ID de la obra: 276

SOLO UNA VEZ

Het
PG-13
Finalizada
2
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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Emparejamientos y personajes:
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95 páginas, 16 capítulos
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Descripción:
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SECRETOS

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Capítulo 4Secretos    —¿Estás bien? —preguntó Draco cuando se encontraban ya bastante lejos de la clínica a una Hermione quien caminaba con la mirada perdida. —¿Por qué lo haces? —cuestionó la castaña segundos más tarde sin responder la pregunta del rubio, frenando su caminar y enfrentándolo. —¿Hacer qué? —¡Esto! Ayudarme, estar aquí. ¿Por qué? Tú me odias. Draco suspiró en respuesta esquivando el cuerpo de la castaña para seguir avanzando por las anchas calles de aquel pequeño pueblo. —¡Malfoy! —gritó con frustración Hermione. —Quieres jugar, bien, pero será bajo mis términos —habló finalmente Draco sin dejar de caminar y obligando a Hermione a apresurar sus pasos para alcanzarlo—. Una pregunta, una respuesta y empiezo yo. ¿Vas a aceptar que eres una acosadora? —Yo… —Si mientes no contestare tus preguntas —advirtió el rubio. —Bien, ¡lo soy contento! Draco sonrió satisfecho y antes de que Hermione pudiera lanzar su pregunta, volvió a hablar. —No fue agradable, todo lo que viví en la guerra, después de eso… no tiene sentido odiar, a lo mucho puedes llegar a caerme mal, pero odiarte… no, no lo hago. ¿Quién es el padre? —Ron —contestó Hermione sin atreverse a mirar al rubio, logrando un incómodo silencio que se extendió por varios minutos en los que a Hermione le pareció percibir el cuerpo de Draco tenso. —No sé explicarlo —sentenció Draco finalmente—estabas mal anoche y sentí que debía estar aquí contigo. Los folletos que esa doctora te dio ¿Tú...? —No lo sé —se apresuró a responder Hermione sin dejar a Draco terminar la pregunta—, estoy sola, yo no… no tengo cabeza para pensar nada en este momento. —Ya te dije que no estás sola, Harry… —Harry ya tiene su vida planeada con Ginny, no va a arriesgar todo eso peleándose con Ron ahora, yo no lo permitiría. —¿Y crees que Ginny te dejaría sola? Que poco conoces a tu amiga —soltó con molestia el rubio. —¿Y tú sí? —cuestionó la castaña mirando fijamente al rubio con la intención de encontrar algo que le demostrara el porqué de las recientes palabras de Draco. —No —respondió él, pero sin poder mantener el contacto visual, como si le estuviera mintiendo, pero antes de poder acusarlo de algo, Draco tomó su mano guiándola hacia la avenida más transitada. —Malfoy, debemos ir hacia un lugar apartado para poder aparecernos… —Lo haremos, solo quiero comprar algo antes —dijo mientras se encaminaban a una heladería cercana. —¿Una heladería muggle? —indagó sin creer que entrara a aquel lugar junto al rubio. —Qué pasa Granger. ¿Ahora que eres la heroína de guerra no te codeas con esta gente? —Claro que no. Solo, me sorprende que seas precisamente tú quien quiera entrar a un lugar así. —Para ser una acosadora, sabes muy poco sobre mí —dijo él mientras ambos se sentaban en una mesa, Hermione quiso refutar sus palabras, pero la camarera se acercó con una brillante sonrisa contoneando sus caderas llamando la atención de varios en el lugar. —Bienvenidos, este es el menú… —No es necesario —interrumpió Draco —tráenos una copa de chocolate con almendras y un mocaccino. La mesera tomo nota del pedido y se alejó algo decepcionada de la poca atención que el rubio le prestó. —¿Cómo conoces mis gustos? —preguntó Hermione incrédula. —Has comido ese postre por 7 años —respondió el rubio con tranquilidad—. Dame las vitaminas —ordenó, pero sin esperar que ella obedeciera tomó su bolso sacando él mismo las pastillas. Acto seguido, sacó con cuidado su varita para que ningún muggle la viera mientras hacía pequeños movimientos con la misma. —Con este hechizo las pastillas aparecerán ante ti cuando sea momento de tomarlas, sin importar donde te encuentres —dijo mientras continuaba su labor con el resto. Draco le regresó el bolso a Hermione al tiempo que la camarera regresaba con su pedido entregándoles el helado a Hermione y el mocaccino a Draco, lanzándole un descarado giño coqueto, que el rubio no dudo en responder con una sonrisa ladeada, provocando una mueca en la castaña. —No es mi culpa ser irresistible —afirmó Draco cuando la camarera se alejó. —No me interesa —respondió Hermione con tono frio, demostrado lo falso en sus palabras, luego miro al rubio con desafío —chocolate con almendras ¿y la acosadora soy yo? —cuestionó. Draco sonrió de manera tan espontánea y sincera que aceleró los latidos de Hermione luchando por no soltar un suspiro mordiendo su labio con nerviosismo. —Admito que es difícil no fijarme en ti cuando tú, Potter y la comadreja les encanta ser el centro de atención. Siempre que miraba a su mesa tenías ese mismo postre frente a ti, solo lo recordé, no es como si me supiera de memoria los pasillos que transitas o tus horarios de clase… o que me escabullo a verte desnuda… —¡Yo no hice eso! —aclaró con firmeza Hermione mientras sus mejillas enrojecían recordando el incómodo momento y el rubio ensanchaba aún más su sonrisa por el efecto que causaba en ella. Ambos comenzaron a deleitarse de sus respectivos platos compartiendo por primera vez un silencio sorprendentemente agradable. —Gracias —soltó la castaña cuando terminó de devorar su copa de helado —por todo, estar aquí, ayudarme… —No te confundas Granger, esto no cambia nada, ni lo que pienso de ti o tu sangre. Antes de que la castaña pudiera objetar la mesera regresó a su mesa con la cuenta, y con increíble descaro un papel con su nombre y teléfono que lo colocó frente a Draco. El rubio solo se limitó a depositar un billete en el frasco y guardarse el numero de la chica en su chaqueta, todo esto sin siquiera mirar a su acompañante, quien tuvo que reprimir las lágrimas que amenazaban con salir de su rostro. ¿Cómo podía gustarle tanto un insensible y patético patán como Malfoy? Sin más se levantó encaminándose a la salida decidida a no demostrarle al hurón lo afectada que estaba por sus palabras y acciones. Ante todo, tenía orgullo y no lo iba a perder por alguien como ese ex mortífago. Ambos avanzaron en silencio hasta un pasillo desierto, Hermione tomo el brazo del chico y sin más realizó la aparición llegando al pueblo de Hogsmade soltándose del rubio como si su contacto la quemara y alejándose a toda prisa por el camino que guiaba de regreso a Hogwarts. —Ya deberías saber que yo soy así. La voz de Draco se escuchaba a pocos pasos de Hermione, pero ella se rehusó a prestarle la más mínima atención. —Solo dije la verdad… ¿Querías que te mintiera acaso? —ante la evidente postura de Hermione de ignorarlo, Draco aceleró sus pasos tomando su brazo para hacerla frenar y enfrentarla—. ¡Deja de ignorarme! —No te ignoro, te agradecí por lo que hiciste, y tú quisiste comportarte como un idiota porque es evidente que no eres capaz de aceptar la amabilidad de otras personas, está bien, ya dejaste claro tus intenciones, no te importo y todo lo que haces es por ti, así que ya no tengo nada más que hablar contigo. Hermione se zafó de su agarre emprendiendo nuevamente su camino hasta llegar al castillo, sin detenerse a pesar de los variados saludos que le ofrecían los alumnos de Hogwarts. Ella tenía un solo objetivo y era llegar a su habitación para encerrarse lo que quedaba del fin de semana. —¡Hermione! —expresó Harry al por fin encontrar a su castaña amiga después de haberla buscado toda la mañana, ella frenó su andar con los nervios subiendo por su cuerpo, pero antes de que pudiera formular alguna palabra el castaño se lanzó a su cuerpo, rodeándola por unos protectores y cálidos brazos que lograron derrumbarla correspondiéndolo y rodeando sus brazos en el torso de su amigo—. Te estuve buscando toda la mañana… estaba tan preocupado, Ron él… —Te lo dijo —manifestó con amargura intentando alejarse del abrazo de su amigo que apretó más su agarre acariciando su cabello. —Yo estoy contigo, es lo único que importa. No hubo necesidad de más palabras, Hermione derramó todas las lágrimas que su cuerpo le permitían mientras Harry mantenía su abrazo firme demostrándole que jamás la abandonaría.   El sonido irritante de un par de cajas golpeando su cabeza lograron despertar el profundo sueño de la castaña, quién se levantó con resignación frotándose los ojos mientras las cajas de vitaminas continuaban en su incansable tarea de golpear su cabeza. Con un bostezo tomo las cajas y un vaso de agua para tomarlas, logrando que al fin desaparecieran. Segundos más tarde recorrió las cortinas de su cama dejando entrar la brillante luz del sol, golpeando sus aún hinchados ojos de tanto llorar la noche anterior. No le apetecía salir, socializar o siquiera tener que ver a alguien, pero le había prometido a Harry no deprimirse por la situación y sobre todo hablar con su amiga pelirroja a quien había esquivado para evitar la inminente conversación sobre su embarazo. Demoró todo el tiempo del mundo en cambiarse, recorriendo el camino más largo para así retrasar el momento, por lo cual escuchar la voz de su amiga por uno de los pasillos desolados del castillo encendieron su curiosidad. —¡Y cómo quieres que me ponga! —gritó Ginny al parecer bastante alterada, haciendo avanzar con más prisa a la castaña hasta que una segunda voz la petrificaron por completo. —¡Tampoco es fácil para mí! ¿crees que yo no sufro por todo esto? Hermione caminó los últimos pasos escondiéndose tras una estatua para mirar la escena frente a ella, logrando visualizar la pelirroja cabellera de Ginny frente a un Draco Malfoy bastante afligido. —Yo… sé que sí. Lo siento, pero no sé cómo seguir con esto, Hermione es mi amiga, no quiero lastimarla. —Te extraño —soltó Draco al ver como la pelirroja se alejaba, la aludida cerró los ojos respirando profundo para reprimir sus impulsos, volteándose nuevamente hacia él. Hermione quería salir de aquel lugar, a pesar de no entender nada de lo que ambos chicos decían, la complicidad en sus palabras y el tono tan cercano con el que se hablaban estaba destrozando de apoco en pequeños pedazos su corazón. —Faltan pocos meses para que termine el año, después de eso no nos volverás a ver, a ninguno y… —Será más fácil —completó Draco con amargura. Ginny suspiró mientras un impulso le hizo acercarse más al rubio, pero arrepintiéndose al último momento alejándose del pasillo. Draco siguió el camino contrario a Ginny dejando en aquel desolado pasillo a una castaña con un hueco en el estómago y unas tremendas ganas de llorar.   —¡Por fin! —exclamó Harry cuando la castaña entro a su primera clase —creí que no ibas a venir, no llegaste al desayuno. —Lo siento, yo me quedé dormida. —¿Desde el sábado? Hermione iba a responder cuando por la puerta ingresaron Ron y la bulliciosa de Lavender llamando la atención de todos. Hermione no pudo reprimir una mueca de fastidio, pero que fue reemplazada rápidamente por la sorpresa de ver el rostro de Ron lleno de moretones. —¿Qué fue lo que le pasó? —preguntó mirando a Harry quien solo miraba su libro pretendiendo que leía—. ¡Lo golpeaste! —dijo alarmada. —No es como si no lo mereciera, y si hubieras aparecido sabrías lo que pasó. —Nada justifica la violencia, es tú mejor amigo y el hermano de Ginny… —Y estará bien, los golpes se quitan y créeme no está enojado conmigo… tendría que ser muy idiota para hacerlo. Hermione quería continuar con la discusión, pero la profesora McGonagall ingreso al aula y no tuvo más remedio que dejar las cosas así y concentrarse en sus estudios, tenía demasiados problemas y desconcentrarse en sus clases no podría ser otro más. —¿No será incómodo todo esto? —preguntó Hermione en un susurro mientras todos se concentraban en una tarea asignada por la profesora de transformaciones, la cual por supuesto ella ya había acabado—. No quiero meterte en problemas con Ron y su familia. —Deja de preocuparte por él mione, un poco de escarmiento le servirá para acostumbrarse, cuando estemos en Grimmauld Place Ron no podrá entrar. —¿Cómo que estemos? —Ya hablé con Kreacher y te está preparando una habitación para ti y tu hijo, cuando nos graduemos te irás a vivir conmigo. —¡Qué! Estás loco Harry, no, ¿Y Ginny? Ustedes ya tenían hecho sus planes. —¿Ginny? Ella casi vacía mi bóveda en Gringotts con su enorme lista de cosas para decorar tu habitación, no tienes ni idea lo emocionada que está con esto, deberías hablar con ella. —No tienen que gastar en mi… —Tranquila, fue solo una broma, aun me quedan dos bóvedas en perfecto estado —dijo con egocentrismo —haría todo por ti… y Ginny igual y no te dejaremos sola —sentenció finalmente Harry dando por terminada la conversación y regresando a su pergamino para terminar su trabajo. Cuando la clase termino Hermione tenía una hora libre así que aprovechó para dirigirse en busca de su pelirroja amiga, tenía que enfrentarla, que Ron sea el padre de su hijo no significaba que ellas debían estar distanciadas y, sobre todo, esa rara conversación, no podía perder a su mejor amiga, por locuras en su cabeza, y que si Malfoy y Ginny eran amigos o se extrañaban. ¿Eso no era raro o sí? Si, lo era, pero si no hablaba con su amiga perdería la cabeza. Llegó a los jardines del castillo donde su amiga conversaba animadamente junto a Luna sentadas en la sombra de un gran árbol, quiso acercarse, pero notó que no era la única persona que la observaba y sin medir sus impulsos se acercó al rubio. —¿Te gusta? —preguntó la castaña llegando al lado del rubio quien descansaba su cuerpo en un árbol unos metros, alejado de ambas chicas. —¿Quién? —Ginny. —Y asumes eso ¿por qué…? —No paras de mirarla y… Draco se irguió de golpe mirándola con incredulidad. —¿Por qué dices eso? —Solo me pareció que… —¡Pues olvídalo! —gritó el rubio mientras se alejaba de la castaña completamente contrariado, caminando sin rumbo fijo intentando ordenar sus ideas, hasta que logró encontrar la perfecta persona que podría ayudarlo y sin dudarlo tomo el brazo del chico que caminaba a pasos apresurados con su equipo de quidditch en mano. —Por Merlín Malfoy ya te dije que no soy el padre deja de golpearme —soltó Ron asustado de la presencia del rubio nuevamente ante él. Bastante apabullado había quedado por el día anterior cuando el rubio lo atacó por el tema de Hermione. —¿Qué? No iba a golpearte otra vez… necesito hablar con tus hermanos. —¿Por qué? ¿pasó algo? Me librarás del problema de Hermione. Draco apretó su mano en un puño reuniendo toda su poca paciencia para no volver a moler a golpes a la maldita comadreja, haciendo que el chico retrocediera asustado y arrepentido por su desatinado comentario. —Si, el hechizo, creo que no está funcionando. —¿Por qué lo dices? —Hermione está empezando a recordar cosas… —¿Cosas? ¿Qué clase de cosas? Fred y George dijeron que el hechizo no se rompe, no a menos que… —Si ya lo sé. Pero dijo algo que ya pasó, repitió una conversación que tuve con ella. —Bien, les enviaré una lechuza para ver que saben. —Gracias, ¿aún te duele los golpes? —¡Pues claro que me duelen! —Genial —soltó con una sonrisa satisfecha alejándose del pelirrojo, quien con mala cara retomó su camino para entrenar en el campo de Quidditch.
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