ID de la obra: 276

SOLO UNA VEZ

Het
PG-13
Finalizada
2
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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95 páginas, 16 capítulos
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UN TRATO

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Capítulo 7Un trato     Las semanas siguientes la vida de Hermione se volvió una constante rutina, comer en vigilancia de Minnie, ser visitada por Draco, aunque ninguno de los dos se dirigiera la palabra y el resto del día, estar completamente sola. No había vuelto a ver a Lucius Malfoy para su alivio, aunque podía escucharlo cuando él junto a su esposa caminaban por los pasillos de aquella mansión. —Minnie trajo su cena señorita Granger —dijo la elfina apareciendo frente a la castaña al igual que los platos llenos de comida en la mesa. Hermione con brusquedad se posicionó en su lugar, pero antes de poder probar bocado la puerta de su ahora habitación se abrió para dar paso a quien menos se imaginó. —Ama Malfoy —soltó la elfina mientras hacia una exagerada reverencia hacia la matriarca del hogar. —Lamento interrumpir tu cena señorita Granger, pero me temo que tienes visitas. Hermione se levantó de inmediato con la esperanza recorriendo su cuerpo, Harry, pero sus esperanzas se vieron destrozadas en cuanto un hombre mayor y bajo entró en la habitación, seguido de varias máquinas flotando tras suyo. —¿Así que usted es la paciente? —interrogó el médico mientras las máquinas de procedencia muggle se instalaban al lado de la cama de la castaña. Hermione por instinto se alejó lo más que pudo de aquel médico mientras cubría su vientre, aterrada ante la idea de lo que aquel hombre tenía planeado hacer. —Es solo una revisión —habló Draco entrando en la habitación y acercándose a Hermione con la intención de calmarla—. Una ecografía, como la última vez. —Creímos que con un método muggle te sentirías más cómoda —completó Narcissa mirando a la chica con una expresión tan fría, que resultaba difícil de descifrar. —No quiero que nadie me revise —sentenció Hermione alejándose aún más de los presentes. —No era una pregunta —arremetió Narcisa con una irritante tranquilidad—. Estás en nuestra casa, seguirás nuestras órdenes. —¡Yo no pedí estar aquí! La mujer miró a la castaña esbozando una gran mueca de desprecio ante el atrevimiento de gritarle justamente a ella, decidida avanzó hacia Hermione, pero Draco se interpuso mirando desafiante a su madre. —Contrólala Draco —sentenció la mujer antes de retroceder nuevamente sus pasos. —Solo es una revisión Granger te lo prometo, nada te pasará —dijo Draco regresando hacia la castaña para convencerla, ella por su lado luchaba con la inquietante sensación de alivio que sentía con Draco como si pudiera confiar en él plenamente, pero el estar precisamente ahí le demostraba todo lo contrario. Draco cansado de una respuesta suspiró derrotado—. Minnie —soltó e inmediatamente la elfina con horror en su rostro comenzó a lastimarse con uno de los utensilios que aún se encontraban en la mesa. —¡Draco para! —gritó Hermione con lágrimas mientras corría a ayudarla incapaz de frenarla—. Dejaré que me revisen, pero ¡ya déjala! —dijo mientras se acercaba a la cama logrando así que Minnie dejara de lastimarse. La revisión comenzó y solo en el momento que los latidos de su bebé se escucharon por el monito, Hermione no pudo borrar el odio que en ese momento sentía por Malfoy. —Su bebé está sano, parece que esta todo normal. Lamentablemente la posición del bebé no permite saber el sexo aún, pero seguramente en la próxima revisión podrá saberlo. El doctor siguió con algunas indicaciones para lo que restaba del embarazo, pero además de él, nadie hablaba, la tención era palpable y tras que el doctor saliera de la habitación junto a Narcissa, Hermione decidió encarar a Draco. —No quiero que vuelvas —dijo con determinación. —Hice lo necesario para cuidarte… —¡No! Lo que hiciste fue inhumano y… no te quiero volver a ver. Soy tu prisionera ya me quedó claro, pero no te atrevas a seguir viniendo, fingiendo que te importo, ¡porque no es así! Draco no pudo responder, un nudo se formó en su estómago ante las últimas palabras de la castaña, la había lastimado, otra vez después de jurarse no volver a hacerlo, él lo había arruinado.   Hogwarts, 1996 Sexto año. Una semana nueva y Hermione estaba decidida a demostrarle al petulante rubio, que ella no era ninguna mojigata. Había regresado al local de los gemelos y ahora recordándolo todo puso en marcha su plan. —Hermione volviste —soltó con alegría George al verla entrar —creí que después de tu pelea con Draco no regresarías. —¿Tú cómo te enteraste? ¿Tú también eres su amigo? —Qué clase de dueño sería si no predico con el ejemplo mis propias reglas. Se que es complicado, pero si dejas… —¡Qué! —interrumpió la castaña molesta —¡olvidar todas las humillaciones que sufrí por su culpa! —No —sentenció Fred llegando hasta ellos—, sólo debes divertirte. —¡Genial! —soltó la castaña mirando a la pista de baile, tratando de reunir la suficiente cantidad de valentía, luego miró a Fred quién tenía un vaso lleno de algún líquido (seguramente muy fuerte), así que se lo arrebató vaciando su contenido en un solo sorbo—. Ven George, vamos a bailar —dijo arrastrando al pelirrojo al centro de la pista. —No te creí capaz de hacer eso —habló George impresionado por la actitud de la castaña mientras ella se movía impresionantemente bien a su lado. —¿Qué? Divertirme. —No bueno, es que tú eres tan… —¡Qué! ¿Mojigata? —increpó Hermione dejando de bailar y mirando desafiante al gemelo, pero no le permitió contestar, decidida fue hacía la barra del local. —¿Qué haces? —preguntó George viéndola alejarse y arrebatarle otro vaso de wisky de fuego a uno de los estudiantes. —Demostrarles quién soy —respondió Hermione antes de subir a la barra ante la atenta mirada de los pocos estudiantes que se encontraban cerca, los cuales aumentaron en número cuando empezó a bailar. Las palabras “mojigata” revoloteaban por su mente mientras miraba a Malfoy apoyado en el barandal del segundo piso, en su VIP, pero mientras su cuerpo se movía al ritmo de la música por unos segundos logró olvidar todo a su alrededor disfrutando de su locura. Fue entonces cuando miró nuevamente hacia Malfoy para provocarlo nuevamente, que su corazón se estrujó. Ron salía de las cortinas que dividía las habitaciones acompañado de una rubia de Gryffindor. Draco también notó el cambio en el semblante de Hermione buscando que era lo que la chica miraba, para encontrarse con el pelirrojo. Ron se encaminó hasta la baranda para observar a Hermione parada encima de la barra mirándolo fijamente, sabiendo que estaba en serios problemas. Segundos más tarde ya se encontraba en el primer piso. —Hermione… —empezó Ron, pero siendo rápidamente interrumpido. —Creí que salías con Lavender. —Fuera de este lugar sí, pero aquí donde te recuerdo que no se juzga, no. —Tienes que ser muy caradura Granger para escandalizarte así—, habló la rubia que aún se aferraba al brazo de Ron —cuando pasaste la noche en el barco de Viktor el día del baile de navidad. —¡Qué! —explotó Ron soltándose de la chica y mirando con los ojos chispeantes a Hermione. —No… eso… eso no… —¡No qué! No estuviste de… —¡Ron! —amenazó Harry sabiendo la impulsividad de su amigo —más te vale que cuides lo que dices. El pelirrojo miró a su amigo apretando los puños, unos segundos antes de mirar nuevamente a Hermione. —No es mi culpa que seas una mojigata y te escandalices por todo. Hermione se alejó furiosa devuelta a la pista de baile perdiéndose entre los alumnos, Ron por su parte respiró frustrado, por haber arruinado todo con la castaña nuevamente. —¡Eres un idiota! —atacó su hermana Ginny llevándose a Harry. —¡Esta con McLaggen! —soltó Ron iracundo mientras la rubia Gryffindor se distanciaba de él—. Tienes que alejarla de él —dijo desesperado viendo a Draco, este rio divertido, hasta que se dio cuenta que Ron no estaba bromeando en cuanto a su petición. —¿Yo? ¡Estás loco! Ella me odia. —¡Vamos Draco por favor! Te pagaré lo que quieras, solo no dejes que se acerque a ese idiota. —¿Y con qué me vas a pagar? Pobreza… Ron lo fulminó con la mirada por su burla, pero rápidamente buscó entre los alumnos para encontrar su salvación. —Astoria, yo sé porque ella no ha querido salir contigo y si me ayudas con Hermione, yo te ayudo con ella. —¿Qué te hace pensar que no puedo tener a Astoria por mis propios medios? —Porque llevas dos meses buscándola y ella te sigue diciendo que no, me lo contó. —¿Ella te habló de mí? —Si, y si quieres que te ayude, tú me ayudas con Hermione. ¿es un trato? Draco miró a Astoria quien brillaba con esa adorable sonrisa suya, acercarse a Granger sería demasiado difícil y mantenerla a raya mucho peor, pero si eso lograba que él pudiera conquistar a la dulce Astoria ¿valía la pena no? —Tienes hasta antes de que cumpla mi misión para lograrlo —advirtió Draco antes de adentrarse a la pista de baile. Ron sonrió satisfecho por lograr su cometido. Mientras tanto, Hermione intentaba formar una sonrisa, algo bastante difícil tomando en cuenta que Cormac no dejaba de tocarla, hasta que Blaise apareció frente a ella. —¿Quieres una mejor compañía leona? —soltó el moreno con una sonrisa apartándola de McLaggen, quien furioso lo encaró. —¡Aléjate Zabini! —¡Oh vamos McLaggen! ¿Un poco de competencia no te gusta? Hermione estaba dispuesta a intervenir cuando fue arrastrada por unos fuertes brazos lejos de la pista de baile, fue cuando llegó a las escaleras y comenzó a subir torpemente que se dio cuenta de quien era la persona. —¡Malfoy suéltame! —gritó enfurecida zafándose de su agarre. —De nada Granger, fue un placer salvarte de los tentáculos de McLageen —contestó el chico molesto por el trato de la chica. —¡Yo no te pedí que me ayudaras! Espera. ¿Ron te pidió que me alejaras de él? ¡Ese Maldito! —¡A mí no me manda nadie! —soltó Draco molesto, pero luego su expresión cambio a una más coqueta—. Te traje porque quería que terminaras ese sorprendente baile que estabas haciendo para mí. —Yo… no… —Te molestaste por decirte mojigata y armaste todo esto ¿o me equivocó? —Hermione apartó su mirada pues su rostro ya estaba empezando a tornarse rojo—. Tranquila, entiendo lo irresistible que puedo ser y que trataras de eliminar la única cosa que impediría que me fije en ti. —¡Por supuesto que no! —mintió la castaña, pero su rostro enrojecido ya la estaba delatando—. Me interesa muy poco lo que un patético niño de papi como tú piense de mí. Por si no te has dado cuenta, ¡te odio y lo haré toda mi vida! —¡Pues el sentimiento es mutuo! —explotó Draco acercándose peligrosamente a la castaña quedando a solo pocos pasos de distancia. Ambos chicos se miraban con profundo odio, hasta que Hermione apartó la mirada al tiempo que en sus ojos se formaba una capa cristalina por las lágrimas que amenazaban con salir. —Entonces lárgate y deja de hablarme —dijo pausadamente para que su voz no se quebrara, eso logró que la furia de Malfoy disminuyera retándose mentalmente por alterarse tanto. —Granger no exageres ¿y desde cuándo lloras en una discusión conmigo? —¿Y a ti que te importa? Solo soy una tonta mojigata… hasta Ron ve eso —dijo apoyándose a la pared con un puchero, tornándose realmente tierna según Draco, así que decidió que lo mejor para mantener a Granger bajo control, era haciéndola sentir mejor. —Eres hermosa Granger y si Ron no lo ve es un idiota —dijo acercándose a la chica y tomando su rostro para que lo mire, quedando repentinamente cerca. —¿De verdad lo crees? —preguntó tímidamente mirando a Draco como nunca lo había hecho. —Si —contestó el rubio observando detenidamente a la castaña, y claro que lo era, su piel ahora que la tocaba era suave, sus ojos color almendra lo hipnotizaban y esos labios tan… —¿Tanto como para querer besarme? —se atrevió a preguntar Hermione mientras su cuerpo temblaba bajo el tacto de Malfoy. —Si —contestó Draco sin apartar la vista de esos carnosos labios y una mirada lujuriosa. Hermione acortó aún más la distancia entre ambos, rozando tortuosamente el labio del rubio, para dirigirse a su oído. —Pues que lastima… idiota. Hermione apartó de un empujón a Draco quien la miraba completamente confundido. —¿Enserio creíste que yo dejaría que tú te acercaras a mí? Parece que se jugar esto mucho mejor que tú —dijo con una sonrisa ladeada y llena de satisfacción ante la cara de estupefacción del rubio. —¿Quieres jugar? —dijo al fin Draco intentando recuperar la compostura. —¿Contigo? Ni loca. —A claro por lo del odio y eso… —¿No te parece razón suficiente? —Para una mojigata como tú seguramente, pero a mí no me importa nada de eso, si lo que consigo es una chica. —Pues es una lástima Malfoy porque no conseguirás a esta chica, por mucho que supliques. —Suplicar, ¿yo? Ni en tus mejores sueños Granger —soltó molesto el rubio acercándose unos pasos a la chica, esperando que ella retrocediera y cuando eso no paso su furia creció aún más—. La única que terminaría suplicando por mí, serias tú. —Ya lo veremos —sentenció Hermione acortando nuevamente la distancia quedando muy cerca del rubio para poder sentir la respiración pesada del mismo. —Que empiece el juego Granger —susurró el rubio antes de apartarse y alejarse de ella descendiendo las escaleras del segundo piso. Hermione logró entender las palabras de Malfoy sólo cuando él estuvo lo suficiente alejado de ella. ¿Juego? —¡NO! —gritó Hermione, pero en vano, pues Draco ya no se encontraba cerca, ella se maldijo por perder la compostura con aquel hurón. Había entrado en una especie de juego de seducción con su peor enemigo y ahora no tenía escapatoria.   La semana siguiente Hermione ya se encontraba nuevamente en el local de los gemelos, Ginny tenía razón, su cuerpo y su mente le pedían volver aún sin saber qué era lo que pasaba ahí dentro y aunque, en ese momento lo recordaba, una vocecilla en su cabeza le dijo que no era momento de esconderse y darle la razón a Malfoy y los demás de como se suponía que era ella. Así que, decidida se dirigió al VIP de Malfoy, al cual sorprendentemente pudo acceder, pero él no se encontraba, lo observó bailando junto a su pelirroja amiga, tan distinto al Malfoy que recorría los pasillos de Hogwarts. Sin esa altanería, ni aquel semblante tan acabado con el que lo veía ese último año. Ahí entre la multitud era simplemente un adolescente más, sin preocupaciones, sin falsos comportamientos de sangre pura, porque si Harry, Ron y Ginny confiaban tanto en él, ¿debía ser bueno no? Algo en él debía ser distinto dentro de ese lugar y aunque Harry la alentó a que lo descubriera, tantos años de humillaciones le decían que no debía permitirlo. Draco alzó de pronto su rostro, encontrándose con la mirada de Hermione y tras lanzarle una sonrisa burlona, se escusó con Ginny y subió rápidamente a su VIP. —Creí que no ibas a venir. —No lo hice por ti —soltó con frialdad la castaña—. Lo que creas que pasó la anterior semana olvídalo, no hay ningún juego que quiera empezar, mucho menos contigo. —¿Por qué? ¿No Quieres demostrar ser mejor que yo?, bueno es tu oportunidad juguemos y él que caiga primero deseando al otro, perderá. Diviértete un poco Granger, solo es un juego. —Uno que no es justo, tú puedes jugar y luego te descargas con cualquier chica del lugar, yo eso no puedo hacerlo. —Claro que puedes, no quieres, eso es distinto. —¡Yo no soy como tú! No me acostaré con nadie. Así que, si quieres que acepte, será con esa condición, nada de chicas. —Está bien, pero yo también tengo una condición. —¿Cuál es? —Si un día dejas de odiarme… aléjate de mí. Hermione miró extrañada a Malfoy por su petición, pero su mente rápidamente le dijo que no debía importarle en lo más mínimo los sentimientos de aquel chico, así que se acercó a él para extender su mano. —Bien, es un trato.
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