Capítulo 14: Te juro que iba a ser consensuado y mágico
7 de julio de 2025, 16:14
El departamento de Hermione Granger es exactamente lo que esperaba.
Ordenado.
Lleno de libros.
Lleno de aroma a verbena, a tinta, a algo innegablemente ella.
Y una cama grande.
Demasiado grande para una persona lógica.
—¿Vives sola? —pregunto, por hacer algo con la boca que no sea besarla contra la pared.
—Obvio. ¿Pensabas que convivía con Ron?
—No. Solo necesitaba confirmarlo antes de desnudarte.
Ella sonríe.
Mínimo.
Peligroso.
—¿Planeas desnudarme, Malfoy?
—No. Planeo ayudarte a sacarte la ropa. Por cortesía. Soy un caballero.
Nos acercamos.
Paso a paso.
Como si fuéramos normales.
Como si esto no fuera una escena mágica esperando detonar.
Hermione deja su varita sobre la mesa.
Yo dejo la mía… en cualquier lado.
Spoiler: no voy a necesitarla.
—¿Quieres algo? ¿Té? ¿Agua? ¿Tu dignidad? —pregunta, mientras se saca el abrigo.
—Lo único que quiero es a ti, y ya que estamos... un poco de oxígeno, porque me estás sacando el aire.
Ella se ríe.
Bajo.
Casi en su garganta.
Y eso me desarma.
Otra vez.
Nos encontramos en el medio del living.
Mano contra cintura.
Boca contra duda.
Sus labios en los míos.
Mis dedos en su espalda.
Su respiración desarmándome con más precisión que cualquier hechizo.
Esto va a pasar.
Finalmente.
Consensuado.
Inevitable.
Desesperado.
Yo subo sus mangas.
Ella baja mis defensas.
Literalmente.
—Granger —susurro, contra su cuello.
—Dime.
—Esto va a ser una locura.
—Ya lo es.
Mi camisa cae al suelo.
Su suéter la sigue.
Mi boca baja.
Ella se arquea.
Y justo cuando voy a morderle el hombro, no con colmillos, sino con adoración estratégica…
¡PUM!
Una explosión mágica.
Literal.
En la cocina.
Los dos saltamos.
Hermione lanza un Protego instintivo.
Yo agarro lo primero que parece una varita.
Spoiler: es un cucharón.
—¿Tienes enemigos, Granger?
—Solo tu en algunos momentos.
Corremos a la cocina.
Y ahí está.
De pie.
Pequeña.
Cargando un pergamino y un bolso con runas.
Lyra.
De nuevo.
En su cocina.
Empapada.
Con cara de “se me cayó un hechizo de transporte, perdón si interrumpí la consumación del siglo”.
—¡¿Qué haces acá?! —grita Hermione.
—Te dije que el vínculo está inestable —responde Lyra. —Y ustedes están a punto de romperlo todo con sexo irresponsable.
Yo me tapo la cara.
Hermione se tapa el escote.
Ambos queremos morir.
—¿Cómo entraste?
—¿Sabes cuánto poder tiene una niña druida que odia la autoridad y no tiene supervisión parental?
No responde.
Camina al centro del living.
Saca un mapa mágico del bolso.
—Esto es serio —dice. —Ustedes no entienden lo que están activando cuando se tocan.
—Oh, lo entiendo perfectamente —murmuro.
Hermione me patea.
—¿Qué pasa si lo activamos? —pregunta ella.
—No lo saben —responde Lyra. —Porque nadie ha sobrevivido el colapso completo de un vínculo como este. El último caso terminó con un incendio emocional y una pareja fusionada que tuvo que reubicarse en una dimensión alternativa.
Silencio.
Hermione se gira hacia mí.
—¿Qué estás pensando?
—Que quiero cogerte más que nunca, pero que por respeto a la posibilidad de muerte mística… vamos a escuchar a la enana primero.
Y así.
Otra vez.
A centímetros de la condenación divina y la liberación carnal.
Interrumpidos.
Por una niña.
Por la magia.
Por el caos.
Pero sobre todo…
Por nosotros mismos.
Y mientras Hermione le sirve té a Lyra, y yo me visto en silencio con una camisa ajena, solo pienso:
Te juro que iba a ser consensuado y mágico.