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—¿Viajar a Unova? Barry asintió enérgicamente al otro lado de la mesa mientras la miraba con una sonrisa. —¡Si! ¡Así podríamos probar qué tan fuertes son esos gemelos! Además, tú y yo hemos trabajado mucho en nuestros cargos, opino que nos merecemos unas vacaciones. —Hmmm... Pues la verdad ya ni siquiera recuerdo la última vez que tuvimos un descanso... Desde que ella se había convertido en campeona hace ya 6 años había tenido bastante atención y trabajo, ver a alguien tan joven, no solo ganar la liga de Sinnoh, sino también enfrentarse a un equipo criminal era algo impresionante y muchas personas buscaron medirse con ella en batalla. Aun así, ella todavía tenía tiempo para pasarlo con su familia, amigos y por supuesto, Barry, con quién apenas iniciaba su relación en aquel entonces. Pero cuando su padre, Palmer, se retiró como as de frente y Barry tomó su lugar las cosas se volvieron más ajetreadas. Ambos tenían poco tiempo para verse y a veces se tenían que ausentar bastante tiempo fuera de su hogar. Si bien habían encontrado un equilibrio entre su vida personal y laboral, todavía sonaba tentadora la idea de tomarse un tiempo solo para ellos. —Sabes, tienes razón, nos merecemos estas vacaciones. —¡Así se habla! ¡Iré a preparar nuestras maletas de inmediato! El chico se levantó de un salto y corrió escaleras arriba sin siquiera haber terminado su comida. —¡Barry, espera un momento! ¡Ni siquiera hemos avisado de nuestros planes o comprado los boletos! —le gritó la joven desde el inicio de las escaleras. Desde el piso de arriba se escuchó a Barry volver sobre sus pasos para asomarse desde el piso de arriba. —Cierto, lo había olvidado totalmente, es que me emocioné de más al pensar en que por fin tendremos un tiempo para estar solo tú y yo. Dawn se recargo contra el barandal de la escalera y sonrió ante la apenada, pero todavía emocionada expresión de su novio. —Yo también lo estoy amor, pero todavía hay que pensar esto con calma.***
Los siguientes días ambos estuvieron ocupados arreglando todo para su viaje. Dawn avisó a sus compañeros del alto mando de sus planes y ellos estuvieron de acuerdo en cerrar un tiempo la liga. Pero los gimnasios seguirían en funcionamiento para que los entrenadores pudieran ganar las medallas y retarlos a su regreso. Por su parte, Barry habló con su padre, pidiéndole que una vez más se hiciera cargo de la torre mientras él no estaba. Él aceptó gustoso, estaba más que feliz de ayudarlos a tomarse unos días para ellos. Además de que el también extrañaba combatir como antes, y estaba emocionado por volver de su retiro, aunque fuera temporalmente. Ambos estaban emocionados por esto y comenzaron a planear donde se quedarían. Decidieron que ciudad Nimbasa era una excelente opción. Ahí estarían en el mismo lugar para retar al metro batalla y podría gozar de las muchas atracciones que presentaba la turística ciudad. Desde los estadios deportivos y funciones del teatro musical, hasta las distintas atracciones en el parque de diversiones. Dawn ya estaba temblando de la emoción, ya habían comprado los boletos de avión y en su último día en Sinnoh quisieron ir a hacer unas compras. Barry decidió reabastecerse de pociones y poké balls, en caso de que los desafiaran a un combate o se encontrarán con un pokémon fuerte. Dawn prefirió comprarse un nuevo traje de baño. Había escuchado por parte de Cynthia que Unova tenía una playa preciosa y definitivamente quería pasearse por ahí. Ahora ella lo estaba esperando afuera de la tienda. Conociéndolo, él se tardaría por distraerse con otras cosas que no eran lo que iba a comprar. Así que se alejó un poco a un lugar menos transitado y buscó algo dentro de su bolso. Rebuscando un poco finalmente dio con lo que buscaba y sacó una extraña flauta de ella. La Flauta Azur. Era una reliquia que había pasado en su familia de generación en generación según le había dicho su madre. Su sonido no parecía de este mundo y la llenaba de una gran paz cada que la tocaba. Dawn la acercó a sus labios y comenzó a soplar, tocando una melodía que su madre le enseñó, una que según sus palabras los unía al pokémon creador. La gente que la escuchaba tocar la miraban extrañados por el sonido del instrumento pero seguían con su camino. Todos menos uno. Un hombre alto que se acercó a ella a paso lento para no alertarla de su presencia. Cuando finalmente terminó los aplausos del hombre la tomaron desprevenida. —Una magnífica actuación, no había visto algo así en años. El tipo a su lado era más alto que la mayoría de personas, con cabello rubio parecido al de Cynthia y que no parecía tener más de 25 años, pero todavía podía notar cierto cansancio en sus ojos. No tenía idea de quién era él, pero todo dentro de ella pareció ponerse alerta, como si algo en su interior le dijera que no era alguien de fiar. —Oh, muchas gracias, no esperaba tener una audiencia mientras tocaba —respondió con una sonrisa nerviosa. —Pues déjame decirte que tienes un gran talento, pero eso que tienes ahí no parece un instrumento cualquiera. Su mirada se enfocó en la flauta que aún sostenía en sus manos, haciendo que quisiera guardarla en ese momento. —Si, es una vieja reliquia familiar, así que tengo que cuidarla mucho —contestó antes de guardar la flauta nuevamente en su bolsa, porque la mirada de ese tipo no era nada casual ¿tal vez sería un ladrón? —Eso explica su rareza, y sobre todo que solo tú puedas hacerla sonar tan maravillosamente —el hombre acercó su mano y tomó uno de sus mechones de cabello negro—. Tal como una persona muy especial solía hacerlo... El cuerpo de Dawn se tensó en ese preciso momento. Comenzó a entrar en pánico, todo su ser le gritaba que corriera nuevamente a la tienda, pero estaba paralizada. Su cuerpo se quedó quieto y, por un momento, se sintió hipnotizada por los ojos grises del hombre que se clavaban en ella. Había algo... Extrañamente familiar en ellos... —¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Quítate las manos de encima! Los inconfundibles gritos de Barry la trajeron nuevamente a la realidad. Y aprovecho el momento en el que el rubio se distrajo por su voz para huir y correr en dirección a su novio. Él la tomó sin dudar entre sus brazos y todo su cuerpo vibró de preocupación al sentirla temblar contra su pecho. —Tú... ¿Qué carajos le hiciste? El rubio se les quedó mirando por un momento, con una expresión ilegible en su rostro al ver a Dawn saltar a los brazos de Barry. Antes de simplemente sonreír como si nada. —Oh lo siento, creí que estaba sola, debí imaginar que una chica como ella ya tendría pareja. —¡¿Eres idiota?! ¡Eso no es excusa para ser un maldito acosador! —Basta... —dijo Dawn separándose de él para mirarlo a los ojos—. Solo volvamos a casa, por favor. El enojo de Barry desapareció en el momento en el que vio el miedo todavía en los ojos de su querida novia. Irse de ahí sería lo mejor. Sin dudarlo tomó su mano y ambos se marcharon, dejando atrás al extraño acosador. Habían avanzado hasta un lugar con mucha más gente, pero aun así Dawn no pudo evitar mirar atrás. Y ahí seguía el. Entre la multitud que iba pasando por el lugar, pudo ver claramente al rubio mirándola fijamente, ahora con una expresión amarga en su rostro, como frustración o decepción. Un escalofrío recorrió su cuerpo y volvió a mirar al frente. No sabía quién era él. Pero estaba segura de que era peligroso.***
Su último día en Sinnoh fue realmente amargo, incluso mientras estaba en el avión podía sentir su estómago retorcerse ante el recuerdo de aquél extraño tan cerca de ella. Pero Barry en todo momento estuvo a su lado, sosteniendo su mano, dándole el confort y seguridad que necesitaba. Al aterrizar en la región de Unova ambos estaban impresionados. La ciudad Nimbasa en las fotos en internet se veía impresionante. Pero verla en persona con grandes anuncios de sus distintos lugares de interés los llenó de emoción. Pero por más que quisieran saltar a explorar la ciudad todavía estaban cansados por el vuelo, por lo que se retiraron al hotel a decidir que harían primero. —¿Qué tal si mañana vamos al subterráneo? ¡No puedo esperar a retar a Ingo y Emmet a un combate! —Estoy de acuerdo contigo, pero tienes que mantener la calma. Aunque ahora seamos turistas todavía eres un as del frente, eres una importante imagen para la región ¿Me prometes que si vamos al metro te quedarás quieto? —¡Lo prometo! Mañana daré mi mejor esfuerzo para dar una buena impresión. La chica de cabello negro suspiró aliviada. —Muy bien, es una promesa, si la rompes tendrás que ser tú el que pague una multa esta vez. —¡Entendido, mi cartera será tuya en el momento en el que me pierda en la emoción!***
—¡Barry! ¡Te dije que no salieras corriendo, por tu culpa nos acabarán echando del subterráneo! —Dawn gritó una vez que finalmente alcanzó a su novio, quien había salido a toda velocidad para encontrarse con los jefes del metro en tanto salieron del hotel. Oh, definitivamente se iba a cobrar todo su dinero por esto. —Oh, ¿usted es la acompañante de este chico señorita? —preguntó el gemelo de blanco una vez que se acercó a ellos. —Si, así es, lamento mucho su imprudencia, cuando nos indicaron la dirección del metro él salió disparado buscando retarlos a un combate. Una cosa hubiera sido que Barry se hubiera encontrado con un trabajador del metro que pudiera ponerle un alto a su carrera ¿Pero encontrarse con los jefes de metro? Quería que la tierra se la tragara en ese momento. El peso de una fuerte mirada sobre ella la hizo voltear. Topándose con el gemelo de negro viéndola fijamente. No pudo evitar temblar por lo intimidante que resultaba el mayor de los hermanos y se apresuró a disculparse nerviosamente. —Ah, siento tanto las molestias, si prefieren que nos retiremos lo entenderé totalmente. —No es necesario —respondió Ingo de inmediato—. Estaremos encantados de aceptar su reto señorita... —Dawn, me llamó Dawn, y este de aquí es mi novio, Barry. La mirada del hombre de negro se suavizó inmediatamente, haciéndola sentir mucho más tranquila. Esa sensación, de algún modo, se sintió conocida. —¡Y los dos les demostraremos de lo que son capaces un as del frente batalla y la campeona de la región de Sinnoh! El rubio pasó su brazo por el hombro de su pareja juntándola más a él antes de lanzar el reto a los gemelos. Ella suspiró resignada ante el deseo de combatir, pero aun así no pudo evitar sonreír dulcemente mientras veía su expresión decida. —¡Bravo! ¡Tu determinación es increíble, será un honor medirnos en combate contra ti! —gritó el Ingo con un volumen bastante alto. —Ustedes tienen muuuucho potencial, estoy seguro que nuestra batalla será inolvidable. —¡Pueden contar con eso, Dawn y yo somos una combinación imparable y no pensamos perder! —Estoy de acuerdo, ya que estamos aquí tenemos planeado hacernos con la victoria. La adrenalina recorrió todo su cuerpo. En ese momento todo lo que hubiera pasado antes de llegar aquí dejó de importar. Toda su concentración estaba puesta en el desafío que estaban a punto de afrontar. Y se aseguraría de que fuera un momento que no olvidaría jamás.