ID de la obra: 352

El Juramento Quebrado

Gen
G
Finalizada
2
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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11 páginas, 5 capítulos
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Capítulo 3 — La Traición Más Dura

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Han pasado dos años desde que Regulus se tatuó la Marca Tenebrosa. Dos años de ver horrores en nombre de la "causa", intentando convencerse de que todo era necesario. Ahora, con dieciocho años, el final de Hogwarts estaba cerca, y la mansión Black se sentía más opresiva que nunca. De repente, un gemido ronco, un arrastrar de pies. Kreacher, el elfo doméstico de la familia, apareció tambaleándose en la cocina. Regulus se quedó helado. Aquello no era Kreacher. Sus grandes ojos, normalmente tristes, eran ahora pozos de terror puro, abiertos de par en par, inyectados en sangre. Sus orejas, finas y puntiagudas, estaban rasgadas. Su piel gris-verdosa, empapada y brillante, se pegaba a sus ropas sucias y hechas jirones. El pequeño cuerpo temblaba sin control, chocando contra los muebles. —¡Kreacher! —la voz de Regulus salió más como un grito, áspera por la sorpresa y la furia que subía por su garganta—. ¡Por Merlín, ¿qué te ha pasado?! El elfo gimoteaba, incapaz de formar una palabra, su cuerpo convulsionando con cada respiración. Regulus se lanzó hacia él, no con suavidad, sino con una urgencia brutal. Lo agarró por los hombros. ¿Quién se atrevía a tocar a un Black, incluso si era su elfo? La rabia le quemaba. —¡Habla, Kreacher! ¡Dime quién te hizo esto! —exigió Regulus, la voz quebrada por la frustración y la indignación. Su varita apareció en su mano, lista para una maldición. Con un esfuerzo, y un hechizo suave de Regulus que lo calmó un poco, Kreacher empezó a balbucear, las palabras se atropellaban entre sollozos. —El Amo Oscuro… el Amo Oscuro llamó a Kreacher… —el elfo hipaba, sus ojos fijos en la nada, reviviendo el horror—. Quería un elfo… para una cueva… una cueva oscura y fría… Regulus sentía la sangre helarse. La cueva. La orden de Voldemort de hacía dos años, la que le llenó de orgullo. "Necesito un elfo. Para una misión importante." Y él, Regulus, había ofrecido a Kreacher. Incluso le había dado una orden especial: "Vuelve con vida, Kreacher, y cuéntame lo que te obligaron a hacer." Una orden que ahora, por primera vez, sentía como una maldición. —Había un cuenco con una poción, señor… —continuó Kreacher, con voz estrangulada por el terror—. El Amo Oscuro obligó a Kreacher a beberla… toda, señor… Dijo que era una prueba… Los nudillos de Regulus se pusieron blancos al apretar su varita. La poción. Los horrores que causaba. Y Voldemort había obligado a Kreacher a beberla. —Kreacher suplicó por agua, señor… ¡mucha agua!… el Amo Oscuro solo rió, sí… —El elfo se encogió, temblando con cada recuerdo—. Cuando Kreacher fue al lago… ¡esas cosas, señor! ¡Criaturas muertas, frías! ¡Inferi! ¡Arrastraron a Kreacher bajo el agua! ¡Querían ahogarlo! Regulus jadeó. Le costaba respirar. Inferi. Voldemort había dejado a su elfo, a su leal sirviente, a la muerte. ¿Para qué? ¿Para probar un miserable guardapelo? —Pero la orden de mi amo Regulus… —Kreacher levantó un dedo tembloroso, sus ojos fijos en Regulus—. Kreacher debía volver… y el Amo Oscuro llamó a Kreacher… lo sacó del agua… y lo dejó allí… solo. ¡Para limpiar la cueva! ¡A Kreacher! ¡Lo dejó allí! La sangre le hirvió a Regulus. No era solo la crueldad, ¡era la traición! ¡Una traición abominable! La Marca Tenebrosa en su brazo ardía, no con fuego de orgullo, sino con una vergüenza abrasadora, un asco tan profundo que le retorció el estómago. Él, Regulus Black, se había entregado a este monstruo. Había justificado cada brutalidad. Había creído en él, ¡en su estúpido "orden"! ¡La culpa lo golpeó como un puñetazo! Él había enviado a Kreacher. Él lo había puesto en esa situación. Su único amigo, su fiel elfo que siempre estaba ahí, ahora un espectro de lo que era, ¡y por su propia culpa! Las palabras de su madre, de su familia, sobre el honor y la pureza sonaron vacías, podridas. ¡Todo era una maldita mentira! La rabia se transformó en una furia fría y controlada. Se puso de pie, su silla cayendo con un estruendo. Caminaba de un lado a otro, sintiendo cómo la rabia y la culpa lo consumían. Voldemort pagaría. Se detuvo frente a Kreacher, sus ojos fijos en el elfo. Ya no había dudas. —Kreacher —su voz era un susurro mortal, lleno de una nueva y terrible determinación—. ¿Puedes llevarme a esa cueva? El elfo se encogió, aterrado. —¿Señor? No… el Amo Oscuro… es muy peligroso. —¡No para él, Kreacher! ¡Para mí! —Regulus se arrodilló de nuevo, tomando las pequeñas manos del elfo, sus ojos clavados en los de él—. Dime, Kreacher, ¿crees que podrías destruir ese maldito guardapelo? Los ojos de Kreacher se abrieron de par en par, pero esta vez, con una chispa de asombro y esperanza. Regulus apretó sus manos con fuerza. —El Señor Tenebroso te usó. Te abandonó allí. Te traicionó, Kreacher. Y ese guardapelo… es la clave de su poder. Debemos destruirlo. Kreacher, con lágrimas silenciosas rodando por sus mejillas arrugadas, asintió con una determinación feroz. Por primera vez en mucho tiempo, un Black le pedía ayuda. Un Black había visto su dolor.
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