ID de la obra: 322

El Ritual Del Tiempo

Mezcla
R
Finalizada
4
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251 páginas, 83.421 palabras, 22 capítulos
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Pequeñas acciones, Grandes Cambios

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Viernes 25 de octubre 1996 Cygnus Black III irrumpió en la mansión como un vendaval, su capa de viaje aún polvorienta y sus botas resonando con furia contra el suelo de mármol. A sus 54 años, su porte seguía siendo imponente: alto, de hombros anchos y ojos verdes. Llevaba el cabello negro alisado con severidad, aunque tenia un rizo rebelde. En su mano derecha, arrugado como un presagio, sostenía El Profeta con el titular en negrita: ¿DÓNDE ESTÁ EL ELEGIDO? —¡¿ALGUIEN QUIERE EXPLICARME POR QUÉ ME ENTERO POR EL PERIÓDICO DE QUE MI HIJO LLEVA UN MES DESAPARECIDO?!— rugió, su voz sacudiendo los candelabros de plata. El salón se heló. Sirius y Regulus intercambiaron una mirada cargada de tensión, mientras Andrómeda, sentada junto a su hija, palideció. —Cygnus... hermanito— comenzó Sirius, levantando las manos en un gesto de paz —Pensamos que estabas en negocios en el norte. No quisimos... —¡CÁLLATE!— Cygnus lo interrumpió, arrojando el periódico a la mesa con un golpe sordo. El retrato de Walburga Black, colgado en la pared, sonrió con diversión. —Oh, querido, siempre tan temperamental...— murmuró con satisfacción, disfrutando del caos. Cygnus ignoró la voz de su madre y miró a Sirius con furia contenida. —¡Yo fui quien lo crio! ¡Yo fui quien lo protegió! ¡Y USTEDES NI SIQUIERA ME LLAMARON, QUE LES COSTABA ENVIAR UNA LECHUZA! Flashback. Después de la traición de Peter Pettigrew y la caída de los Potter, la noticia recorrió por el mundo mágico como pólvora: Sirius Black, el mejor amigo de James Potter lo había traicionado y además había asesinado a trece personas con un solo hechizo. Pero Cygnus no lo creyó ni por un segundo. Él conocía a su hermano menor mejor que nadie. Durante un año, movió cielo y tierra, revisó documentos, presionó a antiguos contactos y encontró las pruebas que demostraban la inocencia de Sirius. En 1982, tras un largo proceso judicial, su hermano fue liberado de Azkaban, y Pettigrew fue arrestado. Pero aún quedaba una batalla. Cygnus luchó por la custodia de Harry Potter. El Ministerio, encabezado por Cornelius Fudge, se mostró reacio a entregarle el niño a alguien de la familia Black. Después de todo, su apellido aún estaba manchado por la reputación de los mortífagos. Sin embargo, Cygnus tenía influencias, tenía poder... y lo más importante, tenía razón. Tras meses de negociaciones, logró lo imposible: en 1983 adoptó legalmente a Harry. Sirius, debido a su pasado en Azkaban, no pudo obtener la custodia, pero al menos estuvo presente en la vida de su ahijado. Fin del Flashback. —¿Ahora me dicen que desapareció?— continuó Cygnus, con el rostro desencajado. Regulus, que hasta entonces había permanecido en silencio, tomó la palabra. —Harry estaba en Hogwarts. Se supone que es el lugar más seguro del mundo mágico. —¡Pues claramente no lo es!— escupió Cygnus, inhaló profundamente, tratando de calmarse. Los presentes intercambiaron miradas incómodas bajo la furia helada de Cygnus. Andrómeda fue la primera en hablar, su voz calmada pero firme: —Padre hemos revisado cada rincón de Hogwarts, de Hogsmeade, interrogado a los mortífagos capturados e incluso buscado en el Bosque Prohibido. No hay rastros de magia oscura reciente, ni amenazas creíbles... —Pero Hogwarts es enorme— interrumpió Nymphadora, jugueteando nerviosa con un mechón de pelo que cambiaba de rosa a gris —La biblioteca todavía no está revisada por completo. Hay secciones restringidas que ni siquiera Dumbledore ha explorado. Sirius agregó, con amargura. —Él viejo no ha movido un dedo. Dice que Harry está bien, pero no explica cómo lo sabe. Cygnus cerró los puños, sus nudillos palideciendo. —¿Y ustedes confían en él? ¿Después de todo lo que ocultó?— Su mirada se posó en Kreacher, que temblaba en un rincón, ahogando un gemido mientras apretaba contra su pecho una bufanda azul desgastada. "La bufanda que el amito Hércules le regaló en 1942", pensó el elfo. "Para que no aguantes frío Kreacher". Antes de que Cygnus pudiera hablar, Luna se adelantó. —Kreacher tiene un nudo de Wrackspurts en el corazón— dijo, inclinándose hasta quedar a su altura —Deberías contarnos lo que sabes. Los nudos se deshacen con verdades. El elfo miró la bufanda, luego a Cygnus y finalmente al retrato de Walburga, quien negó con la cabeza. Por un segundo, sus labios temblaron... Pero el retrato de Alphard carraspeo. —Ya dejan el pobre elfo, ¿Él que puede saber? Cygnus se preguntó "¿Cuál fue el mal que yo hice?". Su hija menor, se casó con un mortífago. La del medio, con un sangre sucia. La mayor, no solo se casó con un mortífago si no que también se volvió mortífaga y se obsesionada con Voldy. Uno de sus hermanos es mortífago espía. El otro estuvo en Azkaban. Su nieto, también recibió la marca tenebrosa. Y ahora el niño que crío como su hijo, desapareció sin dejará rastro. 💛 Sábado 26 de octubre de 1996 Al amanecer, el mundo había cambiado. Dumbledore en su oficina, sabía que había echo lo correcto. —¿Notas algo, Severus?— preguntó sin volverse. Snape, desde la sombra, gruñó. —Los informes de los mortífagos mencionan que Bellatrix, Lucios y Regulus nunca recibieron la Marca Tenebrosa. Y según los registros del Ministerio, Bellatrix nunca se casó con Rodolphus Lestrange. Draco tampoco recibió la marca tenebrosa, pero si su amigo Goyle. Dumbledore sonrió con satisfacción. Esta vez las cosas saldrían bien. 💛 El retrato de Walburga en Grimmauld Place 12 se removió inquieto en su marco. Algo en su memoria no cuadraba, como si su línea de recuerdos se hubiera alterado sutilmente. "Esto no estaba así ayer..." pensó, con el ceño fruncido. Si la pobre hubiera estado viva... le hubiera dado un infarto cuando vió a Pandora bajar las escaleras con un niño, de unos cinco años. Walburga, tenía una cicatriz en el brazo, "ayer no la tenía", pensó por un momento y se dio cuenta... Se suponía que solo darían un paseo por los pasillos de Hogwarts... Pero en cambio... 💛 Myrtle la llorona estaba viva, tuvo hijos y ahora tiene nietos. Harry y Draco eran amigos, hermanos de crianza. Luna, Harry y Draco crecieron juntos (13 años). Esos fueron unos de los muchos cambios que hubieron en el mundo mágico, que pocas personas notaron. 💛 Sábado 25 de octubre 1941 Hércules y Walburga caminaban por los pasillos de Hogwarts con la facilidad de quienes conocían cada rincón del castillo. Él, vestido con el uniforme de Slytherin que ya se había resignado a usar, observaba a Walburga con una sonrisa apenas contenida. Llevaba un mes en el pasado y, contra todo pronóstico, cada día se sentía más unido a ella. Walburga lo arrastró hasta la sala de trofeos, su entusiasmo iluminando su rostro. —Mira, Hér— dijo, señalando la vitrina —Ahí estará la placa que indicará que Slytherin ganó la Copa de Quidditch de 1941-1942. Hércules sonrió, pero su mente se detuvo bruscamente en un pensamiento. Sus ojos recorrieron la sala, más vacía que en su tiempo. Claro, eran más de cinco décadas de diferencia. Pero algo en la forma en que Walburga señaló aquel lugar hizo que algo encajara en su cabeza con un chasquido repentino. Las fotografías. Por años, había visto imágenes antiguas en la casa Black . Un tal Hércules Black, un joven que se parecía sospechosamente a él, aparecía en algunas fotos de los años 1941-1942. Pero en ese momento lo entendió: No es que Hércules Black se pareciera a él. Hércules Black ERA él. Sus manos se tensaron. "HARRY JAMES POTTER EVENS BLACK, como no te diste cuenta antes ay fotos de Hércules por toda la maldita casa, hasta investigaste sobre él, solo para saber porque se había ido sin dejar rastro... Claro por andar pensando en otras cosas... no te diste cuenta idiota" Se obligó a calmar su respiración. No podía entrar en pánico ahora, no frente a Walburga. —¿Hércules?— preguntó ella, ladeando la cabeza —¿Estás bien? Él le sonrió con suavidad, tomando su mano entre la suya. —Sí, es solo... me alegra estar aquí contigo. Walburga se sonrojó ligeramente, pero no apartó la mano. —Tonto— murmuró con una sonrisa y lo besó. El pasillo se llenó de una tensión súbita cuando Riddle apareció, con la misma elegancia calculadora de siempre, pero con una expresión afilada en su rostro. Hércules y Walburga apenas se habían separado del beso cuando la voz fría interrumpió el momento. —Que dulce escena— murmuró con una sonrisa —Nuestra noble Walburga Black, rebajados a los encantos de un cualquiera. Hércules sintió un frío recorrer su espalda, pero su semblante no cambio, conocía ese tono Riddle lo estaba provocando. —Veo que sigues obsesionado con meterte en asuntos que no te conciernen— respondió Harry tratando de mantener la calma. —Cuando algo es un desperdicio de linaje, si es mi asunto— replicó Riddle con una sonrisa. Harry soltó una carcajada. —¿Quieres hablar de desperdicio de linajes? ¿Por que no hablamos del tuyo? Mis dos padres tenían magia, mientras que tu padre era un muggle y tu madre era una squib ¿Quién de los dos tiene peor linaje?— Harry lo miro fijamente, tal vez el linaje de Riddle era más importante porque era descendiente de Salazar, pero quien sabe tal vez él sea descendiente de Merlín. A Riddle no le gusto el comentario se tenso y su sonrisa se borró saco su varita, Harry también lo hizo, pero entonces en vez de atacar a Harry... Sonrió y apunto a Walburga, antes que Harry pudiera reaccionar Walburga ya estaba en el suelo por culpa de un hechizo de magia negra. —MALDITO— Alphard apareció de la nada junto a Malfoy y ambos atacaron a Riddle con furia. Malfoy conjuro un Expulsó, mientras Alphard lanzó un Confringo. Hércules sin perder un segundo, cayó de rodillas a Walburga y la sostuvo con cuidado su corazón latía con violencia. —Resiste Reina. Te sacaré de aquí— susurró, tomándola en brazos. Ignorando la pelea que estallaba a su alrededor, Hércules corrió a la enfermería. 💛 Madame Pomfrey joven muy joven a la que Harry conocía. Frotaba una poción en el brazo quemado de Walburga, quien mordía el labio para no quejarse. —Lo siento— murmuró Hércules, tomando su mano —Esto es mi culpa. Walburga lo miró con firmeza. —Nunca te disculpes por protegerme. 💛 —50 puntos menos para Slytherin por pelear dentro del castillo— anunció Dippet, con desaprobación —Y detención para los tres: barreran y trapearan los baños sin magia. Al salir de la dirección Riddle se dirigió a la sala en común, mientras Abraxas y Alphard se dirigían a la enfermería para ver a Walburga. Al llegar Alphard preguntó. —¿Cómo esta? —Bien, pero pasará acá la noche— dijo Hércules mientras miraba a Wally dormir. —Riddle está loco, esto no se puede quedar así— dijo él oxígeno. —Lo mataré— dijo Alphard apretando los puños. Hércules lo miro. —Eso sería muy fácil y obvio. —¿Tienes una mejor idea chico del lago?— preguntó él rubio. —Más que una idea, tengo historia a mi favor. Alphard lo miro a los ojos. —Entonces ¿Qué propones? Cuñadito. Hércules le sostuvo la mira. —Necesito una espada. El oxigenado fue el primero en hablar. —Dicen, que en el sombrero seleccionador está la espalda de Godric Gryffindor. —Y dicen lo correcto. —¿Cómo lo sabes?— preguntó Alphard. —Por que... Yo la use... Alphard y Abraxas intercambiaron una mirada de asombro cuando Hércules mencionó que había usado la espada de Gryffindor. —Eso es imposible— dijo Abraxas con escepticismo —Solo un verdadero Gryffindor puede sacarla del Sombrero Seleccionador. Harry se encogió de hombros. —Bueno, pues lo hice. Alphard cruzó los brazos. —Y supongamos que te creemos, cuñadito. ¿Cómo demonios piensas conseguir el sombrero? No es que Dippet lo tenga tirado por ahí. Abraxas chasqueó la lengua. —Sí, está en la oficina del director, que por cierto, está protegida con más encantamientos que una bóveda de Gringotts. Hércules sonrió con confianza. —Por suerte, tenemos a alguien que puede entrar y salir sin ser visto. Los tres se quedaron en silencio por un momento, hasta que Alphard parpadeó y dijo. —Oh, no. No estarás pensando en... —Kreacher— terminó Hércules con una sonrisa. Alphard rodó los ojos. —Kreacher. Un segundo después, un crack suave resonó, y un elfo doméstico con orejas enormes y nariz respingona apareció ante ellos. —¿El amo Alphard, necesita a Kreacher?— preguntó con una inclinación profunda. —Sí, pequeño bribón— respondió Alphard —Necesitamos que entres en la oficina del director y nos traigas el Sombrero Seleccionador. Kreacher se enderezó con una expresión de horror. —¡La oficina del director es un lugar sagrado, amo Alphard! ¡Kreacher podría ser castigado por entrar sin permiso! Hércules se inclinó hacia él. —No serás castigado si nadie se entera. Eres muy bueno en ser discreto, ¿verdad, Kreacher? El elfo dudó por un momento, pero luego miró a Hércules con los ojos muy abiertos. —El amito Hércules... se parece tanto a la ama Wally. Hércules mantuvo su expresión firme. —Confía en mí, Kreacher. Es importante. El elfo pareció debatirse internamente por unos segundos, luego asintió con determinación y desapareció con otro crack. 💛 Treinta minutos después, Kreacher regresó con el Sombrero Seleccionador en sus manos —¡Kreacher ha cumplido la misión! Hércules tomó el sombrero con cuidado y le dio una palmada a Kreacher en la cabeza. —Bien hecho, Kreacher. Alphard miró el sombrero con interés —Bueno, ¿y ahora qué? Hércules sonrió de lado. —Ahora vamos a abrir la Cámara de los Secretos. 💛 Los tres se dirigieron al baño de las chicas, asegurándose de que nadie los viera. Hércules se arrodilló frente al lavabo con el grabado de una serpiente y susurró en pársel: —Ábrete. Alphard y Abraxas dieron un respingo cuando las tuberías comenzaron a moverse con un ruido ensordecedor. Abraxas lo miró con los ojos muy abiertos. —Eso fue... inesperado. —Nunca había escuchado a alguien hablar así— añadió Alphard con un escalofrío —Me dio escalofríos. Hércules rodó los ojos. —Vamos, no tenemos toda la noche. Quédate aquí, Malfoy— saltó al conducto sin dudar, seguido por Alphard. Pero Abraxas bufó y se lanzó tras ellos de todos modos. Cuando llegaron al fondo del túnel, Hércules se sacudió el polvo de la túnica y miró a su alrededor. —Ugh— gimió Abraxas, mirando las paredes llenas de baba y moho —Creo que hubiera sido mejor quedarme en la enfermería con Wally. Hércules soltó una carcajada. —Demasiado tarde para arrepentirse, Malfoy. Ahora síganme. Los tres avanzaron con cautela por los pasillos oscuros, con la espada de Gryffindor brillando levemente en la mano de Hércules. —Espero que tu gran plan valga la pena, cuñadito— murmuró Alphard, mirando con desconfianza las estatuas de serpientes que los rodeaban. Hércules apretó los dedos alrededor de la empuñadura de la espada. —Créeme. Va a valer cada segundo.
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