ID de la obra: 358

Obsesión y protección

Slash
NC-17
Finalizada
7
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
¡Vote por el trabajo que más le guste! Puede votar una vez al día.
Promocionada! 0
autor
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
178 páginas, 77 capítulos
Descripción:
Publicando en otros sitios web:
Consultar con el autor / traductor
Compartir:
7 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar

Capítulo 55: Misión Secreta en Hogsmeade

Ajustes de texto
—¿Tienes el mapa? —Sí. —¿Y la capa? —Obvio. —¿Y las galletas de limón de Scorpius? —Sí, Draco. Las tengo. Harry y Draco estaban vestidos como si fueran a una misión de la Orden del Fénix, pero en realidad estaban a punto de embarcarse en su más tierna y absurda operación: ver a sus hijos en Hogsmeade sin ser descubiertos. Usando un portallave encantado directamente desde la oficina privada de Harry en el Ministerio, aparecieron en una colina cercana a la entrada del pueblo. —¿Por qué siento que estoy haciendo algo ilegal? —murmuró Draco, ajustándose una bufanda glamurada. —Porque lo estás. Técnicamente —respondió Harry, sacando el Mapa del Merodeador—. Pero nadie puede detener a unos padres preocupados. Caminaron por los bordes del pueblo, ocultos por hechizos de disimulo y la famosa capa de invisibilidad de Harry. Se detuvieron frente a Honeydukes justo a tiempo para ver salir un grupo de estudiantes. Y allí estaban. James con su túnica desordenada, riendo con dos chicos de su casa, y Scorpius con una bufanda azul impecable, tomando helado con una chica de Ravenclaw que parecía bastante encantada con él. Draco alzó una ceja. —¿Quién es esa? ¿Y por qué se ríe tanto? Harry lo empujó suavemente. —Tranquilo, papi celoso. Parece simpática. —Tiene la nariz muy respingada. No me gusta. Los dos se ocultaron detrás de una columna cuando los chicos se acercaron más. James bromeaba y lanzaba pequeños destellos con su varita, mientras Scorpius hablaba con una calma muy Malfoy. Ambos parecían felices. Tan felices, que a Draco se le aflojaron los hombros. —Mirá cómo caminan —susurró Harry, sonriendo—. Ya no son los bebés que trepaban nuestros escritorios con pañales. —Y aún así… siguen siendo nuestros. Incluso si ahora tienen amigos y encantos propios. Observaron un rato más. James compró una rana de chocolate y se la lanzó a Scorpius, quien la atrapó sin esfuerzo. Los dos se rieron. Luego, en un gesto natural y sincronizado, los gemelos miraron hacia la colina. Draco y Harry contuvieron el aliento. Pero los niños no vieron nada. Scorpius frunció el ceño levemente, como si hubiera sentido algo, y luego sonrió, murmurando: —No sé por qué… pero me siento seguro. James asintió. —Yo también. --- Esa noche, de regreso en Grimmauld Place, Draco se quitó la bufanda y se dejó caer en el sofá. —¿Valió la pena? Harry se sentó a su lado, besándole la mejilla. —Totalmente. —¿Y mañana? Harry entrelazó sus dedos. —Los dejamos crecer… pero nunca solos. Aunque tengan mil años, siempre seremos sus sombras, sus protectores. Invisibles si hace falta, pero presentes. Draco cerró los ojos con una sonrisa, mientras la chimenea crepitaba con una llama azul suave. Sus dragones estaban voland o por su cuenta… pero sus corazones, siempre, volverían a casa.
7 Me gusta 0 Comentarios 0 Para la colección Descargar
Comentarios (0)