ID de la obra: 358

Obsesión y protección

Slash
NC-17
Finalizada
7
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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autor
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
178 páginas, 77 capítulos
Descripción:
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Capítulo 41: Últimos Meses

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El invierno había comenzado a instalarse en Grimmauld Place. La chimenea del dormitorio principal ardía con un fuego encantado que desprendía aroma a cedro y jazmín, y aún así, Draco sudaba. —¡Harry! ¡Apagá ese horno maldito o te juro que lo lanzo por la ventana! Harry apareció en la puerta, con una bandeja flotando detrás de él, cargada de té calmante, frutas frescas y un frasco de poción reparadora. —Dragón, dijiste hace dos horas que tenías frío… —¡Y ahora tengo calor! ¿No sabés que los embarazos mágicos cambian el clima interno de un mago cada cinco minutos? —Tenés razón —dijo Harry suavemente, y de inmediato conjuró una brisa fresca que recorrió la habitación—. Mejor así. Draco gruñó y se dejó caer en el sofá con torpeza, su vientre prominente marcando un arco entre sus muslos. —No reconozco mi cuerpo, Potter. Esto… esto se mueve como un traslador loco. Como para confirmarlo, James o Scorpius dio una fuerte patada que hizo que la varita que Draco tenía al lado se deslice por el cojín. —Eso fue Scorpius —dijo Harry, intentando contener la risa mientras recogía la varita. —¡No tiene nombre oficial aún! —exclamó Draco, y luego suspiró, con una mano en su abdomen—. Pero… probablemente fue él. --- Las visitas médicas Snape apareció tres veces por semana desde que el vientre de Draco empezó a mostrarse con firmeza. La noche anterior, había dejado una nueva poción que debía tomarse con disciplina para evitar contracciones prematuras. —Este embarazo avanza con fuerza —dijo con voz grave—. La sangre Potter y la sangre Malfoy no están hechas para formar vida… y sin embargo, aquí están. Es un milagro. Pero uno delicado. Draco asintió. Había dejado de fingir fortaleza frente a Severus desde que el dolor de espalda le hizo llorar en mitad de la noche sin poder levantarse del baño. Harry, esa noche, lo había cargado en brazos sin decir una palabra y lo llevó de regreso a la cama. Luego, se tumbó con él hasta que se quedó dormido. --- Complicaciones A las 4:30 de la mañana, Draco despertó gritando. —¡Harry! ¡Me duele… la parte baja…! ¡Algo no está bien! Harry se levantó como un rayo. Tomó la varita y conjuró un Patronus que salió disparado a buscar a Snape y a Narcissa. —Tranquilo, Dragón. Ya vienen. Estoy contigo. Draco temblaba. Las lágrimas le resbalaban por las sienes mientras se sujetaba el vientre. Uno de los bebés se había movido bruscamente y parecía que algo mágico había reaccionado mal. Minutos después, Snape llegó junto con Narcissa y Andrómeda. Usaron hechizos suaves para revisar los latidos, las posiciones, el flujo mágico… y finalmente, el veredicto: —No es parto prematuro —dijo Andrómeda—. Pero el flujo mágico de James está reaccionando con tu energía emocional, Draco. Estás saturado. Necesitás descansar, comer mejor y… dejar de gritarle a Potter cada vez que te pasa el té frío. Draco suspiró, jadeando. —Lo intentaré… Harry apretó su mano. —Yo te caliento el té, te doy de comer en la cama, y hasta te peino si querés. —…Y si no me das un beso ahora mismo, te crucio —gruñó Draco, con la respiración agitada. Harry sonrió y lo besó suavemente. —No tenés que amenazarme para eso, Dragón. --- Ternura entre el caos Los días siguientes transcurrieron con cuidados extremos. Draco se movía poco, se quejaba mucho… pero cada noche, Harry le hablaba al vientre como si fuera un ritual sagrado. —Hola, James… Scorpius… —susurraba, recostado sobre el regazo de Draco—. Ya casi los tenemos con nosotros. Papá y papi los esperan. Draco acariciaba el cabello de Harry con ternura. —Van a tener tus ojos. Lo sé. —Y tu genio infernal. Lo sé yo. —Me gusta pensar que van a tener lo mejor de nosotros —dijo Draco con voz suave—. Incluso si nacen antes de tiempo… ya los amamos tanto. Harry levantó la vista y besó el centro de su vientre. —Y los vamos a proteger de todo. Inclus o de tus cambios de humor. —¿Qué dijiste? Harry se congeló. —Nada. Nada. Te amo.
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