ID de la obra: 358

Obsesión y protección

Slash
NC-17
Finalizada
7
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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autor
Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
178 páginas, 77 capítulos
Descripción:
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Capítulo 62: La tormenta que se desata

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El silencio que reinaba en Grimmauld Place no era sólo la ausencia de sonidos, sino una presencia pesada que aplastaba el aire, llenando cada rincón de un peso insoportable. Draco había desaparecido, y con él, una parte esencial de la familia. Pero sus hijos, James y Scorpius, no estaban dispuestos a rendirse. La sombra de su padre ausente era un motor que encendía su determinación cada día. Desde temprano en la mañana, James recorría la biblioteca privada, hojeando tomos de rastreo mágico, encantamientos antiguos y tratados sobre desapariciones. Sus dedos recorrían con rapidez las páginas, absorbiendo cada palabra. —Tenemos que encontrarlo, Scorpius —decía con firmeza, sin levantar la vista—. No importa qué o quién esté detrás. Papá nos necesita. Scorpius, sentado en un sillón junto a la ventana, hacía cálculos en voz baja mientras trazaba en un pergamino un mapa detallado de las zonas más peligrosas y los posibles escondites. —He estado revisando las conexiones de magia oscura en el Callejón Diagon —murmuró—. Si logramos combinar los rastros con los informes de desapariciones, tal vez podamos encontrar un patrón. La inteligencia y la pasión de ambos hermanos sorprendían incluso a Kreacher, quien observaba desde la esquina con ojos curiosos. Mientras tanto, en el despacho de Harry, el ambiente era distinto: tenso, eléctrico, cargado de una energía oscura e incontrolable. Harry Potter, el héroe del mundo mágico, ya no era solo el hombre amable y valiente que todos conocían. La desaparición de Draco había abierto una herida profunda, y dentro de él se desataba una tormenta de rabia y posesión. Sus ojos verdes brillaban con una luz feroz, como un dragón despertando de un largo sueño. Cada vez que recibía un informe de los aurores, su puño se cerraba con fuerza, los músculos tensos, la respiración agitada. —Si alguien se atrevió a tocar a mi esposo —gruñó una noche, con la voz rota por la furia—, haré que se arrepientan hasta el último día de sus vidas. Los rumores sobre la ira de Harry empezaban a circular con rapidez. Algunos decían que había lanzado un hechizo prohibido para rastrear a Draco, otros aseguraban haberlo visto romper una maldición de manera brutal. En los pasillos del Ministerio, la preocupación era palpable. —Su poder ha crecido exponencialmente —comentó uno de los jefes de aurores en una reunión privada—. No podemos permitir que esta obsesión lo consuma. Podría poner en peligro a todo el mundo mágico. Pero nadie, ni siquiera ellos, entendía la profundidad de ese amor y la desesperación que lo impulsaba. En Grimmauld Place, James y Scorpius recibían instrucciones constantes de Harry, quien combinaba su faceta de padre protector con la determinación implacable de un guerrero. —No podemos perder ni un segundo —les dijo una noche, mientras repasaban pistas en el mapa—. Cada segundo cuenta. No sabemos qué le están haciendo a su padre. James apretó los puños, la mandíbula tensa. —No dejaremos que le hagan daño. Scorpius asintió, con los ojos brillantes. —Lo encontraremos, papá. Te lo prometo. Afuera, el mundo mágico comenzaba a temblar ante la furia de un hombre que no tenía miedo, que estaba dispuesto a cualquier cosa para recuperar a su familia. Harry Potter no solo buscaba a Draco. Harry Potter se convertía en una fuerza imparable. Una tormenta que nadie podría contener. Y pobre del alma de la persona que in tentará evitar que encontrará a su amado dragón.
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