ID de la obra: 276

SOLO UNA VEZ

Het
PG-13
Finalizada
2
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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95 páginas, 16 capítulos
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ALGO PARA RECORDARTE

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Capítulo 11Algo para recordarte    Draco recorría con su mirada la silueta de Hermione, enamorándose cada día más de su cuerpo, de sus expresiones, de la forma tan dulce que lo miraba cuando quería sacar provecho de su debilidad por ella, o si chispeante forma de verlo cada que enfurecía logrando encenderlo, aquella graciosa mueca que hacia con su nariz cuando su cerebro trabajaba a mil por hora procesando información y su sonrisa, esa que lo volvían tan loco que debía controlar sus impulsos para no arrastrarla a su cuarto privado. Ella era simplemente perfecta, y verla los últimos días sumergirse en la preocupación estaban creando un nuevo y abrumador sentimiento que no se imaginó podría sentir, ira por su dolor, desesperación por verla sufrir, miedo de que su burbuja de felicidad explotara en su rostro perdiéndola para siempre, porque para él todo era diferente, afuera él era el enemigo, un mortífago sin necesidad de culpas o remordimientos, uno que debía acatar órdenes si no quería morir o peor, perder a su familia. ¿Cómo saldría de aquel lugar sabiendo que afuera iba ser el mismo Malfoy? ¿Cómo sería un fiel seguidor si lo único que deseaba era escapar junto a Hermione? ¿Cómo soportaría el dolor si desbloqueaba sus recuerdos y se daba cuenta que lastimó a la mujer que amaba? —¿Estás bien? —preguntó Draco acercándose a Hermione quien permanecía arrimada al barandal de su VIP, la necesitaba cerca y a sus labios para borrar con sus besos cualquier miedo. —Estaba pensando en Harry y Ginny —respondió la castaña mientras miraba la felicidad de sus dos amigos abrazados—. Creí que después de su beso en la sala común, ellos desbloquearían sus recuerdos. —La magia actúa por si sola, el hechizo protege los secretos que no son suyos. —Si Harry supiera la verdad afuera, él podría hablar con Dumbledore, ayudarte. —¿Y crees que yo lo dejaría? El Draco que está afuera es un cabrón ¡Cuando lo vas a entender! Las lágrimas de la castaña comenzaron a resbalar por su rostro enfureciendo a Draco por provocar aquel sufrimiento. —No quiero perderte Draco. —No lo harás princesa —dijo él acortando la distancia para tomar su rostro. —¡Promételo! Draco suspiró con dolor, esa era justamente una promesa que no podía cumplir. —Te prometo que si desbloqueo los recuerdos iré a buscarte, pero Hermione por favor si tú lo haces, te lo ruego no me busques, no te arriesgues. —No me pidas eso Draco, no lo haré, si tengo el más mínimo recuerdo de esto, iré por ti. —¿Por qué me enamore de la persona más testaruda del planeta? Hermione abrió sus ojos color miel por la sorpresa de aquella confesión, jamás habían hablado tan abiertamente sobre su… bueno lo que fuera que tuvieran ellos. Si, claro ya habían traspasado varios muros en cuanto lo íntimo, de hecho, si se ponía a pensar hacían todo lo que una pareja normal, pero ¿lo eran? ¡Por merlín! Se estaban prometiendo hacer todo por estar juntos, ¡claro que lo eran! ¿pero Draco la amaba lo suficiente como para dejar toda su vida y creencias por ella? ¿Ella lo amaba? ¿Después de todas las atrocidades que Draco hizo en sus 6 años en Hogwarts? Fuera de ese bar Hermione no pensaba en él, no se preocupaba por su seguridad, ni mucho menos pensar en escapar a su lado. Fuera de ese lugar ella amaba a Ron ¿o solo lo creía? ¿cómo podría estar segura de sus sentimientos si ella los vivía encerrada en una fantasía? En el mundo real, ni siquiera Draco podría asegurar que sus sentimientos eran lo suficiente fuertes para atravesar los obstáculos que se les avecinaban. —Más les vale que estén vestidos —soltó Blaise entrando al VIP seguido de Pansy y Theo, sacando a Hermione de sus pensamientos. —Y más les vale que tengan una buena razón para interrumpir —escupió Draco fulminando con la mirada a sus amigos mientras soltaba a Hermione alejándose de ella para apoyarse al otro extremo de la baranda. —¡Oh vamos Draco! Por sus caras es obvio que no estaban haciendo nada interesante —dijo Pansy con malicia ganándose una nueva mirada asesina por parte del rubio. —¿Estás molesto? —preguntó Hermione acercándose al rubio mientras él encendía un cigarro. Draco se movió para quedar justo frente a ella intimidándola con su fría mirada, segundos más tardes que para la castaña fueron una eterna tortura soltó el humo de sus pulmones a un lado de su rostro, pero sin dejar de mirarla, tomando su barbilla obligándola a alzar su rostro y que sus miradas estén fijas en el otro. —Sí —contestó el rubio apretando más fuerte su agarre para que la castaña no apartara su mirada—, estoy molesto conmigo, por dejar que la mierda de mi padre me consumiera, porque a pesar de todo este tiempo, sigues sin confiar en mí. —Confío en ti Draco, solo que me sorprendió lo que dijiste. —Porque no sientes lo mismo… —¡Porqué jamás lo hablamos! —¿Después de todo lo que hemos hecho te hace falta que hablemos? Sabes que olvídalo —dijo alejándose de ella para sentarse junto a sus amigos y comenzar a beber. Hermione permaneció en su lugar cuando Ginny, Harry y Ron aparecieron, siendo el pelirrojo quien se acercó a ella. —¿Estas bien? ¿Draco te hizo algo? —preguntó preocupado el chico. —NO, tranquilo, estoy bien, ve y diviértete. —Y dejarte sola, ni loco que estuviera —dijo mientras colocaba un mechón rebelde tras su oreja. Ese simple toque hizo estremecer a Hermione, pero a diferencia de lo que pensó, no fue por nervios de ser tocada por su mejor amigo, más bien, se sintió incómoda, como si esas no fueran las manos que la debían tocar. Instintivamente miró donde Draco se encontraba y este los miraba fijamente mientras llevaba un vaso de Wisky de fuego a sus labios, apretando con demasiada fuerza el cristal, era evidente que la actitud de ambos chicos no le hacía ni pisca de gracia. En cuanto acabó de vaciar el líquido sintiendo su garganta quemar por el alcohol, Draco se levantó dispuesto a enfrentar a Ron, por mucho que ahora eran amigos, él seguía siendo Draco Malfoy y ni en broma permitiría esa cercanía, ya tenía suficiente con soportar verlos afuera sin entender el por qué de su molestia, como para tener que hacerlo ahí también donde sus sentimientos eran claros y sus celos más incontrolables, pero antes de dar un paso Astoria apareció en su privado. —¿Draco podemos hablar? —preguntó sin mirar al resto —a solas —se apresuró a decir al notar todas las miradas fijas en ella como esperando que hablara frente a todos. —¿Paso algo? —preguntó el rubio intrigado por la repentina presencia de la chica. —Es privado. Draco miró a Hermione quién con la mirada le advertía un rotundo “no te atrevas”. El rubio sonrió para sus adentros por el descaro de la castaña de mirarlo así cuando tenía la puta mano de Ron en su cintura sin molestarse a apartarla. Sin más y ante la atenta mirada de todos salió del VIP junto a Astoria. Hermione lo siguió con la mirada hasta perderlo de vista, luego decidió sentarse junto a sus amigos tomando un gran trago de wisky de fuego logrando quemar su garganta. —Volverá —habló Pansy con pena. —Me da igual, por mi que haga lo que quiera —sentenció la castaña tomando otro vaso de la mesa y llevándolo a sus labios—, yo voy a tomar. —No, no lo harás —bramó Draco arrebatándole el vaso de las manos y arrastrándola fuera del VIP para tener algo de privacidad. —No tienes derecho a decirme lo que puedo o no hacer —explotó Hermione soltándose del agarre del muchacho. —no lo hago te estoy cuidando, eso es demasiado fuerte para ti, te hará mal y te conozco demasiado como para saber que lo hace solo para desafiarme. —Mi mundo no gira a tu alrededor. —¡Oh créeme eso lo sé! Mira Hermione no voy a caer en este juego, no sé qué más hacer para demostrarte que esto es real, no sé cómo sacarte de la cabeza todas esas dudas que tienes, fuí un cabrón todos estos años, sí, lo sé, pero esto aquí por ti, ¡qué más quieres! —¡Quiero recordar! No quiero que la guerra explote y nosotros nos separemos, me atormenta pensar que cualquiera de los dos puede morir y no recordar esto o peor que solo uno de los dos lo logre, ¿qué pasa si desbloqueas tus recuerdos y yo no? —Te buscaré te lo prometí pienso cumplirlo, rogaré tu perdón mil veces, haré lo necesario para enamorarte como lo hice aquí. —¿Y si es al revés? ¿si soy yo la única recordar y tú me rechazas? —No pasará. —Claro que sí, afuera me odias, me rechazarás, me lastimaras de todas las maneras posibles y me romperás el corazón. Draco no pudo resistir más la distancia cuando los ojos vidriosos de Hermione amenazaban con soltar las lágrimas contenidas y con pasos apresurados llegó hasta ella para estrecharla entre sus brazos y aunque intentó soltar palabras para tranquilizarla le fue imposible porque ella tenía razón, Draco estaba tan aferrado a sus ideologías que haría lo que sea por mantener a raya aquellos sentimientos que se rehusaba dejar salir, incluyendo lastimarla, destrozarla por completo si era posible y eso era algo que jamás se lo perdonaría así mismo nunca. —Quiero que tengas esto —dijo Draco sacándose uno de los anillos plateados de sus dedos. Hermione lo observó, en el centro del mismo tenía varias criaturas serpentinas con colores negro, verde y plata, mientras en dorado relucía las palabras Sanctimonia Vincent Semper. —La pureza siempre vencerá —susurró la chica —el lema de tu familia, Draco es tu anillo familiar, no puedo aceptarlo. —Yo no le daría este anillo a absolutamente nadie. Hermione si recuperas tus recuerdos no quiero que me busques, no quiero que te expongas a que te lastimen, no me lo perdonaría, pero como te conozco y sé lo necia y obstinada que eres este anillo será lo único que puede hacerme confiar en ti. Hermione lo miró unos segundos antes de sacar de su cuello un pequeño collar con un dije de pluma dorada. —Este collar me lo dieron mis papás en mi primer año, lo significa todo para mí. —¿Y por qué me lo das? —Porque ahora tú significas todo para mí. Hermione no pudo decir más, pues las palabras quedaron atascadas en su garganta y Draco le entendía, él también lidiaba con sus propios miedos sobre lo que les esperaba allá afuera, así que la besó demostrando lo que no podía decir con palabras. Varios minutos cuando la falta de aire los hizo separarse volvió a hablar. —¿Y quería Astoria? A solas —soltó intentando no mostrarse celosa, pero fallando épicamente, cuando Draco sonrió de lado.  —No necesitas estar celosa, además te recuerdo que estabas muy cómoda ¡siendo tocada por Ron! Recuérdame que debo golpearlo por eso. —¿Ahora quién está celoso? Y no me cambies el tema, ¡Que quería! —Su padre le escribió esta mañana, al parecer El señor tenebroso está planeando atacar Azkaban quiere liberar a los mortífagos. —¡Eso es terrible! —exclamó Hermione horrorizada, pero al notar la expresión de Draco se retó mentalmente, su padre estaba en Azkaban, por supuesto que no era terrible, no para él al menos—, lo siento —dijo apenada. —No tienes por qué disculparte, tienes razón más mortífagos libres no es bueno. —Pero tu padre. —Me alegro que pueda volver a casa —aseguró pues de verdad lo quería de vuelta, a pesar de todo, era su padre —con él en casa tendré más ayuda para proteger a mi madre —se apresuró a decir para que Hermione no mal interpretará la situación, lo extrañaba no iba a negarlo, pero tampoco seguía creyendo todo lo que le habían inculcado—. Sería más fácil poderme ir con él cuidándola, ¿lo entiendes? —No tienes que justificarte, no conmigo. Draco sonrió volviendo a unir sus labios, pero Hermione se apartó lentamente. —Deberíamos volver. —O ir a mi cuarto privado —dijo el rubio atrapando con más fuerza con sus brazos a la castaña logrando que ella enredara sus piernas alrededor de su espalda. —Por fin volvieron —habló Harry tras unas horas desde que Draco y Hermione salieron del VIP. —Sexo de reconsideración, siempre es el mejor —soltó Pansy mirando a ambos chicos, logrando sonrojar a la castaña. Tras varios minutos en los que Draco se dedicó a observar como la castaña se divertía con sus amigos, Harry decidió acercarse a él. —¿Todo bien? —Si, pero necesito pedirte un favor —dijo Draco y ante la mirada de su amigo continuó con su petición—. Si logras desbloquear tus recuerdos, no dejes que Hermione lo haga, no hasta que la guerra termine al menos, no hasta que yo lo haga primero. No quiero arriesgarla —se apresuró a agregar al notar la mirada de duda en Harry. —Dumbledore no morirá, Hogwarts seguirá siendo seguro. —Aunque tenga razón yo no volveré y Hermione querrá buscarme, eso es lo que no quiero, si el señor oscuro descubre lo que siento por ella la pondré en más peligro del que ya está. Harry asintió dándole la razón, él había pensado en lo mismo con respecto a Ginny, quererla solo le haría un blanco para destruirlo y no podía perderla, de todas las personas que había perdido ella era sin duda la adecuada para hundirlo por completo.   Mansión Malfoy, 1999 —La señorita Granger debe comer —suplicó Minnie parada frente a su cama lista para golpearse si la castaña decía que no, así que no tuvo más remedio que obedecer comenzando su solitaria rutina, porque Draco no había vuelto después del incidente con su padre, momento en el que aprovechó la amabilidad de la elfina para escabullirse de vez en cuando por la mansión, logrando encontrar la habitación del rubio. Se escabulló varias veces a aquel lugar con la intención de encontrar una varita, un arma que pudiera usar o al menos algo que le permitiera enviar un mensaje, pero fue inútil, la mansión parecía estar empeñada en frustrar sus planes, ni siquiera cuando logró acceder a las cocinas tuvo éxito de encontrar un arma. Su único consuelo fue haber encontrado aquella caja metálica que vio en la habitación del rubio cuando ambos asistían a Hogwarts y como no logró abrirla decidió llevarla a su habitación. El resto de los días pasaba junto a Minnie la elfina de Draco quién era ahora la que la acompañaba a sus paseos, momento en los que lograba divisar al rubio a lo lejos, siempre acompañado de Astoria. —El señor Malfoy lo obliga a venir aquí cada vez que son sus paseos —comentó la elfina con tristeza. Hermione observaba como Astoria sonreía mientras hablaba animadamente con el rubio y escuchó claramente los acelerados latidos de su corazón en cuánto Draco la miró, como si advirtiera su presencia, se obligó a apartar la mirada reprendiéndose internamente por seguir aferrada a él, por sentir aquella desesperación de no tenerlo cerca y querer gritarle que debía ser él quien la acompañe a sus paseos como lo había hecho en las últimas semanas. —¿La señorita Granger se encuentra bien? —preguntó Minnie preocupada al notar como la castaña masajeaba inquietamente su panza. —De hecho no, ¿podríamos volver a mi habitación? —soltó Hermione dejando que la elfina la llevara de vuelta a su habitación . —Minnie debe traer al señorito Malfoy,  llamar al doctor… —¡No! —se apresuró a decir Hermione recostándose en su cama—, estoy bien no necesitas exagerar, mi hijo está demasiado inquieto y no me ha dejado dormir bien estos días, eso es todo, no hay necesidad de alarmar a nadie, por favor no le digas nada a Draco, solo necesito dormir. La elfina muy a su pesar y a regañadientes decidió dejar a Hermione con la intención de que descansara y la castaña de verdad quería hacerlo, pero tras varias horas dando vueltas en la cama acepto que eso sería imposible. —Vamos bebé ¿por qué estás tan inquieto? Mami necesita dormir —dijo mientras se acomodaba en el espaldar de la cama acariciando su abultada pancita. —Dudo que te haga caso. Hermione levantó su mirada para encontrarse con Draco quien se hallaba de pie en el marco de la puerta. —Es mi hijo, por supuesto que me hará caso —contestó la castaña mientras regresaba su atención al inquieto pequeño que crecía en su vientre. —Siendo tu hijo debe ser igual desde el testarudo que tú. Hermione lo ignoró, tenía lo suficiente con soportarlo en sus tontos paseos con su prometida como para escucharlo ahora. —Vamos campeón deja a tu madre descansar —soltó el rubio sentándose frente a la castaña inclinándose lo suficiente para posar sus manos en el vientre de la chica. —¿Campeón? —preguntó Hermione mientras sentía como nuevamente su pequeño parecía liderar una lucha de box en su interior—. Podría ser mujer. —Lo dudo —susurró Draco acercándose más al vientre de Hermione—. Si descansas ahora te prometo venir mañana y te contaré muchas historias de tu madre, ¿sabías que es una acosadora? tengo una historia muy buena sobre eso. Hermione golpeó a Draco mientras él sonreía. —¿Estás mejor? —preguntó conteniendo las ganas de acariciar su rostro. —Sí gracias... Draco —dijo tras unos minutos de silencio —¿Te quedarías está noche? perdón por pedirlo, pero… —Lo hubiera hecho, aunque no me lo pidieras —dijo mientras se colocaba junto a la castaña haciendo que ella descansara sobre su pecho mientras él acariciaba con una mano su cabello y la otra su vientre. —¿Draco? —¿Sí? —¿Era verdad? lo que dijiste de cuidarnos siempre. —Te juro que es verdad. —¿Cómo lo haces? —¿Hacer qué? —Hacer que confíe tanto en ti a pesar de tus acciones —soltó lentamente cayendo de a poco presa del cansancio. —Porque me amas. —¿Y tú? —No puedo decirlo.
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