Harry adaptándose
3 de julio de 2025, 16:07
Viernes 20 de septiembre de 1996
La biblioteca de Hogwarts estaba sumida en un silencio tenso, roto solo por el sonido de las páginas de los libros que se pasaban rápidamente. Los amigos de Harry, junto con varios estudiantes, estaban inmersos en una búsqueda desesperada por encontrar una manera de traerlo de vuelta. Dumbledore les había dado permiso para acceder a la sección restringida y todos estaban aprovechando al máximo esa oportunidad. Lo hizo por que sabía que ay no encontrarían nada.
Hermione estaba sentada en una mesa, rodeada de montañas de libros. Sus ojos recorrían las páginas con una velocidad asombrosa, buscando cualquier pista que pudiera ayudarlos. Ron estaba a su lado, aunque su atención se dividía entre los libros y las miradas ocasionales que le lanzaba a su hermana, quien estaba en otra mesa con Dean. A pesar de la tensión entre ellos, todos sabían que lo más importante era encontrar a Harry. Además Dean lo necesitaba para molerlo a golpes.
Sirius y Regulus estaban en un rincón, revisando textos antiguos sobre magia oscura y rituales, Sirius no tocaba un libro desde que se graduó a menos que fuera sumamente necesario, como ahora.
Remus los ayudaba, aunque su expresión reflejaba la preocupación que todos sentían. Los hermanos Creevey, Seamus, Neville y otros estudiantes de todas las casas y años, también estaban allí (sí, el chisme no corrió, si no que voló), cada uno contribuyendo a la búsqueda de alguna manera.
Luna, sin embargo, estaba al borde del colapso. Había estado leyendo sin parar durante horas, pero la falta de respuestas y la preocupación por Harry la estaban consumiendo, él no solo era su amigo, también era su hermano, desde hace más de 12 años vivían juntos.
Finalmente, no pudo más. Con un grito de frustración, arrojó el libro que tenía en las manos al suelo.
—¡No puedo más!— gritó, con lágrimas en los ojos —¡Nada de esto tiene sentido!
Lavender, que estaba cerca, se acercó rápidamente y la rodeó con sus brazos.
—Luna, cálmate. Todo va a estar bien.
—¡No, no está bien!— lloró Luna, abrazando a Lavender —En primer año, Harry se enfrentó a Quirrell, que tenía a Voldemort en la nuca. En segundo año, luchó contra un basilisco. En tercer año, tuvo que enfrentarse a los dementores porque la rata de Peter escapó de Azkaban. En cuarto año, participó en el Torneo de los Tres Magos y casi muere, chamuscado, después ahogado y finalmente casi lo mata Voldemort. El año pasado, Dolores Umbridge le dejó esa horrible cicatriz en la mano con "No debo decir mentiras". ¡Y este año desaparece! ¿A dónde fue? ¿Y si tiene frío? ¿O hambre? ¡No podemos dejarlo solo!
Las palabras de Luna resonaron en la biblioteca, y todos se detuvieron por un momento, sintiendo el peso de la situación. Hermione se acercó a Luna y la abrazó también.
—Lo encontraremos, Luna— dijo Hermione, con una voz firme —No vamos a descansar hasta que lo hagamos.
Ron asintió, aunque su expresión seguía siendo tensa.
—Sí, Luna. Harry es fuerte. Sabemos que está bien. Solo tenemos que encontrar la manera de traerlo de vuelta.
💛
Sábado 20 de septiembre de 1941
Mientras tanto, en el pasado, Harry estaba despertando de un sueño inquieto. Sentía un peso en su cuerpo, algo suave y cálido en sus labios, algo que lo hacía sentir reconfortado. Abrió los ojos lentamente, y lo primero que vio fue a Walburga Black, inclinada sobre él, con una sonrisa juguetona en sus labios.
—No besas tan mal, chico del futuro— dijo Walburga, con un tono coqueto.
Harry parpadeó, tratando de procesar lo que acababa de suceder.
—¿Qué... qué pasó?
Walburga se rio suavemente y le colocó las gafas.
—Te desperté con un beso. Parecías necesitarlo.
Harry se sonrojó, pero antes de que pudiera responder, Walburga lo besó de nuevo. Esta vez, el beso fue más apasionado, lejos de molestarlo le gustó, Harry sintió que el mundo a su alrededor desaparecía. Sus manos encontraron la cintura de Walburga, pero ella lo detuvo con una sonrisa.
—No te di permiso de tocarme— dijo, con una mirada desafiante.
Harry la miró con una sonrisa traviesa.
—Yo no te di permiso de besarme.
Walburga rio y lo besó de nuevo, esta vez con más intensidad. Harry respondió al beso, sintiendo que el tiempo se detenía por un momento. Pero justo cuando las cosas se estaban calentando, su hermano entró en la habitación, con ropa para el chico del futuro.
—¡POR SALAZAR, WALBURGA!— gritó, con una expresión de drama exagerado —Primero le dices buenos días ¿Cómo estas?, después lo invitas a tomar algo, y finalmente te lo comes.
Walburga rodó los ojos y se separó de Harry, mientras Harry se hundía más en la cama con la cara roja de la vergüenza.
—Hermanito, si has venido a molestar puedes lárgate— dijo Walburga con fastidio.
Alphard no se inmutó.
—¿Molestar? Yo— hace cara ofendida —Para tu información traía ropa para el chico del lago. Además solo me aseguraba que no te lo estuvieras devorando antes del desayuno. ¿Al menos le preguntaste su platillo favorito antes de atacarlo?
Walburga lanzo una almohada la cual Alphard logro esquivar por los pelos.
—¿Que? Es una pregunta legítima— dijo encogiendo los hombros —Él director quiere hablar con todos después del desayuno, aquí te dejo la ropa y hermanita, ya déjalo— dijo mientras ponía la ropa en la camilla y salía de la enfermería.
Harry suspiró, todavía algo aturdido, tomo la ropa que Alphard había dejado.
—Puedes...— empezó a decir, pero Walburga lo interrumpió con una sonrisa traviesa.
—¿Qué te ayude a vestir? No te creía tan atrevido ojitos lindos— le guiño un ojo con descaro.
Harry tragó saliva, tratando de mantener la compostura.
—No, no es eso— dijo, con voz temblorosa —Solo... ¿Puedes darme un poco de privacidad?
Walburga se rio suavemente, acercándose aún más a él.
—¿Privacidad?— dijo, con un tono burlón —Como si hubiera algo que ya no haya visto— agregó, mientras pasaba sus manos por el cuello de Harry.
Harry abrió los ojos con sorpresa.
—¿Qué?— preguntó, sintiendo que el corazón le latía con fuerza.
Walburga se acomodó aún más cerca, hasta que su cuerpo quedó encima del de Harry.
—Anoche estabas mojado y sin camisa— dijo, con una voz suave pero cargada de significado —Y tu pantalón...— continuó, bajando la mirada hacia la cintura de Harry —Estaba tan mojado y adherido a tu cuerpo que dejaba ver... cosas.
Harry sintió que el mundo se detenía por un momento. No sabía si reír, correr o simplemente rendirse ante la situación. Walburga, sin embargo, no le dio tiempo para decidirse. Antes de que pudiera reaccionar, ella lo besó de nuevo, con una intensidad que lo dejó sin aliento.
Harry respondió al beso, sus manos encontraron la cintura de Walburga, y sin pensarlo dos veces, la apretó contra su cuerpo. Walburga emitió un gemido suave, que solo sirvió para aumentar la pasión del momento.
Se escuchó una voz desde el otro lado de la puerta.
—¡HERMANITA HERMOSA!— gritó Alphard, con un tono dramático —¡Aún soy muy joven para ser tío!
Walburga se separo de Harry.
—Maldito metiche, mejor me voy te espero afuera— antes de salir le dio un beso tierno y dulce, que contrastaba con la calentura de hace solo segundos.
Harry quedó en la enfermería solo con sus pensamientos "Sí Luna se entera... Que me besa a su abuela me mata... Me mata, por alterar el futuro y Mione la va a ayudar", "Lo peor es... Es que no me arrepiento".
Se pasó las manos por la cara.
💛
Harry salió de la enfermería, todavía con la cara roja y la mente llena de pensamientos confusos. Walburga lo esperaba afuera, con una sonrisa juguetona en sus labios, mientras Alphard observaba la escena con una expresión divertida.
—Listo, ojitos lindos— dijo Walburga, tomando a Harry del brazo —Vamos al Gran Comedor. No querrás perderte el desayuno, ¿verdad?
Harry asintió, tratando de ignorar las miradas curiosas de los estudiantes que pasaban por el pasillo. Mientras caminaban, Harry notó algo que lo dejó boquiabierto: un joven Hagrid, con el uniforme de Gryffindor, que medía casi dos metros de altura o más.
—¿Ese es... Hagrid?— murmuró Harry, sin poder evitar sonreír.
Walburga lo miró con curiosidad.
—¿Conoces a Rubeus? Es un estudiante de Gryffindor. Un poco... peculiar, pero buen tipo.
Harry asintió.
—Sí, lo conozco. Es... un buen amigo.
Mientras continuaban caminando, Harry vio a una joven con el uniforme de Ravenclaw. Era Myrtle Warren, antes de convertirse en "Myrtle la Llorona". Harry murmuró para sí mismo.
—La Cámara de los Secretos aún no ha sido abierta...
Tom Riddle, que había salido de quién sabe dónde, escuchó el comentario y se acercó con una sonrisa fría.
—¿Qué dijiste, chico del lago?— preguntó, con un tono que hacía que Harry se sintiera incómodo.
Harry se tensó, pero trató de mantener la calma.
—Nada.
Tom lo miró con esa mirada penetrante que Harry ya estaba empezando a odiar.
—Interesante— dijo, antes de alejarse, dejando a Harry con una sensación de inquietud.
Walburga apretó el brazo de Harry, como si quisiera tranquilizarlo.
—No le hagas caso a Riddle. No es peligroso.
Harry no estaba tan seguro, pero decidió no discutir. Finalmente, llegaron al Gran Comedor, donde Harry pudo ver al profesor Binns, todavía vivo y hablando de quien sabe que.
—Ja, todavía está vivo— murmuró Harry, sin darse cuenta de que Walburga lo había escuchado.
—¿Qué dijiste?— preguntó Walburga, con una ceja levantada.
Harry se sonrojó.
—Nada, solo estaba... pensando en voz alta.
Alphard, que había estado caminando detrás de ellos, intervino con una sonrisa burlona.
—Lo que quiere decir es que quiere que le des otro beso, hermana.
Harry se puso rojo como el cabello de su amigo Ron. Walburga rodo los ojos y tomó asiento, mientras Alphard se reía por su propia broma.
El Gran Comedor estaba lleno de alumnos, todos ocupados en su desayuno, sin notar la incomodidad evidente de Harry, que todavía procesaba todo lo que estaba viendo.
"Hagrid como estudiante, Myrtle y Binns aún respirando". Era demasiado para su cerebro matutino.
—¿Qué pasa, chico del futuro? ¿Te tragaste la lengua?— bromeó Walburga, sirviéndose un poco de café.
Harry suspiró y tomó asiento.
—Solo estoy... asimilando todo esto.
—¿Y qué es "esto"?— preguntó Alphard con interés.
Harry miró a su alrededor, con cuidado de no sonar demasiado extraño.
—Solo... ver a algunos rostros que en mi tiempo ya no están aquí y otros que aún lo están.
Walburga lo estudió con curiosidad, pero no insistió. En cambio, cambió de tema con una sonrisa coqueta.
—Entonces, chico del futuro... ¿Cómo te gustan los huevos?— preguntó, tomando un trozo de tostada y mirándolo con diversión.
Harry, aún algo aturdido, parpadeó —¿Eh?
—Para el desayuno, chico del lago— dijo Alphard con un suspiro teatral —No creo que se refiera a otra cosa... aunque, conociéndola, quién sabe.
Harry sintió su rostro calentarse de nuevo y carraspeó.
—Revuelto.
Walburga sonrió con satisfacción.
—Buena elección. Aunque, después de tanta actividad matutina, tal vez necesitas algo más sustancioso.
Harry casi se ahoga con su propio aliento, mientras Alphard lanzaba una carcajada.
—Walburga, por favor, deja de acosar a nuestro invitado— bromeó Alphard, pero su hermana solo se encogió de hombros con una expresión inocente.
Orión Black, quien había estado observando desde lejos cómo su prima Walburga coqueteaba descaradamente con el "chico del futuro", decidió que ya era suficiente. Con una expresión ligeramente celosa bien disimulada, se acercó a ellos y se sentó justo en medio de Harry y Walburga, interrumpiendo su conversación.
—Buenos días, primos— dijo Orión, con una sonrisa forzada —Y buenos días a ti. Espero que no estén molestando demasiado a nuestro invitado.
Walburga levantó una ceja, claramente molesta por la intrusión.
—Orión, ¿Qué haces aquí? ¿No tienes amigos propios con quienes sentarte?
Orión ignoró el comentario y se sirvió un trozo de pan.
—Solo quería asegurarme de que nuestro invitado se sienta bienvenido— dijo, mirando a Harry con una expresión que no era del todo amistosa.
Alphard con un sonrisa burlona.
—Creme enano nuestro invitado se siente MUY bienvenido.
—Gracias, mini Black. Me siento muy bienvenido— dijo, tratando de sonar amable.
Antes que alguien dijera algo más el director Armando Dippet y Albus Dumbledore joven, se dirigió directamente a la mesa de Slytherin. Los estudiantes guardaron silencio.
—Señorita Black, señores Black, señor Riddle, señor Malfoy, señor Nott, el nuevo— dijo Dippet, señalando a Harry —Y... ¿Dónde está el señor Dolohov?— preguntó, mirando a su alrededor.
Antonín Dolohov, que estaba tratando de ocultarse detrás de un grupo de estudiantes, suspiró y se levantó de mala gana.
—Aquí estoy, señor director.
Dippet asintió con satisfacción.
—Bien. Los quiero a todos en mi oficina en diez minutos. Tenemos asuntos importantes que discutir.
Walburga intercambió una mirada con Harry, quien parecía un poco nervioso.
—¿Qué crees que quieren?— preguntó en voz baja.
Harry se encogió de hombros.
—No tengo idea, pero no creo que sea algo bueno.
Alphard se levantó de su asiento.
—Bueno, mejor no hagamos esperar al director— dijo, con una sonrisa burlona.
Tom con la mirada fija en los dos adultos que salían del Gran Salón.
—Creo que que quiere hablar sobre anoche y nuestro invitado sorpresa.
💛
La oficina del director Dippet en 1941 era muy diferente a la que Harry recordaba del futuro.
Las paredes estaban cubiertas de retratos de antiguos directores cuyos ojos seguían cada movimiento con curiosidad, y las estanterías repletas de libros antiguos y artefactos brillantes emitían un aura de misterio. Harry, rodeado por Walburga, Alphard, Orión, Tom, Abraxas, Nott y un renuente Dolohov, intentaba mantener la calma bajo la mirada penetrante de Dippet y el joven Dumbledore.
—Señor Potter— comenzó Dippet, con tono formal —Dado que permanecerá en nuestra época, hasta que encontramos una solución, deberá ser seleccionado oficialmente en una casa.
Además, por razones de seguridad, deberá adoptar un nombre nuevo. Nadie puede saber que viene del futuro.
Harry asintió, sintiendo el peso de las palabras. Sabía que cualquier error podría alterar el tiempo.
—También deberá mantener barreras mentales activas— añadió Dumbledore, observándolo con una mezcla de curiosidad y cautela —Para evitar que alguien acceda a sus recuerdos.
Harry, recordando las lecciones de Oclumancia con su tío Regulus y su profesor Snape, cerró los ojos un momento y reforzó sus defensas mentales. Al abrirlos, notó que tanto Tom como Dumbledore retrocedieron levemente, como si hubieran chocado contra un muro invisible.
—Bien hecho— murmuró Dumbledore, con una sonrisa intrigada.
Tom, por su parte, no ocultó su frustración. Sus ojos oscuros brillaron con un destello de irritación, pero rápidamente recuperó la compostura.
—Ahora, el Sombrero Seleccionador— anunció Dippet, colocando el viejo sombrero sobre la cabeza de Harry.
—Hmm... esto es interesante— resonó la voz del sombrero en su mente —Ya fuiste seleccionado una vez, ¿Verdad? Gryffindor, claro... pero ahora... Veo más ambición, astucia, un deseo de sobrevivir. ¿Quieres repetir casa o probar algo nuevo?.
Harry pensó rápidamente. Si quería sobrevivir entre los Slytherin de esta época, necesitaba adaptarse.
—Slytherin— respondió mentalmente.
—¿Seguro? Podrías cambiar el destino...— insistió el sombrero.
—No quiero cambiar nada. Solo quiero volver a mi tiempo— pensó Harry con firmeza.
—Muy bien... ¡SLYTHERIN!— gritó el sombrero.
Walburga sonrió con satisfacción, mientras Orión fruncía el ceño. Abraxas, Alphard y Nott asintieron con aprobación, Dolohov simplemente bostezó. Tom, sin embargo, no apartaba la mirada de Harry, como si intentara descifrar un enigma.
—Excelente— dijo Dippet —¿En qué año estás académicamente?
—Sexto, señor.
—Perfecto— dijo Dippet —El señor Malfoy y la señorita Black también están en sexto. Ellos serán sus compañeros y... guías— agregó, mirando a Walburga, quien sostuvo la mirada del director sin inmutarse.
Harry notó por primera vez las placas de prefecto en los uniformes de Walburga y Abraxas. Por andar pensando en otras cosas no se había dado cuenta.
—La señorita Black afirmó que anoche solo estaba paseando por el lago y no sabe cómo llegaste— dijo Dumbledore de repente, observando a Harry con atención —¿Tú tienes alguna teoría?
Harry dudó. Había visto las velas y el círculo de ritual alrededor de Walburga, pero revelarlo podría ponerla en peligro.
—No, señor. Solo recuerdo una luz brillante y luego... el lago.
Dolohov, aburrido, murmuró.
—¿Y el nombre? ¿Qué apellido usará? Si su madre era una Evans, hija de muggles, sería mejor opción que Potter.
Abraxas, Alphard, Nott, Dumbledore y Dolohov dijeron nombres como.
—Elías.
—Marcus.
—Theodore.
—Julián.
—Cassius.
Walburga, con una sonrisa juguetona, simplemente dijo.
—Hércules.
—Hércules el Mojado— dijo Orión con burla y una sonrisa maliciosa.
Pero Tom si se pasó de la raya —¿Qué tal «Hércules Sangre Sucia»? Suena pegadizo.
Walburga lanzó una mirada asesina.
Harry le sonrió a Tom le agradecía a Luna "Tienes que conocer la vida de tú enemigo para saber cuál es su debilidad" le había dicho un día después del regreso de Voldemort y así fue como investigo toda su vida.
—Por lo menos mi madre hacía magia, no como tu padre que era un maldito muggle y apenas supo, que tú madre estaba embarazada salió corriendo... A no espera el huyo fue porque tú madre...
El director interrumpió antes de que las cosas pudieran empeorar.
—Suficiente tu nombre será Hércules y el apellido...
—Black— dijo Walburga con una sonrisa.
El silencio llenó la habitación.
Orión casi se atragantó.
—¿BLACK? ¿Estás loca, Walburga? ¡No es de nuestra familia!
—Lo será, en el futuro será prácticamente un Black— dijo ella, desafiante —Además, si va a ser mi responsabilidad, llevará mi apellido. Total, nadie cuestionará a un Black.
Dippet, tras un momento de duda, asintió.
—Muy bien. A partir de ahora, serás Hércules Black, estudiante de sexto año en Slytherin... Cambiando de tema creo señorita, que hoy tiene las pruebas para conformar su equipo de Quidditch.
—Sí, señor.
Albus miro a Hércules con curiosidad.
—¿Hércules tú juegas Quidditch?
—Sí, señor— el nombrado respondió con nostalgia, al recordar que él ya había confirmado su equipo —Era el buscador— omitiendo que también era el nuevo capitán, "Tal vez a estas alturas ya lo habían remplazado como capitán y buscador".
—Genial, si pasas la prueba serás el nuevo buscador de Slytherin. Soy la capitana— dijo Walburga levantándose de la silla y extendiendo su mano a Hércules.
Antes de tomar la mano de Walburga, saco su varita y murmuró.
—Accion mapa merodeador— el mapa salió de la mochila de Orión y se puso en su regazo.
Lunático: te olvídate de nosotros.
Cornamenta: ese enano nos manocio.
Canuto: es un pervertido.
Colagusano: eso es acoso.
—Maldito, grosero así es como me paga después de cuidarlo— dijo Orión indignado.
—Travesura realidad— murmuró solo Walburga logro escucharlo —Primero son cuatro, por si no lo viste salen cuatro nombres y segundo uno de ellos es tu hijo— sin esperar respuesta le dio la mano a Walburga y salió de la oficina seguidos de Alphard y Abraxas quienes estaban en el equipo.
💛
El campo de Quidditch estaba lleno de expectación. Lucretia Black se cruzó de brazos mientras observaba a los candidatos. Tenía que llenar tres puestos: dos cazadores y un buscador.
—Bien, comencemos con los cazadores— ordenó con voz firme.
Los aspirantes se alinearon, mientras Alphard y los demás se preparaban para probar su habilidad en pases y coordinación. Hércules, aún sin su escoba, observaba con atención.
Después de una hora de lanzamientos, fintas y esquivas, Lucretia y Walburga intercambiaron miradas y seleccionaron a Orión y Dolohov como los nuevos cazadores.
—Ahora el buscador— anunció Walburga, mirando a Hércules con una sonrisa retadora —Hércules, veamos si eres tan bueno como dices.
Le lanzaron una Barredora 2 de la reserva del equipo. La escoba era rápida, pero Harry echaba de menos su Saeta de Fuego.
—Liberen la snitch— ordenó Lucretia.
La pequeña esfera dorada salió disparada, y Harry no perdió tiempo. Apenas la vio moverse, inclinó el cuerpo y aceleró.
Los otros aspirantes apenas reaccionaron cuando él ya estaba en el aire, zigzagueando con precisión. La snitch se movió hacia la izquierda, Hércules la siguió, pero entonces se elevó en un ángulo imposible "Muy lista". Pero él era más rápido.
Walburga lo observaba con atención. Su destreza, la forma en que controlaba la escoba, su precisión en cada giro...
Cinco minutos después, Hércules descendió con la snitch atrapada entre los dedos.
—Listo— dijo con una sonrisa arrogante.
Lucretia silbó, impresionada.
—Está decidido— anunció Walburga —Hércules Black es nuestro buscador.
Abraxas le dio una palmada en la espalda, Alphard sonrió satisfecho y Walburga le dio un beso, no eran como los de Cho donde sentía que era el remplazo de Cedric o los de Genny donde él era el cacho, siempre eran a escondidas.
Los de Walburga lo llenaban de paz, tranquila y seguridad.
—Será un buen año para Slytherin— comentó Lucretia.
Equipó de Quidditch de Slytherin
Buscador: Hércules Black.
Guardián: Abraxas Malfoy.
Golpeadoras: Lucretia Black.
Walburga Black.
Cazadores: Alphard Black.
Orión Black.
Antonín Dolohov.
💛
Después del entrenamiento, todos se dirigieron a la sala común. La celebración fue inmediata.
Abraxas trajo una botella de whisky de fuego (seguramente obtenida de formas cuestionables) el ambiente se llenó de risas y apuestas sobre qué tan rápido podrían aplastar a Gryffindor en el próximo partido.
Hércules se sentó en un sofá, aún procesando todo. Era extraño estar ahí, con un equipo de Slytherin, celebrando con los Black y Malfoy.
Pero lo más extraño era que no se sentía fuera de lugar.
Walburga se dejó caer a su lado y, sin pensarlo mucho, le besó el cuello con una sonrisa traviesa.
—Brindemos por nuestra victoria anticipada— susurró contra su piel.
Tal vez estar atrapado en el pasado no sería tan malo, después de todo.
La noche en la sala en común se alargó más de lo esperado. Entre risas, apuesta, y alguna que otra copa de whisky de fuego, la celebración por la nueva alineación del equipo dejo a todos de bueno humor.
Walburga nunca desaprovechaba la oportunidad de acercase a Hércules, los labios de Walburga rozaban el cuello de él, sus manos se deslizaban por su espalda como si quisiera memorizar cada parte de él, Hércules lejos de resistirse, le respondí con la misma intensidad.
Cuando la mayoría comenzó a retirarse, Hércules se levantó.
—Me voy a dormir.
Walburga solo le dio un beso y lo dejo ir.
💛
Al llegar a su habitación se dio cuenta que en Slytherin no comparten habitación, no sabía si estar agradecido o sentirse solo.
Cuando se estaba poniendo la pijama, unas manos lo tocaron por detrás, con varita en mano se volteó para encontrarse con Walburga, bajo la varita.
—¿Qué haces aq...?— no pudo terminar su pregunta ya que Walburga lo beso.
Después de ese beso vinieron más y más, sin saber en que momento terminaron en la cama abrazados, beso iba beso venía, caricia iba caricia venía, sus piernas entrelazadas.
En algún punto se quedaron dormidos abrazados Walburga en el pecho de Hércules.
Harry después de muchas noches pudo dormir, no tuvo esas malditas pesadillas que lo atormentaban desde la muerte de Cedric. Se sintió tan cómodo y refugiado.
💛💛💛
Esa noche...
Hubieron caricias; sí.
Hubieron besos; sí, desde los besos tiernos, hasta besos apasionados.
Hubieron mano ciadas; sí.
Tuvieron sexo; no.