ID de la obra: 302

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Slash
NC-21
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planificada Mini, escritos 6 páginas, 3 capítulos
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Magnus

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—Ni siquiera puedo reconocerte. Hermano... —el Khan guardó silencio un momento—. No, esa palabra ya no sirve para referirme a ti. Tú no eres mi hermano, el Magnus que conozco nunca habría sacrificado a tantos inocentes para hacer un ritual profano. Magnus mantuvo la cabeza agachada. Aceptó las palabras de Jaghatai sin protestar. Sus manos y tobillos estaban encadenados y no podía conjurar su magia por culpa de las runas en la pared. Casi podía percibir la sonrisa arrogante de Leman. —Estas muy molesto, Jagathai. No te culpo, yo también lo estuve cuando me enteré —Leman puso suano en el hombro de su hermano—. Por eso lo traje hasta aquí. Para que le demos el castigo que consideremos correcto. Tal y como nuestro padre nos indicó. El Khan apretó los puños y sus dientes chirriaban por la fuerza con la que apretó su mandíbula. —Y el castigo que sugieres todavía me eriza la piel.  —Pero aún así aquí estás —le recordó—. Pero tampoco te voy a obligar a participar. Puedes marcharte cuando quieras y yo acabaré el trabajo. —No —espetó—, lo haré yo. Ese fue el trato. Tú solo... Lo abrirás... Magnus todavía miraba el suelo pero sus corazones bombeaban su sangre como lo haría una presa. Y en realidad eso era. Ya no era el rey carmesí. El amo de Prospero. Ahora era Magnus, el traidor. Y se encontraba a merced de sus dos hermanos para hacer lo que quisieran con él sin consecuencia alguna. Leman lo tomó de la barbilla y lo obligó a mirarlo. Su sonrisa depredadora lo hizo sentirse enfermo. —Quédate quieto, brujo, esto va a doler más si es que intentas resistirte. Las uñas como garras del rey lobo se acercaron peligrosamente a su rostro y Magnus no intentó contener el grito de dolor al sentir como Leman clavaba sus uñas en la piel donde le faltaba un ojo y comenzaba a tirar. —¡Bestia! ¡Monstruo! ¡Quítame las manos de encima! —No te exaltes, hermano —respondió con burla—. Esto no es nada comparado con lo que sigue —Leman quitó toda la piel suave y dejó expuesta su cuenca ocular sangrante—. Vendiste tú ojo a entidades siniestras sin dudar. El vacío en este lado de tu rostro es un recuerdo eterno de tu traición. Así que volveremos a rellenar ese vacío como castigo. Leman se puso detrás de él y sujetó ambos lados de su cabeza. Obligándolo a ver a Jaghatai desnudo y con su pene erecto. Magnus estaba horrorizado. —No... Él no me haría... eso... —dijo con voz temblorosa. —¿Quieres apostar? —susurro en su oído. Su sonrisa afilada ante la situación era lo menos escabroso que pasaría a continuación en la habitación. Jaghatai se acercó a Magnus y el empezó a gritar. —¡Hermano, no lo hagas, te lo suplico! ¡No te dejes llevar por lo que Leman te haya pedido que hagas! —Él no me pidió participar en esto. Yo vine por mi propia voluntad al enterarme de su plan —le confesó sin titubear. Magnus no sabía qué responder. Uno de los hermanos que más apreciaba había decidido ser parte de esto por deseo propio. Se quedó mudo y ni siquiera se quejó cuando su cuenca ocular fue penetrada. Jaghatai se movía y sentía con la punta de su pene el interior del cráneo de Magnus. Sus sesos lo rodeaban y calentaban su polla de una manera repugnante. Y aún así no podía parar. Intentó en todo momento mirar a cualquier otro lado menos a Magnus. Que lo miraba con su único ojo bueno. Llorando del lado izquierdo lágrimas cristalinas y del lado derecho escurría un hilo de sangre por la herida. —¡Eso es hermano! ¡Sigue así hasta batir su cerebro y que quede tan inútil como él! —lo ánimo Russ que todavía sostenía fuertemente su cabeza. —Leman. Solo... callate.
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