Capítulo 2
8 de julio de 2025, 2:51
Notas:
Se recomienda discreción.
Habrá temas sensibles que serán tocados superficialmente.
El tema de la salud mental es importante, así que por favor, se cuidadoso.
Cómo adicional, en los años 80's era un tabú hablar abiertamente de los problemas mentales, tengan en cuenta eso al momento de leer.
Las vacaciones de pascua fueron...divertidas.
De forma retorcida.
Sus tíos y primos decidieron que sería una velada agradable pasar esos días en la casa de sus padres y como ellos no sabían que sus padres estaban a un paso del divorcio y para mantener las apariencias, su madre de mala gana volvió con ellos el tiempo suficiente para que sus tíos no cuestionaran su ausencia.
Descubrió que las pocas interacciones que había tenido con su madre meses anteriores estaban vacías, casi indoloras.
Su tia Beth fue la primera en llegar y su madre la estrecha con cariño mientras conversaba con la tía Beth.
El día anterior había llegado con un bolso pequeño de mano, apenas había cruzado unas cuantas palabras con su padre y con ella y se encerró en la habitación principal, dejando a su padre dormir en el sofá. Esa misma mañana, muy temprano los había despertado a ambos dándoles órdenes de limpiar la casa mientras ella preparaba la comida y ni una sola vez los miro a los ojos y después que termino de cocinar, emplatar y acomodar la mesa para los invitados solo les había dicho un seco y cortante.
─ Arréglense.
Mientras ella subía nuevamente a la habitación. Se quedó allí hasta que llegó su tía Beth.
Ese gesto en apariencia amoroso de su madre, fue como la última grieta en su apoyo familiar, fue igual que quitarse una venda de sus ojos ante una verdad innegable: ya no eran una familia.
Y ella había sido la responsable de romper la red entretejida de sus padres. Ella y su maldita locura.
Alice plantó una sonrisa en su cara durante todo el día.
Se planto en la puerta para recibir a las visitas, dejo pasar los comentarios de lástima y preocupación desinteresado que le decían. Dejo de prestar atención a las miradas juzgadoras y los susurros mal cubiertos que pululaban a su alrededor hasta que ya no hubo más a quien recibir.
Luego se sentó en la mesa, rodeado de su extensa familia, miraba sin mirar las manos unidas de sus padres y la tensión sutil que tenían en las comisuras de los labios ni en las pocas miradas que se lanzaban. De forma mecánica estuvo presente en la mesa, sonriendo en momentos oportunos, puso una cara triste ante la mención de un difunto y permaneció callada cuando sus tíos comenzaron a recomendar instituciones mentales a sus padres.
Su madre, intervino en cada sugerencia diciendo “Nuestra pequeña ya esta mejor ¿verdad Alice?”
Ella respondió con “claro madre” y mantenía la cabeza gacha hasta que le volvieran a sugerir nuevamente más hospitales.
Cuando el día termino y con ello las despedidas largas de todos sus tíos y primos; que eran los mas directos en atacarla con comentarios mordaces y echándole en cara ser la sobrina favorita de la tía bisabuela que le heredo esa pequeña fortuna, su madre ya estaba empacando nuevamente sus cosas en esa bolsa pequeña y saliendo de la casa con el taxi esperándola afuera y simplemente agitando la mano en forma de despedida.
Alice giró la cabeza hacia su padre quien observaba con una mirada vidriosa alejarse el taxi a la distancia y después la guiaba al interior de la casa.
Su padre tiro todo: comida, decoraciones y regalos a la basura sin dudar una vez.
Lo único que estaba en la mesa era el sobre amarillo debajo de unas hojas empapeladas con las palabras “DIVORCIO” en el encabezado y las firmas de sus padres al final.
Un simple vistazo a los papeles fue suficiente para saber que no había custodia compartida.
Su padre seria quien cargaría con la hija loca.
Por inercia, fue a la cocina a lavar los trastes sucios y tallar con desesperación esa mancha marrón de salsa quemada en las parrillas. Alice no supo que estaba llorando hasta que su padre el abrazo y le alisaba el cabello repitiéndole que no era su culpa.
Se pregunto vagamente si se daba cuenta su padre que las palabras no eran creíbles ni para el mismo.
El tramite del divorcio fue lento.
Las razones se extendían más que nada por la salud mental de Alice.
Dos semanas después de esa fiesta familiar, Alice había salido al centro comercial a comprar unos libros y había terminado nuevamente en la comisaria con lagunas mentales en sus recuerdos.
Entre esos recuerdos deformados, ella supo que compromete su libro, camino en dirección a su casa pero estaba demasiado absorta examinando la portada del libro que en algún punto se dejo guiar por una anciana con un sombrero extraño en la cabeza. De repente se encontraba rodeado de puestos extraños y más personas usando ropa extraña y aún más animales extraños que no correspondían a algún reino animal que enseñaran en las clases.
Luego estaba caminando por entre el tráfico, apenas siendo esquivada por los autos y balbuceando las palabras “camina a casa directamente” y eso fue lo que había hecho aparentemente, cruzo avenidas y calles en línea recta sin mirar los semáforos.
Resultado : mas medicamentos que agregar a su pastillero verde y una ampliación de celdas en su cuaderno para su nuevo horario.
El otoño llegó junto a su cumpleaños, recibió por parte de su tía Beth un reloj enorme con una tarjeta que decía “no pierdas el sentido del tiempo”.
Un libro de parte de su abuela paterna con el título “Mis amigos imaginarios solo están en mi mente y esta bien” – vaya motivación abuela pero ni siquiera tenia amigos imaginarios ni reales- y un suéter demasiado holgado que le recordaban aterradoramente a las camisas de fuerza que usaban en los manicomios.
El regalo de su madre era un traje de disfraz de Halloween de enfermera con utililería de plástico. Pensó en llamarla y preguntarle si no había encontrado algo mejor, como una camisa de fuerza de verdad.
¿Se daba cuenta que era el regalo más irónico que le había dado?
Lo tiro al fondo del armario. No lo necesitaba. Sin amigos ni fiesta a la que acudir, el regalo estaba de sobra.
Faltaba media semana para Halloween y pasaría noche de brujas con su madre, en eso habían acordado por teléfono el día de ayer.
Como era de esperarse, su madre canceló a última hora su visita, lo malo era que Alice ya estaba en la puerta de su edificio, nuevamente, con dos bolsas llenas de su ropa y películas que había alquilado para esa noche de madre e hija.
Su padre no cuestiono cuando regresó a casa, aventando las bolsas a pie de las escaleras y subió a su habitación hecha una fiera, gritando contra las almohadas hasta quedarse ronca.
Esa noche su padre tuvo que cargarla de su cama hasta la sala y vio las películas de terror comiendo las palomitas de maíz mientras ella lloraba patéticamente cuando apareció una momia persiguiendo a una hija con su madre. En el fondo deseaba que el monstruo fuera tan amable de comerse a la madre.
El 1 de noviembre de 1981 fue una fecha que no olvidaría nunca.
Esa mañana su madre le marco por teléfono para reunirse en el centro de la ciudad, como disculpa del planton de ayer, la quería recompensar con un desayuno en una cafetería muy concurrida y famosa de la zona.
Alice no quería ir, quería hacerle lo mismo que su madre le hizo a ella pero su padre la disuadió de actuar correctamente así que entre indignada y angustiada fue hasta el lugar donde su madre la esperaba. En el camino, escuchaba a las personas chismear sobre las peculiaridades del clima y de algunas aves perdidas.
No presto atención, estaba enfocada en su camino.
Cuando entró al establecimiento, un hombre mayor escuchaba las noticias, pegando su oreja al radio, el volumen era un poco alto como para que algunas personas a su alrededor, le lanzaran miradas de fastidio al anciano.
El desayuno fue tranquilo y agradable hasta que su madre mencionó un lugar para vacacionar en sus días de descanso.
La emoción de ir a otros lugares con ella la inundo de esperanza y aparto los rencores, hasta que vió la forma en que su madre se mordía el labio nerviosamente y alisaba la servilleta varias veces.
─ ¿Qué sucede mamá? ¿No te darán tus vacaciones?
─ Oh, lo harán , primero tendré este descanso y después podrá abrir el negocio por el que he estado ahorrando. Ser secretaria es bueno pero me gustaría ser mi jefa por primera vez en mi vida – una sonrisa pequeña de su madre que la hacia ver joven
─ Entonces ¿Cuál es el problema? Si es por mi escuela, estoy segura que puedo justificar mis faltas si firmas un permiso. Estoy realmente encantada de acompañarte.
─ Ali, cariño espera – su madre levantó la mano e interrumpió la conversación de Alice – no podrás ir conmigo.
─… ¿Qué?
No entendía la finalidad de haberla citada en este lugar. Estaba confundida.
─ El señor Harrington me entrego unos folletos de centros especializados con problemas mentales. Mira – su madre saco un folleto colorido donde se leía “Residencia Blumhouse” – Ya firme los papeles. Se que te podrán ayudar, la estancia es acogedora aunque será solo una temporada podrás mejorar si
─ Y tu podrás irte de vacaciones y luego abrir tu negocio sin que te estorbe tu hija loca porque estará encerrada en un centro psiquiátrico y tu esposo no podrá echarte en cara lo vil que eres.
Era la primera vez que le hablaba así a su madre y las palabras que salían de su boca eran tan ciertas como puñales.
Su madre pareció quedarse muda y luego paso de un tono cenizo a uno rojizo en sus mejillas.
En el fondo, escuchaba al narrador de la radio, debatir animadamente sobre los avisos de aves, lechuzas, en todas direcciones desde la madrugada. Como si le importara de algo la lluvia de lechuzas a Alice cuando tenía a su madre enfrente queriéndola encerrar en un manicomio de por vida.
─ Alice, sabes que eso no es cierto.
─ Lo es mamá. Es cierto. Tu odias tener una hija loca, por eso te fuiste. Me abandonaste a mi ya papá mientras te revolcabas con tu jefe y planeabas ser madre de sus hijos normales...
Una bofetada le sacudió los pensamientos, su madre respiraba agitadamente con la mano a una levantada.
Tal vez fue por el brillo en los ojos de su madre o porque esos sentimientos negativos que había encerrado en su interior cada vez que su madre se alejaba de ella que salió finalmente a flote con el filo de sus palabras.
─ Esa tarde en la que Jason se burlo de mí, salí de su casa y lo único que quería hacer era ir con mi mamá para que me consolara, así que fui a tu trabajo y te encontré con el señor Harrington mientras hacían planes de anunciar su compromiso y como sus hijos deberían aceptarte como su nueva madre. Cuando le dije a papá que había visto a una ballena devorar a una estrella de mar enfrente de tu trabajo para cubrir tu sucia vida doble ¿Qué fue lo que hiciste, mamá? ¡Me enviaste a ese centro de adicciones porque te creiste lo que decían de mí.!
Ambas se miraban con tantas emociones en sus rostros que Alice fue la primera en levantarse con su mundo aun sacudiéndose.
Los murmullos y voces de la radio de pronto se callaron.
─ Me abandonaste mamá, esta vez será yo quien te deje a ti. Gracias por el desayuno.
Sin mirar atrás, salio de la cafetería. La mejilla le dolía pero no era por eso estaba llorando.
Frente a ella, hay dos sujetos que están discutiendo. Ella los esquiva .
Su madre salió detrás de ella, gritándole que se detuviera y hablaran pero Alice la ignoro y siguió cruzando las avenidas sin prestar atención hasta que su madre la detuvo del brazo con mano de hierro.
─ Ali, cariño, déjame explicarte.
─ ¿Qué mamá? ¿Qué todo lo imaginé? Eso ha sido lo más real que he visto. Ojala nunca hubieras sido mi madre, así no te avergonzarías de tenerme como hija.
El tiempo pareció congelarse después de esas palabras y de pronto la tierra tembló bajo sus pies, los cristales estallaron y Alice fue lanzada hacia atrás con fuerza.
Después escucho gritos amortiguados, demasiado humo rodeando todo a su alrededor, sus manos tocaron fragmentos de vidrio y cemento y algo pegajoso le cubría la cabeza.
Intentó levantarse, pero el sonido se escuchaba demasiado amortiguado que no sabía si estaba gritando o el sonido había dejado de existir.
Miro su pierna en un ángulo extraño. El dolor le hizo ver puntitos blancos y un destello escabullirse de su visión.
En este momento quería sentir la protección de su madre.
Y de pronto recordó que su madre estaba con ella, aferrando su brazo. Levantó la vista del suelo pero la sangre que bajaba por su frente y le cubría el ojo izquierdo le hacía difícil enfocar la mirada hasta que notó bultos cayendo como si la tierra se los tragara. La mano delicada de su madre sobresale de los escombros y es succionada por la tierra también.
No llega a tiempo para sujetar la mano de su madre.
Las mismas manos que le curaron sus heridas y las mismas que le preparaban su comida favorita y le hacía mimos en la espalda con aire distraído mientras le leía un cuento.
Su madre cae al vacío y Alice gritó como nunca se creyó capaz de hacerlo.
Sabe que es inútil.
Un muerto nunca escucha.
Lo primero que ve Alice al despertar es que tiene unas agujas en su brazo izquierdo, el monitor a su lado tiene un sonido irritante y su pierna derecha esta colgando del techo cubierta de yeso.
Siente embotado sus sentidos, su cabeza palpita con fuerza y descubre que su brazo derecho está cubierto de yeso también.
Entonces llegan los fragmentos del recuerdo y la realidad la golpea.
Su ritmo cardíaco aumenta conforme pasa frente a sus ojos, una y otra vez, la mano de su madre al aire. Las últimas palabras que le dijo y el estallido.
Es la primera vez que desea estar loca. Desea que esto se trate de una pesadilla, que su cerebro finalmente haya perdido la lucha contra la cordura y todo, desde el olor a desinfectante y polvo hasta la sangre en sus brazos mientras lucha por liberarse de la cama de hospital, sea su imaginación y no enfrentarse a la terrible verdad. Pero el mundo es cruel y no se detiene.
Su padre entra a su habitación, luce treinta años más grande y su mirada es apagada pero cuando la ve despierta, corre a ella, la envuelve entre sus manos con cariño, revisando su cara y haciendole preguntas sobre como se siente.
Alice se aferra a él con todas sus fuerzas y llora como una niña pequeña que ha perdido a su madre.
Llora porque ella mato a su madre.
Llora porque su padre no sabe que ella es responsable de la muerte de su esposa.
Alice se queda en el hospital dos semanas más.
Su pierna esta fracturada y aún con la operación, no quedará completamente bien. Los doctores le han dicho que usara muletas un tiempo pero deberá adaptarse al uso del bastón.
Ella acepta. Ese es su castigo.
Así que se pierde el funeral de su madre y se la pasa en observación dos días más en el hospital.
Sabe que su padre debe estar mal porque no ha dejado de hacer llamadas telefónicas. Implorando ayuda al otro lado del teléfono.
Su orgulloso padre esta suplicando por ayuda y cuando cree que ella está dormida o dopada por los analgésicos, lo escucha llorar durante horas.
Debido al terrible suceso, los periódicos no dejan de sacar el tema durante un tiempo y los medios televisivos hacen un homenaje a los caídos, apaga la televisión cuando sale el rostro de su madre.
Las personas dejan flores que rodean el perímetro del cráter a modo de homenaje.
Luego llegan noticias de las investigaciones sobre una fuga de gas que se colo por las tuberías que causaron la explosión. Se abren debates que utilizan los partidos políticos para echar culpas a las administraciones contrarias y la noticia de la explosión pasa a ser historia después de un mes.
Alice tiene pesadillas recurrentes donde su madre sale del agujero de la explosión y se arrastra a ella, abre la boca para gritar pero en su lugar salen cientos de gritos desesperados y lo que una vez fue su madre, comienza a reírse siniestramente de ella.
Su cuarto es desplazado a la planta baja, porque entre sus pesadillas había despertado aterrorizada cuando su madre se arrastraba por entre los cuerpos y le decía que la arrastraría al infierno con ella y ella despertó sobresaltada, corrió con el yeso todavía en su pierna y rodó por las escaleras en su huida de su madre.
Paso Navidad nuevamente en el hospital.
Los terrores nocturnos continuaron durante meses.
Sino despertaba en su cama llena de sudor y gritando a pleno pulmón lo hacia en medio de la noche caminando en las calles con su pierna arrastrándose como un zombie de George A. Romero.
Para este punto la factura de gastos iba incrementando y su padre estaba punto a de perder su trabajo pues cuidar de una hija sonámbula en las noches y convertida en zombie en los días que apenas se movía por la casa,requería de pasar más tiempo con ella y la salud de su padre empeoraba lentamente.
Ella se había convertido en un veneno tóxico para quienes la rodeaban.
Fue por eso que Alice decidió probar suerte en la residencia Blumhouse de enfermos mentales que su madre le había dicho ese día que murió.
Cuando le comunico a su padre su decisión, trato de verso esperanzada y optimista de la oportunidad que se presentaba.
Tuvo que practicar durante días sus palabras exactas para no retractarse al ver la cara de su padre viendo a su hija loca marcharse de su hogar y protección. Convencerse a sí misma y a su padre que ese lugar la ayudaría aunque la desolación la asfixiara por las noches.
El lugar no resulta ser tan malo como espero.
Por las noches escuchaba gritar a los otros pacientes pero para ella eran un calmante que mitigaban los propios gritos que escuchaba en su cabeza.
En la navidad de 1982, Alice recibió a su padre en la mesa de la cancha de fútbol que ahora estaba adornada y organizada para que algunos pacientes pudieran pasar las festividades con sus familiares.
Aunque solo habían diez personas en el lugar, el sonido de las risas, la música navideña y el tintineo de las cucharas era suficiente para mantener a raya los gritos de su madre en su cabeza aunque ahora solo la escuchaba seis veces por mes gracias a los sedantes que le administraban para evitar que intentara arrancarse su oreja en otro de sus episodios.
Alice casi podría sentir que todo era una típica cena navideña.
Su padre lucía más delgado, tenia ojeras bajos sus ojos tan marcados que Alice, temió haber tomado la decisión equivocada de encerrar la locura temporalmente en ella pero al volver la vista nuevamente al rostro de su padre y que este le apretara la mano como para mostrar que estaba de su lado, supo que haría lo necesario para salvar guardar la única persona que le quedaba en su miserable y desordenada vida.
No es que Alice no extrañará a su madre, lo hacía todos los días , todo el tiempo pero si dejaba que su recuerdo, los más felices y hermosos que ella tenía perduraran en su mente, estos terminaban deformándose en las últimas imágenes que recordaba de ella.
La mano sobresaliendo de los escombros.
La bufanda mal colocada ondeando en el viento con salpicaduras de sangre.
Era mejor quedarse con lo que podía soportar.
Para ella el tiempo ocurría de una forma más acelerada, lenta o no transcurría según lo medicada que estuviera. En algún momento debía de dejar esconderse en la paz que le ofrecían los medicamentos, afrontar la realidad que le esperaba fuera pero no había alguna garantía, ni para ella ni para su padre, que las alucinaciones, los terrores nocturnos y los episodios de locura cesarán.
Debía de haber un punto de inicio.
Debía de evitar que su padre se consumiera y con suerte, evitar lo mismo para ella.
Notas:
Un abrazo para quiénes sufren en silencio.
No estás sol@