El día esperado llega
30 de junio de 2025, 23:32
Toc toc! Sonó la puerta de la casa de Dolores Umbridge a las 5 de la mañana con 57 minutos ese sábado. Era Potter quien llamaba. Fresco, radiante, listo para aprender estaba ahí ese perdedor en su puerta. Dolores le invitó a pasar, con esa macabra pero usual sonrisa que le distinguía de los demás profesores. Con una extraña y ufana amabilidad invitóle a pasar a la sala para conversar un poco.
Harry Potter estaba ahí, nervioso, incómodo y tenso de ver a su maestra fuera de clases, fuera de la escuela, y peor aún, en la casa de ella, esa casa de tintes rosados y aromas almizclescos. Ahí estaba ella tratando de ser tan amable como le fuera posible. Rodeó el sofá donde Harry se encontraba y parada detrás de él le empezó a dar un suave masaje en el cuello. No te preocupes Harry, es una cortesía que tengo con todas mis visitas cuando llegan - díjole Dolores en un tono juguetón.
Antes de comenzar nuestra clase -dijo Dolores- quiero que sepas que estamos esperando a alguien más, un muy querido amigo mío para que nos ayude en este fin de semana de conocimiento y aprendizaje. Tú lo conoces bien, el profesor Snape.
Harry no lo podía creer, no solo tenía que soportar las siguientes horas a esa vetusta profesora, sino que también debería soportar la visita de el más odiado de sus profesores, Snape.
Resignado a que este sería el peor fin de semana de su vida, esperó ahí sentado mientras Dolores iba por su juego de té. Té para dos, vaya agradable forma de comenzar un sábado, té para dos, una profesora y su alumno.
El tiempo pasaba, el silencio de la casa era interrumpido cada segundo por el sonido de las manecillas del reloj de la sala y los casuales y poco educados sorbos de té de Dolores. La tensión crecía, entre ambos, pero dentro de Dolores, no solo era la tensión sino también el deseo lo que la hacía permanecer en esa situación incómoda pero a la vez placentera.
De pronto "toc toc" la puerta volvió a llamar. Ambos voltearon hacia ella y Dolores se levantó disculpándose a abrir. Pasaban ya de las ocho de la mañana y apenas y habían compartido unas cuantas palabras los dos, cuando desde la sala Harry escuchó la voz de Snape en el recibidor. Qué era peor? Estar a solas con Dolores o tener que soportar además la presencia de Severus? Fuera cual fuera la respuesta, estaba a punto de descubrirlo.
Efusivo y con un aliento de leve aroma a ginebra barata entró Snape a la sala, saludando con gozo y alegría a Harry. Este sorprendido solo se dejó llevar por el momento, el saludo, la efusividad de Severus y volvió a su lugar en el sillón.
Qué pasará hoy? - pensaba Harry- a qué hora vamos a empezar a estudiar? Es esto una trampa acaso?
El tiempo pasaba pero parecía congelado dentro de esa casa, de pronto él en la sala completamente solo, Severus y Dolores en otra habitación, preparando algo, pero... qué?
Harry, porqué no vienes a mi alcoba? -dijo la voz de Dolores desde el fondo de la antigua casa- porqué no vienes y aquí te pones más cómodo? Anda, camina y en la última puerta a la izquierda está mi alcoba. Ven!