ID de la obra: 358

Obsesión y protección

Slash
NC-17
Finalizada
7
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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autor
Emparejamientos y personajes:
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178 páginas, 77 capítulos
Descripción:
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Capítulo 36: Tres Brujas, Una Boda y un Maestro de Pociones

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El mediodía en Grimmauld Place estaba encantado. Literalmente. Harry había lanzado un hechizo de silencio sobre toda la planta baja para que Draco pudiera descansar en paz mientras el caos de los preparativos de boda tomaba vida… en la sala principal, donde tres brujas poderosas estaban reunidas y absolutamente decididas a organizar la boda más emblemática del mundo mágico británico. —No, no, no —decía Narcissa, con voz elegante pero firme, mientras señalaba un pergamino lleno de anotaciones con su varita de marfil—. Los votos deben sellarse bajo luna llena, no menguante. Y el altar debe estar en el norte, donde la energía fluye naturalmente para la protección de los hijos. —¿Y si lo hacemos en círculo, como sugirió Draco? —preguntó Andrómeda, cruzada de brazos pero sin quitar su tono amable—. Es más moderno y representa la igualdad entre ellos. —¡Y con rosas negras encantadas que solo se abran cuando digan “sí”! —exclamó Pansy, con entusiasmo adolescente y un vestido color lavanda que encantaba a voluntad para cambiar de tono según su humor—. Estoy enloquecida con este compromiso, Narcissa. ¡Nuestro Draco va a casarse con el Niño Que Vivió! ¡Es una saga romántica, no una boda! —Pansy —dijo Narcissa con la dulzura de una daga en terciopelo—, si me interrumpís otra vez, te convierto en un florero hasta que termine el banquete. Pansy solo se rió. Draco, desde la escalera, lo observaba todo con una sonrisa cansada. Apoyado en la baranda, lucía una túnica suave, el anillo fusionado brillando en su dedo y un brillo particular en sus ojos. —¿Disfrutando el espectáculo, Dragón? —dijo Harry desde detrás, abrazándolo suavemente por la cintura. — Sólo esperando que no se maten antes de elegir el color de las servilletas —respondió Draco con sarcasmo—. ¿Listo para enfrentar la otra parte de nuestro día? Harry asintió. —Snape nos espera en la biblioteca. Y ya me lanzó tres Patronus recordándomelo. El último me mordió. --- La biblioteca estaba iluminada con velas flotantes, y una fragancia sutil a menta y ajenjo llenaba el aire. Severus Snape estaba de pie junto a una pequeña mesa circular, ordenando frascos de pociones con un cuidado que rozaba la obsesión. —Tardaron —gruñó, sin girarse. —Buenos días, padrino —dijo Draco con una sonrisita. Harry solo gruñó algo parecido a un saludo. Snape se dio la vuelta, evaluando a ambos como si fuesen ingredientes a punto de estropearse. —Empecemos. Draco, sentate. Potter… callate. —Encantador como siempre —murmuró Harry. Snape lo ignoró. —Tu embarazo está avanzando sin incidentes, lo cual es sorprendente considerando el linaje genético que cargas —dijo dirigiéndose a Draco, mientras sacaba un frasco de vidrio opalino—. Esta poción reforzará la conexión mágica entre tuy y los fetos. Debe tomarse una vez cada dos días al amanecer. Le pasó un segundo frasco. —Esto previene los desequilibrios emocionales que pueden afectar la percepción mágica de los embriones. Si no la tomás, los bebés podrían absorber tu ira y nacer con estallidos de magia caótica. Así que si querés que no destruyan la cuna al llorar, tomala. Draco asintió con seriedad, mientras Harry anotaba todo mentalmente como si fuera una misión de vida o muerte. —Y esto —añadió Snape sacando una pequeña gema envuelta en pergamino— es un medallón de seguimiento de salud. Reaccionará si hay cualquier anomalía: temperatura corporal, niveles mágicos o signos de estrés. Draco lo miró, genuinamente emocionado. —Gracias, padrino. No sabía que… —No te emociones —cortó el pocionista—. Solo quiero asegurarme de que la prole Malfoy no arruine mi reputación desde la cuna. Harry lo miró con una mezcla de gratitud y fastidio. —Gracias igual, profesor. Usted siempre tan... emocionalmente distante y útil. —Y tú tan insoportable como siempre, Potter. --- Cuando regresaron al salón, Narcissa estaba trazando círculos de energía con su varita en el suelo. Andrómeda decoraba invitaciones con tinta encantada, y Pansy flotaba por la habitación buscando combinaciones de flores. —¡Draco! —chilló Pansy apenas lo vio—. Necesito tu opinión sobre el centro de mesa: ¿flores flotantes o velas con esencia de esencias? —¿Esencia de qué? —preguntó Harry. —Esencias emocionales —dijo Narcissa—. La magia de las emociones canalizada en luz. Permite que los invitados sientan el amor del ambiente sin necesidad de contacto físico. Ideal para bodas mágicas. Draco se sentó y observó todo en silencio unos segundos. —Flores flotantes para las mesas, esencias emocionales en el altar. Así no saturamos. Pansy aplaudió. Harry lo miró con una sonrisa orgullosa. —Estás disfrutando esto, ¿eh? —Es la primera vez en años que siento que controlo algo que es para mí. Para nosotros. Harry lo besó suavemente en la mejilla. —Lo estás haciendo perfecto, Dragón. —Y tú también, Potter. --- Esa noche, después de una jornada agotadora, Draco y Harry estaban acostados en la cama. Las pociones estaban ordenadas en una pequeña repisa, el anillo aún brillaba, y en la habitación flotaba un leve perfume a flores nocturnas. Harry apoyó la cabeza en el vientre de Draco, como cada noche. —¿Hola, pequeños? ¿Papá Harry ya les contó que el vestido de tía Pansy es horrible? ¿Y que tío Severus les hizo una poción que huele a calcetines? Draco se rió bajito, acariciándole el cabello. —Dejá de hablarles como si fueran chismosos. Harry alzó la vista. —Van a ser mini Dragones. Van a saber todo antes que nadie. Draco se inclinó y lo besó. —Gracias por cuidarnos. Por no tener miedo de e ste futuro. Harry sonrió, y acariciando su mejilla, susurró: —No hay nada más poderoso que amar a un Dragón.
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