Obsesión y protección

El aroma a pan recién horneado, pastas con salsa de calabaza y una pizca de vino especiado flotaba por toda Grimmauld Place. Kreacher se movía con sorprendente entusiasmo por la cocina, organizando platos flotantes que iban directamente al gran comedor encantado, preparado especialmente para esa noche. Draco, impecable con una túnica azul medianoche, daba las últimas instrucciones mágicas para iluminar las velas suspendidas del techo con un brillo plateado. Harry, con su varita detrás de la oreja y las mangas arremangadas, sonreía al ver cómo James y Scorpius revoloteaban por la casa, orgullosos y repitiendo a todo el mundo: —¡Hicimos magia! ¡Sola! ¡Sin varita! Scorpius incluso llevaba una capa diminuta de "hechicero mayor" que Pansy le había regalado días atrás, mientras James no se despegaba de una pequeña insignia que decía “¡Hechicero en entrenamiento!” —¿Ya están todos? —preguntó Draco, observando la hora. —Casi. Blaise y Theo acaban de llegar, y Hermione está bajando del segundo piso con Andrómeda. Fred y George ya encantaron la mesa… —Harry giró los ojos— creo que la sopa va a cantar. --- Los invitados A la cena asistieron todos aquellos que habían sido parte de la vida de Harry y Draco desde el inicio de su historia juntos: Narcissa, elegante como siempre, abrazó a su hijo con los ojos brillantes de orgullo. Andrómeda llegó con un Teddy ya adolescente, quien saludó a sus primitos como si fueran las criaturas mágicas más especiales del mundo. Hermione, con un vestido sobrio pero encantador, regaló a los gemelos unos libros interactivos de magia básica que encantaron a Scorpius. Fred y George no tardaron en regalarles a los niños una caja mágica que lanzaba burbujas con forma de dragones y fénix. Luna y Neville llegaron con una planta encantada que, según Luna, "crece mejor con la risa de niños mágicos." Snape, reservado como siempre, trajo una pequeña poción multicolor. “Para emergencias mágicas”, dijo, aunque no explicó cuáles. Pansy y Theo llevaban túnicas de gala, pero también pequeños regalos de broma encantados. Incluso McGonagall asistió brevemente, regalando a cada gemelo una pluma mágica con el escudo de Hogwarts. --- Después de la comida, en medio del tintinear de copas, Harry se levantó. Su mirada recorrió a todos los presentes, pero se detuvo especialmente en sus hijos y en Draco. —Hace cinco años jamás imaginé este momento. Tener una familia… verlos crecer. Y hoy, ver cómo la magia florece en ellos… —hizo una pausa, conteniendo la emoción—. Sólo puedo decir que estoy orgulloso. De lo que construimos. De ellos. Draco, tomándolo de la mano, añadió: —Scorpius, James, hicieron su primera magia. Eso no solo marca el inicio de una vida mágica, sino también el inicio de una responsabilidad. Pero esta noche, solo quiero que recuerden que son amados. Y que esta familia, por muy extraña o ruidosa que sea, estará siempre con ustedes. —¡Aunque haya sopa cantarina! —gritó Fred, y todos rieron mientras un caldero cercano entonaba una canción de cuna mágica desafinada. --- Esa noche, cuando los invitados se fueron y la casa volvió al silencio, James y Scorpius dormían juntos en la cama grande de sus padres, agotados pero sonriendo entre sueños. Harry observó a sus hijos con ternura, mientras Draco apoyaba la cabeza en su hombro. —¿Te das cuenta? —susurró Harry—. Ya empezaron su viaje. Draco acarició con suavidad el cabello de James. —Y lo harán juntos. Como todo en esta familia.