ID de la obra: 290

END (Drarry's & Tomjam's)

Slash
PG-13
Finalizada
17
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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Promocionada! 15
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31 páginas, 7 capítulos
Descripción:
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Capítulo 4: Cabos sueltos

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Los labios de Potter devoraban los suyos en un beso cargado de lujuria, mientras que los brazos del moreno rodeaban su cuello estrechándolo más hacia él, uniéndolos tanto como era físicamente posible. Esa había sido la rutina los últimos días cada vez que los efectos del multijugos en Draco se agotaban, Potter lo arrinconaba en algún lugar de la tienda, iniciando una sesión de besos y caricias tan caliente que resultaba doloroso entre sus piernas. Puede que no amara a Potter, pero sin duda el muy bastardo estaba como quería, eso no podía negarlo. Aunque todavía no habían llegado a algo más personal, porque cada vez que demostraba un atisbo de deseo, Potter escapaba de la carpa, dejándolo con una dolorosa erección. – h–hay que seguir moviéndonos – habló el rubio al separarse del beso, aunque con Potter sentado sobre él con las piernas abiertas alrededor de sus caderas no era que pudiesen separarse mucho. – Tal vez tengas razón – jadeó el azabache y Draco se estremeció al sentir el aliento del joven en su cuello – creo que ya ha pasado suficiente tiempo – volvió a dejar un beso en sus labios y Draco otra vez lo alejó. – hay que parar con esto. – ¿Por qué? Yo te gusto, ¿Qué hay de malo en lo que hacemos? – Preguntó Harry con sus ojos azules brillando con intensidad – ¿acaso no beso bien? – Tú me gustas – se obligó a decir – pero tú no sientes lo mismo por mí, ¿no piensas que es cruel llenarme de ilusiones? ¿Cuánto tiempo jugaras conmigo antes de marcharte? Potter parpadeó sin despegar la mirada de esos brillantes ojos grises. Draco solo lo miró esperando que aquella escusa sirviera para desalentar a Potter de seguir con ese juego. – ¿Quién dijo que no siento lo mismo? – abrió los ojos como platos ante tal revelación. El azabache sonreía divertido, disfrutando de las expresiones del heredero Malfoy. Pero como Draco había dicho, había que seguir moviéndose, lo que era una lástima pues estaba muy cómodo en las piernas del rubio. – 0 – ¿Quién diría que el hermano de Albus Dumbledore había estado viviendo tan cerca de Hogwarts todo ese tiempo? Harry definitivamente no, aunque no era como que hubiese ido muchas veces a Hogsmade, durante la mayoría solo había sido su excusa para ir a la casa de los gritos para reunirse con Barty y entrenar para la futura batalla contra la orden del fénix. El hombre los interceptó una vez se aparecieron en los límites externos de los escudos del castillo y no tardaron en aparecer los mortifagos que debían vigilar el sitio. Aberfort los llevó dentro de su local, el Cabeza de Puerco y dio la cara ante los mortifagos que se acercaron para inspeccionar. Harry no estaba seguro de quienes eran, así que rebelarse ante ellos podía ser arriesgado. La segunda sorpresa del día fue el pasaje secreto que conectaba Hogwarts con el Cabeza de Puerco, el cual había sido hecho por los rebeldes a inicios del año escolar. Debían admitir que era un trabajo impresionante y la adición de que solo el cuadro de Ariana Dumbledore podía abrirles el paso era interesante. – ¡Sabia que vendrías! ¡Lo sabía, Harry! – la cabeza de Neville surgió del agujero del retrato y Harry sintió que debió suponer desde el inicio que sería él el líder de los rebeldes. Eso también podría ser un problema. Sentía aprecio por Neville a pesar de que no fuera tan cercano a él como Ron y Hermione, pero el chico tenía un sentido de la justicia demasiado latente desde la pelea en el departamento de misterios. Aunque más que una pelea era un montaje que habían ideado para fingir la muerte de Sirius. – ¡Neville! – sonrió correspondiendo al abrazo amistoso del chico, quien luego fue hacia Draco, quien parecía luchar para mantener su sonrisa al abrazar al león. Luego de los saludos, Neville los llevó a través del pasadizo, seguido de Draco bajo multijugos y al final él. Mientras caminaban les habló acerca del estado de Hogwarts, como los Carrow habían iniciado un reinado del terror castigando de forma brutal a todos aquellos que no les obedecían. Además, ¿obligar a los de séptimo a lanzar imperdonables a otros alumnos? Iba a tener unas buenas palabras con Alecto y Amycus cuanto todo acabase, y de paso con Severus, se supone que él era el director y debía tener en cintura a sus empleados, aunque pensándolo bien, tal solo podía dejar que Sirius se encargara de su marido. Sus acciones desmedidas habían causado que los magos de luz se aferraran aún más contra los magos de oscuridad. –...los que en verdad la tienen difícil son aquellos que tienen parientes que causan problemas en el exterior. A esos los toman de rehenes. – Continuó Neville – El viejo Xeno Lovegood se estaba excediendo con sus críticas en El Quisquilloso, así que se llevaron a Luna cuando regresaba de sus vacaciones. Por sus palabras estaba claramente angustiado por el destino de la chica. Luna, otra de las residentes obligatorias de Potter Manor, pero al contrario de lo que Neville pensaba no era por las palabras de su padre que había sido encerrada, sino porque ella sabía demasiado. Luna había sido la única que sospechó de él, dejándole pequeñas pistas a lo largo de los años. Dejarla sola por más tiempo habría puesto en peligro su fachada de salvador. Aunque actualmente podía decir que la chica se había convencido de que lado era el mejor, en especial cuando supo a cerca de las mejoras que habrían para las criaturas mágicas. Harry miró a Neville y sonrió internamente, tal vez podría usar eso a su favor más adelante. – 0 – Todos los estudiantes habían sido llamados al gran comedor por el director, Severus Snape. Las mesas grandes y largas mesas de madera que pertenecían a cada casa habían desaparecido, por lo que los estudiantes a partir de quinto año estaban de pie uno detrás de otro en distintas filas, separados sus colores de casa. Alecto y su hermano, Amycus estaban de pie sobre la tarima, uno en cada esquina del salón, vigilando a los estudiantes y a los maestros, como McGonagall, estaba junto a los demás profesores detrás de Snape. El hombre hizo una mueca de desagrado ante todo el teatro que estaba a punto de llevarse a cabo, solo esperaba que el Señor Tenebroso le concediese unas buenas vacaciones después de eso. – Como muchos sabrán, esta mañana el señor Potter ha sido visto rondando en los alrededores de Hogsmade, se cree que está siendo ayudado por alguien dentro del castillo. El señor Potter es considerado un traidor a ojos del ministerio, al igual que todo aquel que lo ayude. Pero el señor Tenebroso es compasivo y si la persona que está ayudando al traidor lo entrega, será perdonado. Hubo murmullos mientras los estudiantes se miraban entre sí, cuando una figura cubierta de una capucha negra salió del tumulto. Los estudiantes se alejaron de la figura y Potter sonrió al quitarse la capucha. – parece que tiene un pequeño problema de seguridad, profesor – dijo Potter con burla a la par que la puertas del gran comedor volvían a abrirse revelando a los miembros de la Orden y los jóvenes del E.D. – tal vez más que eso. Los miembros avanzaron cubriendo a los estudiantes. Kingley y Bill Weasley dispararon hacia Alecto y Amycus potentes encantamientos aturdidores, haciéndolos caer al suelo. Esos dos eran unos incompetentes. – ¿ha disfrutado de su nuevo puesto, profesor? – Siguió hablando Potter – ¿valió la pena matar a Dumbledore ese día? ¿Lo disfrutó? – Más bien ha sido un dolor en el trasero – se quejó – pero si, disfrute matando a ese bastardo. – Yo también lo disfrute – agregó Potter descolocando a su audiencia cuando múltiples hechizos estallaron en la sala y pronto cada uno de los miembros de la orden cayeron petrificados a los pies del Gran comedor. Hubo gritos de parte de todos los grupos de estudiantes cuando entre sus filas algunos de los estudiantes comenzaron a cambiar rebelando a los mortifagos del círculo interno como los hermanos Lestrange, el viejo Avery, Lucius Malfoy, el no tan muerto Sirius Black, Peter Pettegrew, entre otros. – Levántenlos, quiero que vean esto – ordenó Harry a los hombres, quienes no perdieron tiempo en cumplirlo. – ¡¿señor Potter, que es esto?! – el rostro de McGonagall solo reflejaba horror. – ¿esto? – Señalo con el pulgar a los hombres y mujeres petrificados – solo ayudo a mi padre, profesora. Entonces el gran ventanal de cristal del Gran Comedor fue atravesado por una figura cubierta en tinieblas, la cual sobrevoló a los estudiantes y maestros, quienes gritaban de terror reconociendo al hombre detrás de aquel velo. Los mortifagos presentes se arrodillaron ante su señor cuando la oscuridad se dispersó de su cuerpo, revelando al hermoso hombre de crueles ojos rojos, obligando a los estudiantes a hacer lo mismo. Al final solo Harry y Lord Voldemort permanecieron de pie, mirándose fijamente el uno al otro, pero entonces Potter agachó la cabeza y se arrodilló ante el lord. – tal como dije, los últimos miembros de la Orden del Fénix están a tu disposición. – haz hecho un buen trabajo, hijo – Harry sintió un deja vú ante las exclamaciones de sorpresa por parte de los presentes. – ¡¿Cómo pudiste hacernos esto, Harry?! – gritó Neville con desesperación. Si, definitivamente era un deja vú. Harry solo se puso de pie con una expresión relajada, miró a su padre y cuando este asintió, sonrió. – ¿Hacer qué? ¿Por ayudar a mi familia? ¿Por acabar con el hombre que me destrozó a la vida? Incluso Luna comprendió que lo que estoy haciendo es lo correcto – ante la mención de la chica, los ojos de Neville ardieron con ira antes de que arrojara una bombarda que Harry desvió con un escudo hacia el techo, el cual retumbo dejando caer algunos escombros – deberías tener cuidado, no querrás herir a alguien por error. Entonces un rayo de magia atravesó de la habitación y Neville cayó petrificado. – Ya te habías tardado – dijo Harry a Draco, quien sostenía su varita de espino desde el grupo de Gryffindor. – Parecías bastante cómodo – se excusó el rubio y Harry casi soltó una risa, casi. – ¿Qué es lo que harás ahora, Harry? – preguntó el Lord mientras sus vasallos se llevaban a los petrificados haciéndolos levitar fuera del salón. – Creo que iré a casa, hay algunas cosas que debemos resolver – dijo haciendo referencia a sus nuevos prisioneros – luego me gustaría volver a Hogwarts a terminar el último curso. – Con mis enseñanzas y las de Barty estás más capacitado que tus compañeros – dijo Tom alzando una ceja. – Entonces podré dar mis EXTASIS sin problema, además hay algo que me interesa en ese lugar – al lord no le pasó desapercibido como los ojos de su hijo iban hacia el heredero Malfoy. Así que por eso había insistido tanto en que Malfoy lo acompañara. Iba tener una buena charla con él en cuanto estuviesen a solas, pensó a la par que el guardapelo en su pecho emitía cierto calor. Parecía que no era el único con esa idea. – Resolveremos eso más tarde – declaró. Su mirada carmín se cruzó con la de Severus, quien ya se había puesto de pie. El pocionista por su parte miró a los profesores dando a entender con una mirada lo que quería. En menos de dos minutos los jefes de casa desaparecieron junto a sus perturbados alumnos, así que ahora solo habían cinco personas en el Gran comedor (Harry detuvo a Draco de irse junto a los otros Slytherin) – Tu vienes conmigo – le dijo con sus ojos azules sosteniendo el brazo del rubio. Notó la mirada venenosa de Astoria Greengrass para su persona, así que respondió pegándose aún más al rubio y guiñándole el ojo no tan sutilmente. Él era un lord oscuro y si quería algo, lo conseguía. – Espero que sigas haciendo un buen trabajo, Severus – dijo el Lord ignorando olímpicamente la atmosfera que cubría a su hijo y al Malfoy. Por el bien de su salud mental, Snape siguió su ejemplo. – Así será, mi lord. ¿Qué quiere que haga con los Carrow? – señaló los dos cuerpos que seguían tendidos en el suelo. – Supe por los informes que no han hecho un buen trabajo como maestros, que era su labor principal, así que me los enviaré a otro lugar que necesite sus habilidades destructivas. Snape estaba más que contesto con esa decisión, aunque su expresión eternamente amarga no varió ni un solo milímetro. – en cambio... dejare a Black encargado del puesto de Artes oscuras y no te preocupes, he eliminado la maldición que dejé en el puesto. – Señor... – ahora nos retiraremos, creo que tu marido tiene algo que conversar contigo, algo sobre "no visitarlo en los último seis meses, ni siquiera para yule" Tom bajó de la tarima para ir hacia su hijo y su acompañante, mientras que Sirius Black atravesaba el salón en línea recta hacia su marido, pero para cuando este llegó a Severus, ya habían desaparecido.
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