Capítulo 3
29 de junio de 2025, 3:16
Oficialmente la primera gran nevada había caído. Draco y Hermione caminaban a la vista de otros transeúntes observando algunos escaparates. Justo antes de entrar a una tienda de renombre salió Astoria junto a su hermana y un par de amigas. —Oh, vaya... Los Malfoys — dijo secamente.
Hermione intento sonreír cortésmente pero parecía más una mueca -Supongo que vienes en busca de un vestido, lamentablemente el más bello me lo he llevado yo, por supuesto...
Draco sonrió abiertamente mostrando su perfecta dentadura —Lo imagino, debe ser un exquisito vestido que combine con la madriguera y su estética.
Astoria borró su sonrisa de inmediato —La boda será en casa de mis padres — murmuró — Les haré llegar su invitación está semana sin falta.
—La esperamos con ansias — agregó Hermione —Vamos cariño, necesito mi vestido — lo jalo del brazo y entraron a la sofisticada tienda de vestidos.
Al entrar las miradas de las dependientes fueron directo a ellos. Un par de brujas comenzaron abordarlos. Veían a Hermione y tomaban medidas —Hay un precioso vestido de seda color champagne... Se lo mostraré.
En el vestidor había cerca de tres vestidos realmente preciosos. El típico blanco y uno en otro tono más cremoso. Las telas eran bellísimas y finas al tacto, los encajes se veían tan meticulosos y exquisitos pero las piedras de cada uno era más maravillosas que el anterior.
Salió a mirarse al gran espejo y Draco permanecía sentado en un sofá—Casi nunca vienen los novios a ver la prueba de vestido —dijo una chica.
—Bueno, mi prometido tiene mejor gusto así que no podría confiarle a nadie más mi vestido de novia — dijo la chica mientras se observaba con el vestido.
Era muy hermoso pero no se sentía ella.
Draco la observó —Necesito algo propio de una heroína de guerra... Pero también que sea delicado, como ella — susurró casi inaudible.
—Creo qué sé lo que busca— comentó con entusiasmo la mayor de las vendedoras.
Le pidió a Hermione que la acompañará y después de unos minutos volvieron al gran espejo. Draco cambio su postura y parecía embelesado cuando la vio.
Era un vestido bastante lindo. Pequeñas mangas caídas en los hombros, un escote corazón y hermosos apliques brillantes que lejos de parecer pretenciosos parecían más darle un aire romántico al vestido.
—Me gusta.
Comentó ella. Pese que no dejaba de pensar en lo mal que estaba siendo todo esto ya que era una mentira intentaría al menos saborear estos momentos y no pensar en Ronald Weasley y su preciosa prometida.
Pasaron la tarde resolviendo el tema del banquete. Invitados — casi todos los conocidos habidos y por haber— el lugar donde sería la boda, Draco estaba aferrado a qué fuera mucho más grande que la de Astoria.
—Seguramente por ti lo harían — ella bebió su chocolate caliente mientras él seguía insistiendo.
—Ni siquiera Harry hizo una loca petición de ese tipo.
—A puesto que te diran que sí aparte serán vacaciones de año nuevo no habrá alumnos y los que estén podrán ir a la boda de Hermione Granger heroína de guerra...
—Basta—intentó no reír por el tono en que lo dijo —Enviare una lechuza.
Ella tomó una servilleta y le limpio la comisura de su labio, Draco no objeto al respecto.
— ¿Cuánto tiempo durará?
Los grises e indescifrables ojos de Malfoy permanecen emparejados a los suyos—Será como compartir piso... Hasta que se vuelva incómodo supongo—realmente no había pensando en ello.
Ginny había sido bastante insistente. Necesita damas de honor, con vestidos bonitos no feos como los que escogió Astoria.
—Le dije que me resultaba de pésimo gusto ser su dama cuando tú eres mi mejor amiga— Ginny manoteaba mientras las invitaciones de la boda en un ritual mágico se movían por el apartamento de su amiga y las lechuzas entraban y salían. —Entonces Ron hizo un escándalo y comenzó a decir ¡Yo dejé que mi mejor amigo se casara con mi hermana! — la castaña escuchaba atenta la anécdota de su amiga -George dijo que era una tetra, mamá le comentó era de mal gusto hacerme pasar por esa situación y entonces Astoria comenzó a llorar, luego fingió que se hiperventilaba pero— detuvo su relato y trato de cambiar el tema.
—Entonces ¿Hogwarts? Jamás pensé en una boda ahí...
—Ginny... ¿Qué sucedió?
—Bueno... Pues dijo que tenía náuseas y bueno mamá teme que esté en embarazo, eso nos daría el por qué de ese matrimonio tan repentino — Hermione quedó en silencio. Asimilaba la posibilidad que no era nada descabellada. Después de todo Ron había estado con ella un mes completo, un mes completo de posibilidades para sexo casual.
Ron era bastante afectivo en ese sentido. Era como con la comida, debía tener todo eso para funcionar y un mes separados no iba a ser una excusa para que él se saltará sus comidas. —Ginny, no me molesta que cumplas con tu familia después de todo él siempre será tu hermano...
La pelirroja tomo su mano y sonrió cálidamente —Los vestidos son horribles, Hermione— ambas comenzaron a reír.
Observó el gran comedor. Ahora que era adulto y habían pasado algunos años después de que recorrió ese lugar no lo veía tan grande como antes pero seguía siendo majestuoso. —He pensando en una noche estrellada para el techo, quizá una lluvia de estrellas sea mejor — la bruja se acercó a él y apoyo una mano en su hombro —Me alegra que esté bien señor Malfoy— Minerva sonrió con amabilidad.
—Le agradezco que permita hacer la ceremonia y la recepción aquí — Ella se paró frente al joven mago.
— ¿Ya práctico su baile?
Draco parecía contrariado —Venga, vamos a bailar necesito que no vaya a pisar los pies de mi alumna preferida — soltó una carcajada y los recuerdos de aquel baile navideño lo invadieron. Estaban frescos aún.
Ese día en especial Hermione Granger había sido una astilla. Molesta, pequeña y casi imperceptible pero lo suficientemente molesta como para hacerse notar.
La había visto bailar con aquel mastodonte y sonreírle cálidamente, mientras él pisaba los pies de Pansy en repetidas ocasiones lo cual había sido desagradable y molesto ya que él desde muy pequeño había recibido clases de baile de salón con su madre pero ahora que la profesora le traía ese recuerdo a colación posiblemente la historia se iba a repetir ya que la constante estaba ahí. Hermione Granger, su astilla ahí estaría pero ahora mucho más cerca de lo que se hubiese imaginado.
Mientras Draco tomaba sus clases improvisadas y ajustaba detalles para su boda, Hermione recibía una visita inesperada. Aquella tarde había sido entregado su vestido, guardado en un funda impermeable, pulcro y listo para usarse.
Comenzó a lavar un par de tazas que estaban sucias en el fregadero cuando la puerta de su apartamento se abrió dejando ver el cabello rojo de Ronald Weasley —enjuago sus manos quitando el jabón y se seco con un paño— ¿Qué haces aquí y como has entrado?
—No has cambiado la contraseña — mencionó.
—Lo había olvidado pero lo haré más tarde ¿Qué necesitas Ronald?
Ron comenzó una caminata extraña por la sala de estar y observó un abrigo colgando del perchero — no era de él y mucho menos de Hermione. Era jodidamente caro a simple vista — ¿Qué necesitas Ronald? — insistió con enfado. Era un tanto doloroso verlo ahí después de lo que había sucedido.
— ¿Malfoy? — había frialdad en sus palabras — ¿Desde cuándo?
Hermione caminó hacía la sala con los brazos cruzados — ¿En serio? ¿Vas a ponerme a mí como la mala de la historia?
—Te pedí que fueras conmigo a ese viaje y no quisiste— dijo molestó.
— ¡Tengo un trabajo importante!
— ¡Siempre! ¡Necesitaba a mi novia! — manoteo y ella pudo notar que no solo estaba siendo un idiota sino que era un idiota levemente alcoholizado no tanto para tambalearse y balbucear pero si para tener valor de ir y encararla.
—No puedo ser solo un accesorio, tú quieres que solo este para ti y yo tengo sueños, Ron...
—Por una vez en la vida necesitaba que fueras solo mía, primero Harry...
—Ni siquiera nombres a Harry...
—Siempre estoy al final de tu lista de prioridades, sabías que quería una familia... Hijos...
Hermione bajo la mirada —No puedo ser solo la "bruja de alguien" necesito ser alguien...
Ron se acercó más a ella y la sujeto con fuerza —Sueltame, Ron — intentó parecer calmada.
— ¿Te gusta Malfoy?
Ella no quería verlo a los ojos —Mirame y dilo... Dime qué te gusta y que lo amas...
Hermione alzó la cara y buscó sus ojos, no podía derretirse en el agarre de Ronald, ya no.
—Lo amo.
—No te creo— dijo Weasley y acercó sus labios a los de ella —No creo que lo ames, estás temblando.
—De rabia, Ronald, de rabia...
—No concibo la idea de que estés con un maldito mortifago— susurró tan cerca de sus labios que ella podía sentir su aliento chocar contra la piel de su rostro —Es un criminal... Falsamente redimido pero siempre será lo mismo...
—No pienso cambiar de opinión, ahora sueltame.
El agarre se volvió débil y ella trato de alejarse pero tropezó con el sofá y Ron se tumbo en segundo sobre ella — ¿Por qué mientes?
— ¿Astoria sabe que estás acá? — había ahora furia en su mirada y molestia.
—Quiero que te vayas y jamás vuelvas, y quiero que jamás insultes a Draco frente a mí.
Ron la besó con fiereza y ella se las ingenio para manotear y darle una bofetada pero él seguía en la misma posición, preso de sus ojos. —Amo a Draco Malfoy y me voy a casar con él, él me hace querer ser mejor... Él me desafía, no teme a qué yo sea más lista que él —Ron parecía confundido — Mientras tú deseas una mujer abnegada y tonta que te haga lucir listo yo necesito alguien que esté a mi mismo nivel intelectual necesito una persona que sepa leerme, Ron... Y tú no puedes si quiera descifrar mi mirada, no lo haces como Draco.
Ron sintió la punta de una varita en su nuca. No estaban solos —Te voy a pedir que quites tus manos de mi prometida antes de que te haga estallar— la voz gélida de Draco estremecía a Hermione mientras Ron se levantaba con sigilo.
—Oh, vaya... Draco Malfoy — murmuró Ron con burla —Dime algo... ¿Qué se siente al saber que te vas a casar con una sangre sucia? Tú padre debe estar revolcándose en su fría y sucia celda...
Draco bajo la varita pero su puño se estampó en el rostro de Weasley —Jamás vuelvas a hablar de mi padre y mucho menos de Hermione... Lárgate imbécil.
Ron le devolvió el golpe —Ella jamás te va amar por qué eres un maldito mortifago— Hermione se metió entre los dos y empujó a Ron a la salida.
—Vete por favor — se veía preocupada.
Cuando Ron se fue por fin ambos permanecieron en silencio. Draco estaba parado sin decir nada, ella tomó unas cosas de la cocina y se acercó a él tomando de la mano y haciéndolo sentarse en el sofá.
Tenía la comisura de su labio abierto y un hilo de sangre comenzaba a brotar destacando en su pálida piel. —Lamento lo que dijo — comenzó a decir ella mientras limpiaba la herida.
— ¿Tú crees en lo que dijo?
Ella parecía confundida —Ronald dijo muchas cosas y estaba un poco tomado... No deberíamos hacerle caso.
—No he pensando en la pureza de la sangre desde hace mucho, Granger — ella bajo la mano dejando de lado su herida para mirarlo fijamente.
—Lo sé.
—Y eso no borra el pasado y lo que te dije, soy consciente de ello.
—Lo sé también.
—Crecí bajo una ideología que en su momento pensé que era correcta —Ella colocó su mano sobre la rodilla de él e intento ser reconfortante —Yo ya no creo en eso, necesito que lo sepas.
Hermione asintió y sonrió cálidamente. No supo cuanto tiempo estuvieron ahí en silencio con miradas tímidas. Pero nada incómodas.
La torpeza de Ron parecía haber derribado una pared entre ellos, y por primera vez en mucho tiempo Draco Malfoy pensó que Ron Weasley había hecho algo bien.