ID de la obra: 228

Solo un juego

Gen
G
Finalizada
6
Tamaño:
246 páginas, 111.248 palabras, 67 capítulos
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Capítulo 65

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                    Nueva York, 2021       Draco leía el menú en sus manos tratando de controlar el impulso de realizar una mueca de desagrado ante los platos que ahí se presentaban, así que resignado regreso a la conversación que tenía con su hijo. Bueno la que creía tener.       —¿Scorpius me estas escuchando?       —¡Aja! —respondió el chico sin apartar la vista de su celular.       —¡Scor deja ese maldito aparato y escúchame!       El chico rubio alzo la vista de su teléfono para mirar a su padre sentado frente a él en una pequeña cafetería muggle en central park.       —Le estoy escribiendo a Albus.       —Pues envíale una lechuza —protesto Draco.       —No seas anticuado papá, esto es más rápido y mira —contesto el chico mostrándole la pantalla de su teléfono con una sonrisa —ya me respondió y dice que me ama —soltó esto último con una sonrisa ladeada y engreída —es que soy irresistible…       Draco solo puso los ojos en blanco mientras contemplaba la decoración del extraño lugar.       —¿Les puedo ayudar? —pregunto amablemente una agradable joven, con el cabello negro y lacio y una iluminada sonrisa que incrementó en cuanto vio al rubio frente a ella.       Scorpius se aclaró la garganta para llamar la atención de la camarera quien no paraba de mirar a su padre—. Yo quiero una hamburguesa —soltó el chico tratando de controlar su irritación, a pesar de estar acostumbrado a las incansables miradas de las mujeres hacia su padre—. Una porción de papas, alitas BBQ y una soda grande y… para mi padre un café y… ¿quieres probar el pastel? —preguntó mirando a su padre en busca de una respuesta, pero Draco tenía la mirada fija en el fondo de aquel establecimiento y con la piel mucho más pálida de lo normal.       —¿Papá?       Draco no contesto, simplemente se levantó de su asiento con la mirada perdida.       —Quédate aquí —ordeno Draco mirando severamente a su hijo.       —¡Pero papá! —protestó Scorpius, aunque fue inútil Draco ya se había alejado dejándolo solo en la mesa.       Draco salió del lugar por la puerta trasera que especificaba solo era para personal autorizado, cosa que a él no le importó.       En cuanto la puerta se cerró el sonido hizo que la mujer a la que Draco siguió diera media vuelta asustada.       —Hermione —soltó Draco con el poco aire que le quedaba.       —¿Disculpa? —hablo la mujer con cautela —este es un lugar no autorizado y…       —Lo siento, yo creí… te pareces mucho a alguien que conocía.       La mujer mostro el pin de su blusa que llevaba su nombre como el de todas las camareras.       —Emma —leyó Draco con los dientes apretados y controlando sus impulsos.       —Deberías irte —advirtió Emma al notar la extraña actitud del hombre.       Draco no opuso resistencia y sin más regreso al local dando grandes zancadas hasta la mesa donde su hijo lo esperaba.       —Nos vamos —ordeno Draco sin importarle que el pedido de su hijo ya estaba en la mesa.       —Pero ya pedí y…       —¡Te dije que nos vamos! —ordeno aún más molesto y eso fue suficiente para que Scorpius se levantara y siguiera a su padre fuera del lugar.       Caminaron un par de calles hasta encontrar un callejón vacío y una vez allí ambos se tomaron de la mano para hacer una aparición en la habitación de hotel donde se hospedaban.       —¿Me dirás que pasa? —pregunto frustrado el rubio por la actitud de su padre mientras se lanzaba a uno de los sillones.        Draco no respondió, le ordeno a su hijo llamar a Albus y a este poner a Harry para hablar con él.       —La encontré. Encontré a Hermione —soltó Draco con desesperación logrando que a Scorpius se levantara de un salto.       —¡Qué! ¿Dónde está? ¡Por qué no me lo dijiste antes! —reclamo Scorpius a Draco quien seguía al teléfono.       —Te espero aquí —respondió Draco y luego colgó el teléfono para finalmente encarar a su hijo—. El local al que fuimos, ella estaba ahí…       —Pero… porque no me dejaste verla, ¡quiero ir!       —No es sencillo… no podemos simplemente ir, primero necesito a Harry aquí.       —¡Por qué!       —Porque ella no sabe quién es.              Varias, largara y tortuosas horas en las que Draco tuvo que pelear con su hijo para evitar que vuelva al local, por fin Harry, Albus y Blaise llegaron.       —¿Está bien? —preguntó Harry en cuanto llego al lugar.       —Si, solo no sabe quién es y dudo mucho que sepa siquiera que es una bruja.       —Tranquilo, esto será más fácil, no está encarcelada ni encerrada en un maldito reino del caos, solo debemos ir con ella y tratar de que recupere la memoria.       —A lo mejor solo está bajo un hechizo, debemos revertirlo y ya —hablo Blaise tratando de darle ánimos a su amigo.       Draco se tranquilizó mirando a su hijo que al tener a Albus a su lado pudo bajar los nervios que tenía desde que se enteró del paradero de su madre.       Sin esperar más tiempo los tres adultos se encaminaron al lugar esperando hasta que Hermione salga del establecimiento.       —¿Y Ginny? —preguntó Draco tratando de eliminar sus nervios.       —No tengo idea —contesto el castaño despreocupado, aunque se podía notar un deje de molestia en su voz—. Pansy prácticamente la secuestro. ¡Dos días! No he visto a mi esposa en dos días.       —Que suerte tienes —respondió Blaise —soy yo quien tiene que aguantar sus locuras.       —Es su culpa —soltó Draco con burla hacia ambos chicos —¿Quién en su sano juicio deja que Pansy se encargue de la boda?       —Y quieres que sea yo quien le diga que no a Pansy Parkinson. ¡Si claro!       Draco sonrió, y fue en ese momento cuando la castaña salió del local despidiéndose de sus compañeras de trabajo.       Blaise y Harry miraron a Hermione sin poder creerlo e inconscientemente sonrieron.       Harry trato de acercarse, pero Draco lo freno.       —Hay que ser cuidadosos Harry, no podemos asustarla.       El castaño le dio la razón y permaneció en su lugar feliz de como Draco estaba llevando la situación, hasta que un hombre alto y de cabello negro se bajó de un auto dirigiéndose directo hasta Hermione y sin más la beso.       La tranquilidad y serenidad de Draco se fue al piso en cuanto vio la escena, su cuerpo se puso tenso, sus manos en puño y su expresión era puro odio.       Blaise se apresuró a tomarlo de los brazos ya que el rubio estaba más que dispuesto a salir a golpear al tipo que estaba besuqueando a su esposa. Los tres subieron a un auto rentado por Harry y siguieron a la pareja hasta una pequeña casa en un vecindario bastante tranquilo y alejado.       Para aliviar un poco la tranquilidad de Draco el hombre dejo a Hermione en la entrada de la casa y luego se fue, en cuanto lo perdió de vista no soporto más y salió disparado del auto en dirección a la puerta de entrada, Harry y Blaise lo siguieron a toda prisa.       Draco toco el timbre y casi de inmediato Hermione abrió la puerta y a Draco se le perdió la voz, ahí estaba mucho más cerca que la primera vez, tan hermosa como la recordaba.       —¿Se te ofrece algo?       —¡Quién era ese tipo! —soltó Draco con furia, pero sin levantar el tono de voz. Hermione lo miro con rareza dispuesta a cerrarle la puerta en sus narices hasta que Blaise se interpuso entre ambos.       —Lo siento, lo que el desadaptado de mi amigo quiso decir es, hola soy Blaise Zabini, ellos son mis amigos Draco Malfoy y Harry Potter. Se que no nos conoces, pero nosotros a ti sí. Te hemos estado buscando por años.       —Ustedes están locos.       —¡No! espera —Harry saco de su abrigo un paquete de fotografías, en la primera Hermione, Harry y Ron aparecían sonriendo cuando eran niños y se la tendió—. Se que te debe parecer una locura, pero de verdad te conocemos, desde los 11 años… de seguro creer que tu vida siempre fue esta, pero…       —¿Me conocen? ¿Ustedes saben quién soy?       —Si —contesto Draco recuperando su compostura—. Me dijiste que tu nombre era Emma ¿por qué?       —Fue el primer nombre que se me vino a la mente cuando desperté del hospital hace varios años…       Hermione no pudo continuar, Draco reacciono ante sus palabras y entro en la casa con la intención de tocarla, pero ella se alejó asustada.       —¿Te lastimaron, te hicieron algo? ¡Quién fue!       —Draco ya relájate —advirtió Harry entrando también a la casa para calmar a su amigo.       —¡No pueden pasar! —acuso la castaña —no los conozco así que quiero que se vallan de mi casa ¡ahora!        Harry se alejó con un gesto de disculpa, pero Draco no se movió.       —No me iré —dijo tajante —te he buscado por años y no pienso irme ahora sin que escuches quién eres y quien soy yo.       —¡Voy a llamar a la policía! —amenazo Hermione tomando su teléfono en la mano, así que Draco saco su varita y cuando una pequeña luz salió de ella el teléfono salió disparado de su mano para caer en las del rubio. Un chillido de sorpresa salió de los labios de Hermione asustándose aún más.       —Soy un mago —aclaro Draco como si eso la pudiera tranquilizar, todos los somos, incluida tu.       Hermione soltó una risa nerviosa y Draco apunto nuevamente su varita ahora al techo haciendo que las luces de la casa se apagaran y luego se volvieran a encender. Ella siguió la acción impresionada, pero luego simplemente se desplomo. Draco corrió a atraparla antes que tocara el piso.       —Por Merlín dime que no murió otra vez en tus brazos —dijo Blaise asustado, logrando que tanto Harry como Draco lo fulminaran con la mirada.       —Solo se desmayó —respondió Harry aliviado —¡cómo se te ocurre decirle todo eso así Draco que te pasa!       —Estaba preparado para encontrarla en una maldita cueva encadenada o torturada, no para esto… yo… creo que me deje llevar…       —¿Crees? —soltó Blaise con algo de burla, ganándose nuevamente miradas asesinas, así que decidió callar antes de terminar con un crucio, por parte de ambos magos.       Minutos más tarde Hermione despertó recostada en le sillón y ya que era claro que Draco no podía llevar la situación fue Harry quien se encargó ahora de hablar con ella.       Hermione se encontraba mirando las fotografías que Harry tenía y ya que Draco había soltado la bomba de la magia tan apresuradamente también le mostro aquellas que se movían. Ella estaba tan sumida en aquellas imágenes mientras Harry le contaba cosas sobre su vida que cuando la puerta de su casa se abrió, ni siquiera lo noto, pero Harry sí y con impresión vio a una pequeña niña entrar corriendo hasta abrazar a la castaña.       —¡Mami! —grito la pequeña y Hermione regreso a la realidad abrazando a la pequeña incomoda y molesta por no prever la llegada de su hija y tener que dejarla ver a esos extraños hombres sentados frente a ella.       —¿Y estos hombres quien son? ¿Qué son esas fotografías? ¿Eres tú? ¿Encontraste a tu familia? ¿Mi padre…?       —¡Lira! —grito Hermione para calmar las preguntaderas de su hija —Necesito que vallas a tu cuarto, hablaremos después.       —¡Pero mamá!       —¡Pero nada! Has caso Lira, por favor.       La pequeña hizo una rabieta y un gesto tan conocido para Harry que casi sonrió, luego la pequeña subió las escaleras perdiéndose ante la vista del castaño.       —Deben irse —hablo Hermione cuando se aseguró que Lira no estaba escuchando, Blaise y Harry se levantaron del sillón, pero Draco seguía mirando las escaleras por donde Lira subió. Hermione se acercó a él chasqueando los dedos para hacerlo reaccionar —¡Ahora!       —¿Qué edad tiene? —pregunto de forma seria y bastante fría, logrando que Hermione sintiera una corriente helada en su cuerpo por la postura del hombre.       —6 años —respondió la castaña rápidamente y eso fue suficiente para que Draco saliera de la casa, Blaise y Harry se despidieron rápidamente de Hermione y salieron para tratar de alcanzar al rubio, cosa que solo lograron cuando aparecieron en la habitación donde Scorpius y Albus esperaban ansiosos.       —¡Draco! —grito Harry para calmar a su amigo       —¡Desapareció hace 8 años! Ella tiene 6 has las cuentas…       Dicho esto, Draco se encerró de un portazo en la habitación.       —¿De que habla? ¿Qué paso?       —Tienes una hermana —soltó Blaise aun mirando la puerta donde su amigo se encerró aguantando una sonrisa porque era obvio que el muy idiota no noto esos impresionantes ojos grises de la pequeña.
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