ID de la obra: 313

19 fotografías mágicas

Het
G
En progreso
3
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
¡Vote por el trabajo que más le guste! Puede votar una vez al día.
Promocionada! 0
Tamaño:
planificada Mini, escritos 93 páginas, 11 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
3 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

Capítulo 2: No-feliz cumpleaños

Ajustes de texto

30 de Julio, 1998.

"La madriguera"

Ginny.

Habían pasado dos meses desde la guerra. Y nada volvió a ser como antes. La pérdida de Fred hizo un gran cambio en la vida de la madriguera. No más risas, no más bromas. Todo en un vacío silencio. Nadie lo nombraba. Las personas simplemente se van, así sin más, sin previo aviso, sin despedidas emotivas, sin un último abrazo, sin un último beso, sin una última mirada. Solo reciben a la muerte como una vieja amiga. Harry se había ido a vivir con nosotros los primeros meses. ─ Yo voy por allá. ─ Yo por el otro lado. Ambos volvimos a chocar. ─ Solo vine por un vaso con agua. ─ Claro. Pasa. Carraspeé mi garganta. Me senté encima de la mesa, jugando distraída con mi pulsera. La tensión se sentía de lejos. ─ ¿Gin? ─ ¿Sí? ─ Umh... ¿Quisieras...? Digo, ni tienes por qué. Pensé que sería una buena idea. Hay dos escobas en tu sótano, ¿te apetecería jugar? Sonreí de lado. ─ ¿Qué te apuesto que vuelo más alto que tú? Este fue nuestro primer acercamiento después de tanto tiempo. Sólo nosotros. Solté una carcajada cuando se tiró al suelo y dejó su escoba caer. ─ Creo que me falta práctica. Llevaba casi dos años sin jugar. ─ Creo que solo debes admitir que soy mejor jugadora que tú y dejarte de excusas. Harry abrió la boca indignado y me tiró junto a él. ─ Espero que te retractes. ─ Pues no pienso hacerlo. Me dedicó una mirada amenazadora. Lo empujé con mi brazo. ─ ¿Qué? ─ Creo que me has lastimado. ─ ¡Oh, vamos! ─ No, en serio. Me ha dolido en lo más profundo de mi ser. Puse los ojos en blanco y dejé caer mi cuerpo sobre el pasto. ─ ¿Gin? Harry cargó su peso con uno de sus antebrazo y me miró fijamente a los ojos. Me apoyé con mis codos e intenté mantenerle la mirada, pero cuando bajó la suya a mis labios, sentí que perdía el equilibrio. ─ ¿Qué? Harry agachó la cabeza y soltó un quejido como si no estuviera seguro de dar el siguiente paso. ─ Harry... Volvió a mirarme e intenté acercarme un poco más. Cuando estábamos lo suficientemente cerca rocé su nariz para juguetear un poco. Se rió. Hasta su risa era perfecta, el muy pesado. ─ Te extrañé. Negué con la cabeza, rozándole de nuevo la nariz y ligeramente la comisura del labio. Fue entonces cuando apoyó su mano en mi nuca y me besó. Y así fue como Harry Potter volvió a mi vida. Sin pedírselo, sin buscarlo, sin pensarlo. Durante este tiempo, pude conocer más partes de Harry. Adora a los niños y lo demuestra cada vez que juega con su ahijado, Teddy. Además, su forma de demostrar cariño es el contacto físico, le gustan las caminatas, es el desorden en persona y cocina muy bien. Cuando comenzó julio, Harry decidió irse a vivir a la casa de Sirius, en Grimmuld Place. Sobre mis hermanos, los únicos que seguían viviendo en la madriguera junto a mí eran Ron y George. Este último había decidido cerrar sortilegios Weasley. En realidad, casi no salía de su habitación. Percy se había vuelto jefe del departamento de transporte mágico. Vivía con su novia Audrey y nos visitaban de vez en cuando. Hermione volvió donde sus padres, les devolvió la memoria y presentó a Ron formalmente como su novio. Con mamá se volvieron más unidas que antes, incluso decía que no podía haber mejor persona para mi hermano que Hermione. Los mortífagos se habían retirado y poco a poco el mundo mágico volvía a estar en paz. ─ Hey, tú. Y, aquí volvemos a la actualidad. Misión del día de hoy: que George salga de su cuarto. ─ ¿No te enseñaron a tocar la puerta? ─ ¿Y a ti a bañarte? Hueles pésimo. Me tiró una almohada. ─ Es temprano. ─ Son las diez. ─ Quiero estar sólo. ─ Le estamos haciendo una fiesta sorpresa a Harry y Neville, necesitamos tu ayuda. ─ No les haré falta. Déjame sólo y cierra la puerta. Me senté en la esquina de su cama y lo destapé, dejándome ver el mismo pijama que traía desde hace tres días. ─ No acepto un no como respuesta. ─ No tengo ganas, cabezona. ─ Está bien, no te obligaré a ir, pero debes saber que me haría muy feliz verte allí con nosotros ─ Me levanté de la cama y di unos cuantos pasos a la puerta ─. Que quede claro que te esperaremos todo lo que sea necesario. A tu tiempo, pero aquí siempre estaremos. Si quiera se movió. Ese había sido mi último intento por hoy. En cuanto salí, encontré a Harry apoyado en la pared del pasillo. ─ ¿Y? ─ No lo he logrado. Harry me hizo un puchero. Me rodeó con sus brazos y apoyó su mentón en mi cabeza. ─ Haces todo lo que está a tu alcance. ─ Supongo... ─ Lo haces. Es cosa de tiempo. Levanté la mirada y me sonrió dejándome un beso en la frente. Sonreí y lo tomé de la mano. El plan seguía en marcha. Estaba tan concentrada en que todo saliera perfecto, que no me había percatado que Harry no había dicho ninguna palabra en todo el camino. ─ Hey, guapetón, ¿por qué tan callado? ─ No es nada. ─ ¿Seguro? ─ En realidad, tengo algo que decirte. Inconscientemente, había soltado su mano y habíamos dejado de caminar. ─ Soy todo oídos. ─ Dije tratando de parecer calmada. Pero no estaba segura si el tono de mi voz se había demostrado como tal. ─ No sé si es el momento indicado. ─ Si quieres decirme algo solo dilo. ─ He estado pensando en tu regreso a Hogwarts. ─ Muy bien... ¿A qué venía con eso ahora? ─ Ya que te irás por meses, pensé que... Mi corazón se encogió. ─ Ambos lo sabíamos desde un principio. ─ Lo sé, pero.... ─ No tienes por qué hacer esto. ─ ¿Eh? ─ Sabes que me iré. No necesitas despedirte ahora y... ─ ¿Qué? No, Gin. Escúchame. Harry tomó mis manos. ─ No me alejes de nuevo. ─ Gin... ─ En serio. Si quieres quedar como amigos... ─ Gin, yo no te quiero como amiga. ─ ¿Entonces? ─ No te quiero alejar. No creas eso. Jamás he querido eso. Ya te lo he dicho. Y te lo vuelvo a prometer. Lamento si... ─ No lo lamentes. Dime lo que tengas por decirme. ─ En realidad, yo te tenía una propuesta muy diferente a cómo está yendo esta conversación. ─ ¿Ah...sí? ─ Pues pensaba que Grimmuld Place es muy lindo. Mi casa es bastante grande para una sola persona. Y creí que quizás al finalizar tu año en hogwarts querrías acompañarme. ─ ¿Hablas en serio? ─ Muy en serio. Solté una risa nerviosa. Esperé unos segundos a ver si cambiaba de expresión y era todo parte de una broma, pero cuando vi que no, me abalancé encima de él, dándole besos por toda la cara. ─ ¿Eso es un...? ─ ¡Claro que sí! Cuando Harry pensaba en acercarse, una fuerte tos se hizo presente en medio de la calle. ─ ¡Aparta la lengua de la boca de mi hermana! ─ Eh, yo.. ─ Balbuceó Harry con su cara completamente roja. ─ No es... ─ ¡George, viniste! Tantas emociones juntas iba a explotar. Ginny, controlate. ─ Creí que sería divertido hacer unas cuantas bromas esta noche. Harry casi se ahogaba con su propia saliva. Al llegar salió todo como esperábamos. Gritaron sorpresa al mismo tiempo en que entrábamos con Neville y Hannah del otro lado. Las primeras en salir fueron Hermione y Luna con un cartel de 《Feliz cumpleaños》en sus manos. Los demás lanzaban globos y destellos de sus varitas. ─ Así que lo tenías planeado todo el tiempo. ─ ¿De verdad te pensabas que dejaría que pasaras sin celebrar tu cumpleaños? ─ Estás demente, Ginny Weasley. ─ Me halagas. En cuanto Harry intentó besarme nuevamente fuimos interrumpidos, pero esta vez por Dean. Un muy borracho Dean mejor dicho. ─ ¡Feliz cumpleaños, hermano! ─ Dijo abrazándolo de un lado ─ Lo conseguiste. A una gran chica, lo conseguiste. ─ Dean, creo que es mejor que te calles. Harry estaba pasmado. ─ No, de verdad. Lástima que tuviste que esperar a que terminara conmigo para poder meterte con ella porque antes ni la mirabas, ¿no? E irte un año y conseguirla de nuevo... ─ gruñó ─ Es de admirar. ─ ¡Okay! ─ Gritó Seamus quitándole el vaso. ─ Creo que es momento de abrir los regalos, ¿No creen? En cuanto nos dejaron solos Harry suspiró. ─ No sé qué le pasó a Dean. Lo lamento, Harry. ─ No tienes la culpa de nada. ─ Lo sé, pero no sé por qué te dijo todas esas cosas. ─ Está borracho y... te quiere. ─ No me quiere, Harry. Llevamos siendo amigos hace meses. Creo que es solo el efecto del alcohol. ─ Sí tú dices. ─ ¡Harry, ven a abrir los regalos! ─ Gritó Neville sonriente. El aludido dio un paso pero yo lo tomé del brazo. ─ ¿Está todo bien, Harry? ─ Déjalo Gin, no es nada. Harry estaba tenso e intentaba disimular su molestia con una leve sonrisa al abrir los regalos. A este punto Seamus se había llevado a Dean y despedido de todos. Cuando tocó mi turno de regalo alivianó su mirada y abrió intrigado, a pesar de seguir serio. Era una pequeña caja con cinta verde, dentro traía una cámara fotográfica de última edición. ─ Gin, esto es... ─ No acepto devoluciones. Él estaba boquiabierto. ─ Es que no puedo aceptarla. ─ Murmuró avergonzado ─ ¿Cómo es que...? ─ Tengo mis ahorros. ─ Dije guiñándole un ojo ─ Sé que te interesa la fotografía. Vamos, Harry. ¡Le puse hasta calcomanías! Él sonrió. ─ Gracias. ─ Me alegro que te haya gustado. ─ ¿Bromeas? Me encanta. Parece que había conseguido quitarle un poco el enojo. ─ Harry, ¿por qué no nos sacamos una foto entre todos? ─ Sugirió Ron ─ Por tus 18 años. ─ Me parece. ─ Pasó su brazo por mi lado para que se vieran los de atrás y apretó el botón. Luego susurró: ─ El primer de muchos recuerdos que compartamos juntos. Mentiría si no digo que eso provocó que mi estómago diera vueltas. Sonreí embobada. ─ Bueeeno, cuánto silencio. ─ Gritó George, al parecer, borracho también. ─ ¡Pongan música! Luna estaba encargada de eso. Una especie de "Dj" como dicen los muggles. ─ Escucha Harry... ─ Corté el silencio cuando lo saqué a bailar ─ No sé por qué Dean dijo lo que dijo. Pero no quiero que estés molesto. ─ No lo estoy, Gin. Es solo que... estuve un año alejado de ti. No supe nada sobre tu vida... de nadie. Y si hubiese sido otras circunstancias no habría tomado esa decisión. Y... ─ Lo sé, no tienes por qué... ─ Quiero decir, en todo este tiempo... podrías haber... ─ No, ni lo menciones. ─ Lo entendería, ¿Si? ─ No, Harry. ─ Es que Dean lo dijo. No te merecías pasar por estos cambios solo porque mi vida no era estable por unos malditos horrocruxes. ─ Harry, tú no me obligaste a nada. Me pediste ser tu novia, acepté. Me pediste terminar por mi propio bien, lo entendí. Y ahora no hay nada que me haga más feliz que podamos estar juntos de nuevo. ─ ¿Segura? Porque no quiero presionarte. Y ahora con esto de irnos a vivir juntos quizás... ─ Quizás nada. Por fin podemos vivir en paz y quiero hacerlo, contigo. ─ Sí hay algo que te molesta me lo dirás, ¿verdad? ─ ¡Qué sí, hombre! ¿Bailamos? Luna reprodujo "Into the groove" de Madonna. Ninguno era un experto en bailar, pero seguíamos el ritmo como podíamos. Harry me daba unas cuantas vueltas, reíamos, tropezábamos y volvíamos a bailar. ─ ¡Cuñado! ¿Cómo estás? No otra vez, por favor. ¿Es que no se podía tener un cumpleaños normal? ─ George, apestas a alcohol. ─ Dije molesta. ─ ¿Por qué tan gruñona, hermanita? ¿No querías que me saliera y me divirtiera? ─ No así. ─ ¿Cómo entonces? ─ Dijo tambaleándose. Harry lo agarró del brazo. ─ George, creo que lo mejor sería que te lleve a casa. ─ No, no, no. No me iré sin Fred. Fred, ¿Dónde estas? ─ Comenzó a gritar su nombre repetidas veces. Harry intentaba hacerlo callar. Yo me había quedado pasmada unos segundos. ─ Georgie, creo que no es momento para esto. ¿Por qué no escuchas a Harry? Yo los acompaño. ─ Verdad que ya no está, ¡no está Ginny! ¿¡Entiendes!? Abrí la boca sorprendida. No lo podía creer de George. ─ George, ¿por qué no te sientas? ¿Te busco un vaso con agua? ─ ¿Tú también ignorarás el hecho de que mi hermano no está, Potter? ─ Okay, George, suficiente. No tienes por qué hablarle así a Harry. ─ Ustedes celebran y mi hermano, mi gemelo, no está con nosotros. ─ Lorriqueó. Me tembló el mentón. Esta vez se interpuso Ron con los ojos rojos. ─ ¿Cómo te atreves a decir algo así? ─ Susurró. Me volteé hacia Neville dedicándole una mirada de disculpa, que pareció entender, devolviéndome una de "no te preocupes". ─ ¿Qué cosa? ¿Hablar que nuestro hermano está muerto? Es la verdad. ─ ¡George! ─ Grité. Cómo podía decirlo de una manera tan cruda? Traté de tirar de su brazo, pero hacía el doble de fuerza para soltar mi agarre. ─ ¡Con ustedes no me voy a ningún lado! Quiero estar sólo. A duras penas se levantó e hizo lo posible por apartarnos a todos. Se tambaleó hasta salir de casa. No nos quedó otra opción que correr hacia él. Agradecí internamente que no se apareciera en otro lado, pues creo que estaba muy borracho como para poder verbalizar un hechizo. Ron lo alcanzó en un callejón. George lo empujaba con todo su cuerpo. Mi pecho subía y bajaba, como si no pudiera controlar mi propia respiración. ─ ¡Está muerto! ¿Entiendes? Con Harry nos quedamos a un metro de distancia. Aún así, escuchábamos perfectamente su llanto. Ron intentaba calmarlo. Estaba desesperada, no sabía qué hacer. Mis piernas no se movían, mis ojos estaban llenos de lágrimas, me impedían ver con claridad y mi respiración cada vez estaba más agitada. ─ Hey, Gin, mírame, tranquila. Estoy contigo. ─ Dijo Harry tomando mi rostro entre sus manos. Sentía como si ya no pudiera mantenerme parada por mí misma. Poco a poco me dejé caer contra el suelo. ─ ¿Por qué tiene que hacer esto? Quería que fuera un día alegre y bonito para todos. ¡Pero sobre todo para él! Harry me abrazó con las piernas apoyadas en el suelo. Acarició mi cabello tratando de relajarme. De reojo noté que la misma situación pasaba con Ron y George que se abrazaban sin decirse nada. Apoyé mi frente con la de Harry, por fin dejando caer mis lágrimas. Inhalé y exhale repetidas veces hasta que me calmé por completo, haciendo que mi respiración volviera a regularse. Será una larga noche.
3 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)