Capítulo 6 - Neville, la confusión emocional y el regreso de mi trofeo internacional
1 de julio de 2025, 14:46
Narrado por Hermione Granger
Pasaba mucho tiempo con Neville.
Demasiado.
Estudiábamos juntos.
Comíamos juntos.
Nos ayudábamos con las tareas, las plantas, las pociones, y hasta con las cartas que no sabíamos cómo responder.
Era como mi casa emocional.
Mi refugio en forma de persona tímida con un gran corazón y alergia social.
Y claro… cuando pasas tanto tiempo con alguien, el universo empieza a susurrarte cosas raras.
— “¿Y si están enamorados?”
— “¿Y si esto es lo que se siente estar con alguien real?”
— “¿Y si ya no necesitas mariposas sino comodidad emocional?”
Spoiler: NO.
Narrador: Pero Hermione es testaruda, así que igual lo intentó.
Un día, en un picnic mágico improvisado, entre empanadas de calabaza y jugo de saúco, lo miré y dije:
— “¿Y si… somos novios?”
Y Neville, que tenía migas en la túnica y esperanza en los ojos, dijo:
— “¿De verdad?”
Y así… empezamos a salir.
Los besos eran suaves.
Tímidos.
Como si estuviéramos pidiendo permiso para existir en los labios del otro.
Era lindo.
Tierno.
Totalmente cómodo.
Y absolutamente equivocado.
Yo lo quería, claro que sí.
Pero como se quiere a un peluche que te cuida cuando estás enferma.
No como se quiere a alguien que te hace arder la piel con una sola mirada.
Eso… no.
¿Y cómo se rompe el corazón de tu mejor amigo sin convertirte en un monstruo?
Respuesta: no puedes.
A menos que la vida te dé una excusa perfecta.
Y ahí entró mamá.
Con su tono inocente de “solo traigo el té” y su sonrisa de “te acabo de cambiar la vida”.
Se asomó por la puerta, revolviendo un pocillo, y dijo:
— “Hermione, cariño… Draco ha venido de vacaciones.
Cissy me dijo que preguntó por ti.”
Silencio.
Narrador: Internamente, Hermione ya estaba gritando.
Draco.
Mi trofeo internacional.
El heredero de los pasaportes mágicos.
El que me dedicó Creep bajo las estrellas y me robó un beso con su capa puesta.
Había vuelto.
Por mí.
Y mi relación con Neville… bueno… se volvió claramente insostenible.
No por maldad.
Sino porque alguien tocó la puerta de mi pasado…
y el pasado vino vestido de Malfoy.
Tuve que hablar con Neville.
Fue incómodo.
Fue suave.
Fue doloroso.
— “No es culpa tuya, es mía.”
— “Eres increíble, pero creo que estamos mejor como amigos.”
— “No quiero perderte, pero esto no está funcionando.”
Y él, como el alma noble que es, entendió.
Claro que sufrió.
Claro que se fue con los hombros bajos y el alma rota.
Pero entendió.
Y yo…
Yo me fui a cambiar.
Porque, honestamente, tenía que estar espectacular.
Mi trofeo había vuelto.
Y esta vez, iba a verme con otros ojos.
O eso quería creer.
Narrador: En realidad, Draco nunca dejó de verla. Solo estaba esperando el momento perfecto para volver a complicarle la vida.