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Konrad dejó la última caja en el suelo. Después de toda una tarde por fin pudo subir lo último de sus cosas al departamento. Dio un vistazo rápido a la sala. Algo espaciosa y los muebles eran lindos, pero todavía se veía vacía, no podía esperar a decorarla. Unas manos grandes lo abrazaron por la espalda y una risa juguetona se escapó de sus labios. —¿Emocionado cariño? —Bastante. No puedo creer que de verdad vamos a vivir juntos ahora —levantó la vista y se encontró con los bonitos ojos rojos de Vulkan que lo miraban como si fuera lo más bonito del mundo—. Podré verte ahora todos los días, no puedo esperar a ya poder dormir contigo cada noche. —Yo también Konrad, pero aún no hemos empezado a sacar las cosas primero. Todavía nos queda mucho trabajo por delante. —Si podemos hacerlo juntos entonces eso no es ningún problema —se dio la vuelta para mirarlo de frente y se puso de puntillas para poder darle un beso en la mejilla. —Dios, eres un encanto. ¿Pero no debería de avisar a Corvus que ya terminamos con las cajas de la mudanza? Seguro está esperando por un mensaje tuyo. La sonrisa maliciosa de Konrad dejó muy en claro sus intenciones. —Sabiendo como es él probablemente ahora está ocupado con algunos papeles legales y cosas así. Creo que puede esperar un poco. —Konrad, ¿de verdad no estás ni un poco cansado? —¿Tú sí? Vulkan estaba tentado a decir que sí. Pero la cara bonita de Konrad y su emoción por ahora tenerlo por completo para él lo sobrepasaron. Atrajo a su pareja hacia otro beso, ahora más apasionado. Ya podrían terminar de desempacar mañana.***
—¡Te ves precioso! —Slaanesh estaba más que feliz de ver a su hijo ir a la moda con ropa de lo más linda. —Gracias mamá pero... ¿no crees que es demasiado? —Fulgrim no podía dejar de mirarse al espejo con duda, la ropa era bonita, pero no podía evitar pensar que era muy llamativa para su gusto. —Para nada. Dijiste que esto era importante para ti ¿no? Claro que necesitas ir lo más presentable posible para tu amigo, ¿no estás de acuerdo Elián? El cabeza de la familia asintió. —Tú madre tiene razón hijo. La primera impresión es importante, además se te ve bien esa ropa. —Gracias papá, pero honestamente no creo que a Ferrus le importe mucho como me vea. Él me ha visto luciendo fatal en llamadas, creo que le agradaré en persona sin importar que use... O eso espero. Su ánimo decayó muy rápido. Él consideraba que se había vuelto muy cercano a Ferrus pero una parte de él todavía lo hacía dudar de que tan genuino era esto en realidad y si en realidad no iba tras el prestigio de su familia. La mano grande de su padre en sus hombros lo sacó de sus pensamientos. —Hijo, no te preocupes, todo saldrá bien. Por lo que nos has contado parece que él y tú son bastante unidos, seguro que seguirán llevándose de maravilla una vez que se encuentren en persona. Fulgrim pensó un poco en eso. Ferrus y él ya habían probado ser compatibles a pesar de parecer tan opuestos en un primer momento. El conocerse en persona no debería ser ningún problema tampoco. —Gracias papá. Realmente necesitaba escuchar eso. —Aunque si te hace el feo podemos usar influencias y joderle la vida laboral. —¡Mamá! —Slaanesh... —¡Era broma! Dios a ustedes dos les hace un poco de sentido del humor. —Es que conociéndote querida... Slaanesh sonrió sin culpa por las implicaciones de sus palabras. —Ese no es el tema por el que estamos aquí. Ahora será mejor que te des prisa corazón, lo peor que puedes hacer es llegar tarde a un compromiso. —Lo se, lo se. ¡Los veo más tarde! Volveré antes de la cena. Fulgrim salió del cuarto corriendo a la entrada principal dejando a sus padres solos. —... Si contrataste a alguien para cuidarlo a la distancia ¿verdad Elián? —Por supuesto que lo hice. Amigo o no, no pienso dejar que nuestro hijo corra peligro. Ambos padres eran bastante precavidos sobre la gente que se acercaba a sus hijos, aunque ni Fulgrim ni Horus tenían porque saberlo.