ID de la obra: 358

Obsesión y protección

Slash
NC-17
Finalizada
7
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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autor
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
178 páginas, 77 capítulos
Descripción:
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Capítulo 61: El filo helado de los celos.

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La celda estaba silenciosa, salvo por el tenue eco de los pasos que se acercaban. Draco, encadenado y cansado, apenas podía sostener la cabeza en alto. El dolor había dejado marcas visibles y cicatrices invisibles en su alma. La puerta chirrió y se abrió. Allí estaba ella: Ginevra Weasley. Su mirada era fría, calculadora, y sus labios dibujaban una sonrisa cruel. —¿Pensaste que serías intocable? —susurró Ginny mientras cerraba la puerta tras de sí—. Que Harry te protegería siempre. Que serías un príncipe en su mundo. Draco no respondió. El silencio era su escudo. Ginny se acercó lentamente, varita en mano, y susurró palabras que vibraban con la intención de quebrarlo, de destrozarlo pieza a pieza. —tú eres la razón por la que Harry está perdido, por la que sus amigos se alejan. Por ti, él es un hombre que vive en la sombra de su amor por ti. Con un movimiento rápido, lanzó un hechizo que le atravesó el brazo. El dolor fue punzante, la sangre caía en grandes cantidades, pero Draco no gritó. Solo apretó los dientes. —¿No te das cuenta? —continuó Ginny—. No eres nada para él. Solo una sombra que se va a desvanecer. Draco, con la voz débil pero firme, replicó: —tú no entendés nada. Ella rió, un sonido frío y amargo. —No necesito entender. Solo necesito destruirte. Ginevra lanzó varios hechizos cortantes, pero se aseguraba que ninguno cortará tan profundo o en algún lugar vital. Porqué para ella Draco no debí morir...no aún, pero sufriría, así cómo ella sufrió cuando él le arrebató a Harry y su oportunidad de ser Lady Potter. Con una sonrisa torcida ella veía cómo la sangre de Draco manchaba el suelo. Y Draco... Draco no gritaba, sólo apretaba los dientes, lo de daría la satisfacción a la comadreja menor de verlo quebrado. --- Horas después, Draco se sentó contra la pared, con las lágrimas mezclándose con el sudor y la sangre seca en su rostro. Cerró los ojos y recordó la voz de Harry, su sonrisa, el calor de sus manos en su piel. Recordó las promesas, los votos, los planes. Su amor por Harry y sus hijos era el fuego que no se apagaba, la luz en la oscuridad más profunda. Y en medio de ese tormento, Draco juró q ue nada, ni nadie, lo destruiría.
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