Capítulo 61
Encuentro
Oscuridad. Soledad. Desesperación. Los miedos y criaturas terroríficas quedaron atrás para envolver a los chicos en una espesa nube de magia, que ni la luz proveniente de sus varitas fue suficiente aislándolos por completo, guiándose solamente por el sonido de sus voces. Cada sonido fuera de lugar, era un signo de alerta, provocando alterar los nervios de cada uno. Pansy caminaba con el corazón latiendo tan fuerte, que podía jurar, sus amigos serían capaces de escucharlo a kilómetros, a pesar de ser la única que contaba con compañía. Theo había logrado llegar hasta la pelinegra, traspasando el espeso camino, con un latiente silencio incomodo. —¿Cómo fue? —preguntó Theo sin soportar más aquella sensación entre ambos. —No sé a qué te refieres. —No soy estúpido, mi yo del futuro jamás apareció, no tengo hijos dentro de Hogwarts y todos me miran como si fuera un fantasma. Estoy muerto o pronto lo estaré. —Yo… no lo sé… no estuve ahí. Ni siquiera fui a tu funeral. —Debiste tener una buena razón —comentó el chico con dulzura. —No —repuso ella sin poder contener las lágrimas—. Eras mi mejor amigo y yo te abandone. Preferí esta maldita vida purista antes que a ti o Draco o incluso Blaise. Theo freno su andar colocándose frente a Pansy para tratar de visualizarla. —Solo cometiste un error… —¡Error! Dejé que… mi hija… soy la peor madre del mundo. —Aun puedes repararlo —reprochó mientras Pansy negaba efusivamente—. Puede que hayas crecido, pero sigues siendo la misma chica loca, caprichosa y segura de sí misma, que a pesar de sus pensamientos puristas se arriesgó a viajar a un lugar peligroso con tal de encontrar una solución para salvar la vida de la chica que siempre considero inferior. Tú ya superaste l idiotez de pureza de sangre, aunque no lo quieras aceptar, cuando decidiste ayudar a Hermione, sin importar las razones, tú decidiste ayudarla—. Theo tomó el rostro de la pelinegra de forma dulce y protectoramente reconfortándola antes de volver a hablar—: Eres buena Pansy, solo debes dejar tus miedos atrás. Pansy estaba por contestar, cuando el sonido de un carrasqueo de garganta resonó en el aire como el eco de una habitación vacía. Ella y Theo se separaron mirando a un lado para encontrarse con la mirada penetrante de Blaise, no muy contento con la cercanía de ambos. —Estamos cerca —anuncio la pelinegra para evitar el incómodo momento, mientras la espesa oscuridad iba bajando si intensidad, logrando que los chicos se puedan ver al igual que la impactante vista frente a ellos. ¿Se puede sentir paz en medio de una guerra? ¿Fuerza en el dolor? ¿Alivio durante un momento trágico? Posiblemente no. Pero había algo en el interior de Rose que se había liberado como respirar nuevamente después de estar por horas bajo el agua. ¿Se sentía culpable? No. Asustada por no conocer el estado y paradero de su padre, nerviosa por su futuro, sí, pero ¿Culpa por no querer saberlo? Definitivamente no. Él no estaba y aunque sonará como una hija malagradecida o una traidora para con su familia, eso la hacía sentirse liberada. —¿Estás bien? Aquella voz sacó a Rose de su ensoñación y para su sorpresa ahí estaba con si hermosa sonrisa, con esa mirada dulce que muy pocas personas podían ver. Scorpius. —Solo… pensaba. —James debió tener una buena razón —soltó el rubio después de varios segundos en silencio, refiriéndose a lo sucedido con él y Ron Weasley. —Supongo… —Él ha mentido y hecho cosas… —No voy a contarlo —cortó Rose mirando al rubio—. Que uso la maldición, si eso es lo que te preocupa. Yo no diré nada —dijo con seguridad, aunque la irritación podía sentirse en su tono de voz. —Es como un hermano para mí —se defendió Scorpius tratando de justificar sus intenciones. —Lo entiendo, defiendes a los que quieres… ojalá algún día logre eso en ti, pero supongo que ya no hay espacio para mí. —Tú le contaste a tu padre que Eva y James estaban juntos, a pesar de que juramos mantener el secreto, tú se lo contaste. Tenías un espacio Rose, y tú lo perdiste. —Yo no quería que nada malo pasará, mucho menos a Eva —contesto la chica mientras las lágrimas se acumulan en sus ojos. —No importa. Sucedió y no puedes cambiarlo. —Yo creía que los sentimientos tampoco cambiaban, hasta que te enamoraste de Albus. —Eso no tiene nada que ver con nosotros —reprocho con firmeza, amenazando que no entrara en esa conversación. —¿Seguro? Porque cuando me hiciste a un lado no te importo cambiante por él. —No te hice a un lado Rose, era un niño, me gustabas y eso fue todo. —Si no me hubiera dejado manipular por mi padre, nosotros… —¡No! Las cosas no serían diferentes. Sin importar que pasará yo me iba a enamorar de Albus, no de ti —contesto de forma rotunda y dura, pero al notar la expresión dolida de la chica, respiro suavizando su tono—. Lo siento, solo estoy siendo sincero. —¿Crees que algún día puedas perdonarme? —No lo creo. Rose soltó un suspiro lleno de dolor aguantado las lágrimas—. ¿Al menos esta vez podemos despedirnos? —No quiero que confundas las cosas. —No lo haré —hablo con suplía en su voz —solo te pido un beso… por favor. Al notar que el chico no se movía, resignada Rose dio media vuelta para irse, pero al primer paso que dio, las manos de Scorpius tomaron su rostro para hacerla girar nuevamente y la sorprendió con un intenso beso que la chica no dudó en corresponder. —Al —dijo Rose cuando ambos se separaron. Scorpius rápidamente dio media vuelta siguiendo la mirada de la chica, encontrando al castaño a unos pocos metros de ellos. Quedó hablar para tratar de dar una explicación, pero Albus no tenía intenciones de querer escúchalo. —La abuela está aquí Rose, quiere verte —dijo Albus sin apartar la mirada de su prima. La chica solo asintió apenada alejándose de Scorpius. —¡Qué! No… —expreso Scorpius con molestia—. Esto tiene una explicación… —¿Además del hecho que te lanzaste a mi prima para besarla? —No fue así, yo… ¡Maldición Rose di algo! Ella no hablo, parecía estar demasiado apenada para hacerlo y Albus simplemente puso los ojos en blanco alejándose de ambos. Scorpius tomo el brazo de Rose para acercarla a él. —¡Lo viste no es así! Por eso me pediste que te besarla. —No… yo… de verdad no lo vi. —¡No te creo una mierda! —grito molesto y conteniendo la fuerza en el agarré de la chica, así que ella se zafó bruscamente alejándose un par de metros y cambiando por completo su expresión. —Pues ahora Albus tampoco te cree a ti. Dicho esto, Rose se fue sin importarle los gritos del rubio. El lugar ya no era sacudido por ninguna tormenta, ni envuelto en oscuridad, ahora todo estaba engullido por una región de espacio infinito separada totalmente del mundo mortal, ninguno de los presentes era capaz de describir con palabras lo que se lanzaba frente a ellos, como si sus sentidos se maximizaran a tal punto que era imposible separar las sensaciones que llegaban a sentir con cada paso que daban. Ellos solo avanzaban por puro instinto de supervivencia tratando de alejarse lo más pronto de tal abrumadora sensación. Tras varias horas que para los chicos parecieron años, la presión de sus sentidos se acabó, liberándolos y provocando que cayeran de rodillas al piso. Pansy fue la primera en recuperarse avanzando hipnóticamente hacia una imponente puerta de piedra, sin importarle dejar atrás a sus amigos. —¿Por qué te engañas Pansy Parkinson? —una voz resonó como eco entre las paredes de piedra y Pansy no tuvo duda de quién era, aunque jamás la había visto, ese tono de voz meloso, con deje de superioridad y burla evidenciaba la arrogancia de la tan despreciable diosa del caos. Eris. —No te interesa salvar a la impura, ni reunir a una familia que solo representa la aberración dentro de tu mundo —hablo nuevamente la diosa. —Tú no me conoces. —Conozco tus miedos y eso es suficiente, jamás serás capaz de sacrificarte por los demás, ni siquiera por tu propia sangre —Yo jamás dije que me sacrificaría. —¿Y crees que los dejare elegir quién va a morir? —contesto Eris soltando una carcajada maliciosa y llena de burla haciendo que le cuerpo de Pansy se estremeciera, pro una corriente de escalofrío en su cuerpo—. ¿Cómo se sentirán todos cuando sepan que la única esperanza para recuperar a Granger eres tú? ¿Qué tan decepcionados estarán cuando no hagas nada? —¡Nada! —grito Pansy furiosa y sin importarle el miedo que recorría por su cuerpo corrió hacia la imponente entrada de piedra separando el limbo por una línea de fuego verde. Su corazón se aceleraba con cada paso que daba y cuando sentía que el aire abandonaba su cuerpo, el calor de las llamas la envolvieron. Pansy suspiro profundamente cerrando los ojos para atravesar las llamas, cuando un tirón en su brazo y abdomen la obligaron a caer contra el frío piso. —¡Estás loca! Blaise tumbado junto a ella miraba a la pelinegra eufórico y con una mirada llena de miedo por estar a segundos de no lograr salvarla de las llamas. —Blaise Zabini —hablo la diosa triunfante —no resistirse la idea de perderla y no pudiste quedarte sin salvarla. El brazo de Blaise inmediatamente empezó a brillar intensamente mientas el ardor recorría el cuerpo del moreno producto del juramento inquebrantable. Pansy miraba a Blaise con lágrimas recorriendo su rostro impotente mientras Draco corría hacia él desesperado por hacer algo para salvar a su amigo. —Cuídalos. Fue lo último que dijo antes de caer sin vida frente a una pelinegra envuelta en lágrimas, tratando de ser consolada inútilmente por Harry(adulto). Las llamas que rodeaban la entrada frente a los chicos desaparecieron, mientras Eris se deslizaba triunfante por el oscuro pasillo mirando desafiante a Draco. Este luchó por controlar sus ganas de gritar e insultar a la diosa solo por dolor que sentía por la muerte de Blaise y los sollozos de Pansy, pero la desesperación por estar cada vez más cerca de Hermione pudo con él y dejándole una mirada de disculpa a Pansy corrió tras Eris. La melosa y irritante risa de la diosa giraron el camino de Draco hasta llegar a un arrecife que se logran distinguir por la luminosidad de las criaturas bajo el agua en el fondo del lugar. Justo a un lado del camino entre las piedras que formaban una especie de cárcel estaba ella. —¿Draco? —hablo Hermione cuando miro al rubio al otro lado del lugar—. Estás aquí.