Obsesión y protección

La Sala de los Menesteres se cerró detrás de ellos, obediente como siempre. Esta vez, el espacio era distinto. No libros ni sillones ni chimeneas encendidas. Solo una cama amplia, sábanas oscuras, cortinas suaves y una atmósfera cargada. Silencio. Expectativa. Respiraciones entrecortadas. Harry miró a Draco. Lo vio realmente. Su rostro tranquilo, pero sus dedos tensos. Los labios entreabiertos, y el leve temblor en la clavícula. —¿Estás seguro? —preguntó Harry, en voz baja, como si pudiera romper algo sagrado. Draco asintió. —Si no lo estuviera, no te dejaría tocarme así. Harry alzó una mano y le acarició la mejilla, apenas con la yema de los dedos. —No quiero que sea solo deseo —murmuró—. Quiero que sea... todo. Draco tragó saliva. —Ya lo es. --- Se besaron con calma al principio. Como si el tiempo no tuviera apuro. Las manos exploraban lento, midiendo, preguntando sin palabras. Harry desabrochó la camisa de Draco con cuidado, uno a uno los botones, como si cada parte de piel fuera un privilegio. Draco hizo lo mismo, rozando los dedos sobre el pecho de Harry, sintiendo los latidos apresurados bajo la piel caliente. Cuando se quedaron desnudos, no hubo prisa. Solo miradas largas. Respiraciones sincronizadas. Draco se tumbó sobre las sábanas oscuras, el cabello extendido como tinta sobre la almohada. Harry se colocó entre sus piernas, sosteniéndose con las manos a cada lado de su rostro. —Dímelo otra vez —pidió Draco, susurrando. Harry se inclinó y le besó los labios. —Te amo. —Dilo más bajo —pidió Draco. —Te amo —repitió Harry, junto a su oído, como si fuera un secreto que solo él debía conocer. --- El primer contacto fue lento. Casi reverente. Harry se preparó con cuidado, usando hechizos suaves, y Draco lo guió sin palabras, con sus manos aferradas a su espalda, con jadeos ahogados entre besos. Y cuando finalmente estuvieron unidos, no fue como lo habían imaginado en sus pensamientos más desesperados. Ammmhg Harry ahh Merlín -gemia Draco- Fue mejor. Más profundo. Más real. Harry se movía con lentitud al principio, observando cada expresión en el rostro de Draco: el placer, el dolor breve, la rendición. Draco lo envolvía con piernas y brazos, como si no pudiera acercarlo lo suficiente. Ammmhg dioses eres tan jodidamente apretado, Draco- Harry se movía lentamente mientras mordía su cuello, dejando sus marcas en quién le pertenecía, porque si Dracoe pertenecía - Ahhhh Merlín más Harry más -draco arañaba la espalda de Harry pérdido en el placer, mientras Harry se hundía más en él- Eres mío ahhh todo mío Draco - Harry mordía y lamía su cuello y clavícula - Ahhh si si ahhh sólo tuyo Harry - Draco lloraba de placer - Harry saboreaba cada parte de Draco, se hundió profundamente dentro de él corriendose y llevándolo de su semen caliente, marcandolo tan profundamente que ya no había duda de que Draco le pertenecía sólo a él —HARRY… —DRACO… Ambos  gritaron el nombre del otro como si fuera una pegaría. Sus respiraciones temblorosas. El rostro de uno escondido en el cuello del otro. --- Después, quedaron enredados bajo las sábanas, piel con piel, sin decir nada durante un largo rato. Fue Draco quien rompió el silencio. —¿Te das cuenta de lo que acabamos de hacer? Harry asintió contra su pecho. —Te hice mío. Draco lo miró, sin burlas. —Y tú mío —respondió. Y no necesitaron decir nada más. Porque ya era verdad. Y nadie podría quitársela.