ID de la obra: 358

Obsesión y protección

Slash
NC-17
Finalizada
7
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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autor
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
178 páginas, 77 capítulos
Descripción:
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Capítulo 25 : Donde Empieza el Fuego

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La Sala de Menesteres se transformó en cuanto entraron. No porque Harry lo deseara. No porque Draco lo pidiera. Sino porque la habitación sabía lo que ambos necesitaban. Las paredes se tiñeron de rojo oscuro, con cortinas pesadas. Una chimenea crepitaba con fuego bajo. Y en el centro, una cama amplia, de sábanas de seda negra. Draco no dijo nada mientras Harry cerraba la puerta tras ellos. Solo lo miró. Y en sus ojos no había orgullo, ni sarcasmo, ni debilidad. Sólo un hambre contenida por días. Harry fue el primero en moverse. Atravesó la habitación con pasos firmes, deteniéndose frente a él. Lo tomó del rostro con ambas manos, como si fuera algo frágil y sagrado. —Te creí perdido —susurró Harry, con la voz ronca. —Y yo… me sentí olvidado —contestó Draco, antes de cerrarle la boca con un beso. Fue un beso brutal. Sin compás. Sin elegancia. Fue una pelea sin palabras: de lenguas, de manos, de respiraciones entrecortadas. Harry lo empujó suavemente hacia la cama sin romper el contacto. Draco cayó de espaldas, y lo arrastró consigo. Las túnicas cayeron al suelo. Las camisas se abrieron con dedos impacientes. Sus pieles se buscaron como si fueran la única salvación en medio del naufragio. —Quiero que me sientas —dijo Harry contra su cuello—. Que recuerdes que eres mío. Sólo mío. Draco arqueó la espalda. —Entonces tomame, Potter. Probame. La forma en que lo dijo no era una súplica. Era una orden cargada de rendición. --- El fuego crepitaba como un corazón latiendo. Las manos de Harry exploraban la piel de Draco como si pudiera leer sus pensamientos a través de cada cicatriz, cada línea, cada estremecimiento. Draco no era silencioso. con gemidos ahogados, uñas marcando espaldas, muslos rodeando su cintura. --ahhh ammmhg Ha...Harry ahh-- Draco se arqueaba con cada toqué de Harry --Mierda, cariño... Eres tan receptivo... Eres tan jodidamente sexy... Todo lo haces aún más difícil-- murmuraba Harry entre jadeos No se trataba solo de placer. Era algo más profundo, más feroz. Era una manera de decir: “Estoy aquí. Aún te elijo. Incluso cuando el mundo me odia, incluso cuando dudo de todo… tú eres lo único real.” Harry lo besó con desesperación, murmurando su nombre entre dientes como un rezo. —Draco… Draco, Draco… Hasta que ambos se rompieron. En jadeos, en suspiros, en un último temblor compartido que dejó sus cuerpos pegados y sus almas enredadas. --- Minutos después, aún desnudos bajo las sábanas, Harry tenía a Draco enredado entre sus brazos. El rubio tenía los ojos cerrados, pero no dormía. —¿Estás bien? —preguntó Harry, acariciando su espalda con suavidad. —Sí… solo… siento que si me sueltas, voy a desaparecer. Harry apretó su abrazo. —No voy a soltarte. Nunca. Draco sonrió contra su pecho. —Te creo. Esta vez, de verdad. Y en la Sala de Menesteres, por primera vez desde hacía mucho, no hubo gritos, ni fuego, ni caos. Solo dos almas rotas, finalmente encontrando paz en el cuerpo del otro.
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