Capítulo 15 - Theo Nott: El hombre que solo existía cuando estábamos cerca
1 de julio de 2025, 16:25
Narrado por Hermione Granger
Volví a la app de citas.
Otra vez.
La enésima.
La vencida, me dije.
(¿Por qué me miento con tanto estilo?)
Y ahí lo vi.
Theo Nott.
Ese tipo de hombre que te hace pensar en mariposas, deseo, y formularios de adopción mágica todo al mismo tiempo.
El amigo bastante callado del rubio que no mencionaré.
Obviamente le di like.
Obviamente fue match.
Narrador: Hermione todavía cree que eso fue un acto del destino.
Spoiler: no lo fue.
Empezamos a hablar.
Dos meses hablando.
Él me pedía vernos.
Y yo…
huía.
Huía como si me estuvieran ofreciendo matrimonio en la primera cita.
(Que con mi historial no es tan descabellado.)
Hasta inventé que me caí y rompí mi espejo para no vernos.
Sí.
Usé el cliché de “rompí mi celular” versión mágica.
Hermione, qué bajo has caído.
Y se aburrió.
Lógico.
Pero como buena contradicción humana,
me volví él.
Y empecé a buscarlo yo.
Quedamos en vernos.
Y esa primera cita fue…
perfecta.
Él vino a buscarme.
Hablábamos.
Yo hablaba mucho.
(¿Sorprendidos? No lo creo.)
Y cuando me iba en monólogo versión “conferencia TED sobre cómo amar bien”,
él estiraba el brazo, me tapaba la boca y se reía.
Y yo le mordía el brazo, también riendo.
Era tan nosotros.
Empezamos a salir.
Y él…
Él en persona era lo más dulce, sexual y enfocado del universo.
Theo tenía el don de hacerme sentir única.
Como si no existiera nada más que mi placer.
Mis gestos.
Mis suspiros.
Mis orgasmos.
(Sí, varios. Gracias por preguntar.)
Pero luego…
silencio.
El Theo en persona era increíble.
Pero el Theo por espejo era un desaparecido.
O, peor aún, aparecía cuando yo ya estaba dormida.
¿Qué clase de relación mágica por turnos es esa?
Después de dos meses…
simplemente dejamos de salir.
Yo quería al Theo que me abrazaba y me mordía el alma
en los momentos cotidianos,
no solo en las cama de su casa o mi casa, mucho menos en el carruaje.
Y él…
bueno, él era un misterio.
El hombre que me hizo sentir todo,
pero nunca estuvo lo suficiente para sostenerlo.