ID de la obra: 276

SOLO UNA VEZ

Het
PG-13
Finalizada
2
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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Emparejamientos y personajes:
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95 páginas, 16 capítulos
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DETERMINACIÓN

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Capítulo 2Determinación    A la mañana siguiente Hermione despertó con muy pocos ánimos de salir de su habitación, por suerte era sábado y tendría la excusa perfecta para no aparecer por los pasillos del castillo. No quería enfrentar las burlas y habladurías de los estudiantes, pues seguramente Draco ya estaría esparciendo su vergonzoso momento del día de ayer. ¿Y si los profesores se enteraban y la expulsaban? La castaña se limpió una lágrima al pensar en esa posibilidad tan desastrosa para ella, aunque la humillación publica no era algo que quería enfrentar. —¡Hermione! —gritó Ginny casi matando del susto a la castaña. ¿Venía a recriminarle por lo de Draco? ¿La odiaría? Si, definitivamente la iba a matar o al menos torturarla hasta la locura y se lo merecía. —Te esperé por horas para el desayuno. ¡Dijiste que me ayudarías hoy con mis tareas! —¿Tareas? ¿por eso estas molesta? —¿Debería estarlo por algo más? —¡No! Digo nadie ha dicho nada sobre mi ¿o sí? Ginny se acercó a Hermione mirándola de manera intimidante como cada vez que hacía cuando trataba de sacarle información. —¿Qué hiciste? —¡Qué! ¿Yo? ¡Nada! —Pues no te creo, pero como te conozco y no me vas a decir mejor te obligo a salir de este cuarto para que enfrentes lo que sea que hiciste, como buena Gryffindor que eres. Así que, ¡Arriba! —gritó quitándole las sábanas a Hermione y empezando a arrojarle ropa para que se cambiara. Hermione gritó frustrada, pero de igual forma se levantó, conocía demasiado bien a su pelirroja amiga y no se detendría hasta obtener una de dos cosas: que le contara la verdad y eso sería su ruina o hacerla salir. Así que tomó la segunda opción. No podía esconderse por tanto tiempo y así al menos con los rumores podría decir que eran inventos de Malfoy para desacreditarla o chismes mal infundados de los estudiantes. Una vez lista y muy a su pesar ambas chicas se encaminaron al gran comedor. Hermione con el corazón palpitándole a mil por hora y ante las insistencias de Ginny entró abriendo las puertas con fuerza ganándose las miradas de todos. Lo sabían, todos la miraban, porque sabían que era una loca acosadora. —Hermione —susurró preocupada Ginny al notar como el rostro de la castaña iba perdiendo color—. ¿Te encuentras bien? —Si, solo necesito sentarme —contestó Hermione mientras sentía como su cuerpo se debilitaba y todo a su alrededor daba vueltas. Con mucho esfuerzo logró llegar a su lugar, pero al ver toda esa comida frente a ella su estómago empezó a revolverse frenéticamente. —¿Hermione estas bien? —preguntó Harry mirando detenidamente a su amiga por su aspecto tan enfermo—. Estuvimos muy preocupados por ti. —¿Por qué? —increpó la castaña sin ánimos de tomar alguna cosa de la mesa—¿Alguien dijo algo o…? Las risotadas de la mesa de Slytherin alertaron a la castaña quien fijó su mirada en las serpientes que miraban a su mesa con rostros burlones. —Han estado así todo el día —comentó irritado Ron. —¿Y no saben por qué? —preguntó con miedo mientras el remolino en su estómago incrementaba. Con temor busco el rostro del rubio que la miraba fijamente y con la expresión seria. —Rumores —contestó Harry con voz fría y cortante —estúpidos chismes que se inventan porque no tienen vida propia. —¡Pues si fueras más cuidadoso eso no pasara! —recriminó Ron fulminando con la mirada a su amigo, pero Hermione no lo notó, aquella ola descontrolada en su estómago se desató obligándola a salir del gran comedor a toda prisa. Draco quien había estado observando a la castaña desde el momento en el que entró se levantó con la intención de seguirla. —¡Malfoy! —recriminó Harry en cuanto logró alcanzarlo fuera del gran comedor, frenándolo con su mano. —Púdrete Potter —espetó el rubio apartando su mano de un manotazo y siguiendo su camino hacia la castaña. Harry respiró rendido controlando el impulso de seguirlo, Hermione sabia cuidarse y podía controlar perfectamente al hurón, pero dudaba mucho que él lograra controlarla a ella.   Hermione salió del baño después de haber vomitado, realmente el estrés de la situación la llevaron al límite y cuando creía que nada podía salir peor, Malfoy se cruzó en su camino. —¡Qué haces aquí! —espetó la castaña cansada. —¿Vomitaste? ¿Estás enferma? —preguntó el rubio, aunque más que preocupado parecía bastante enfadado. —Eso no te interesa —contestó Hermione sin la condición física de pelear con aquel narcisista rubio alejándose de él. —¿Y permitir que mi loca acosadora muera? —respondió con ironía en su voz, mostrando una burlona mueca en su rostro, mientras tomaba el brazo de Hermione para obligarla a detenerse y mirarlo. —¡Ya deja de decir eso! —gritó molesta y nerviosa de que alguien los escuchara—. No soy una acosadora. —¿A no? Entonces espiarme todo el tiempo y entrar a mi habitación para verme desnudo ¿qué es? —¡Yo no entre para eso! —Cierto, fue por tú pergamino y mi prueba que demuestran lo obsesionada que estás conmigo. —¡No es cierto! —soltó un grito desesperado. —No diré nada Granger… ya deja de parecer una enferma, te ves patética. —Entonces devuélveme el pergamino. —No. Ya te dije que es mi prueba. —¿Si no dirás nada para que lo quieres? —Es divertido verte perder la cabeza por esto. El no saber cuándo te voy a delatar frente a todos te atormenta y eso hace que te tenga justo en mis manos. —¡Eres despreciable! —¿Y eso te fascina no es así? —habló tras unos segundos Draco, mirándola con una sonrisa ladeada—. Deseas desesperadamente que Draco Malfoy se fije en ti. Ponte a la cola princesa y mejor consigue una silla, porque la fila es larga y alguien como tú está en último lugar. Hermione respiro conteniendo el aire para evitar que las lágrimas que empezaban a luchar por salir resbalaran por su piel. Draco se acercó a la castaña lo suficiente para intimidarla obligándola a bajar la mirada y esté aprovechó para llegar a su oído. —No estas a mi nivel Granger… jamás llegaré a tu altura, busca alguien mejor que yo, si sabes lo que te conviene. Hermione levanto el rostro, sorprendida por tal confesión del rubio, pero Draco ya se alejaba con su típica caminata de superioridad.   Al siguiente día Hermione decidió tomar las cosas con más calma, no podía volverse loca cada vez que algo con respecto a Draco ocurría, así que decidió armarse de fuerza de voluntad y evitarlo a toda costa. —¿Te sientes mejor? —preguntó Ginny en cuanto la castaña se sentó a su lado para empezar a desayunar, aunque mirando todo en la mesa su estómago volvía a revolverse. —Si, solo el estrés me descompensó, es todo. —¿Y ya no te preocupan los rumores? —preguntó intentando sacarle información a su amiga. —Los míos no, pero los tuyos por otro lado —comentó la castaña desviando la conversación por completo, gracias a sus dos compañeras amantes del chisme pudo enterarse de que las risas de los Slytherin del día anterior fueron por causa de Harry y su pelirroja amiga—. ¿Se te ha ocurrido pensar que lo que hicieron podría haberles costado una expulsión? —¡Solo eran besos Hermione, no estaba filmando una película porno! —susurro con fastidio de que ahora su amiga también decidiera atacarla, ya había tenido suficiente con un día entero de Ron acosándola por su, según él falta de decoro. Decidió no seguir con la discusión y se levantó dispuesta a alejarse. Harry quien llegaba para desayunar observó como su novia salía del gran comedor furiosa y al notar la mirada de reproche de Hermione supo que los malditos rumores ya habían llegado a sus oídos. No se quedó a discutir, conocía perfectamente lo mandona y fastidiosa que su amiga a veces podía llegar a ser, pero Hermione no se iba a quedar con la palabra en la boca. Por supuesto que no. —¡Harry! —gritó cuando ambos estaban en un pasillo alejados de los alumnos y logró alcanzarlo—. Como puedes ser tan irresponsable. —¡No hicimos lo que dicen Hermione! Tú mejor que nadie sabe lo exagerados que llegan a ser las mentiras en este colegio. —No, yo mejor que nadie se lo que ustedes dos hormonas andantes están dispuestas hacer por un poco de diversión. —Hermione —soltó el castaño tratando de controlar su tono —eres mi mejor amiga y te quiero, pero nena, consíguete un novio —expresó dejando a Hermione con la boca abierta y sin poder responder, así que hizo lo más sensato y huyo antes de que lo matara. —¡Uy eso debió doler! Hermione dio media vuelta controlando los insultos que revoloteaban por su cabeza para encontrarse con su peor pesadilla. —¡Por qué no cierras la boca Malfoy! —¿Te parece correcto tratar así a tu gran amor Granger? —¡Me parece más que correcto tratar así a un narcisista y patético hurón como tú! —Que agresividad, ¿así es como te gusta? Insultarme para luego tener sueños húmedos conmigo —expresó con burla y una sonrisa ladeada logrando que la castaña apretara los puños por ser tan irritante y sexy al mismo tiempo. ¡Maldito Malfoy! —Escribí tu nombre en un pedazo de pergamino Malfoy, no te creas tan importante. —¿Enserio? Y las largas horas que me espías en el campo de quidditch, o cuando te ocultas tras las estatuas en los pasillos cuando me vez pasar. Por Merlín Granger te sabes de memoria mis horarios y actividades. ¿Crees que no me había dado cuenta? Simplemente te he ignorado todo este tiempo. —¿Por qué? ¿Por ser mejor que tú? —Para todo este patético mundo mágico sí. ¿Qué crees que dirán si se enteran de tu obsesión con un mortífago como yo? Hazte un favor Granger, ahórrate la humillación y mantente lejos de mí. Por muy difícil que eso sea para ti. —Mira, presumido y pretencioso idiota, mejor bájate de esa nube en la que te colocaste, porque no eres el centro del universo. Draco caminó tan veloz y ágilmente que no le dio la oportunidad a la castaña de reaccionar y en menos de un segundo, ya tenía a Draco a centímetros de su rostro siendo acorralada por su cuerpo y la pared. —Soy el centro de tú universo, eso es suficiente para mí —dijo el rubio taladrando con su mirada a Hermione quien controlaba su respiración ante el contacto de las frías manos de Draco rozando su cuello. En cuanto el rostro de Draco bajo lo suficiente para susurrar en su oído, Hermione no pudo controlar el impulso por cerrar sus ojos para disfrutar del embriagador aliento a menta. —Dulces sueños acosadora —manifestó el chico con una increíble voz ronca y sexy que hubieran debilitado las piernas de la castaña, de no ser por la indignación que sintió ante sus palabras, pero no logro responder con un buen insulto pues Draco se alejó rápidamente dejándola sola nuevamente en un pasillo.   La siguiente semana Hermione se propuso demostrarle a aquel rubio oxigenado que no era el centro de su universo eliminando por completo su rutina de seguimiento en pasillos y entrenamientos de Quidditch, algo que logró gracias a su manía por mantenerse adelantada a todos sus deberes escolares, además de la montaña rusa que se volvió su salud manteniéndola todo el tiempo en su habitación. —¿Segura estas bien? —preguntó como cada mañana Ginny sentada en la cama de la castaña esperando que la chica salga de vomitar, y como siempre ella salió con el pálido semblante de los últimos días para responder lo mismo. —Estoy bien Ginny, solo es estrés. La pelirroja puso los ojos en blanco mientras seguía en su interesante escudriño en las pertenencias de su amiga. —¿Cuántas de estas cosas usas? —preguntó Ginny mostrando un paquete de toallas íntimas—. Podría jurar que el anterior mes vi exactamente la misma cantidad. El rostro de Hermione se volvió pálido corriendo de vuelta al baño. —¡Suficiente! —sentenció Ginny acercándose a la puerta de baño y tocando la misma con fuerza—. Vamos donde la señora Pomfrey Hermione, tu no estas bien. ¡Hermione! —gritó nuevamente tocando con insistencia la puerta que finalmente se abrió. —Ya te dije que estoy bien —contestó la castaña tomando sus cosas con rapidez—. Vete al gran comedor Ginny tengo cosas que hacer —dijo sin mirar a su amiga, dejándola con la palabra en la boca, sola en aquella habitación. La pelirroja trató de seguirla, pero su castaña amiga corrió como si fuera una snitch dorada desapareciendo de su vista, después de eso nadie la volvió a ver, ni siquiera en las clases, fue solo en el recorrido nocturno responsabilidad de los prefectos de cada casa que ella apareció. —Ron ¿podemos hablar? —dijo Hermione cuando se aseguró que su pelirrojo amigo se encontraba solo. —¡Hermione! Por Merlín. nos tenías tan preocupados, ¿qué fue lo que ocurrió? —Yo… —comenzó la castaña mientras su voz empezaba a resquebrajarse por las lágrimas que amenazaban por salir. —Ginny dijo que lucías enferma y… —Estoy embarazada —soltó la muchacha tan rápido que apenas sus palabras fueron comprensibles. Ron quedó con la boca entreabierta por la confesión mientras el color de su piel iba desapareciendo. —Estas…. ¿segura? Yo… —Ron movió su rostro caminando de un lado a otro con la intención de arreglar sus ideas y luego, se paró frente a su amiga soltando un suspiro para tranquilizarse—. Nosotros estamos aquí, Harry y yo… te apoyaremos y… tú… ¿ya hablaste con el padre? —¿Qué? Lo estoy haciendo ahora Ron. El pelirrojo giro en su lugar buscando con la mirada si alguien más se encontraba con ellos, pero al ver que ahí no había nadie más, regresó su vista a Hermione soltando una risa nerviosa. —¡Qué! Yo no, yo no soy el padre —aseguró con nerviosismo. —¡Claro que sí! —gritó con frustración Hermione —cuando nosotros… —No, no, no. ¡Para! Si Lavender se entera de esto… yo… —¡A mí que mierda me importa Lavender! Esto es asunto nuestro. —NO, no puede ser… es un error, tu no, de mi no. —Ron tranquilízate, sé que esto es complicado, pero te necesito en estos momentos. —Yo, no… no puedo lidiar con esto Hermione, yo… no soy el padre oíste. Lo siento. Ron dio media vuelta alejándose del pasillo desierto dejando a la castaña sola, ella no pudo mantener por más tiempo prisioneras sus lágrimas y estas cayeron incontrolables, resbalando por sus mejillas mientras caía al frio y duro piso sintiendo su corazón oprimirse. Tras una hora sacando su dolor decidió que era suficiente, se levantó para regresar a su sala común sin importarle ya las rondas de prefectos, pero apenas dio un par de pasos y todo a su alrededor comenzó a girar debilitando su cuerpo hasta el punto de caer, aunque sin tocar el suelo, pues unos brazos la atraparon en el aire. Segundos después sintió como esos brazos la alzaban cargándola. —Te llevaré a la enfermería —habló una voz cerca de su oído. La castaña reaccionó rápidamente forcejeando para ser liberada. —¡No! —gritó cuando pudo tocar el piso con sus pies. Draco quien se encontraba frente a ella la miró sorprendido por su actitud reacia. —Casi te desmayas… —Estoy bien… es cansancio nada más. —¡Cansancio! Haz estado con este semblante toda la semana, eso no es cansancio. Al diablo, iré por Madame Pomfrey. —¡No Malfoy espera! —gritó Hermione, pero el rubio hizo caso omiso caminando por el pasillo en dirección a la enfermería—. ¡Estoy embarazada! —gritó con desesperación logrando que el rubio quedara paralizado en medio del pasillo—. Si alguien se entera me expulsarán. ¡Por favor Malfoy te lo ruego! —suplicó la castaña acercándose al rubio. —¿Estas… tú estás? —tartamudeó Draco sorprendido escaneando el semblante de la castaña—. Te desmayas y vomitas, no puedes estar paseándote por todo el castillo sin que te revisen. —Lo se. Yo lo sé, me haré revisar, pero no aquí en Hogwarts. Draco suspiró tratando de asimilar la noticia, como si aún no lograra comprender cómo Hermione Granger estaba en esa situación. —Solo inventa una excusa y usa la red flu para ir a San Mungo, ellos… —¡No iré ahí! —exclamó con fastidio Hermione—. No puedo dejar que alguien se entere Malfoy. Si voy me reconocerán y al siguiente día tendré a Rita Skeeter acabándome con sus chismes. —¡Y cómo pretendes que te revisen! —explotó Draco perdiendo la paciencia. —Iré al mundo muggle, aprovecharé la salida a Hogsmade de mañana para ir y… —la castaña paró de repente su relato al darse cuenta de a quien le estaba contando las cosas. ¡¿Cómo se le ocurría hacer eso?! —¡Y a ti qué demonios te importa lo que yo haga! —terminó por contestar. —Se tu secreto Granger, si quiero puedo humillarte y exponerte frente a todos, así que no te atrevas a tratarme así. —Eres… ¡Te odio! —gritó conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir nuevamente, así que decidió que lo más sensato era irse antes de terminar lanzándole un crucio al maldito de Malfoy.
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