ID de la obra: 358

Obsesión y protección

Slash
NC-17
Finalizada
7
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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autor
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
178 páginas, 77 capítulos
Descripción:
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Capítulo 22: El Nombre en Su Corazón

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Los pasillos estaban tranquilos. Era tarde, y casi todos los estudiantes estaban en sus salas comunes. Harry caminaba solo por el corredor del cuarto piso, con paso firme y un par de libros flotando a su lado. Draco le había pedido una copia de Pociones Avanzadas del Siglo XVII y un tomo antiguo sobre alquimia prohibida. Harry, como siempre, fue sin protestar. Iba pensando en la expresión que pondría Draco al recibirle los libros, en cómo tal vez le daría uno de esos besos lentos que le dejaban sin aire. Pero entonces, oyó pasos detrás de él. —Harry —dijo una voz. Se detuvo. Ginevra Weasley apareció desde la esquina del corredor, con una sonrisa tensa. Harry la observó sin emoción. —Voy ocupado —dijo, simplemente. Ginny no se dio por vencida. Se acercó un poco más, el cabello cayendo en ondas sobre su hombro. —Solo quería hablar. A solas. Como antes. Harry no respondió. Reanudó la marcha. Ginny lo siguió. —Sé que estás con Malfoy, pero… no es real. Lo que ustedes tienen. No puede ser. Es una obsesión. Una fase. Harry se detuvo otra vez. Giró lentamente. Los libros aún flotaban a su lado, pero su mirada… era gélida. —¿Una fase? —repitió, despacio. Ginny asintió, con una sonrisa esperanzada. —Tú y yo compartimos algo. Algo fuerte. Y sé que todavía está ahí, escondido. Si tan solo— Harry levantó una mano. Silencio inmediato. —Ginevra, lo que tú y yo tuvimos fue un recuerdo. Un accidente bonito antes de que yo supiera lo que era el amor. Ginny parpadeó, herida. —¿Y eso te lo enseñó Malfoy? Harry dio un paso hacia ella. —Draco me enseñó lo que significa ser visto. Escuchado. Deseado sin condiciones. Me enseñó que no tengo que cargar el mundo solo. Que no soy una herramienta para guerras ajenas ni un premio para héroes patrióticos. Hizo una pausa. Sus ojos se clavaron en ella con dureza. —Tú me querías como trofeo. Como el chico de la cicatriz. Draco me quiere como soy. Incluso con la oscuridad. Ginny tragó saliva. —Pero yo te amé… Harry negó con la cabeza, lento. —Entonces deberías respetar que mi corazón ya tiene nombre. Y ese nombre es Draco. Ginny dio un paso atrás, como si esas palabras la hubieran golpeado. Harry retomó su camino. —Decile a tu hermano que los libros están en la biblioteca si los necesita. Pero si vuelve a hablarle así a Draco, no va a necesitar libros. Va a necesitar una cama en San Mungo. Los libros flotaron a su lado con obediencia perfecta mientras Harry se alejaba, dejando a Ginny sola, en silencio, entre los ecos de un amor que ya no existía. --- Cuando Harry regresó a la Sala de Menesteres, Draco lo estaba esperando en bata de satén, leyendo en un sillón. —¿Tardaste? —preguntó con media sonrisa. Harry dejó los libros con cuidado en la mesa. —Me crucé con una molestia en el camino. Draco lo miró de reojo. —¿Y la aplastaste? Harry se inclinó para besarlo en la comisura de los labios. —No dejo que nadie toque lo que es mío, Drag ón. Harry lo tumbó sobre el sillón y le mordió el cuello, encantado. —Así me gusta, Potty.
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