ¿Lo olvidas? Se cómo eres y como piensas. No lo harás porque nunca podrás traicionarlo —contesto con odio Ginny(adulta) caminando decidida hacia la salida, pero la pequeña pelirroja se interpuso en su camino. —Ya lo dijiste, me conoces y sabes perfectamente que no me iré, ni te dejaré salir de esta habitación hasta que me digas de una maldita vez la verdad. Ginny(adulta) suspiro con cansancio al tiempo que sacaba una pequeña botella con un hilo brillante y espeso en su interior. —Espero que tus palabras sean reales y a diferencia de mí… tú seas capaz. Dicho esto, la mujer entrego el recuerdo y salió de la oficina de la directora. Ginny se mantuvo con la botella en la mano, la respiración acelerada y sin dudarlo la vacío en el pensadero. —No me digas, una “misión” —No empieces Ron. Ginny miro a su alrededor, estaba en un pequeño, pero hermoso apartamento, así que avanzo siguiendo las voces hasta una linda cobija por la que volaban varios vegetales para caer en una olla. —Solo digo, que “tu novio” no debería preocuparse tanto por una persona por la que se supone no siente nada. Ron se encontraba sentado con los codos apoyados en una pequeña mesa redonda mirando fijamente a su hermana. —Es como su hermana Ron, ya deja esa estupidez. Solo estás molesto porque Draco no te permite ir. —¡Él es quien no debería ir! Todo esto es su culpa. —Y aún así Hermione se casó con él y lo ama a él. ¡Ya superarlo Ron! —Harry también debería de hacerlo. Debería estar aquí contigo y no de arriba para abajo con Hermione. —¡Suficiente! Mañana tengo entrenamiento y no tengo tiempo para tus intrigas. Dicho esto, Ginny salió de la cocina al tiempo que la escena cambiaba. Ahora era una cocina más grande, pero igual de cálida y hogareña. —Si tanto le importas estuviera aquí y no como perrito faldero de Hermione. —Por Merlín, Hermione está casada con Draco y Harry conmigo, ¿puedes dejar de intentar hacerme creer otra cosa? —Intento hacerte ver la realidad Ginny, soy tu hermano y lo único que quiero es tu felicidad ¡y no lo serás mientras sigas al lado de Harry! —¿Por qué te empeñas en alejarme de él? —¡Me traiciono Ginny! Cuando más lo necesite a mi lado escogió a ese maldito mortífago. —Han pasado años Ron, ¡Ya superarlo! —¿Y Harry cuándo lo hará? O te parece normal que, en vez de estar aquí con su esposa, este preocupado solo por ella. —Ya no quiero escucharte —soltó la pelirroja molesta —vete Ron. —¿Sabes por qué te molesta tanto? Porque sabes que tengo razón, muy en el fondo tu sabes que Harry nunca te amó, si está contigo es sólo porque no pudo estar con ella… —Lárgate —siseo con odio. Ron miro a su hermana con una sonrisa ladeada llena de satisfacción antes de desaparecer del apartamento, mientras Ginny hacia explotar cada cosa que tenía en frente con su varita. Cuando el departamento quedó completamente destruido Harry apareció en la puerta y al ver tal desorden corrió en busca de Ginny sin pensarlo, llamándola desesperado. —¡Ginny! ¿Estás bien? ¿alguien te atacó? —Tranquilo, fui yo —respondió la pelirroja al tiempo que con un hechizo todo se acomodaba nuevamente en su lugar. —¿Cómo que tú, pero qué pasó? —Ron me desespero y explote nada más. —¡Nada más! ¿ya viste este lugar Ginny? Esto no es normal… —gritó impotente el castaño, luego suspiro cansado y decidido volvió a hablar—: esta es la última vez, que tu hermano pone un pie en esta casa. —¡Qué! —gritó Ginny incrédula—. Tú no puedes prohibirme ver a mi hermano… —Cada vez que él viene aquí tú estás alterada, molesta, él solo viene a manipularte y llenarte la cabeza… se que es tu hermano, se que es tu familia y es difícil, pero… —¡No! No lo sabes… tu jamás has tenido idea de lo que significa tener una familia, ¡Así que no me hables de cómo debo comportarme con mi hermano! A penas las palabras salieron de su boca, Ginny sintió la culpa y se reprendió por su impulsividad, quiso retractarse, pero el rostro dolido y furioso de Harry le mostró que no serviría de nada, no en ese momento al menos. El azote de la puerta al cerrarse fueron el detonante para que la pelirroja soltara las lágrimas que se negaba a derramar frente a los demás, mientras la escena cambiaba nuevamente, repitiéndose lo mismo una y otra vez. Ron metiéndose en la cabeza de su hermana, llenándola de irás y remordimiento, incansables peleas con Harry por defenderlo y a pesar de todo, parecía que el amor que se tenían era lo suficiente fuerte para formar una familia. O el implacable control de la pelirroja para guardar sus emociones apaciguar sus miedos para impedir lo inevitable. El intenso olor a alcohol, humedad y sexo causal era reconocible a kilómetros de distancia. La pequeña sala de estar, estaba reducida a dos sillones de terciopelo y un centro de mesa llena de botellas, la mitad vacías y llenas de polvo, mientras que la otra mitad estaban listas para ser devoradas. Ron apareció por uno de los pasillos del desagradable, pero lujoso apartamento mirando con socarronería a su hermana. —Debo admitir que me sorprende verte aquí. ¿Vienes a festejar? —soltó ofreciéndole una botella de whisky de fuego. —¡No! —gritó Ginny con lágrimas cayendo por su rostro—. Como puedes decir eso… ella… —Por fin salió de tu vida y la de tu familia, ¿No era eso lo que tanto querías? —¡No! —¡Mentira! Deseabas que Hermione abriera la caja y desapareciera de una vez y por todas. Por eso estás aquí. Porque la culpa por desearlo tanto te está carcomiendo. —¡Ya cállate! Creí que… por un segundo creí que mi hermano seguía aquí, que te dolería la pérdida de la mujer por la que ahora tienes una hija. —¿Y de que sirvió? ¡Astoria está muerta! Gracias a esos dos bastardos me quedé con una niña ¡que no quería! —Eres… despreciable. Pudiste tener una gran vida, pero tu odio y venganza acabaron la poca bondad en ti. Me das lástima… no merecías el amor de Astoria y definitivamente no mereces a Rose. —¿Y tú sí mereces la familia que tienes? Casada con un hombre que claramente no te ama. Huyendo de la mejor amiga que hace mucho dejaste de querer y aferrada a los hijos que estarían mejor sin una madre tan cobarde como tú. —¡Ya cállate! —exploto Ginny sacando su varita y apuntando a su hermano—. Estoy harta de ti… no habrá ¡Nada! Que digas o hagas que me haga creer en tus mentiras y manipulaciones. Termine contigo y tu odio. Ya no dejaré que arruines mi vida como arruinaste la tuya. Adiós Ron. —¡No te irás! —gritó Ron tomando del cuello a su hermana, quién reacciono rápidamente apuntando con su varita y lanzando un hechizo que jamás salió. Ron sonrió de lado ante la mirada de confusión de su hermana. —Lugar libre de magia —comento arrebatándole la varita y apretando más su agarre para debilitar la fuerza de su hermana—. Muy útil para situaciones como estas. —Es…estás… lo… loco… Segundos más tarde Ginny sintió el frío piso cuando Ron la aventó con fuerza contra el piso, pero en un instante ya estaba de pie, lista para arrancarle la cabeza a su hermano. No necesitaba de su varita para eso. Su objetivo fue frenado cuando la puerta del apartamento se abrió dando pasos un grupo de hombres en el mismo caótico y patético estado que Ron. —Weasley… no nos comentaste que tendrías tan… exquisita compañía. —Me largo —bramo Ginny con asco caminado hacia la puerta. —No tan rápido princesita… El mismo tipo hablo obstruyendo su paso, mientras se relamía los labios demostrando claramente sus intenciones. —¡Ron! —exclamó Ginny horrorizada mirando a su hermano. —Es mi hermana —bramo desafiante hacia aquellos hombres logrando que Ginny soltará el aire en un suspiro de alivio, mientras que el detestable hombre miraba a la chica decepcionado. —¿Ron? —una sexy y desnuda rubia apareció detrás del pelirrojo frotándose los ojos. —Si me disculpan, tengo una muerte que celebrar… asegúrense que mi hermanita célebre también. Los hombres no perdieron el tiempo acorralado a Ginny mientras ella corría para tomar una botella en cada mano rompiéndolas en la mitad para usarlas como armas, aunque solo pudo herir a dos de ellos, el último pudo neutralizarla. La pequeña pelirroja no soporto seguir con el recuerdo, las súplicas desesperadas y los gritos en busca de ayuda por parte de su hermano la bombardearon mientras se negaba a presenciar acto tan despreciable. ¿Cuánto tiempo paso? No lo sabía, los gritos sesaron y el llanto silencioso inundó la habitación. Abrió nuevamente sus ojos y ahí estaba Ginny, la del recuerdo en un rincón de la sala y Ron mirándola inexpresivo. —¿Cómo pudiste Ginny? ¿Qué dirá tu familia cuando se enteren que ahora estás tan... usada? —Harry te matará… cuando se entre, él… —Claro que lo hará… el ¡héroe! Por quien Fred está muerto… después de todo lo que nuestra familia hizo por él y ahora matará a otro Weasley y todo por tu culpa. Mi dulce y perfecta hermana, reducida a nada… ahora Harry te odiara, tus hijos te odiarán y tú te quedarás… ¡Sola! Así que no te atrevas a traicionarme. La escena nuevamente cambio y Ginny se encontraba en la puerta de un lujoso penhouse. Tras unos segundos está se abrió con un moreno en su interior. —¿Ginny? —Supe que estabas aquí entrenado con el equipo… yo… necesitaba un amigo. —¿Estás bien? ¿Te paso algo, necesitas que llame a Harry? —¡No! A él no… —¿Te hizo algo? —No, por supuesto que no… Yo solo… ya no puedo verlo… solo ayúdame por favor. Blaise se hizo a un lado para dejarla pasar, analizando la idea de llamar a Harry, pero algo en la mirada de la pelirroja lo hizo retractarse. Una espesa nube envolvió el lugar y segundo más tarde la escena era otra, un lujoso hotel, Ginny y Blaise descansando en un cómodo y elegante sofá. —¿Algún día me lo dirás? —preguntó el moreno abrazando a Ginny—. ¿O a Harry? —No necesita saberlo y tú tampoco. Así como Pansy no necesita averiguar la verdad de porque la abandonaste. —El chantaje… muy lista pelirroja —contestó Blaise con molestia mientras se removía en el sofá para quedar sentado y alejado de Ginny. —Perdón, pero sabes muy bien que no hablaré de eso y si no puedes lidiar con esto… —¡No dije que no podía! Estoy aquí para ti... Soy tu amigo y te apoyo… Un remolino envolvió a Ginny devolviéndola hacia la oficina de la directora de Hogwarts. No se atrevió a levantarse, ni siquiera cuando sintió a alguien caminar hacia ella. —¿Qué hacías? Ginny miro a James quién observaba el pensadero y a ella con reprobación. —Mirando mi futuro. —¡Te dije que no lo hicieras! —Pues ya lo hice… y si quieres dejar de ser un jodido imbécil… míralo tú también. Dicho esto, la pelirroja salió del lugar dejando a James con la incertidumbre.