ID de la obra: 322

El Ritual Del Tiempo

Mezcla
R
Finalizada
4
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251 páginas, 83.421 palabras, 22 capítulos
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Boda Potter-Black

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Junio de 1997 Como cada año, los exámenes finales se convirtieron en una fuente inagotable de estrés para todos los estudiantes de Hogwarts. A medida que el curso llegaba a su fin, el ambiente en el castillo era una mezcla de agotamiento, ansiedad y la euforia contenida por la inminente llegada de las vacaciones. En una de esas tardes en la sala común de Gryffindor, Ginny hizo un comentario burlón sobre cómo Harry parecía haberse enamorado de "la loca del retrato". Sus palabras hicieron que Luna, quien estaba presente con su novio, se pusiera seria de inmediato.  Luna sabía perfectamente que su abuela era una mujer excéntrica, en ocasiones, escandalosa, la había insultado a ella y a Hermione incluso a Hermione la había hecho llorar en varias ocasiones, pero no iba a permitir que nadie insultara a su familia. La discusión entre ambas chicas subió rápidamente de tono. Ginny, con su temperamento ardiente, y Luna, con su peculiar obstinación, se enfrentaron en un intercambio de palabras que pronto se convirtió en un duelo improvisado. Hechizos volaron de un lado a otro, iluminando la habitación con destellos de luz mágica. Fue entonces cuando un hechizo de Ginny impactó de lleno en el vientre de Luna. La rubia dejó escapar un gemido ahogado antes de desplomarse al suelo, con una mancha carmesí extendiéndose lentamente sobre su túnica. El caos se apoderó de la sala. Alguien gritó. Neville fue el primero en reaccionar, corriendo hacia Luna con el rostro desencajado por la preocupación. Varios estudiantes la llevaron apresuradamente a la enfermería, donde Madame Pomfrey tomó el control de la situación de inmediato. Neville insistió en quedarse con Luna mientras Madame Pomfrey la atendía. El resto de los estudiantes fueron obligados a salir. Cuando finalmente terminó, la enfermera los miró con tristeza antes de darles la devastadora noticia: Luna había sufrido un aborto espontáneo. El silencio que siguió fue helado. Luna sintió cómo el mundo a su alrededor se desmoronaba. Un bebé. Un hijo que ni siquiera sabía que llevaba dentro... y que ahora se había ido. Neville apretó los puños, sintiendo una punzada de dolor en el pecho. No supo en qué momento las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas, pero hizo lo posible por mantenerse firme para Luna. Luna, por su parte, apenas podía respirar. Un vacío inabarcable se había instalado en su pecho. Con la voz temblorosa, le pidió a Pomfrey que no dijera nada a nadie. La enfermera, aunque con reticencia, accedió, pero les advirtió que, si la situación empeoraba, tendría que informar a sus padres. Ambos asintieron. Esa noche, Luna lloró la pérdida de un bebé al que nunca tuvo la oportunidad de conocer. Neville se quedó a su lado, sosteniéndola con delicadeza mientras su propia tristeza se mezclaba con la de ella. 💛 Julio de 1997 Las vacaciones de verano comenzaron, los estudiantes regresaron a sus hogares. Sin embargo, para aquellos que sabían la verdad sobre Harry y su viaje al pasado, el verano solo era una cuenta regresiva. El 19 de septiembre se acercaba lentamente, y con él, la esperanza de que Harry finalmente regresara. 💛 Julio de 1942 Las vacaciones llegaron y la mansión Black se encontraba más concurrida que nunca. Familiares lejanos y cercanos visitaban la casa con el pretexto de ver a Walburga en su último mes de embarazo. Aunque la joven bruja trataba de mantener su acostumbrada actitud orgullosa e imponente, Hércules podía notar su cansancio y la creciente impaciencia por el inminente nacimiento de su hijo. Hércules se mantenía a su lado la mayor parte del tiempo, asegurándose de que tuviera todo lo que necesitaba y alejándola de las conversaciones tediosas con parientes que solo buscaban alimentar el morbo de su situación. Agradecía, en cierto modo, que su rol como su pareja le diera la excusa perfecta para mantenerse alejado de los preparativos de la boda de Dorea Black con Charlus Potter. El matrimonio se celebraría el 20 de julio en la mansión Potter, y aunque la familia Black estaba involucrada en cada detalle de la ceremonia, Hércules se mantenía al margen. Sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar a los Potter, y aunque estos no conocían su verdadera procedencia, estaba seguro de que surgirían preguntas sobre su apariencia. No era un secreto que su rostro compartía rasgos con la familia Potter, y aunque los Black insistirían en que él era un Black de una rama lejana, Harry no podía evitar sentir un leve nerviosismo por el encuentro. Los días previos a la boda transcurrieron con rapidez. En la mansión Black, la actividad era constante: los elfos domésticos se esmeraban en ayudar con los arreglos, las mujeres de la familia debatían sobre atuendos y protocolos, y los hombres hablaban sobre política y alianzas. Hércules prefería mantenerse en la habitación con Walburga, quien agradecía la compañía en medio del caos familiar. 💛 20 de Julio La mansión Potter estaba resplandeciente. Los invitados vestían sus mejores túnicas y se reunían en los jardines para presenciar la ceremonia. La boda de Dorea Black y Charlus Potter se celebraba con el esplendor propio de dos familias de renombre en el mundo mágico. La mansión Potter estaba decorada con un refinado gusto; guirnaldas de flores mágicas flotaban en el aire, las mesas estaban cubiertas con manteles de seda bordados con el escudo de los Potter y los Black, y las velas encantadas llenaban el ambiente con una luz cálida y elegante. El lugar estaba abarrotado de invitados de todas partes del país, desde figuras prominentes del Ministerio hasta parientes lejanos de ambas familias. Se respiraba un aire de solemnidad, pero también de expectación. Sin embargo, no era solo la unión de Dorea y Charlus lo que captaba la atención de algunos invitados. Desde su llegada, Harry había sentido cómo las miradas se posaban en él. Sus facciones, su postura, incluso la forma en que caminaba, despertaban murmullos entre los asistentes. Algunos hablaban en voz baja, creyendo que nadie los escuchaba. —Es extraño... realmente se parece a los Potter.Dicen que es un Black de una rama lejana, pero...¿Y si en realidad es un Potter? Un hijo ilegítimo, quizá...¡Imposible! Charlus y Fleamont son los últimos Potters .Entonces, ¿Por qué se parece tanto a Fleamont? —¿Sera que Fleamont engaño a su esposa?No, las cuentas no dan... Harry fingió no escuchar, manteniendo una expresión impasible mientras se mantenía cerca de Walburga y Alphard. Sin embargo, en su interior, sentía una ligera incomodidad. Había esperado que su presencia causara curiosidad, pero no que los rumores crecieran con tanta rapidez. Fue entonces cuando Charlus se les acercó, con su habitual actitud tranquila, pero con un brillo de cautela en los ojos. —Hola, chicos. ¿Cómo están? Walburga, que se veía agotada por el embarazo, pero mantenía su porte orgulloso, suspiró antes de responder. —Cansada, pero bien. Charlus asintió, echándole un vistazo rápido, casi como si evaluara su estado. Luego, su mirada se posó en Hércules. —Hércules, pensé que no vendrías. Hércules le sostuvo la mirada y, con una leve sonrisa irónica, respondió. —No tuve opción. Charlus dejó escapar una pequeña risa, comprendiendo la situación. Entonces, bajó un poco la voz y dijo con seriedad. —Ten cuidado. Hay muchos invitados que están convencidos de que eres un Potter perdido y no un Black de alguna rama lejana. Antes de que Harry pudiera responder, Alphard, que hasta ese momento había permanecido en silencio, murmuró con un deje divertido. —Mentira no es... ¿O si? Charlus le lanzó una mirada severa, pero sin verdadero enfado. —Ya lo sé— dijo con resignación —Pero solo tengan cuidado. Hércules asintió con calma, aunque sabía que eso no bastaría para acallar los rumores. Charlus no dijo nada más y se despidió con un gesto antes de dirigirse hacia el altar, donde esperaría a su futura esposa. Harry suspiró, sintiendo cómo la tensión se asentaba sobre sus hombros. Los murmullos continuarían, y no podía evitar preguntarse si, en algún momento, alguien comenzaría a investigar más allá de los simples rumores. 💛 La ceremonia transcurrió con la solemnidad propia de una boda de dos familias influyentes en el mundo mágico. Dorea Black avanzó por el pasillo con la elegancia de una auténtica Black, su vestido blanco de seda brillando bajo la luz de los candelabros flotantes. A su lado, su padre Cygnus Black II mantenía una expresión altiva mientras la conducía hacia Charlus Potter, quien esperaba al final del pasillo con una sonrisa tranquila, aunque cargada de cierto nerviosismo. El oficiante, un anciano mago del Wizengamot, pronunció las palabras rituales que unirían a la pareja en matrimonio. Los votos fueron intercambiados, y un resplandor dorado rodeó a Dorea y Charlus cuando su magia se entrelazó en un lazo irrompible. Un aplauso contenido y respetuoso se extendió entre los invitados mientras los recién casados sellaban su unión con un beso discreto. La boda de una Black con un Potter era un acontecimiento lo suficientemente importante como para que todos los presentes supieran que estaban presenciando un evento que marcaría la historia de ambas familias. 💛 Durante la recepción, Hércules intentó mantenerse cerca de Walburga, quien se encontraba sentada, descansando con una copa de agua en sus manos. Alphard, siempre atento a su hermana, le contaba alguna anécdota con el objetivo de distraerla del bullicio. Hércules, por su parte, sintió la necesidad de alejarse un momento. El peso de tantas miradas inquisitivas comenzaba a incomodarlo más de lo que quería admitir. Decidió dirigirse al baño, tomándose un breve respiro de la multitud. Sin embargo, al salir, la mala suerte, quiso que terminara en uno de los pasillos menos transitados de la mansión Potter, donde un hombre de presencia imponente se encontraba agregando el nombre de Dorea Black al tapiz del árbol genealógico de la familia Potter. Harry lo reconoció al instante: Henry Potter, el patriarca de la familia, padre de Charlus y Fleamont. El patriarca alzó la vista al notar su presencia. Sus ojos azules, astutos y penetrantes, se posaron sobre Harry con un destello de interés. —Vaya, no te había visto antes— comentó Henry con tono curioso —¿De qué familia eres, muchacho? Hércules mantuvo la calma y respondió con voz firme. —Soy un Black, señor. Henry arqueó una ceja y esbozó una leve sonrisa. —¿Un Black?— repitió, como si saboreara la palabra —No pareces un Black. Es extraño... tienes algo familiar. Harry mantuvo su expresión impasible, pero su pulso se aceleró ligeramente. —No serás un Potter perdido, ¿Verdad?— preguntó Henry, ladeando la cabeza con un brillo divertido en la mirada. —No, señor— negó Hércules con seguridad. El patriarca asintió lentamente, sin apartar la vista de él. —Tal vez provienes de nuestra familia de Estados Unidos... hay algunas ramas por allá que perdimos de vista con los años. Harry negó de nuevo, controlando cada gesto para no mostrar incomodidad. —No, no lo creo, señor. Henry sonrió, pero su expresión se tornó levemente inquisitiva. —O quizás... eres un hijo ilegítimo de Fleamont. Tiene su rostro, aunque más afilado...— murmuró con aire pensativo. Harry volvió a negar con calma. —No, señor, ni siquiera se quien es— mintió a medias, su pulso se aceleraba cada vez mas. Henry lo observó por un largo momento antes de asentir con aceptación. —Está bien, puedes irte— dijo finalmente, volviendo su atención al tapiz. Hércules se dio la vuelta con naturalidad y continuó su camino de regreso al salón de la recepción, sintiendo cómo su cuerpo se relajaba poco a poco. La mirada de Henry Potter había sido demasiado escrutadora para su gusto, pero al menos, por el momento, había logrado disipar cualquier sospecha. 💛 Hércules regresó al salón con pasos medidos, procurando no llamar más la atención de la necesaria. Su conversación con Henry Potter había sido tensa, y aunque había logrado sortear las preguntas con habilidad (según él), sabía que ese no sería el final del asunto. Al llegar a su mesa, se encontró con Walburga y Alphard, quienes parecían estar enfrascados en una conversación tranquila. Walburga, aunque visiblemente cansada, esbozó una leve sonrisa al verlo regresar y le hizo un pequeño espacio a su lado. Hércules se dejó caer en su asiento con discreción, intentando recuperar la compostura por completo. No obstante, su breve respiro fue interrumpido por la llegada de Euphemia Potter, su abuela. La mujer se acercó con gracia, sosteniendo una copa de vino en una mano y una expresión de amable curiosidad en el rostro. Su porte era digno de una dama de alta sociedad, pero había una calidez en su mirada marrón. —Joven Hércules, ¿Verdad?— preguntó, tomando asiento junto a él sin esperar invitación. Walburga y Alphard intercambiaron una mirada rápida. Harry asintió con naturalidad. —Así es, señora Potter. Euphemia esbozó una sonrisa mientras entrelazaba los dedos sobre su regazo. —No recuerdo haberlo escuchado antes en la familia. ¿Eres de una rama lejana? Hércules sostuvo su mirada con calma. —Algo así. Mi linaje no es muy conocido dentro de la rama principal. —Curioso...— murmuró Euphemia, inclinando ligeramente la cabeza —Aun así, hay algo en ti que me resulta extrañamente familiar. Harry se permitió sonreír con educación. —Tal vez sea coincidencia, señora Potter. Euphemia no pareció convencida, pero no insistió en el punto. En cambio, cambió de tema con aparente despreocupación. —Dime, joven Hércules, ¿Cómo has encontrado la recepción? ¿Te ha resultado amena? —Es un evento elegante— respondió él con cortesía —La familia Potter sabe cómo organizar una velada memorable. —Me alegra escuchar eso— dijo Euphemia con una leve inclinación de cabeza —Aunque debo admitir, que no todos los días vemos a un Black en nuestra casa, sin que se arme algún escándalo. Walburga, hasta entonces en silencio, entrecerró los ojos levemente, pero se abstuvo de responder. Alphard, por su parte, soltó una leve risa antes de intervenir. —Hércules es la excepción a muchas cosas, señora Potter— comentó con un deje de diversión en la voz. Euphemia sonrió, pero sus ojos seguían fijos en Hércules, analizando cada uno de sus gestos. Había algo inquisitivo en su mirada, como si estuviera intentando descifrar un enigma. —Eso puedo notarlo— dijo en tono suave —Y debo decir que es admirable. No todos los jóvenes poseen tal compostura. Hércules inclinó la cabeza en señal de agradecimiento, sin bajar la guardia. —Uno aprende con el tiempo. Euphemia bebió un sorbo de su copa, sin apartar la vista de él. —Dime, Hércules... ¿Quiénes son tus padres? No creo haber escuchado sus nombres en la conversación. El pulso de Harry se aceleró levemente, pero su rostro permaneció impasible. Sabía que esa pregunta llegaría tarde o temprano. —Mi madre es Lyra Black— respondió con tono neutral —No tuvo mucho contacto con el resto de la familia, por lo que su nombre no es muy mencionado. Walburga y Alphard se mantuvieron en silencio, dejando que Hércules manejara la situación. Euphemia frunció el ceño levemente, como si estuviera revisando mentalmente los registros de la familia Black. —Lyra Black...— murmuró —No recuerdo haberla conocido. ¿Y tu padre? Hadrian mantuvo su expresión tranquila. —Mi madre nunca habló de él. Euphemia entrecerró los ojos, como si evaluara la veracidad de sus palabras. Finalmente, después de unos segundos de tenso silencio, esbozó una sonrisa suave. —Qué historia tan interesante— comentó con ligereza —Espero que encuentres en esta casa un lugar donde te sientas bienvenido. Harry asintió con cortesía. —Aprecio su amabilidad, señora Potter. Euphemia lo observó un momento más antes de levantarse con gracia. —Disfruten la velada— dijo antes de alejarse con la misma elegancia con la que había llegado. Cuando estuvo fuera de su rango de audición, Walburga dejó escapar un leve suspiro y Alphard soltó una risita baja. —Creo que le has dado algo en qué pensar— comentó Alphard con diversión. —Lo sé— murmuró Hércules, sin apartar la vista de la figura de Euphemia que se deslizaba entre los invitados —Y esto es solo el comienzo. 💛 Durante las siguientes dos horas, Hércules se vio rodeado por varios miembros de la familia Potter, cada uno con su propia versión de la misma pregunta. Aunque mantenía la compostura, la insistencia comenzaba a volverse tediosa. Con cada nuevo acercamiento, tenía que perfeccionar sus respuestas, evitando cualquier resquicio que pudiera delatar su verdadera identidad. Después de Euphemia se le acercarse un anciano de cabello blanco y ojos astutos, identificado como Septimus Potter, un primo lejano de Fleamont. —Muchacho, he oído que eres un Black, pero tienes un aire inconfundible a nuestra familia— dijo con una sonrisa afable, aunque su mirada era escrutadora —¿Estás seguro de que no hay un lazo más cercano entre nosotros? Hércules esbozó una leve sonrisa y respondió con calma. —Las familias antiguas suelen compartir ciertos rasgos, señor Potter. Supongo que no es raro que existan semejanzas entre los Black y los Potter, después de tantos siglos de historia compartida. Septimus asintió lentamente, como si evaluara sus palabras, pero no pareció del todo convencido. No obstante, decidió no insistir más y se despidió con una palmada en el hombro. Apenas unos minutos después, una bruja de mediana edad con el cabello recogido en un elegante moño y un porte digno se le acercó con curiosidad. Se presentó como Cassandra Potter, esposa de un primo de Fleamont. —Hércules, querido— comenzó con una sonrisa medida —Qué interesante es encontrarte aquí. No puedo evitar notar que tienes una mirada similar a la de Fleamont cuando era joven. ¿Estás seguro de que no eres un pariente más cercano de lo que nos han dicho? Hércules mantuvo la expresión serena y respondió con diplomacia. —Eso sería sorprendente, señora Potter. Pero hasta donde sé, mi madre era una Black, y mi padre es un misterio incluso para mí. Cassandra inclinó la cabeza levemente, observándolo con intensidad antes de murmurar. —Los misterios familiares siempre tienen forma de salir a la luz, joven. Pero espero que, sea cual sea tu historia, encuentres tu lugar. Hércules se limitó a asentir con cortesía mientras la mujer se alejaba, aunque sentía que su interés no se desvanecería tan fácilmente. Las preguntas continuaron, algunas más sutiles que otras. Un primo segundo de Charlus, llamado Edgar Potter, fue más directo de lo que Harry hubiera deseado. —Mira, no quiero sonar entrometido, pero varios de nosotros hemos notado el parecido. Siendo sinceros, es casi imposible que no seas un Potter. Si tu madre era una Black, ¿Podría ser que tu padre fuera... digamos, un Potter que nunca supo de ti? Hércules reprimió un suspiro, manteniendo la calma que tanto necesitaba en ese momento. —No tengo manera de confirmarlo, señor Potter. Crecí sin conocer la identidad de mi padre y nunca escuché que tuviera relación con su familia. Si hay algún parecido, debe ser mera coincidencia. Edgar chasqueó la lengua, como si no estuviera del todo convencido, pero finalmente se apartó, aún murmurando para sí mismo. 💛 Cada nueva conversación reforzaba la sensación de que la verdad estaba demasiado cerca de salir a la luz. Si bien la mayoría de los Potter aceptaban sus respuestas con educación, Hércules podía notar el escepticismo en sus ojos. No pasó desapercibido que algunos de ellos se reunían en pequeños grupos, intercambiando comentarios en voz baja mientras lo observaban de reojo. Finalmente, cuando la noche avanzaba y la recepción comenzaba a entrar en su fase más relajada. Walburga le dirigió una mirada exasperada. —Si una persona más viene a preguntarte sobre tu parentesco, juro que lanzaré un hechizo silenciador sobre todos ellos— murmuró, cruzándose de brazos. Alphard soltó una carcajada baja antes de agregar con diversión. —Yo no lo haría. Esto es más entretenido de lo que pensé. Me pregunto cuánto tardarán en llegar a la teoría de que eres un príncipe perdido. Hércules negó con la cabeza con una sonrisa irónica. Sabía que no importaba cuánto se esforzara por mantener su identidad oculta; los Potter eran demasiado observadores para ignorar las semejanzas.  💛 Walburga suspiró, pasándose una mano por la sien con evidente cansancio. Aunque mantenía su postura erguida y su expresión orgullosa, Hércules notó el sutil agotamiento en sus ojos. —Estoy cansada— declaró finalmente con un tono que no admitía réplica —Es hora de irnos. Hércules asintió de inmediato, comprendiéndola perfectamente. La velada había sido más extenuante de lo que había anticipado. Alphard, por su parte, parecía decepcionado de que su entretenimiento llegara a su fin, pero no protestó. Se dirigieron a Sirius II, quien conversaba animadamente con un grupo de magos cerca de la pista de baile. —Nos retiramos— anunció Walburga con su característico tono imperioso. Sirius parpadeó sorprendido antes de esbozar una sonrisa socarrona. —¿Tan pronto?— preguntó con fingida incredulidad. —No todos tenemos tu energía, anciano— intervino Alphard con una media sonrisa —Además, creo que Hércules ha tenido suficientes preguntas sobre su ascendencia para toda una vida. Sirius rodó los ojos, pero no insistió. —Bueno, supongo que no los culpo. Nos veremos luego. Después de un último asentimiento, los tres se separaron de Sirius y comenzaron a buscar a los recién casados para despedirse. La casa era amplia, y con la cantidad de invitados que aún deambulaban entre los salones y jardines, tomaría unos minutos dar con los anfitriones. Sin embargo, al doblar por uno de los pasillos laterales, se encontraron con una escena inesperada. Euphemia y Fleamont Potter estaban de pie en medio del corredor, enfrascados en una discusión en voz baja, pero intensa. Euphemia tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido, mientras que Fleamont, notablemente incómodo, mantenía la mirada baja. —No me mientas, Fleamont— la voz de Euphemia era firme, aunque contenía una mezcla de frustración y desconcierto —El parecido es innegable. ¿Acaso piensas que no lo he notado? Ese chico, Hércules... tiene tus mismos ojos, pero verdes. Tu misma expresión cuando estás perdido en pensamientos. Fleamont no respondió de inmediato. Sus labios se apretaron en una línea tensa, y su silencio solo pareció enfurecer más a Euphemia. —¿No tienes nada que decir?— insistió, con una nota de decepción en su voz. Harry sintió cómo la incomodidad se asentaba en su estómago. No debería estar escuchando esto. Iba a sugerir que se alejaran discretamente cuando una figura apareció en el pasillo. Charlus Potter, con su porte elegante y su actitud despreocupada, se acercó con una sonrisa encantadora. —Ah, aquí están— anunció con ligereza —Justo los estaba buscando. Vengan, muchachos, no es bueno quedarse en pasillos oscuros. Su tono era amistoso, pero Hércules no se perdió la sutileza en su gesto: estaba sacándolos de allí antes de que la situación se tornara aún más incómoda. Cuando salieron del pasillo y volvieron a la zona más concurrida de la casa, Alphard murmuró. —Bueno, eso fue incómodo. Walburga rodó los ojos, claramente fastidiada. —Si los Potter no fueran tan miopes, ya habrían notado que Hércules no solo se parece a Fleamont— comentó una voz femenina a su izquierda. Era Dorea Black, elegantemente vestida y con una expresión tranquila pero perspicaz. Su mirada se deslizó entre Hércules y la dirección en la que habían dejado a los Potter. —¿A qué te refieres?— preguntó Harry, fingiendo inocencia. Dorea alzó una ceja con diversión antes de responder. —No solo te pareces a Fleamont, Hér. También tienes rasgos de Euphemia. La expresión de tus ojos, la estructura de tu rostro... La mayoría no lo ver. Pero yo... yo veo ambos. Harry fingió indignación, llevando una mano al pecho con una expresión herida. —¡Estoy ofendido! ¿Acaso insinúas que no tengo mi propio encanto único?— bromeó. Era verdad muchos le decían que parecía mas hijo de Fleamont y Euphemia, que de James y Lily.  Charlus, que estaba junto a Dorea, chasqueó la lengua con fingida gravedad. —Yo también estoy ofendido. Hércules claramente ha heredado mi porte distinguido y mi innegable atractivo. Dorea negó con la cabeza con una sonrisa, mientras Alphard soltaba una carcajada. Después de intercambiar algunas palabras más con Dorea y Charlus, finalmente se despidieron con cortesía. 💛 Cuando salieron de la Mansión Potter y se dirigieron hacia el punto donde  estaba el carruaje, fueron recibidos por Lucretia Black, quien los esperaba con los brazos cruzados y una expresión impasible. —¿Tuvieron suficiente diversión por esta noche?— preguntó con ironía. Harry soltó un suspiro antes de responder. —Digamos que fue una noche... interesante. Peo si no me instigo, fue una buena noche. Lucretia frunció el ceño. —¿Por que? Harry se encogió de hombros. —Mis abuelos estaban discutiendo. 💛 Al día siguiente, cuando Harry despertó, se dio cuenta de que no se extinguió, pero su familia se había agrandado. Le llegaron los recuerdos de los nuevos cambios.... Su padre, James, tenía un hermano mayor llamado Nathaniel Potter, quien curiosamente nació nueve meses después de la boda de Dorea Black y Charlus Potter. La Capa de Invisibilidad ya no le pertenecía a él, porque nunca fue de su padre, sino de su tío Nathaniel, y actualmente la tenía su primo mayor, Alexander Potter. Después de la muerte de Lily y James Potter, su tío Nathaniel y Cygnus entraron en una batalla judicial por su custodia, la cual ganó el Black. Harry siguió viviendo con los Black y sus relaciones eran como las recuerda, de vez en cuando visitaba a su tío Nathaniel y a su familia. Otra diferencia crucial era que Harry ya no sería el futuro Lord Potter, pues ese título le correspondía ahora a su primo. 💛 21 Julio de 1997 Como siempre, Dumbledore y el retrato de Walburga fueron los únicos en darse cuenta de los cambios. 💛 25 Julio de 1997 El cumpleaños número 55 de Cygnus Black se celebró con una gran reunión en la mansión Black. Aunque la familia se había reunido para la ocasión, la atmósfera estaba teñida de una expectación silenciosa. La mayoría de los presentes no podían evitar pensar que cada vez faltaba menos para el regreso de Harry el 19 de septiembre. 💛 25 Julio 1942 Harry por su parte vivió este día diferente a los demás cumpleaños de su padre/hijo.
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