ID de la obra: 313

19 fotografías mágicas

Het
G
En progreso
3
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
¡Vote por el trabajo que más le guste! Puede votar una vez al día.
Promocionada! 0
Tamaño:
planificada Mini, escritos 93 páginas, 11 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
3 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

Capítulo 4: La carta

Ajustes de texto

Ginny.

La madriguera.

Una gran diferencia entre Harry y yo eran las horas de sueño. A mí me gustaba partir desde temprano el día, Harry no había nada ni nadie que lo despertase. Caía como un tronco en la cama. Podía decir que las pesadillas seguían, pero en menor medida. Lo único que servía para distraerme era correr por las mañanas. Porque solo me concentraba en eso. Todo pensamiento intrusivo se esfumaba de mi cabeza. Frené un momento para recuperar el aliento cuando por una extraña razón sentí que alguien me miraba. ¿Estaba paranoica?  Últimamente, no podía mantenerme tranquila si estaba sola. Saqué mi varita en modo alerta por las dudas y apunté a donde me llevase el ruido. ─ ¿Quién está ahí, eh? Podía jurar que una mirada me atravesaba la nuca como si eso me provocara ardor. Solté un grito agudo al escuchar pasos cerca de mí. Apreté el agarre de mi varita, pero las manos temblorosas me traicionaban. Escuché voces cerca mío. Pero no eran desafiantes ni macabra, incluso diría que parecía amigable. Vi tras los arbustos, escurridiza, y atrapé a George con ¿Angelina Johnson?  ¿George estaba... sonriendo? Meow. Esta vez me tragué el segundo grito del día. ─ ¿Crookshanks? El gato de Hermione ronroneaba dando vueltas al rededor de mi pierna. Entonces, ¿había sido todo mi imaginación? Meow. Cierto, el gato, ¿qué hacía aquí? No había ningún rastro de Hermione. De hecho, Ron se había quedado en la caza de los padres de ella. Lo tomé en brazos y me dirigí hacia la madriguera, por suerte estaba cerca. Traté de pasar desapercibida con pasos apresurados. ─ ¿Ginny? Ya. Ya entendimos que no paso desapercibida. ─ ¡Angelina, tanto tiempo! Qué sorpresa encontrarte por acá, cerca de mi casa. ¡Junto a mi hermano! ¿Cómo has estado? ─ ¿Qué hacías, cabezona? ─ Interrumpió George. ─ Corría. Pero ya... ─ ¿Y ese gato? ─ Es de Hermione. No sé qué hará por aquí a estas horas. ─ Déjala que me salude. ─ Angelina me abrazó, aplastando un tanto a Crookshanks, quien le gruñó. ─ ¿Has dejado el quidditch? ─ Eh... algo así. Por ahora solo estoy esperando noticias de las hollyheads. Mandé solicitud hace mucho tiempo pero aún nada. ─ Qué lástima escuchar eso. Igual, si pides mi opinión, destacarás en cualquier equipo en el que estés. Eres brillante, Ginny. Ya quisiera yo volver a a jugar contigo. ─ Bueno, enana, ya la saludaste. Ahora te dejamos. ─ Esperate, George. ¿Sabes? Se me ocurrió una idea. ¿Por qué no organizamos algo en conjunto algún día? Jugar como en los viejos tiempos. ─ ¡Eso estaría increíble! ─ ¿Qué opinas, Georgie? ¿Georgie? ─ Pues... sí, estaría genial. Destrozaría a Potter con los ojos cerrados. ─ Sí, claro. Como sea, otro día nos ponemos de acuerdo, Ginny. Te dejamos. Saludos a tu familia. ─ ¡Gracias! Mientras se alejaban no pude evitar poner cara de confusión. ¿George y Angelina? ¿Desde cuándo hablaban? Mi hermano me sacó el dedo de al medio sin que la morena viera. Y fue entonces que supe que fuera lo que fuera que se traían, estaba feliz. Y no podía estar más contenta por él con eso. Sonreí. Meow. ─ ¡Ya entendí! Vamos a darte comida. Abrí la puerta e inspeccioné la casa. No había rastro de Hermione como lo supuse. Ni de nadie realmente. Todo parecía extrañamente silencioso. Y digamos que la madriguera no era conocida por ser silenciosa. Di un brinco al oír que en el segundo piso algo se había caído. A Crookshanks también se le habían puesto los pelos de punta. Entonces no eran ilusiones mías, él también lo había escuchado. Tenía un gato y una varita de mi lado, no temía usarlo. Di pasos cortos hacia la cocina: Nadie. La mesa: Nadie. La habitación de George: Nadie. Algo no cuadraba. ─ ¡Au! ─ Grité gracias a las garras incrustadas de Crookshanks en mi brazo cuando saltó y salió corriendo ─ ¡Cobarde! Bueno, ahora solo mi varita. No necesitaba más. Escuché risitas desde el baño. Subí lo más rápido posible y paré en seco al ver la puerta entreabierta. Sólo eran Teddy y Harry. Paranoica de nuevo. ─ Mierda. ─ Soltó Harry al ver que se le cayó un poco de shampoo al suelo. Teddy le tiraba agua. En otra ocasión, le hubiese regañado por decir una grosería frente a un niño, pero esta vez solté una carcajada pillándolo desprevenido. ─ ¿De qué te ríes, Weasley? ─ De nada, nada... Solo los observo. ¿Haciendo de padre tan temprano? ─ ¿Se me da muy mal? Ladeé mi cabeza sin responder, conteniendo una sonrisa. Me acerqué para echarle una mano. Me agaché a la altura de la tina, apoyando mis rodillas en el suelo. Tomé la botella de shampoo y eché un chorro en mi mano. Teddy miraba cada uno de mis movimientos con interés. Comencé a darles masajes en la cabeza suavemente mientras él reía. Eché su cabeza hacia atrás y con un jarrón le tiré agua para sacarle todo el exceso de espuma. ─ Tienes que saber cómo ganártelo, no es tan difícil. No seas miedoso. ─ Enano traicionero. ─ Intenta parecer confiado con lo que estás haciendo, no frustrado. Muéstrale quién manda. Nuestra atención se la robó el poco cabello de Teddy que de un momento a otro se cambió de color azul. ─ ¡Harry, no sabía que Teddy también era un metamorfomago! ─ Ya somos dos. Teddy se puso a bailar. ─ Parece que te está mostrando sus increíbles pasos de baile a ti, porque yo no le interesaba hasta que llegaste. ─ Es que soy más cool que tú. ─ Sí. Definitivamente serías buena madre. Abrí los ojos enormemente y comencé con un ataque de tos repentino. Harry me dio palmaditas en la espalda para tranquilizarme. ─ Tienes que trabajar esos pulmones, Gin. ¡El muy desgraciado se reía! ¡no estuve más de una hora corriendo para que dijese eso! ─ Por cierto, te tengo noticias. ─ Tienes toda mi atención. Teddy salpicaba en el agua demostrando que él también la tenía. ─ ¿Te acuerdas cuando nos juntábamos en la torre de astronomía hablando de nuestros sueños? ─ Sí. Ser auror sí... Espera, ¿qué? ─ Sí, cariño. Adivina quien podría ser el próximo auror sexy del ministerio. Puse los ojos en blanco pero me tiré encima de él abrazándolo. ─ ¡Eso es increíble, Harry! ─ Quizás me estoy precipitando. Hoy solo me ha llegado la carta citándome. Estaba esperando que llegaras solo para contarte. ─ Es que te despiertas muuy tarde, Harry.  ─ Y tú muy temprano. ¿Segura que no tienes indicio de psicopatía? Me reí sin entender. ─ ¿Qué? ─ Olvídalo. ─ ¿Cuándo tienes que ir? ─ Hoy. ─ ¿¡Hoy!? ─ Sí. Así que este pequeñito me acompaña. ─ ¿Es que tú estás loco? ¡Ni se te ocurra! Yo lo cuido, pero al ministerio no va. ─ Sirius diría que eres aburrida. ─ Sirius me adoraría. ─ Yo sé que sí. Definitivamente. ─ Dijo levantándose, dándome un beso en la frente ─ ¿Segura que...? ─ Sí. Yo me encargo. Anda a ponerte guapo, más de lo que estás, claro, y demuestrales quien manda. ─ Gracias. No pudo dar ningún paso más porque fue invadido por los pelos de Crookshanks. ─ ¿Hermione vino? ─ No lo sé. Lo encontré en el jardín. Harry frunció el ceño. ─ Se suponía que estaría con Ron. ¿No es extraño? ─ No te preocupes, iré con Teddy a dejarlo. ─ ¡Eres la mejor! ─ Oh, lo sé. Sonreí dirigiendo mi mirada hacia Teddy. ─ ¿Qué dices? ¿Vamos donde tía Hermione? Teddy balbuceó haciéndome entender un sí. O eso quería creer. No tenía muchas opciones. Lo cargué entre mis brazos y lo envolví con una toalla. Mece a Teddy mientras me dirigía hacia a mi habitación. Escuché que una lechuza golpeaba la ventana así que lo dejé en su cuna. Recibí el sobre, extrañada. Repasé con mis dedos el gran sello de las arpías de hollyhead. ─ ¡No puede ser, no puede ser! ─ Dije dando saltitos ─ ¿Esto es real, Teddy? El pequeño no entendía de lo que hablaba. Pero reía inocentemente. ¿Y si era simplemente para avisarme que no había quedado? No debía emocionarme tanto. No era para tanto. ¿O sí? Me deshice del sobre y leí la carta apresuradamente. No dejaba de sonreír. No podía parar de sonreír. Una oleada de felicidad me recorría el cuerpo entero. ─ ¿Necesitas ayuda en vestir a Teddy? ─ ¿Eh? ─ Que si necesitas ayuda con Teddy. ¿Y esa cara de felicidad? ─ Oh, sí, cierto. ─ Dije recuperando la compostura. Dejé el sobre rápidamente en un cajón y volví hacia a Teddy ─ Es que... Sentí como si un balde de agua fría me invadía por dentro. ─ ¿Es que, qué? ─ Repitió mis palabras Harry con aire divertido ─ Estás como hiperventilada, ¿qué te sucede? ¿Y si eso significaba separarme de él? Grimmauld Place. Nuestra casa. Oh y Teddy. ¿Qué sería de todo eso si acepto irme dos años para ser jugadora profesional? ¿valía la pena dejarlo todo? Pero eran mis sueños... Y serían en total tres años en lo que este año terminaría mis estudios. ¿Así de fácil esto se acabaría? ─ ¿Planeta Ginny? ¿Alo? ¿Viste un monstruo? ¿De quién me debo encargar? ─ Sí, cierto. Digo, ¿qué? ─ ¿Estás bien? Solté una risa nerviosa. ─ No sé qué me pasa. Ando un tanto distraída desde la mañana. ¿No vas atrasado? ─ No, para nada. ¿Estás segura de qué estás bien? ─ Sí, cariño, estoy perfecta. ─ Dije, volteándome hacia Teddy. ─ ¿Ca...riño? ─ ¿Eh? ─ Eso has dicho. ─ Dijo con una sonrisita. ─ No es cierto. ─ Sí lo es. ─ Pues no volveré a repetirlo. ─ Dije a la defensiva. Harry tomó mi cara y me la llenó de besos. ─ ¿Ya te vas? ─ Que sí, cariño. Rodé los ojos viendo como salía muy feliz de la habitación. ¡Había sido aceptada en mi equipo favorito! ¡El mismo que me gusta desde que tengo memoria! ¡Y al primero que quería contárselo no lo había hecho! Eres un desastre, Ginny Weasley.

Casa de los Granger.

─ ¿¡Cómo es posible que le hayas mentido en su cara!? ─ ¡No le mentí! Solo... ¿no le conté la verdad? ─ ¡Es lo mismo! ─ Bueno, es mi decisión si quiero contarle o no, ¿no? ─ No. Apreté los labios tapando mi cara con mis manos. ─ Creo que si su plan era hacer una vida juntos mínimos tienes que decirle, no sé, por ejemplo; "¡Me iré por tres años fuera de la ciudad. Estaré en unos de los equipos más codiciados del último tiempo. No podremos vernos. Adiós! " Hacer una vida juntos. No, eso no lo había pensado. ─ Creo que estás exagerando. ─ Ginny, ¿puedo hacerte una pregunta? ─ Asentí con la cabeza ─ Pero tienes que responderme con toda la sinceridad posible. ─ Sólo suéltalo. ─ ¿Quieres a Harry? ─ Claro que lo hago. No debo ni pensarlo. ─ Lo quieres, sí. Mejor otra pregunta.¿Te imaginas en esa vida que quiere él? Con hijos, casada, en una casa propia. ─ Es lo que siempre quise desde que tengo memoria. ─ Pero ahora, Ginny del presente, ¿te lo imaginas? No sé por qué me tensé. Era simple la pregunta. Quería a Harry, demasiado. ¿Por qué me complicaba tanto? ─ ¿Has visto como se comporta Harry con Teddy? ─ ¿Si? ─ Lo quiere como a un hijo. Tiene ese instinto paternal que tanto quiso desde niño. Ese es su sueño. Y no se parece tanto al que tú me has contado que quieres. ─ ¿Y el punto es? Hermione estaba apunto de perder la paciencia conmigo. ─ Tu sueño es ser jugadora profesional de quidditch en uno de los mejores equipos de la historia ─ Continuó ─ El sueño de Harry es ser auror. Pero no es algo que le apasione. El quiere una familia. Estar en casa. Tener una vida junto a ti. ─ Y eso es lo que yo quiero... ─ ¿Es lo que quieres o lo que él quiere? ─ Me estás dando problemas, no soluciones. ─ Digo que es importante que hables estas cosas con Harry. Ambos son jóvenes. Quizás este no es su momento para estar juntos como puede que sí. Han estado tiempo separados y lo han podido enfrentar. ─ Esto es mucho más tiempo de lo que hemos vivido. ─ Puede que sí. El punto es que lo conversen. No tienen por qué definir todo su futuro ahora. Teddy se puso a llorar. ─ ¿Eso es azul? ¿Tiene el color de cabello azul? ─ Al parecer es un metamorfomago, ¿puedes creerlo? ─ ¿Cuándo lo descubrieron? ─ Esta mañana. ─ Lupin tenía miedo que heredara su licantropía, pero se ve que heredó cosas de su madre. ─ ¿Eso se puede? ─ Vives en un mundo donde hay criaturas mágicas, ¿esto te sorprende? Me encogí de hombros. ─ Algún día empezará a preguntar por sus padres, ¿No crees? ─ Lo hemos hablado con Harry. No quiere tomar un puesto que no le corresponde. Le contaremos quienes son sus padres a penas tenga uso de razón. No quiere hacer lo mismo que hicieron sus tíos: mentirle. ─ Eso significa que te puede querer como su segunda madre. ─ ¿Sabes? Cuando empiezas con tus preguntas con doble sentido no te soporto. Hermione soltó una carcajada y por suerte no siguió con su interrogatorio. Meow. ─ Crookshanks silencio. ¡Ñauuuuu! ─ ¡No seas grosero, Crookshanks!
3 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)