ID de la obra: 256

Min Affect

Slash
NC-17
En progreso
9
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Midi, escritos 24 páginas, 7.552 palabras, 8 capítulos
Descripción:
Notas:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
9 Me gusta 1 Comentarios 2 Para la colección Descargar

5. La dulce putita de Min

Ajustes de texto

No le cuentes tu dolor

a quien no siente nada por ti.

(c) Taemin – Heaven

Jimin despertó con sorpresa al notar que la energía extática aún fluía por su cuerpo como corrientes de fuego líquido. Lo más desconcertante fue descubrir que seguía acostado encima de un Min Yoongi completamente despierto. Sus ojos plateados brillaban a medias, y su rostro era impenetrable. —¿Eres consciente de que me estás aplastando con tu esqueleto flacucho pero sorprendentemente pesado? —gruñó Yoongi. —Pensé que solo te había soñado... —murmuró Jimin con voz ronca de sueño. —Lamentablemente no. Y ya que me rebajé a este acto de caridad, ¿serías tan amable de quitar tu culo de encima de mí? —El tono sereno de Yoongi solo hacía que la orden sonara más contundente. Pero en lugar de obedecer, Jimin —como un dragón que despertaba hambriento tras su hibernación— se aferró más fuerte a aquello que tanto había deseado. Lo necesitaba con una intensidad que desmoronaba cada barrera mental. Su respiración se volvió errática, urgente. Y parece que el maldito Yoongi lo notó, porque se tensó de pies a cabeza y soltó con exasperación teñida de pánico: —¡A la mierda! ¡Quítate ya, maldito pervertido salido del infierno! —Tengo la ligera sospecha de que no voy a hacer eso que me estás pidiendo... —dijo Jimin, alargando cada palabra con un tono aterciopelado, casi felino. ¿Acaso ese era otro maldito efecto secundario de su sangre de veela? Se inclinó hacia los labios de Yoongi, ansioso por probar de nuevo ese maldito sabor mágico... pero de pronto se encontró en el suelo, tirado como un saco de patatas. La varita de Yoongi ya apuntaba directamente a su pecho. El rubio lo miraba desde arriba, como un halcón (aunque no tan adorable como Taehyung, eso sí) con una sonrisa satisfecha y ojos oscuros de picardía. —Un paso más, Park, y te convierto en un pez globo. Controla a tu puta veela interior. —¿Tú... tú lo sabías? —la cara de Jimin cambió de golpe. —Agradece a tu amiguito sangre sucia, Kim. ¿No pudiste explicar tú mismo tus ataques hormonales repentinos? Jimin se sentó de nuevo en el sofá, tratando de ignorar lo deliciosamente incómodo que era tener a Yoongi tan cerca. —Pensamos que Taehyung y yo podríamos encontrar una forma de bloquear... esto. Esta atracción. —Por tu pinta de cadáver andante, no parece que haya funcionado muy bien, ¿eh? ¿Planeabas morirte o qué? Jimin supo que las palabras de Yoongi, tan crueles como certeras, tenían más razón de la que quería admitir. —¿Por qué me ayudaste? ¿Acaso no te importa una mierda si vivo o muero? —¿Ya soñando despierto, Park? —se burló Yoongi con esa expresión que le daban ganas de golpear y besar al mismo tiempo—. Ya que no puedes vivir sin mí, decidí ofrecerte un trato justo. —¿Un trato...? —Jimin todavía luchaba por no lanzarse encima del rubio, por no rogarle que lo besara y acabara con esta tortura. —Tienes razón, me importas una mierda. Y no tengo ninguna razón para regalarte este cuerpo celestial sin compensación alguna. Jimin literalmente jadeó. Cada imagen húmeda de sus sueños volvió de golpe, más nítida que nunca. Y no fue solo la imaginación la que se levantó... su entrepierna también decidió saludar. —¡Deja de babearme encima, idiota! —gritó Yoongi, mientras Jimin, como sonámbulo, avanzaba involuntariamente hacia él. —Lo siento... —susurró Park, forzando un poco de autocontrol mientras se sentía cada vez más miserable por su falta de fuerza de voluntad. —Continúa. —En fin. Estoy dispuesto a ayudarte a no morir a cambio de unos buenos galeones dorados. —¿Quieres... dinero? —Yo no quiero nada de ti, imbécil. Pero Kim —citando incluso al Ministro, por cierto— me rogó que ayudara a tu trasero desgraciado. Así que decidí ser piadoso. Ayudar a la sociedad, hacer algo bueno y llenarme los bolsillos. Aquí tienes el tarifario. You such a fucking whore I know you like it more (c) JVLA – Such a Whore (Stellular Edit) Jimin agarró el pergamino con manos temblorosas, aprovechando para rozar la piel de Yoongi y sentir ese chispazo venenoso que lo hacía perder la razón. La letra elegante del rubio detallaba su lista de “servicios”: ⦾ Toque con un dedo – 1 galeón por minuto. ⦾ Toque con una mano completa – 6 galeones por minuto. ⦾ Caricias – de 10 a 40 galeones, según el área y duración. ⦾ Masaje de cuello y espalda – 50 galeones (15 minutos máximo). ⦾ Beso sin lengua – 50 galeones. ⦾ Beso con lengua – 100 galeones. En cuanto leyó las líneas de los besos, la erección de Jimin se volvió dolorosa. Hizo cuentas rápidas: ¿cuánto tiempo podría pagar antes de quedar en la ruina? No le importaba. Estaba dispuesto a vaciar todo su tesoro en Gringotts con tal de tener uno de esos besos. Con lengua. Los que hicieran falta. Pero se había adelantado. Aún faltaba lo mejor (¿o lo peor?): ⦾ Mamada realizada por Park Jimin – 200 galeones. ⦾ Mamada realizada por Min Yoongi – jamás, ni por todos los galeones del mundo. ⦾ Sexo con penetración – ni lo pienses, perra veela. Jimin frunció el ceño al ver prohibido cualquier tipo de sexo real. Pero incluso así, sentía más alivio que frustración. Al menos tenía acceso a Yoongi. Aunque lo odiaba. Aunque lo amaba. Aunque ni él mismo sabía qué sentía exactamente por ese bastardo platino. —Lo pensaré. Pero dime una cosa... —Jimin sonrió, travieso—. Aunque aquí no figuran muchos servicios sexuales, ¿no te hace sentir un poco como una dulce prostituta de Slytherin? —...lo dice el acosador veela hipersexual que ataca a ciudadanos inocentes —gruñó Yoongi, negando con la cabeza. —¡No es mi culpa! —Lo que tú digas. —¿Entonces? ¿Lo admites o no? —Prefiero llamarlo coaching mágico personalizado. O asistencia terapéutica, considerando tu lamentable estado de salud. —Yoongi ni siquiera miró su evidente erección. —Supongo que ya te debo una fortuna por la noche pasada... —Te enviaré la factura. Hasta pronto, Park. Yoongi desapareció antes de que Jimin pudiera decir algo más. Se quedó solo, extasiado, con el cuerpo vibrando de placer. Fue directo a la ducha, con el miembro duro como piedra, dispuesto a masturbarse a gusto imaginando todas las escenas que el tarifario prohibía explícitamente. Y lo hizo. Y fue glorioso. Después del orgasmo, con las piernas temblando, decidió que era hora de buscar a Taehyung. No sabía si debía regañarlo por contar su secreto y condenarlo a la bancarrota... o arrodillarse a sus pies y agradecerle por haberle salvado la vida y, de paso, haberle conseguido una suscripción premium al cuerpo de Min Yoongi.
9 Me gusta 1 Comentarios 2 Para la colección Descargar
Comentarios (1)