ID de la obra: 276

SOLO UNA VEZ

Het
PG-13
Finalizada
2
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
¡Vote por el trabajo que más le guste! Puede votar una vez al día.
Promocionada! 0
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
95 páginas, 16 capítulos
Etiquetas:
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
2 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

DÉJATE LLEVAR

Ajustes de texto
Capítulo 10Déjate llevar    Vacío, desesperación, dolor. ¿Cómo el cuerpo podía sentir tanto sin recordar por qué? ¿cómo tu corazón no olvida lo que tu mente sí? Y ¿por qué se aferra a la idea del dolor? A llevarnos cada vez a aquel lugar que nos hace daño, que nos vuelve vulnerables. Eso era en lo que Hermione se convertía cada vez que su cuerpo inconsciente la arrastraba de vuelta a su escondido infierno, en una Hermione vulnerable. Llegar al local de los gemelos, recuperar sus recuerdos y por consecuencia la conciencia de la trampa a la que su cuerpo y corazón la arrastraban y huir nuevamente de sus sentimientos, de la mirada desesperada de Draco y sus excusas. 3 semanas, 6 noches, era lo máximo que Draco pudo soportar ante el repetitivo accionar de la castaña, al principio quiso convencerse de que sus sentimientos no habían cambiado, que sus intereses seguían siendo los mismos, pero el retumbar de su corazón cada vez que ella entraba por la puerta del local haciendo que sus miradas se encontraran y la sensación de vacío cuando ella se alejaba le demostraban lo equivocado que estaba. Para la séptima noche Hermione soltó un grito de frustración. Otra vez se encontraba en aquel local, pero esta vez Draco no estaba al otro lado esperándola y una punzada de decepción recorrió su pecho, ignorándolo dio media vuelta para salir de aquel lugar. —¿Te vas tan rápido? Hermione frenó de golpe al ser interrumpida por un corpulento cuerpo bloqueando su camino. —¿Zabini qué haces? —¿No te parece que debes dejar de huir? —¡Yo no estoy huyendo! —Entras, lo ves, te vas, a mi me parece que eso es huir —habló Theo tras ella logrando que la castaña diera un brinco por la sorpresa dando media vuelta para mirarlo. —Es entendible Theo —dijo Blaise aprovechando la distracción de Hermione para tomarla por los hombros y llevarla unos pasos dentro del local—. Cualquiera huiría de alguien como Draco, él es… ¿cómo decirlo…? —Un idiota —completó Theo haciendo sonreír al moreno. —Genial, ya establecieron un punto, Draco es un idiota, ¿pueden dejarme ir? —atacó la castaña intentando alejarse de ambos chicos, pero ya los tenía a cada lado suyo. —Relájate Granger —soltó Blaise arrastrando a Hermione hacia el segundo piso —un día cuando tengas unos hermosos bebés con Draco y yo sea su padrino, me lo agradecerás. —No, espera —interrumpió Theo indignado —si alguien será el padrino de esos niños seré yo. —Yo soy su mejor amigo, yo seré el padrino. —¡Yo también soy su mejor amigo Blaise! —Yo le caigo mejor. Soy mucho más divertido que tú. —Eres irresponsable. ¿Qué le darás al niño, hierbas mágicas y fiesta? —Mucho mejor que un montón de aburridos libros, ya bastante tendrá con los padres que le tocó. —¡Y por eso necesita alguien cuerdo como yo! —¡Ya basta! —gritó Hermione aun siendo arrastrada por ambos chicos, a pesar de su acalorada y bastante bizarra discusión—. Ninguno será el padrino de ningún niño. Blaise y Theo se miraron unos segundos analizando las palabras de la castaña. —¿No pensarás que su primer hijo será una niña o sí? Porque eso no pasará. —Blaise tiene razón Granger, la tradición de los Malfoy es que siempre tienen varones. Hermione no supo que responder ante tantos disparates de aquellos dos y tampoco tuvo tiempo pues ambos empezaron nuevamente con su rara discusión. —¡Se pueden callar! —gritó Draco saliendo de su VIP, pero quedándose callado al notar la presencia de Hermione acorralada entre sus dos amigos —¿Qué hacen? —Granger cree que su primer hijo será niña, Theo y yo tratamos de hacerle entender que eso no es posible. —Si, por la tradición Malfoy —completó Theo. —¿Qué? —¿Yo no dije eso! —gritó exasperada la castaña. —¿Por qué la trajeron? —preguntó molesto el rubio ignorando la locura que sus amigos de seguro se habían inventado. —Para que dejes de estar deprimido y llorando encerrado en tu VIP. Theo tomo del brazo a Hermione y la arrastró dentro del VIP, mientras Blaise hacia lo mismo con Draco. —Solo hablen —sentenció Theo firmemente. —¡Eso! No pondré en juego la vida de mi futuro ahijado. —Ya te dije que será mío. —¡Zabini! —gritó Hermione al verlos alejarse peleando nuevamente por ese absurdo, intentó salir, pero una barrera se lo impidió. —Me puedes dejar explicarte… —¡No te atrevas a hablarme! —soltó Hermione sin darse la vuelta para no tener que encararlo. —La razón por la que le conté a Harry mi misión, fue ella, quería ser digno de su amor. —No me interesa, no quiero escucharte —interrumpió Hermione mientras con su varita realizaba inútiles hechizos para salir, pero Draco ahora que la tenía ahí no pensaba desaprovechar la oportunidad de soltar todo lo que lo había atormentado por semanas. —Luego llego el trato con Ron y… —Y lograste tu objetivo, felicidades Malfoy —atacó Hermione con frialdad. —Me di cuenta porque en tres meses no logré acercarme a ella, ella no eres tú. —No es tan estúpida como yo, si ya me di cuenta. —Eso no es cierto, te lo dije la primera vez, tú tienes todo lo que me apasiona en una mujer. —También dijiste que era demasiado mojigata para ti. —Y tú te encargaste de demostrarme lo equivocado que estaba, pero… Hermione sintió un vacío instalarse en su estómago mientras Draco parecía luchar con sus ideas. —Ella es lo que yo necesito —dijo Draco finalmente con evidente culpa por sus palabras —ella es quién estará conmigo a pesar de todo. —Vaya manera de justificar tus acciones. —No me estoy justificando, lo siento por mentirte, pero es la verdad, fuera de este lugar, ella no me odia. —¡A ella no le hiciste la vida imposible por 6 años! Tú también me odias, mucho más de lo que yo a ti. —Desde que empezaste a venir aquí no he podido dejar de mirar tu mesa para verte, he golpeado a Theo y Blaise, destruido mi habitación, por no saber que demonios me pasa y por qué no puedo dejar de verte, si eso es odio, sí Granger, te odio con locura. Yo no quise que esto pasara, lo siento, pero ya no puedo sacarte de mí cabeza. —Esto no tiene futuro. —Entonces no pienses en el futuro, piensa en el aquí y ahora, lo que nos está pasando en este instante —contestó el rubio incapaz de mantenerse por más tiempo alejado de Hermione. —No hay un nosotros allá afuera —atacó la castaña intentando que la distancia se mantenga, pero incapaz de moverse al sentirlo tan cerca. —¡Qué importa lo que hay afuera Granger! Deja de sobre analizar todo, déjate llevar, por una vez, solo vive —dijo mientras eliminaba por completo la distancia entre ambos tomando su rostro y acercando peligrosamente sus labios a los de Hermione. —Yo… —susurró Hermione demostrándole a Draco el efecto de sus palabras —yo no te he escuchado suplicar. —¿De verdad me vas a obligar a hacerlo? —preguntó atónito mientras Hermione mordía su labio inferior mirándolo con fingida inocencia, provocando su sonrisa—. De acuerdo —dijo tomando el rostro de la chica delicadamente—. Hermione Jean Granger te ruego, déjame besarte, voltear tu mundo por completo, déjame complacerte hasta la locura, hacerte estremecer mientras devoro cada centímetro de tu cuerpo, te ruego, acaba con esta tortura, se que te mueres porque te haga mía, tanto como yo por ser tuyo, solo di que sí. —Sí —soltó la castaña en un suspiro antes de sentir los labios de Draco devorar los suyos, aprisionando posesivamente su cuerpo contra el suyo. —Espera Draco —dijo Hermione cuando la falta de aire los obligó a separarse. —¡Por Merlín Granger qué! —¡Cómo qué! Astoria, tú estás con ella. —Lo sé, pero terminaré con ella —contestó el rubio mientras intentaba reanudar el beso sin éxito. —¡Lo harás ahora! No haré esto mientras estés con ella. —¿Siempre eres tan mandona? —habló con una sonrisa, pero al notar que Hermione no aceptaría sus chistes, resignado se apartó—. Bien, espérame aquí —dijo encaminándose hacia las cortinas de su VIP para atravesar el privado dirigiéndose al primer piso. Hermione observó desde la baranda como el rubio se acercaba a la chica quién bailaba animada junto a sus amigas. Ambos se encaminaron apartados de la gente siendo Draco quien empezaba a hablar. Tras unos minutos la expresión de Astoria se volvió triste alzando su mirada dirigiéndola justo donde Hermione los observaba. En ese momento Hermione se arrepintió de su petición y estar mirando todo. Astoria apartó bruscamente la mirada que ahora era de furia alejándose a pesar de las insistencias de Draco. —Lo siento —dijo Hermione en cuanto Draco volvió con ella. —¿Por qué? —preguntó Draco sin comprender. —Astoria, ella se molestó contigo y es mi culpa. —Oye —interrumpió Draco acercándose a ella para tomar su rostro —. Nada es tu culpa, yo soy el responsable de todo, está claro. —Nos va a odiar. —No, solo está algo molesta, pero ya le pasará… es igual de bondadosa que tú. Aunque te esfuerces, no hay rencor en tú corazón. —No soy tan buena Draco. —Me perdonaste, después de todo lo que he hecho, me perdonaste y me estás dando una oportunidad, así que lo eres y mucho. —Lo hice porque me demostraste que cambiaste. —Por ti, lo hago por ti, tú sacas lo mejor de mí, soy todo lo que soy, porque tú eres todo lo que quiero. No hubo necesidad de más palabras o alargar aquel momento. La exigencia de unir sus labios y fundirse en un apasionado beso desechó cualquier duda o razonamiento de lo peligroso que sería avanzar en ese inevitable camino. Mientras Draco devoraba frenéticamente los labios de la castaña sus manos se deslizaban con urgencia por su cuerpo, hasta travesar el interior de su blusa logrando que Hermione soltara un quejido al sentir el suave y cálido tacto del rubio sobre su piel. Ese simple sonido acabó con la cordura de Draco, despojando a la castaña de su blusa y si ella creía que sus manos eran un deleite todo su cuerpo tembló cuando Draco comenzó a recorrer su piel dejando un camino de besos. —Draco —susurró Hermione ente leves gemidos de placer intentando recuperar la cordura. —Déjate llevar —soltó Draco devorando nuevamente sus labios. —Draco… yo —habló nuevamente ahora con miedo, así que Draco tomó su rostro para que ella lo mirara. —Hermione no voy a dejar que tu primera vez sea en el sillón de un bar, confía en mí —dijo mientras respiraba pesadamente producto de la excitación. Hermione no respondió, la cercanía del rubio y su intensa mirada la tenían completamente hipnotizada. Cuando sintió el aliento del rubio acercarse a su cuello cerró sus ojos disfrutando de aquellas sensaciones que solo él lograba brindarle. Sus labios se unieron nuevamente mientras Draco apretaba sus caderas para acercarla aún más a él. Hermione decidió aventurarse introduciendo sus manos dentro de la camisa del rubio deslizando sus dedos por aquel tonificado torso. En cuanto sus manos subieron lo suficiente para sentir su pecho, Draco se alejo un poco para despojarse de su camisa tomándose aquellos segundos para admirar el rostro enrojecido de Hermione, sonriendo ante la escena y volviendo a juntar sus labios tomándola por los muslos elevándola del suelo y logrando que ella enredara sus piernas alrededor de su cuerpo gimiendo nuevamente ante la cercanía. Segundos más tarde Hermione sintió la suavidad de la fina tela del sillón en el VIP del rubio sintiéndose en las nubes cuando Draco volvió a descender por su cuello con un camino de besos, hasta llegar al borde de sus pechos, desprendiendo hábilmente su sostén liberándolos y sin perder tiempo atacó con su boca uno de sus pechos lamiendo exquisitamente, mientras que el otro era atendido por su mano. Hermione no soportó más y los leves gemidos se transformaron en excitantes estímulos para que Draco siguiera con su labor por varios minutos intercambiando su atención hacia ambos pechos de la castaña. —Me encantas —soltó Draco cuando volvió a subir para unir sus labios con los de Hermione. Ella no contestó, estaba tan perdida en las sensaciones que sentía que le era imposible hacerlo, pero eso no importó, sentirla retorciéndose bajo su tacto y escuchar gemir su nombre le eran suficiente a Draco para saber que ella lo estaba disfrutando. Nuevamente inició su descenso deleitándose con la suavidad de la piel de la chica mordisqueando levemente su abdomen mientras que sus manos las mantenía ocupadas ascendiendo ferozmente por las piernas de la chica acercándose poco a poco a aquel anhelado punto de encuentro. Hermione contuvo el aire mientras miraba lo mucho que Draco había descendido, con respiración acelerada provocando que su pecho subiera y bajara frenéticamente dándole una fascinante vista al rubio. —Me detendré si tu lo pides —le aseguró Draco decidido, aunque en su oscurecida mirada producto de la excitación se notaba que a pesar de no dudar en detenerse si ella se lo pedía, deseaba que no lo pidiera. —No —contestó tras unos segundos en los que mando al fondo de su ser las dudas y miedos, quería dejarse llevar, viajar al infierno y de vuelta si eso le permitía disfrutar de tan excitante momento. Las caricias de Draco eran electrizantes, pero cuando sintió la lengua del rubio introducirse en su intimidad, el cosquilleo en aquella zona subió la temperatura de su cuerpo soltando gemidos descontrolados que Hermione jamás pensó ser capaz de emitir. Tuvo que aferrarse al sillón cuando Draco la tomó con fuerza para evitar que se moviera metiendo su lengua tanto como pudo dentro de ella. Hermione se retorcía de placer mientras gemidos le avisaban a Draco lo cerca que estaba. Así que él alejándose un poco para apreciar la vista metió un dedo dentro de su humedad provocando un gran grito de su nombre, tuvo que esforzarse y resistir la tentación de hacerla suya en ese mismo momento introduciendo otro dedo moviendo con más fuerza de adentro hacia afuera enloqueciendo por completo a la castaña. —Draco… —soltó entre jadeos con la respiración aún más acelerada incapaz de soportar aquel increíble martirio. —Córrete en mis dedos princesa —habló Draco de una forma tan sensual y excitante mientras aceleraba sus movimientos que fue suficiente para que Hermione dejara que su orgasmo se liberara. Draco sacó sus dedos, satisfecho con lograr su cometido saboreando los jugos de la castaña mientras ella aún trataba de recuperarse. Segundos más tarde Draco ayudo a limpiar el resto y subió nuevamente para unir sus labios en un apasionado beso. —Draco eso fue… —Solo el comienzo, voy a llevarte hasta la locura princesa —dijo mirándola con tal devoción que ella jamás creyó encontrar en su mirada. Así que, eliminando cualquier rastro de vergüenza, Hermione se subió de horcadas sobre Draco para volver a besarlo, se estaba volviendo una adicción sentir sus labios y se rehusaba a dejarlo. —Hermione —habló Draco con la respiración acelerada ante los involuntarios movimientos de la castaña—. Adoro besarte, pero si sigues moviéndote así, no voy a poder seguir controlándome. —No tienes que hacerlo. —No lo haremos en el sillón —sentenció con seriedad —quiero que tu primera vez sea especial. —Tampoco tenemos muchas opciones en estas cuatro paredes. —Detrás de las cortinas están los cuartos privados, es mejor que esto. —Donde lo hacen todos ¡No! —¿Todos? ¿Qué te hace pensar que yo Draco Malfoy no tengo un cuarto exclusivo? —¿Lo tienes? ¿Cómo lo conseguiste? —Ser unos de los principales inversionistas del lugar tiene sus beneficios. —¿Tú les diste el dinero a los gemelos? —Una parte, sí, ¿No creerás que este fascinante estilo viene de ellos? Hermione se limitó a sonreír y disfrutar de la cercanía del rubio, su tiempo era corto y lo único que ambos deseaban era aprovecharlo, olvidar que afuera de ese pequeño paraíso eran enemigos declarados, aferrándose a una esperanza. Tras varias semanas esas esperanzas parecían reales, ambos habían logrado que sus encuentros no sean solo los fines de semana, ahora por muy extraño que fuera, sus mentes los llevaban a aquel lugar cada día. Pasaban horas encerrados en el VIP de Draco o en su cuarto privado, jugueteando, conociéndose o simplemente compartiendo espacio con el otro mientras se sumergían en sus tareas o estudios, pero el tiempo no perdona llenando de amargura y desesperación al pecho de Hermione temiendo por un futuro incierto, uno donde ellos eran enemigos, destinados a bandos distintos en el que su único objetivo era destruirse. —Estoy bien princesa —habló Draco tratando de calmar la angustia de Hermione —Snape llego a tiempo y ni siquiera me quedaron cicatrices. —Pudiste morir, ni siquiera pude estar cerca de ti en la enfermería, ni siquiera… —Ni siquiera te importó —completó Draco evidentemente dolido por la realidad. —Draco… —Deja de pensar en lo que pasa afuera, solo piensa en nosotros aquí. —¡No es justo! ¿Tan poco te importa esto que no quieres buscar una solución? —¿Justo? Soy yo el que se la pasa día y noche pensando en ti sin saber por qué, mientras tu vives tu patético romance con Ron. ¿Crees que eso me gusta? Me estoy volviendo loco allá afuera Hermione, debo matar a Dumbledore, cumplir mi estúpida misión y lo único en lo que pienso, eres tú. Quiero que esto funcione tanto como tú Hermione, poder desbloquear nuestros recuerdos, pedirte que seas mi novia, pero ni siquiera sé si estaré vivo antes de finalizar el año escolar. Hermione negó enérgicamente mientras sus ojos se llenaban de lágrimas por la impotencia. —Dumbledore no dejará que nada malo te pase, él dijo… —Que no dejará que me vuelva un asesino, pero eso significa que no cumpliré con la misión y por lo tanto —Draco resoplo frustrado ante la idea, una que realmente le aterraba, pero no podía demostrarlo frente a Hermione, por no asustarla—. Por eso no quería que dejaras de odiarme, ya es bastante difícil ver como Ginny se desmorona preocupada por mí, o a Harry culpándose por todo esto, no fue mi intención entrar en tu vida para llenarla de dolor, lo siento. —¡No voy a alejarme! Si lo que pretendes es… Hermione no pudo continuar cuando los labios de Draco aprisionaron los suyos con desesperación, haciéndola olvidar cualquier pensamiento. —Si pudiera salir con mis recuerdos intactos pensaría la manera de sacar a mi madre de la mansión y luego escaparía contigo a donde me lo pidieras, no quiero que te alejes —sentenció Draco decidido. —Si logramos hacerlo, prométeme que lucharas por esto. —No dejaré que te alejen nunca de mi vida Hermione.
2 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)