ID de la obra: 358

Obsesión y protección

Slash
NC-17
Finalizada
7
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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autor
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
178 páginas, 77 capítulos
Descripción:
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Capítulo 45: Rutina, Magia y Noticia

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El sol de la mañana apenas entraba por las ventanas de Grimmauld Place cuando el primer llanto sacudió la casa como una maldición bien lanzada. —¡Harry, le toca a James! —gritó Draco desde la habitación, medio dormido, con Scorpius en el pecho. —¡Anoche me tocó a mí! —replicó Harry, levantándose con los ojos cerrados. —Y hoy también. Porque soy el que lleva la marca de guerra en la cadera. ¡Muévete, Potter! Harry refunfuñó, se tropezó con una escoba encantada y entró a la habitación de los gemelos, con el cabello tan revuelto como la cuna de James. —Buenos días, hijo. ¿Otra vez pesadillas con los peluches que te trajo Hagrid? James respondió con un berrinche digno de un dragón recién nacido. --- Magia doméstica y caos cotidiano Las mañanas en Grimmauld Place ya no eran silenciosas ni oscuras. Ahora, el comedor estaba lleno de biberones flotantes, baberos autoajustables y pañales que se escapaban volando si no se los detenía con un Impervius. —¡Maldito pañal con patas! —gritó Draco mientras perseguía uno con su varita en alto. Harry apareció en bata, con James envuelto en su pecho y ojeras profundas. —¿Sabés que nos dijeron que a los tres meses empiezan a dormir más? —¿Y tú les creíste? Draco puso a Scorpius en la silla flotante mientras conjuraba poción nutritiva en una taza decorada con serpientes y ciervos. Kreacher apareció con el desayuno. —Los pequeños amos gritaron mucho anoche. Kreacher no pudo dormir —murmuró. —Bienvenido al club —dijeron ambos padres al unísono. --- El Profeta y el escándalo A mitad de la mañana, llegó una lechuza agitada, que arrojó con dramatismo El Profeta sobre la mesa. Harry la tomó y leyó el titular:

“HEREDEROS MALFOY-POTTER: NACEN LOS HIJOS DEL ELEGIDO Y DEL HEREDERO DE LA OSCURIDAD”

Por Rita Skeeter

La portada mostraba una imagen en movimiento de la fiesta en la Mansión Malfoy. Scorpius bostezaba, James dormía… y detrás, Draco acariciaba el cabello de Harry con ternura. —¿La heredera del escándalo no se tomó vacaciones todavía? —murmuró Draco. —Escuchá esto —leyó Harry—: “Fuentes internas afirman que los bebés poseen una carga mágica inusual y que uno de ellos podría tener habilidades proféticas. Los círculos puristas y el Ministerio aún no se han pronunciado oficialmente, pero los nombres James y Scorpius ya retumban en cada rincón del mundo mágico.” Draco rodó los ojos. —¿Y tú les mandaste fotos? —¡Obviamente no! ¿Creés que voy a compartirlos con el mundo sin filtrar? —Bueno… salimos bastante bien —admitió Draco al ver su propia imagen arreglándose la túnica mientras sostenía a Scorpius con naturalidad—. No me odia la cámara, qué se le va a hacer. --- Visitas y ternura Esa tarde, Hermione llegó con una caja de cuentos mágicos para bebés. —No quiero leerles nada que tenga finales trágicos. Voy a reescribir "El Cuento de los Tres Hermanos" versión positiva. —¿Hermione reescribiendo mitología mágica? —murmuró Draco, divertido. —Callate, Malfoy. O el ciervo se queda sin historia. Harry rió mientras cargaba a James, quien lo miraba como si entendiera cada palabra. Por la noche, Luna mandó una carta encantada: “Que la luna siempre les brille. Scorpius tiene un aura azul muy especial. James tiembla cuando el mundo late. Cuiden sus sueños.” Draco suspiró, con Scorpius dormido sobre su pecho y la carta en la mano. —Extrañamente, eso tiene sentido. --- Última escena: paz en lo caótico La noche llegó, y por primera vez en semanas, ambos bebés dormían al mismo tiempo. Harry y Draco estaban en el sofá. Despeinados. Cansados. Contentos. —¿Creés que sobreviviremos a la paternidad? —susurró Harry. Draco apoyó la cabeza en su hombro. —No. Pero si vamos a morir en el intento, que sea juntos. Harry lo abrazó. —Y con pañales encantados volando a nuestro alrededor. Ambos rieron, muy bajo, mientras un suave ronquido de Scorpius rompía el silencio. La casa respiraba. Llena de vida. Y por fin, Grimmauld Place era un hogar.
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