Capítulo 18. Rutina.
4 de julio de 2025, 21:55
Capítulo 18: Rutina.
La primavera terminó de instalarse en Hogwarts con una suavidad inesperada. Tras semanas de tensión, miedo y pasillos custodiados por profesores armados con varitas y escudos protectores, el castillo por fin volvió a respirar con la normalidad que todos habían echado de menos.
Con el regreso de Dumbledore y Hagrid, las aulas se llenaron otra vez de risas nerviosas, susurros traviesos y el repique constante de botas escolares contra la piedra ancestral. Las rutinas regresaron paulatinamente, aunque todos sabían que nada era exactamente igual que antes. La Cámara de los Secretos había dejado cicatrices invisibles en cada pasillo, cada rincón oscuro del castillo ahora susurraba historias que pocos querían recordar.
Gracias a las gestiones iniciadas semanas antes del último enfrentamiento, la poción restauradora fue completada sin más incidentes. Las mandrágoras maduras, aportadas por los contactos de Augusta Longbottom y cultivadas bajo estrictas medidas de seguridad, permitieron que los estudiantes petrificados —incluida Hermione— fueran curados en cuestión de días. Su regreso trajo un alivio palpable que se extendió por todo el castillo... junto con un montón de tareas pendientes y explicaciones que dar.
Las actividades extracurriculares también fueron restauradas gradualmente. Clubes de debate, prácticas mágicas avanzadas, torneos internos de ajedrez mágico y los muy esperados entrenamientos de Quidditch volvieron a ocupar sus espacios habituales en los horarios estudiantiles. La vida en Hogwarts, aunque ahora más consciente de sus sombras y peligros ocultos, había decidido firmemente continuar adelante.
Para Mike, Neville y el resto del grupo, esa continuidad se tradujo en una rutina intensa, disciplinada... pero profundamente reconfortante.
…………
Cuatro mañanas a la semana, antes del desayuno y cuando el castillo aún dormitaba en silencio, estaban reservadas para los entrenamientos personales con el profesor Flitwick. La "pista de guerra", como Mike la había bautizado con cierto humor negro, mezclaba duelos tácticos, ejercicios de resistencia mágica y prácticas de conjuración bajo presión extrema.
Los ejercicios variaban cada día: desde mantener escudos protectores mientras esquivaban hechizos de práctica, hasta conjurar mientras corrían por obstáculos mágicos que cambiaban de forma constantemente. Flitwick había diseñado un régimen que desafiaba tanto la concentración mental como la resistencia física, entendiendo que en situaciones reales ambas eran igualmente cruciales.
El cansancio era brutal y dejaba a ambos jóvenes tambaleándose hacia el Gran Comedor, pero Flitwick —como siempre— exigía precisión técnica con una sonrisa amable que apenas ocultaba décadas de disciplina militar adquirida en sus años como duelista profesional.
Después venían las clases normales del día: Transformaciones con McGonagall, Encantamientos con el mismo Flitwick, Pociones con Snape (quien parecía especialmente severo desde los eventos recientes), Herbología con Sprout, Defensa Contra las Artes Oscuras, e Historia de la magia... aunque, en esta última materia, Hermione aún mantenía una ventaja que rayaba en lo injusto.
……………
Por las noches, cuando los pasillos se vaciaban y solo quedaban los más dedicados estudiantes en las salas comunes, el grupo de cinco se reunía religiosamente en la Sala de los Menesteres. El espacio mágico había evolucionado para adaptarse a sus necesidades cambiantes, apareciendo ahora como un híbrido fascinante entre biblioteca especializada y gimnasio completamente equipado.
Hermione y Daphne solían concentrarse en la zona académica, rodeadas de torres de libros avanzados, pergaminos desplegados y cálculos que cubrían mesas enteras. Sus discusiones teóricas sobre aplicaciones mágicas complejas se mezclaban con el sonido rítmico que provenía de la otra mitad del espacio.
Ron se alternaba entre ambos mundos con la inconsistencia típica de su edad: algunos días se sumergía en los estudios con determinación férrea, otros terminaba usando los libros de Transformaciones como almohadas improvisadas mientras murmuraba fórmulas en sueños.
Neville y Mike, por el contrario, se tomaban el entrenamiento físico con una seriedad que había comenzado a llamar la atención. La Sala les proporcionaba todo lo necesario: cuerdas para trepar, pesas que se ajustaban mágicamente al peso requerido, espacios para correr, e incluso un área de combate cuerpo a cuerpo con hechizos de acolchonamiento para practicar boxeo y lucha.
……………
Una noche de marzo, mientras Mike ejecutaba su quinta serie de flexiones y Neville trabajaba con pesas que parecían demasiado pesadas para su complexión aparentemente delgada, Hermione finalmente planteó la pregunta que había estado rondando su mente durante semanas.
—¿Pueden explicarme por qué se están matando con tanto ejercicio? —preguntó, levantando la vista de un tratado sobre Runas Antiguas—. Entienden que el exceso de entrenamiento puede ser contraproducente, ¿verdad? Pueden lesionarse, agotar sus reservas mágicas, incluso afectar su rendimiento académico.
Daphne asintió desde su rincón, donde revisaba notas de Pociones. —Hermione tiene razón. He notado que llegan agotados a algunas clases. ¿Vale la pena tanto esfuerzo?
Mike y Neville intercambiaron una mirada cargada de significado. Era una conversación que habían estado posponiendo, pero que sabían que eventualmente tendría que suceder.
Neville fue el primero en hablar, dejando las pesas con cuidado y secándose el sudor de la frente. —¿Recuerdan los rituales que mencionamos? ¿Los que hicimos durante el verano?
—Vagamente —respondió Hermione con cautela—. Dijeron algo sobre fortalecer sus capacidades, pero nunca entraron en detalles específicos.
Mike se incorporó desde su posición en el suelo, respirando profundamente antes de explicar. —Los rituales no nos dieron superpoderes, como en las historias muggles. No nos convertimos en superhombres de la noche a la mañana. Lo que hicieron fue... optimizar nuestros cuerpos y mentes para alcanzar nuestro máximo potencial individual.
—Piénsenlo como... como tener las mejores herramientas posibles —continuó Neville, buscando una analogía que Hermione pudiera entender—. Imaginen que antes teníamos varitas de madera común, y ahora tenemos varitas hechas con los mejores núcleos y maderas disponibles. La varita no hace la magia por nosotros, pero nos permite canalizar nuestro poder de manera más eficiente.
Mike asintió, desarrollando la idea. —Exacto. Los rituales optimizaron nuestros sistemas nervioso, muscular, cardiovascular... incluso nuestros canales mágicos. Pero esa optimización solo se mantiene y se desarrolla si la utilizamos. Si no entrenamos, si no empujamos constantemente nuestros límites, entonces todo ese potencial se desperdicia.
—Es como tener acceso a una biblioteca con todos los libros del mundo —añadió Neville—, pero si no estudias, si no lees, si no aplicas ese conocimiento, entonces no sirve de nada tener acceso a él.
Hermione frunció el ceño, procesando la información con la intensidad característica que aplicaba a todos los problemas complejos. —Entonces están diciendo que los rituales les dieron la capacidad de ser mejores, pero no los resultados automáticamente.
—Exactamente —confirmó Mike—. Los rituales nos dieron la oportunidad de convertirnos en las mejores versiones de nosotros mismos, pero solo si estamos dispuestos a trabajar por ello. La disciplina no es opcional; es el precio de no desperdiciar lo que se nos otorgó.
Daphne había dejado de lado sus notas, claramente intrigada. —¿Y qué tan específicos son estos... "límites optimizados"?
—Cada persona es diferente —explicó Neville—. Los rituales trabajaron con nuestro potencial individual, no nos convirtieron en copias idénticas de algún ideal. Mike tiene mayor capacidad para la resistencia y los reflejos, yo tengo más potencial para la fuerza bruta y la durabilidad mágica.
—Pero ambos tenemos que trabajar constantemente para acceder a ese potencial —enfatizó Mike—. Si Neville no entrena fuerza, seguirá siendo el mismo chico tímido de antes. Si yo no trabajo mi resistencia, no podré aprovechar mi velocidad mejorada. Los rituales no hicieron el trabajo por nosotros; solo nos dieron mejores herramientas para trabajar.
……………
Ron, que había estado escuchando mientras fingía estudiar Defensa Contra las Artes Oscuras, finalmente intervino. —Eso suena... realmente difícil. Como tener que ganarte todos los días lo que ya tienes.
—En cierto modo, sí —admitió Neville—. Pero también es liberador. Sabemos que si ponemos el esfuerzo, veremos resultados reales. No estamos limitados por genética, mala suerte o circunstancias. Solo por nuestra propia dedicación.
Hermione cerró su libro con un golpe suave, señal de que había llegado a una conclusión. —Entiendo la lógica, y... supongo que puedo respetar la disciplina que requiere. Pero quiero que prometan que van a monitorear su salud. Que van a descansar cuando sea necesario, que van a comer adecuadamente, y que van a pedir ayuda si sienten que están yendo demasiado lejos.
—Prometido —dijeron ambos al unísono, y por primera vez en la conversación, sonrieron con genuina calidez.
………………
Tres mañanas a la semana, sin falta y sin importar el clima, Oliver Wood los arrastraba al campo de Quidditch como si todavía hubiera un basilisco por vencer... pero esta vez en el cielo. Los entrenamientos habían evolucionado hasta convertirse en sesiones tan brutales que incluso los bludgers encantados parecían compadecerse de los jugadores.
Wood había desarrollado un nuevo sistema de entrenamiento que combinaba vuelo de resistencia, maniobras evasivas extremas, y ejercicios de precisión que desafiaban tanto el control de la escoba como la coordinación mágica. Las sesiones incluían persecuciones a alta velocidad entre los pilares del castillo, vuelos en formación cerrada que requerían confianza absoluta en los compañeros de equipo, y simulacros de partidos donde cada error se pagaba con rondas adicionales de ejercicios.
Mike terminaba cada sesión empapado de sudor y barro, con los músculos doloridos y los reflejos zumbando de adrenalina, pero con una sonrisa extraña y satisfecha que solo aparecía después de volar. Para él, esos momentos en el aire se habían convertido en algo más que entrenamiento deportivo; eran los únicos momentos donde su mente podía desconectarse completamente de las presiones, expectativas y recuerdos oscuros que cargaba desde los eventos de la Cámara.
Durante el vuelo, no existía nada más que el viento, la velocidad, y la sensación pura de libertad que solo se podía encontrar a cientos de metros del suelo.
…………………
Lo único que no cuadraba del todo en la nueva normalidad... era la extraña situación con el profesor Lockhart.
Desde el final dramático del asunto de la Cámara de los Secretos, el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras había desarrollado una fijación particular con "premiar" a Mike y Neville. Sus castigos consistían en una serie interminable de detenciones que, curiosamente, jamás incluían limpiar calderos, organizar ingredientes de pociones, o cualquier otra tarea desagradable típica de las detenciones escolares.
En su lugar, estas sesiones se convertían en clases magistrales improvisadas donde Lockhart —con su vanidad completamente intacta y aparentemente reforzada por los eventos recientes— les ofrecía consejos detallados sobre cómo gestionar la fama, manipular la percepción pública, y navegar las aguas traicioneras de la atención mediática.
—"La prensa mágica es como una hydra particularmente vanidosa" —solía decir mientras caminaba dramáticamente frente a una chimenea encendida, gesto que había perfeccionado a lo largo de años de práctica—. "Corta una cabeza con indiferencia calculada y aparecerán tres más... pero todas con peinados espantosos y preguntas aún peores."
Sus lecciones cubrían desde técnicas básicas de oratoria ("Siempre mantén contacto visual, pero no tanto como para parecer un depredador"), hasta estrategias complejas para manejar entrevistas hostiles ("La clave está en redirigir la pregunta hacia un territorio donde tengas ventaja, pero hazlo con tanta suavidad que el periodista piense que fue su idea").
Aunque ninguno de los dos lo admitía en voz alta, especialmente no frente a Hermione, algunos consejos resultaban sorprendentemente útiles y prácticos. Lockhart podría no saber distinguir entre un hechizo desarmador y un encantamiento para rizar el cabello, pero definitivamente sabía cómo moverse con gracia en círculos sociales, cómo proyectar carisma cuando era necesario, cómo desviar preguntas incómodas, y —quizás más importante— cómo mantener una imagen pública coherente sin perder la autenticidad personal.
Incluso había llegado al extremo de proporcionarles el contacto de su sastre personal, un mago especializado en ropa que se ajustaba automáticamente a las necesidades y crecimiento de sus usuarios. Ahora, cada cambio de estación traía paquetes discretos con ropa nueva, perfectamente ajustada y de calidad excepcional.
……………
Hermione, por supuesto, no aprobaba del todo estas "clases avanzadas de vanidad aplicada", como había comenzado a llamarlas con creciente sarcasmo.
—Lo único que van a aprender con Lockhart es cómo posar dramáticamente frente a una chimenea y cómo hacer que su cabello se vea perfecto en fotografías —refunfuñó una noche mientras organizaba agresivamente sus notas de Transformaciones.
—Y cómo no parecer idiotas completamente desorientados cuando nos acorralan con preguntas sobre cosas que preferirían no discutir en público —replicó Neville con paciencia, mientras revisaba cuidadosamente un folleto titulado "Sonríe con el Encanto del Encantador™: Técnicas Avanzadas para la Proyección de Carisma Personal".
—Además —añadió Mike, tratando de aliviar la tensión—, no todo lo que enseña es superficial. Algunas de sus técnicas para leer el lenguaje corporal y anticipar las intenciones de las personas podrían ser útiles en situaciones... menos sociales.
Daphne, desde su rincón habitual, intervino con su característico tono analítico. —Tienen que admitir que, independientemente de sus... deficiencias evidentes en el área de defensa mágica, Lockhart sí entiende cómo funciona la política social. Y considerando la atención que han estado recibiendo, esas habilidades podrían ser más valiosas de lo que Hermione quiere reconocer.
……………
Los días pasaban así, tejiendo una nueva rutina entre trabajo académico intenso, entrenamiento físico riguroso, estudio avanzado, y las ocasionales lecciones no oficiales sobre navegación social. Era un equilibrio complejo entre múltiples demandas, pero que gradualmente se sentía más natural y sostenible.
En el fondo, todos sentían una constante sensación de reconstrucción personal y grupal. Habían sobrevivido y superado algo que ninguna otra persona en el castillo podía comprender completamente. Los eventos de la Cámara de los Secretos habían revelado fortalezas que no sabían que poseían, pero también habían expuesto vulnerabilidades que ahora trabajaban activamente para corregir.
Aunque Hogwarts había vuelto a su ritmo habitual de clases, comidas, y vida estudiantil normal, el grupo de cinco sabía con certeza absoluta que ellos ya no eran las mismas personas que habían comenzado el año escolar. Cada entrenamiento matutino, cada noche de estudio intenso, cada conversación sobre estrategia y preparación, era un paso deliberado hacia convertirse en las personas que necesitaban ser para enfrentar lo que el futuro pudiera traer.
La primavera en Hogwarts continuaba su curso suave e implacable, pero ahora la acompañaba la certeza silenciosa de que estaban construyendo algo sólido, algo duradero, algo que podría resistir cualquier tormenta que se aproximara en el horizonte.
…………….
12 de abril – Sala de los Menesteres, justo antes del amanecer
La Sala de los Menesteres apareció en silencio absoluto, como si comprendiera instintivamente que esta vez no era para entrenamientos brutales, sesiones de estudio intensivo, o planificación estratégica. Esta vez, simplemente existía para ofrecer refugio a algo mucho más frágil y precioso.
El espacio se había transformado en un rincón de calidez íntima: aire tibio que contrastaba con el frío matutino del castillo, suelo cubierto por alfombras gruesas de tonos tierra que invitaban a la comodidad, y en el centro, una mesa baja de madera oscura. Un mantel verde profundo la cubría, dos faroles mágicos flotaban suavemente en las alturas proyectando luz dorada, y sobre la superficie descansaba un pastel de aspecto modesto pero elaborado con evidente dedicación y cariño.
En una percha dorada cerca de la mesa, Kael observaba la escena con sus ojos brillantes e inteligentes. El fénix joven había llegado temprano, como si hubiera sentido la importancia del momento, y sus plumas proyectaban un resplandor suave que se mezclaba armoniosamente con la luz de los faroles.
Neville se inclinó sobre una vela solitaria encendida en el centro del pastel, soplando suavemente para ajustar la altura de la llama con una precisión que rayaba en lo obsesivo. Llevaba al menos media hora reorganizando servilletas, ajustando tazas, y reacomodando cada elemento de la mesa como si la perfección del arreglo pudiera, de alguna manera, transmitir lo que las palabras no lograban expresar.
Daphne permanecía sentada a cierta distancia, con los brazos cruzados y observando la escena en silencio. Su expresión habitual de control calculado se había suavizado hasta convertirse en algo que podría haber sido comprensión, o quizás una ternura que rara vez permitía que otros vieran.
—¿Vas a seguir reacomodando esas servilletas hasta que él llegue? —preguntó finalmente, con una ceja alzada pero sin malicia real en su tono.
—Solo quiero que esté... perfecto —murmuró Neville sin levantar la mirada, sus manos aún ocupadas moviendo una taza milímetros hacia la izquierda—. Es su primer cumpleaños real, ¿sabes? El primero que celebramos nosotros, como sus amigos.
El peso de esas palabras se asentó entre ellos como polvo después de una explosión. Daphne no respondió inmediatamente, tomándose el tiempo para procesar no solo lo que Neville había dicho, sino la vulnerabilidad cruda que había en su voz.
—Espero que le guste el pastel —murmuró Daphne, mirando hacia la mesa con una expresión que podría haber sido inseguridad—. No tengo mucha experiencia cocinando... sin magia de casa.
—Le va a encantar burlarse de ti por eso —respondió Neville con una sonrisa genuina—. Y luego se lo va a comer completo porque es tuyo.
Kael emitió un trino suave, como si estuviera de acuerdo.
Justo en ese momento, como si hubiera estado esperando el momento exacto para máximo impacto dramático, la puerta de la sala se materializó y se abrió con un susurro casi inaudible.
Mike entró, todavía llevando el cabello más revuelto de lo habitual después de lo que claramente había sido una sesión matutina de entrenamiento solitario. Su uniforme de ejercicio estaba a medio ajustar, como si hubiera recibido algún tipo de señal mental para dirigirse a la sala antes de terminar completamente de cambiarse. Se detuvo abruptamente al ver la transformación del espacio.
Sus ojos —verdes con toques marrones que cada dia iban en aumento— recorrieron meticulosamente cada detalle de la escena: la mesa cuidadosamente preparada, Kael posado elegantemente en su percha, el pastel modesto pero claramente hecho a mano, el ambiente cálido que contrastaba dramáticamente con la frialdad habitual de los espacios donde se reunían para entrenar.
—Vaya, esto es... elaborado —dijo, y aunque intentaba sonar casual, había una calidez genuina en su voz—. ¿Dónde está Dobby? Pensé que estaría aquí supervisando.
Como si hubiera sido invocado por su nombre, el elfo doméstico apareció con un suave pop, llevando una bandeja con tazas de té perfectamente preparadas.
—¡Dobby está aquí, Amo Mike! —exclamó con evidente alegría—. Dobby no quería interrumpir la preparación de los amigos de Amo Mike, pero Dobby trajo el té especial para el día especial.
Mike sonrió al ver al elfo, una expresión que se había vuelto natural desde que Dobby había decidido servirle tras los eventos de la Cámara.
—Perfecto timing, como siempre, Dobby. —Se dirigió hacia la mesa—. Así que... ¿quién fue el chef esta vez?
—Esa sería yo —admitió Daphne, con una postura ligeramente defensiva que no lograba ocultar completamente su nerviosismo.
Mike se detuvo, la sorpresa genuina cruzando su rostro antes de ser reemplazada por una sonrisa burlona que conocían bien.
—¿En serio, milady? ¿La heredera Greengrass se ensució las manos cocinando como la gente común?
—Oh, no empezarás con eso ahora —replicó Daphne, pero había algo como alivio en su voz al escuchar su tono burlón habitual.
—Solo digo que es impresionante. Y ligeramente aterrador. ¿Debería preocuparme por mi integridad digestiva?
Neville se adelantó, interrumpiendo el intercambio juguetón con una seriedad que transformó inmediatamente el ambiente de la habitación.
—Mike —dijo, y su voz tenía una profundidad inusual—. Antes de que te burles demasiado de nosotros... queríamos decirte algo.
Mike levantó una ceja, su expresión burlona suavizándose ante el tono de Neville.
—¿Esto viene con un discurso? Porque si es así, mejor me siento.
—Tal vez deberías —dijo Daphne en voz baja.
Mike los miró a ambos, algo en sus expresiones hizo que tomara asiento en una de las almohadas dispuestas alrededor de la mesa. Kael voló desde su percha para posarse en el respaldo de una silla cercana, como si también quisiera estar cerca para lo que vendría.
Neville intercambió una mirada con Daphne antes de continuar.
—Nunca conocimos realmente a Harry Potter —comenzó, las palabras saliendo más rápidas de lo que había planeado—. Quiero decir, conocíamos al niño que vivía, al famoso, pero nunca fuimos sus amigos. Nunca fuimos cercanos a él.
Daphne asintió, tomando el hilo de la conversación.
—Lo que queremos decir es que... tú no estás reemplazando a nadie. Al menos no para nosotros. No perdimos a un amigo cuando... cuando tú llegaste a estar aquí. Te conocimos a ti, Mike. Nos hicimos amigos de ti.
—Y siempre te vamos a ver como Mike —añadió Neville con firmeza—. No como una copia de alguien más, no como alguien que debería ser diferente. Solo como nuestro amigo, que da la casualidad de que está en una situación complicada.
El silencio que siguió fue diferente al de antes. Más denso, cargado de emociones que ninguno de los tres estaba completamente seguro de cómo manejar.
Mike miró hacia abajo, sus manos jugando con el borde del mantel. Cuando levantó la vista nuevamente, había algo en sus ojos que no había estado ahí antes.
—Nunca... —comenzó, luego se detuvo, aclarando su garganta—. Nunca pensé que eso podría importar tanto hasta que lo dijeron.
Dobby, que había permanecido silenciosamente cerca, se acercó un poco más.
—Dobby también ve solo al Amo Mike —dijo en voz baja—. Dobby se dio cuenta de la verdad después de conectarse con el amo. Dobby sirve al amo que le dio libertad y propósito.
Kael emitió un trino suave y melodioso, como si añadiera su propia confirmación al grupo.
Mike sonrió, y esta vez no había burla ni defensas en su expresión. Era genuina, vulnerable, y completamente suya.
—Bien —dijo, mirando el pastel—. Entonces supongo que debería probar esta obra maestra culinaria de milady antes de que se eche a perder.
—Eres imposible —murmuró Daphne, pero estaba sonriendo.
—Es parte de mi encanto —respondió Mike, tomando el cuchillo que Dobby le ofrecía—. Ahora, ¿alguien va a ayudarme a soplar esta vela, o tengo que hacer todo el trabajo de cumpleaños yo solo?
Neville y Daphne se acercaron, uno a cada lado. Kael voló para posarse suavemente en el hombro de Mike, y Dobby se quedó cerca, sonriendo ampliamente.
—Pidan un deseo —susurró Daphne.
—Ya se cumplió —respondió Mike en voz baja, y los tres soplaron la vela al mismo tiempo.
Y así, mientras el sol aún permanecía oculto detrás de las montañas que rodeaban Hogwarts, mientras el castillo dormía en la quietud pre-amanecer, en una sala mágica escondida entre muros ancestrales, un joven que había encontrado su lugar en el mundo celebró su primer cumpleaños real rodeado de quienes lo veían exactamente como era: no como un reemplazo, no como una sombra del pasado, sino como Mike. Su amigo. Su familia elegida.
Era perfecto.
……………
La vela ya se había consumido hasta convertirse en un charco de cera dorada sobre el plato. Los restos del pastel —que había resultado sorprendentemente delicioso, para deleite de Daphne y burla constante de Mike— descansaban en platos casi vacíos. La atmósfera cálida de la sala se había asentado en esa comodidad peculiar que solo se da entre personas que han compartido más que palabras y pastel; habían compartido verdades.
Mike se había recostado completamente sobre un cojín grande, con Kael posado cómodamente en su hombro, las plumas del fénix irradiando un calor suave que complementaba el fuego encantado de la chimenea. Sus dedos acariciaban distraídamente las plumas doradas mientras observaba las llamas danzar en patrones hipnóticos.
Neville se estiró con un bostezo apenas disimulado, la relajación post-celebración comenzando a cobrar su precio después de haberse levantado antes del amanecer. Daphne, como siempre, parecía completamente imperturbable... aunque sus dedos jugaban revelatoriamente con el borde de su taza vacía, un hábito que Mike había aprendido a reconocer como señal de que su mente trabajaba a toda velocidad.
Dobby se había retirado discretamente después de recoger la mayor parte de la vajilla, pero había dejado una tetera encantada que mantenía el té siempre a la temperatura perfecta, junto con una selección de galletas que aparecían silenciosamente cada vez que el plato se vaciaba.
Fue Neville quien finalmente rompió el silencio cómodo, su voz cargada con una seriedad que contrastaba con la relajación de su postura.
—Entonces... Mike —dijo, y había algo diferente en la forma como pronunció su nombre, como si estuviera probando su peso después de la conversación de cumpleaños—. ¿Qué sigue?
Mike parpadeó, saliendo de su contemplación del fuego, y Kael ajustó su posición en respuesta al movimiento.
—¿Cómo que qué sigue?
—Todo esto —intervino Daphne, enderezándose y fijando su mirada penetrante en él—. Todo lo que sabes sobre el futuro. Si ya superamos el asunto de la Cámara de los Secretos, y no solo sobrevivimos sino que salimos más fuertes... ¿cuál es el próximo desafío que tendremos que enfrentar?
Mike no respondió inmediatamente. La pregunta era inevitable, lo había sabido desde el momento en que decidió confiar en ellos, pero eso no la hacía más fácil de responder. El fuego proyectaba sombras suaves y cambiantes en las paredes de piedra, y por un momento se sintió como si estuvieran completamente aislados del resto del castillo, del resto del mundo mágico, suspendidos en una burbuja donde las consecuencias futuras no podían tocarlos.
—En los libros originales —comenzó finalmente, su voz apenas más fuerte que un susurro—, el tercer año comienza con una noticia que sacude todo el mundo mágico: Sirius Black escapa de Azkaban.
El nombre cayó entre ellos como una piedra arrojada a un estanque silencioso, creando ondas de reconocimiento y alarma.
Neville se tensó visiblemente, sus músculos adoptando instintivamente la postura alerta que habían desarrollado durante los entrenamientos.
—¿El mortífago? ¿El asesino de familia entera? —preguntó, aunque había algo en su tono que sugería que ya sospechaba que la historia era más compleja.
—No —dijo Mike con firmeza absoluta, y Kael emitió un trino bajo que sonó casi como apoyo—. Ese es exactamente el punto, Neville. Sirius Black es completamente inocente. Fue acusado falsamente de traicionar a mis padres biológicos y de asesinar a Peter Pettigrew junto con doce muggles, pero el verdadero culpable de todo... es el mismo Peter Pettigrew.
Daphne se inclinó hacia adelante, su instinto analítico activándose completamente.
—¿Y cómo es posible que nadie sepa la verdad? ¿Cómo pudo Pettigrew incriminar a Black si supuestamente está muerto?
Mike hizo una pausa, consciente de que lo que estaba a punto de revelar sonaría increíble incluso para sus estándares.
—Porque Peter Pettigrew es un animago no registrado —explicó, observando sus reacciones cuidadosamente—. Se transforma en una rata común. Ha estado escondido a plena vista durante años, fingiendo ser una mascota doméstica. Y aquí viene la parte que van a encontrar difícil de creer: la tiene Ron Weasley. Su "querida" mascota Scabbers es en realidad Peter Pettigrew.
El silencio que siguió fue tan completo que se podía escuchar el crepitar suave del fuego y el respirar pausado de Kael. Daphne y Neville intercambiaron una mirada cargada de incredulidad y creciente comprensión.
—¿Estás diciendo —dijo Daphne lentamente, como si estuviera probando cada palabra— que Ron ha estado cargando al verdadero traidor de tus padres como mascota durante años?
—Años —confirmó Mike—. Peter ha estado observando, escuchando, esperando. Y cuando Voldemort regrese, él será quien lo ayude a recuperar un cuerpo físico.
Neville se pasó una mano por el cabello, procesando las implicaciones.
—Entonces tenemos que hacer algo. Si sabemos dónde está, si sabemos quién es realmente...
—¿Y por qué no has actuado ya? —interrumpió Daphne, aunque su tono no era acusatorio sino genuinamente curioso—. Con el conocimiento que tienes, podrías haber resuelto esto hace meses.
Mike suspiró profundamente, y Kael rozó su mejilla con el pico en un gesto reconfortante.
—Porque no tengo pruebas reales, solo mi palabra contra la historia oficial. No tengo una forma garantizada de capturar a Pettigrew sin que escape nuevamente una vez que se dé cuenta de que su identidad ha sido descubierta. Y, lo más importante, no tengo la influencia política o social suficiente para intervenir en el caso de Sirius Black sin levantar sospechas serias sobre cómo obtuve esa información.
—Y si actúas precipitadamente —añadió Daphne, siguiendo su línea de razonamiento con la rapidez que la caracterizaba—, podrías provocar que maten a Sirius durante la captura, o que tanto él como Pettigrew escapen y desaparezcan completamente.
—Exactamente —asintió Mike, sintiéndose aliviado de que entendieran la complejidad del problema—. Un movimiento en falso y no solo perdemos la oportunidad de limpiar el nombre de Sirius, sino que también alertamos a Pettigrew de que su cobertura está comprometida.
Neville se enderezó, y había una determinación familiar en sus ojos que Mike había aprendido a reconocer como preludio a planes ambiciosos.
—Entonces tenemos que ser más inteligentes que el problema —declaró—. Si vamos a atrapar a Pettigrew y liberar a Sirius, necesitamos un plan que sea prácticamente infalible.
—¿Cómo se contiene exactamente a un animago? —preguntó Daphne, su mente ya trabajando en los aspectos técnicos—. ¿Existe algún hechizo que pueda forzarlo a mantener su forma humana? ¿Alguna forma de evitar que se transforme durante la captura?
—Esa es una excelente pregunta —admitió Mike—. No lo sé con certeza, pero podemos investigarlo. Hermione podría ayudar sin saber exactamente para qué lo necesitamos. Y hay otra pieza del rompecabezas que podríamos empezar a mover...
Se incorporó ligeramente, dislodging Kael, quien voló graciosamente a posarse en el respaldo de una silla cercana.
—Ahora que Susan Bones está a salvo y hemos demostrado nuestras capacidades durante lo de la Cámara, podríamos empezar a cultivar una relación con Amelia Bones. Ella es la Jefa del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica, tiene el poder y la autoridad para reabrir casos, y lo más importante: tiene reputación de ser absolutamente incorruptible.
—¿Sembrar las semillas políticas para eventualmente liberar a Sirius? —dijo Neville con una sonrisa que se extendía lentamente por su rostro—. Eso suena... ambicioso. Y completamente loco.
—Es una estrategia muy Slytherin —murmuró Daphne con un tono que podría haber sido admiración—. Pero también es fundamentalmente justa. Me gusta.
—Y si a pesar de nuestros planes Sirius logra escapar de Azkaban como en la línea temporal original —continuó Mike—, entonces estaremos en posición de ayudarlo a mantenerse oculto y seguro hasta que podamos limpiar oficialmente su nombre.
Durante varios segundos, ninguno de los tres habló. El plan era todavía vago, lleno de variables desconocidas y suposiciones peligrosas... pero era el comienzo de algo real. Un movimiento deliberado en un tablero mucho más amplio del que habían estado jugando hasta ahora.
Dobby apareció silenciosamente para rellenar sus tazas, y Mike se dio cuenta de que el elfo había estado escuchando al menos parte de la conversación. Cuando sus miradas se encontraron, Dobby asintió una vez, solemnemente, como si estuviera prometiendo su apoyo sin necesidad de palabras.
—Entonces está decidido oficialmente —dijo Daphne finalmente, con un tono de ironía que no lograba ocultar completamente su emoción ante el desafío—. No hemos terminado de recuperarnos de nuestra batalla contra una serpiente gigante de mil años y ya estamos conspirando para reformar el sistema judicial mágico británico.
Mike esbozó una sonrisa que era parte diversión, parte determinación.
—Bienvenidos oficialmente a mi vida, chicos.
Neville soltó una risa genuina, sacudiendo la cabeza con incredulidad.
—¿Crees que algún día vamos a tener un año escolar realmente tranquilo? Ya sabes, clases normales, exámenes normales, preocupaciones adolescentes normales?
—Honestamente, conociéndome y conociendo mi suerte... lo dudo mucho —respondió Mike, pero había calidez en su voz—. Pero al menos ahora no tengo que enfrentarlo solo.
Ninguno de ellos parecía molesto con esa perspectiva. De hecho, mientras el fuego se reducía gradualmente a brasas brillantes y la primera luz del amanecer comenzaba a filtrarse a través de las ventanas mágicas de la sala, los tres se sentían más preparados que nunca para lo que el futuro pudiera traer.
Kael emitió un trino melodioso que sonó casi como aprobación, y Dobby sonrió ampliamente desde su rincón, claramente satisfecho de ser parte de algo que prometía ser extraordinario.
Era, pensó Mike mientras observaba a sus amigos planificar estrategias en voz baja, exactamente el tipo de cumpleaños que nunca había imaginado que podría tener. Y exactamente el tipo de futuro que valía la pena pelear para proteger.
Fin del capitulo.