ID de la obra: 276

SOLO UNA VEZ

Het
PG-13
Finalizada
2
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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95 páginas, 16 capítulos
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EL VERDADERO VILLANO

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Capítulo 5El verdadero villano     El sol se alzaba majestuoso por los terrenos del castillo, provocando una alta influencia de estudiantes a sus alrededores deseosos de saborear el calor sobre sus cuerpos, aprovechando en fin de las clases para descansar mayormente en los enormes tallos de los árboles. Hermione centro su atención en sus dos amigas, mientras Draco se alejaba furioso de ella. Con un suspiro para retener sus emociones avanzó hacia ellas. —Hermione —habló Luna con una sonrisa mientras la castaña daba los últimos pasos para llegar hacia ellas—. No te había visto los últimos días. —Si, lo siento Luna, estuve ocupada. —¿Luna nos dejarías a solas por favor? —soltó Ginny con firmeza extrañando a la rubia, pero accediendo a su petición. Hermione ocupó el lugar dejado por la chica ante la atenta mirada de su pelirroja amiga. —Se que has querido hablar conmigo —comenzó Hermione, pero siendo interrumpida por Ginny. —Ron es un idiota —dijo con dureza —y si crees que por ser mi hermano estaré de su lado, estás equivocada. —No quiero que te pongas en una situación en la que debas escoger… —No estoy escogiendo. Ron es mi hermano y lo seguirá siendo siempre. Esto no se trata de él, se trata de ti, de tu hijo y de que yo no te dejaré sola en esto. Hermione abrazó a su amiga sin poder contener las lágrimas. —Ahora tienes que contarme todo —dijo Ginny alejándose un poco de su amiga—. ¿Cuánto tiempo tienes? ¿Cómo está el bebé? ¿Por qué fuiste sola? —No, yo… yo no fui sola, fui con Draco —soltó esperando alguna reacción en su amiga, pero al no haber ninguna continuó hablando—. No pareces sorprendida. ¿Te lo contó él ayer cuando se vieron a escondidas? —acusó sin pretender sonar molesta, pero fallando completamente. —¿Ahora escuchas conversaciones ajenas? —soltó con brusquedad la pelirroja. —¡No lo negarás! —Dijiste que nos viste, ¿qué caso tiene? Lo que no entiendo es que haces aquí, por tu tono y la forma en que me miras parece que ya sacaste tus propias conclusiones. —Estaban solos, en un pasillo desolado… ¡Por Merlín Hermione! Por como hablas, parece como si me lo hubiera estado follando. Fue una simple conversación. —¿Simple? ¡Tú le gustas! —¡No puedo creer que sigamos teniendo está conversación! —explotó Ginny levantándose del césped dispuesta a irse. —¿Qué? —soltó la castaña levantándose también, por su parte Ginny pareció reflexionar sus palabras luciendo genuinamente nerviosa, aunque tratando de disimularlo. —Nada, olvídalo —dijo ella intentando huir de su amiga. —No, espera tú te quedas y me explicas… —¡No! Yo no tengo que quedarme aquí mientras tú me juzgas porque asumes que estoy haciendo algo mal. No soy yo la que a jugado a Harriet la espía para asechar a Draco. ¿Qué? ¿Pensaste qué no me daría cuenta? Mira, te conozco y tus intenciones, así que, si piensas ir con Harry y contarle algo, te ahorrare el trabajo, él ya lo sabe y no le importa, porque a diferencia de ti, él si confía en mí. La castaña no tuvo la oportunidad de responder ante ninguna de las acusaciones de su amiga, ella ya se estaba alejando y no tuvo más remedio que quedarse ahí, plantada como una tonta y sintiéndose terriblemente mal.   La semana transcurrió tortuosamente lenta, Ginny la ignoraba, como era de esperar, Harry a pesar de mostrarse neutral ante la situación alternando su tiempo entre su novia y mejor amiga, la mirada de decepción que el castaño le lanzó a Hermione fue suficiente para abrir una brecha entre ambos. Con Draco las cosas no eran muy distintas, se había obligado a dejar de seguirlo por los pasillos, muy en el fondo tenía miedo de volver a encontrarlo con Ginny, su corazón no lo resistiría, y la culpa por las acusaciones a su amiga solo ampliarían su dolor. Y a pesar de sus intentos por alejarse, Draco aparecía ocasionalmente en la biblioteca, dejando en su mesa alguna fruta o golosina, para luego alejarse, sin hablarle, sin mirarla, como si estar cerca de ella fuera un terrible error. La biblioteca era precisamente el lugar que utilizó para mantener su mente ocupada en los libros y tareas de las clases, llegando muy temprano y saliendo sólo cuando la señora Pince la obligaba, así que grande fue su sorpresa cuando vio a la pelirroja entrar al lugar (al que nunca entra) y se paró justo frente a ella. Hermione quiso reaccionar o al menos decir algo, pero las palabras quedaron ahogadas en su garganta, así que sólo observó cómo la pelirroja tomó todos sus libros y los arrastró a sus respectivos anaqueles con un par de movimientos de varita. —Suficiente estudio para ti —soltó Ginny al notar la duda en Hermione—. Vamos a Hogsmade. —Tenemos clase en 20 minutos —logró decir la castaña, sin atreverse a cuestionar sus órdenes. —Bien, seré más clara, vamos a faltar a clase el iremos a Hogsmade —aclaró Ginny tomando la mochila de Hermione y luego salió de la biblioteca, obligando a la castaña a ir tras ella para recuperar sus pertenencias. —No podemos faltar —refutó alarmada, pero cambiando rápidamente su tono en cuanto la pelirroja frenará su camino para enfrentarla—. Yo creí que tú… —¿Estaba enojada? —escupió con frialdad Ginny provocando una punzada en el pecho de Hermione, apartándose mirada de su amiga, incapaz de mantener contacto visual, pero Ginny no estaba dispuesta a ser ignorada acercándose a la castaña, quién cerró sus ojos como si eso lograra que mágicamente desapareciera. No los abrió, hasta que sintió unos cálidos brazos rodear su cuerpo apretando con demasiada fuerza. —Jamás podría enojarme contigo —habló Ginny con dolor —no tanto tiempo al menos —dijo soltando a la castaña—, eres mi mejor amiga, estas pasando por tanto y verme con Draco con lo enamorada que estás de él, no debió ser fácil, pero Hermione, amo a Harry con mi vida y nunca haría algo para arruinar así nuestra relación, tampoco engañarlo y menos con Draco, lo que viste… es difícil de explicar, pero eso no importa, confía en mí, ahora eres tú lo que importa. Así que quita esa cara que tenemos un largo día. Dicho esto, Ginny emprendió nuevamente su camino empezando a iluminarse su sonrisa. —¿No podemos hacerlo después de clase o el fin de semana? —cuestionó la castaña con la esperanza de hacer razonar a su amiga, dando apresurados pasos para alcanzarla. —Hermione no seas aburrida ¿te recuerdo que me acusaste de enrollarme con Draco? Me lo debes. Además, será divertido, hay tantas cosas del bebé que quiero comprar. —Espera ¡Qué! —gritó Hermione deteniendo su andar completamente—. No. Por supuesto que no. No puedo dejar que nadie se entere Ginny ¿qué crees que pasará si nos ven en Hogsmade comprando cosas de bebé? —No te ofendas Hermione, pero si estas conmigo no hablaran de ti. Solo escucha ¿qué hace la novia de Harry Potter entrando a una tienda de bebés? ¿el elegido está desesperado por formar la familia que nunca tuvo? ¿será que la menor de los Weasley logró enredar al niño que vivió? ¿Su gran fortuna tuvo que ver con eso? Skeeter te odia, pero no desaprovechará la oportunidad de humillar a Harry o destilar su veneno en mi contra. Descuida, estas a salvo a mi lado. —Pero… hablaran de ti ¿y si tus padres lo ven? —No me interesa lo que hablen si eso te protege, lo mismo piensa Harry y mis padres jamás creerán la basura de Rita Skeeter, saben que yo no pondría en riesgo mi posibilidad de jugar quidditch profesional y quieren tanto a Harry que no dudarían de su conservadora actitud. —¡Conservadora? —cuestionó la castaña incrédula y una visible sonrisa —¿te recuerdo que tuve que soportar por 4 horas tus gritos cuando fuimos a la cabaña de vacaciones? —¿Recuerdas ese día? —preguntó Ginny mirando a su amiga. —Claro, fuimos Harry, tú y yo. —¿Y de quien era la cabaña? —De… —la expresión de Hermione se volvió ausente, casi perdida—. Draco… él fue con nosotros y ¡Ustedes! —soltó alarmada. —Mentira —se apresuró a decir la pelirroja —solo fueron 3 hora, estábamos cansados. Hermione la miró por unos segundos mientras su expresión se iba relajando y luego sonrió. —Recuérdame no volver a pasar unas vacaciones con ustedes y sus hormonas alborotadas. Ginny le devolvió la sonrisa ocultando la culpa, al recordar aquel día. Hermione y su bebé, eso era lo importante ahora. Concentró su atención en el camino y en cómo vaciaría aquella tienda. Varias horas después y Ginny ya estaba cumpliendo su palabra, ya tenían al menos la mitad de la tienda en los carritos de compras a pesar de las insistencias y negativas de su castaña amiga. —¡Esto es demasiado! —se quejó Hermione —el bebé no necesitará un chupón de cada casa —dijo mirando los 4 artículos en la canasta cada uno con el sello y color representativos de las casas de Hogwarts. —Solo quiero darle opciones —se defendió la pelirroja —que se sienta libre de escoger su camino —sentenció mirando los chupones que aún colgaban en los escaparates, para luego tomar cinco más solo de la casa de Gryffindor y avanzar para repetir su acción con las mamaderas. Hermione soltó un suspiro de resignación. —Yo no puedo pagar todo esto, es demasiado y Harry no creo que esté de acuerdo en gastar en tanto. —A Harry no le importa —respondió Ginny despreocupadamente, mientras empezaba a llenar el quinto carrito—. Él fue muy específico en decir que puedo usar su dinero como quiera, y a diferencia de mi familia yo no lo veo como un acto de caridad. Estamos planeando una vida juntos y eso significa compartirlo todo, además cuando juegue Quidditch duplicare su fortuna en un instante, así que déjame darle a mi futuro ahijado todo lo que yo no pude tener. La discusión termino ahí, era evidente la postura y determinación de la pelirroja y Hermione no tendría manera de hacerla cambiar de opinión, a parte que ya estaba empezando a emocionarse con la cantidad de cosas que su pequeño tendría además del evidente apoyo y amor de sus amigos. Ginny pareció quedar satisfecha una hora después, pidiéndole a Kreacher que llevara todo a Grimmauld Place una vez pagadas. Animadas salieron del local opinando sobre la posible decoración del cuarto del bebé, cuando un hombre se atravesó en su camino. —Qué peculiar tienda para dos adolescentes, ¿no lo creen? Hermione sintió recorrer un escalofrió por todo su cuerpo al escuchar aquella fúnebre voz, paralizándola por unos segundos sintiéndose intimidada ante la intensidad de la mirada que Lucius Malfoy le lanzaba. —Lo que hagamos con nuestro tiempo libre no es de su incumbencia señor Malfoy —bramó Ginny decidida a liderar la situación. —¿Nos deja pasar? —habló Hermione recuperando la fuerza en su voz. Lucius no respondió, simplemente se limitó a mover su cuerpo ligeramente para dar el espacio suficiente a que ambas chicas logren pasar.   Las semanas siguientes el ambiente dentro del colegio se volvió un caos, la bomba de Rita Skeeter había explotado y tal como lo predijo la pelirroja, todo su veneno fue direccionado en humillaciones a Harry y cuestionamientos sobre las intenciones de Ginny y si bien esto no parecía afectar en lo absoluto a la pareja, el encuentro con el patriarca de los Malfoy si alteró a los chicos, incluso Ron se lo veía, más irritable que nunca. Dejaban de hablar cuando Hermione llegaba, desaparecían por horas y luego inventaban excusas poco creíbles. No lo entendía, sí, Lucius Malfoy no era precisamente un ejemplo de persona, pero su esposa había mentido a Voldemort para lograr que Harry gane la guerra. No tenían motivos para querer lastimar a ninguno. —¿Hay qué remover la poción a la izquierda o derecha? —preguntó Ginny a su lado, trayendo de vuelta a Hermione de sus pensamientos. La pelirroja había prometido estudiar para los exámenes que estaban próximos a iniciar, lo que ponía a Hermione aún más neurótica de lo que ya estaba. Miró a su amiga sin recordar su pregunta y ella suspiró. —Olvídalo —respondió la pelirroja dejando sus libros a un lado mientras Hermione revisaba el reloj por quinta vez en el día—. No importa cuánto veas ese reloj, no se detendrá, ¿por qué no vas a verlo y ya? —No sé de qué hablas —atacó la castaña ignorando la mirada de su amiga —quiero saber cuánto tiempo disponemos, aún nos quedan varios temas y… —¡Sabes muy bien de quien hablo! —Tengo muchas cosas en la cabeza Ginny, los exámenes, mi futuro, evitar desmayarme en clase, no necesito pensar en él está claro. —En dos meses nos iremos de Hogwarts y después de eso ya no lo veras… —¡Y es exactamente lo que necesito! —explotó Hermione ganándose una severa mirada por parte de la bibliotecaria. Tras disculparse agacho su mirada para volver a su tarea y las vitaminas aparecieron golpeando su cabeza para alterar los nervios de la castaña, quien tomó el frasco y lo arrojo al fondo de su mochila. —Las tomaré luego —se apresuró a decir ante la molesta mirada de su amiga, mientras regresaba su atención a los libros esparcidos por la mesa reanudando su estudio, la cual solo duró unos minutos hasta que unas manos se posaron en la mesa. —¿Qué se supone que haces? Hermione levantó su rostro para encontrarse con la mirada furiosa de Draco, ella no supo que responder, miró a su amiga en busca de apoyo, pero parecía estar igual de sorprendida que ella. El rubio rodeó la mesa tomando la mochila de la castaña y llevándose a la susodicha a uno de los pasillos llenos de estanterías, una vez allí sacó las vitaminas de la mochila. —Debes tomarlas —ordenó el rubio con la mirada endurecida. —Ya lo sé, no necesito que me vigiles —arremetió la castaña quitándole el frasco y la botella de agua, para tomar el medicamento—. ¿Y qué haces aquí? Se supone que tienes práctica. —Había olvidado que sabes todos mis horarios. Decidí terminar la practica antes y asegurarme que no cometieras una idiotez como dejar de tomar tus vitaminas. —¿Por qué? Cada día vienes a darme comida o asegurarte que tome los medicamentos y luego te alejas como si estar cerca de mi fuera, terrible. No puedes pretender odiarme y luego preocuparte así por mí. —Ya te dije que no te odio. —No, solo a mi sangre. Hermione le arrebató la mochila a Draco dando por terminado su raro encuentro. Regresando a su mesa que ahora se encontraba vacía. Después de eso la castaña terminó por completo su tonta obsesión. Los siguientes dos meses ignoró por completo al rubio y sus raras atenciones, hasta el punto de que él mismo dejó de intentar ayudarla. Su inminente separación era un hecho, el baile de graduación era esa noche y después de eso Hermione no lo vería nunca más, iría a vivir en Grimmauld Place y Draco seguiría con su esplendorosa vida de sangre pura. —¿Estás lista? —preguntó Ginny en el marco de la puerta luciendo un sencillo, pero hermoso vestido dorado resaltando su gran figura. —Lista —respondió la castaña mientras se levantaba dejando ver su vestido beige, con un prominente escote y varios pliegues que ocultaban su ya pequeña barriga. Ambas chicas bajaron al gran comedor donde La ceremonia se llevaría a cabo. Durante el acto Hermione como era de esperarse fue premiada como la mejor bruja de su generación, además del reconocimiento por servicios al colegio junto a Harry y Ron por la batalla de Hogwarts. La noche era simplemente perfecta, rodeada de las personas que realmente la querían y bueno Ron, quien para su alegría se mantuvo alejado de ella, así que compartió varias piezas de baile junto a Neville y McLaggen, quién no desaprovechó su última oportunidad para tratar de conquistar a la heroína de la guerra. —McLaggen la profesora McGonagall te busca —habló Draco apareciendo entre la pareja que disfrutaba de un baile lento. —¿Y a mi por qué? —cuestionó el muchacho sin soltar a la castaña, quien miraba al rubio anonadada por lo jodidamente guapo que se veía esa noche. Con un elegante traje negro. —¿Te parece que tengo cara de lechuza? ¡Ve y averígualo tú! —soltó molesto el rubio mientras apartaba al muchacho de Hermione, para ser él quien ahora la atrapaba de la cintura con sus manos. —Eso fue grosero —reprochó Hermione una vez Cormac se alejará. —O créeme Granger, si hubiese querido serlo, ese pobre ya estaría en la enfermería. Hermione no respondió, intentó alejarse del rubio, pero él se lo impidió afianzando su agarre al cuerpo de la castaña acercándose lo suficiente para que ella pudiera aspirar aquél tan atrayente aroma del rubio. —¿Persiguiéndome por tantos meses y ahora quieres escapar? —Aprendí de mis errores. —Que buena chica —soltó Draco con la voz más ronca y sexi que Hermione jamás había escuchado, mientras acariciaba su rostro logrando que una corriente eléctrica recorriera su cuerpo. Antes de que la castaña pudiera responder Draco tomo su mano para colocar un pedazo de pergamino y alejarse de ella. “Es la última noche, la última vez que nos veremos. Y hay algo que necesito hacer desesperadamente y yo sé que tú también. Nos vemos en el aula del tercer piso en 20 minutos.” Hermione soltó un suspiro mientras las ansias por concretar aquel encuentro se instalaba en su cuerpo, pero debía resistir. Se prometió a sí misma que aquella locura con Draco Malfoy estaba enterrada y no caería solo porque él decidía que ahora tenían un asunto pendiente, no le daría el gusto de verla aceptando sus caprichos por el simple hecho de ser él. Si, ese era un buen discurso, convincente y muy razonable. Sin embargo, Hermione ya aceleraba sus pasos de camino a esa maldita aula maldiciendo a todos los magos por su poca fuerza de voluntad, pero era culpa de Malfoy, él y su sexy apariencia. Revisó nuevamente el pergamino arrugado en su mano dándose cuenta de su terrible error, debía irse. Caminó hacia la puerta, pero por esta apareció la persona que jamás se imaginó. —¿Qué haces tú aquí? —preguntó incrédula de ver precisamente a Ron frente a ella. —Te seguí —contestó cerrando la puerta tras suyo encendiendo las alarmas de la castaña, quién avanzó para salir de aquel lugar, lo que menos quería en su última noche es una charla con un cobarde—. Perdón —soltó Ron en cuanto Hermione estuvo en la puerta y sin que ella lo previniera el pelirrojo ya tenía su varita apuntando hacia su cuello. —Ro-Ron que… ¿qué haces? —habló temerosa Hermione mientras intentaba sacar su propia varita para defenderse, pero fue inútil cuando su ex amigo le arrebató la pequeña bolsa donde la guardaba para luego tomar su cabeza y apoyarla contra el escritorio. —De verdad lo siento —susurró con dolor y una mirada atormentada, provocando las lágrimas en Hermione. —¡Expelliarmus! —gritó Draco apuntando hacia el pelirrojo y mandándolo lo suficiente lejos para liberar a Hermione, quien corrió hacia el rubio. —Tendrás que hacer algo mejor que eso Malfoy. Ron estaba nuevamente de pie y con un hechizo en dirección a Draco que logró esquivar con dificultad. —¡Corre! —gritó el rubio mientras trababa la puerta con la esperanza de ganar tiempo. Hermione se apresuró a sacarse los tacos que llevaba puesto y descendió las escaleras para regresar al gran comedor, pero Draco la atrapó para guiarla fuera del castillo. La castaña estaba por protestar cuando una fuerte explosión se escuchó en el interior. Con el corazón latiendo le a mil por hora se dejó guiar por el rubio hasta los límites del castillo donde Draco realizó la aparición sin darle ninguna explicación a Hermione. Segundos más tarde ambos se encontraban en un oscuro sendero que por la escasa presencia de estrellas en el cielo le era imposible a Hermione distinguir. Y cuando está intentó pedir una explicación la sensación de la aparición se hizo presente nuevamente. Al sentir el piso bajo sus pies descalzos, se dejó caer ante la falta de energía, no topando el piso gracias a los brazos de Draco que la acunaron protectoramente. —¿Dónde…? —Bienvenida señorita Granger. Las palabras se quedaron atoradas en su garganta mientras un hueco se formaba en su estómago al reconocer el dueño de esa voz. Con esfuerzo recuperó su compostura visualizando su entorno. Estaba dentro de una habitación bastante amplia, aunque muy oscura para su gusto. Lo que más llamaba la atención era la gran cama con sábanas de seda, junto a una pequeña cómoda con unos pocos libros apilados, al otro lado una puerta que asumía debía ser de un baño, junto a un ventanal tapizado por gruesas cortinas que mantenían la luz fuera del lugar, al otro extremo de la habitación un gran armario y finalmente la salida, justo donde Lucius Malfoy la miraba con una expresión imposible de descifrar. Hermione se soltó de Draco y corrió hacia la puerta, pero en cuanto intentó cruzar fuera de la misma se impactó con una barrera invisible. —Hechizo de encierro —explicó el hombre nuevamente mirando a Hermione con una inexplicable satisfacción—. Espero que se ponga cómoda —dijo mientras se acercaba a ella logrando que Hermione huyera el otro extremo de la habitación aterrorizada. —¡Déjenme salir! —exigió la castaña, sonando más a súplica por la desesperación que sentía en esos momentos, eso pareció regocijar aún más a Malfoy que sonreía ampliamente. —Disfruta de tu nueva celda… “Heroína” Dicho esto, Lucius Malfoy abandonó la habitación seguido de su hijo, quién parecía ignorar la presencia de Hermione, pues a pesar de las súplicas de la chica, él ni siquiera la miró. —No era necesario que la asustaras —reclamó Draco a su padre una vez estuvieron lo suficiente lejos de aquella habitación. —¿Y dejar que quedes como un héroe? Eso no era parte del trato Draco. Por mucho que te hayas esforzado con Potter y Weasley para armar esa farsa en la fiesta, tú y yo sabemos quién es el verdadero villano.
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