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Dumbledore suspiró, sabía que eran muy buenas las chances de que al empezar el colegio Harry Potter, su vida se complicaría al menos un poco; lo que lo agarró desprevenido es que fuera antes de llegar. Primero la dificultad para contactarlo, hasta que tuvo que recurrir a Hagrid, después los pormenores de todo lo que le había mencionado sobre sus familiares. Sabía que los Dursley no eran gente agradable o amena, la señora Figg lo mantenía al tanto, pero no esperaba que lo hubieran mantenido a oscuras sobre su herencia y hubieran intentado ‘sacarle la magia’ según lo que le contó Hagrid. Claro que Hagrid era propenso a exagerar, en especial cuestiones como estas, por eso no le había dado el permiso a que buscara a Harry para llevarlo al Expreso de Hogwarts. La repuesta de Harry, sin embargo, a la carta que Dumbledore le había pedido a Hagrid que le escribiera, parecía indicar que Hagrid de hecho no exageraba. Detalles menores, sin embargo, en comparación a la varita que había escogido a Harry. Casi se cayó de su silla al oír la historia de Hagrid de que la varita gemela de Tom terminó en manos de Harry; cuestión que posteriormente fue confirmada por Ollivander. Normalmente no facilitaba información sobre las varitas que vendía ni sobre sus dueños; era muy precavido en cuidar la privacidad de sus clientes, en especial alrededor de Dumbledore y otras personas que él describiría como perspicaces. Sin embargo, al ser su fénix el que dio las dos plumas gemelas y tratándose de Voldemort, Ollivander había considerado apropiado informarle. Fue mucho más detallado de lo que esperaba; a Dumbledore le preocupaba de sobremanera la dificultad que tuvo Ollivander en encontrarle una varita ya que ‘parecía que tuviera que encontrarle una única varita a dos clientes con personalidades distintas’. Volvió a suspirar y miró la carta nuevamente ‘me imagino que pronto tendré que hablar con ellos aunque no me estén hablando, para preguntarles si me podrán llevar a King’s Cross. Igual creo que no sería tan difícil llegar yo mismo, ¡sería como una aventura! Y ciertamente no pienso quedarme en mi casa’. Si el niño paraba de considerar la casa de sus tíos como propia, el resguardo mágico que lo cuidaba se desvanecería. Lo lógico, a priori, era obligar al niño a quedarse el mayor tiempo posible con su familia, así siempre consideraría que esa era su casa, su hogar. Pero si la relación ya estaba tan fragmentada, intentar acercar las piezas pudiera ser contraproducente, como intentar acercar dos imanes que se repelen, eventualmente saldrían disparados en direcciones opuestas… “Será mejor que le avises a Harry que lo buscarás el 1ro de septiembre y que viajarán en transporte muggle hasta King’s Cross. Asegúrate de que tengas el tiempo suficiente Hagrid” “Por su puesto profesor Dumbledore” le respondió con una gran sonrisa.***
Harry no podía creer su suerte cuando Hagrid le respondió que lo buscaría para llevarlo a King’s Cross para ir a Hogwarts. Estuvo saltando en la cama de la emoción hasta que oyó a su tía Petunia subir a averiguar que era el alboroto. Las siguientes dos semanas pasaron de alguna forma volando y a paso de tortuga. Había leído al menos un tercio de todos los libros y se sentía ligeramente más preparado para Hogwarts, pero le preocupaba de sobremanera que generalmente no llegaba a entender cuando leía más allá de los primeros capítulos. Cuando llegó la mañana del 1ro de septiembre, Harry estaba tan emocionado que se despertó a las cinco de la mañana y no pudo volver a dormirse. Se demoró un rato en decidir que ponerse hasta que decidió que no quería caminar por la estación de trenes en sus túnicas de mago. Hagrid llegó un poco más temprano de lo que Harry esperaba, pero no tuvo que preocuparse por los Dursley ya que se habían refugiado en el cuarto principal cuando Hagrid tocó la puerta. “¿Todo bien Harry?” “¡Todo bien Hagrid!” le sonrió ampliamente Harry. “Tenemos que apurarnos, ya que tenemos que viajar estrictamente por transporte muggle” le informó Hagrid. “Lo sé, lo sé” se adelantó Hagrid al ver la cara de Harry “yo también preferiría viajar normalmente, ósea con magia” Viajar con Hagrid fue mucho más fácil de lo que Harry esperaba, de alguna forma logró meter la jaula que contenía a Hedwig dentro de un bolsillo de su saco (y el guardabosques solo necesito decirle unas pocas palabras a la lechuza para que se quedara tranquila) y cargaba el baúl de Harry como si fuera una bolsa pequeña y ligera. Por su puesto la gente (o mejor dicho, Harry pensó, los muggles) se quedaban mirándolos; Harry se rio por lo bajo al imaginarse como reaccionarían si vieran a Hedwig. Finalmente, después de un par de horas llegaron a King’s Cross y para sorpresa de ambos, llegaron temprano. Había mucha gente yendo de un lugar a otro, buscando su tren o saliendo de él, y sin embargo, aunque Harry se esforzaba no veía magos ni brujas. “¿Somos los únicos dos magos acá?” preguntó Harry. “No, no. Tengo entendido que siempre hay algunos del Ministerio de Magia por si hay algún problema. Por su puesto, la mayoría de los que viajan vienen vestidos de muggle.” Harry no dijo nada, pero habiendo visto varios magos vestidos de muggle, dudaba mucho que no se hubiera dado cuenta al verlos. “Solo llegamos mucho más temprano que lo que acostumbramos, los magos tendemos a llegar sobre la hora. Bien, es hora de entrar a la plataforma nueve y tres cuartos” exclamó Hagrid dándole un empujoncito a Harry. Harry miró y veía la plataforma nueve al lado de la diez, no podía encontrar la plataforma nueve y tres cuartos. Mientras caminaban Harry se dio cuenta que parecían caminar hacia una pared y se preguntaba cuando se desviarían a la izquierda o derecha. “Ehh ¿Hagrid?” exclamó alarmado. Intentó zafarse, pero el gran tamaño del guardabosques se lo impidió y no tuvo mas remedio que cerrar los ojos y rogar que no muriera, literalmente, aplastado. Al no sentir nada abrió los ojos y se topó con una escena distinta; una bella y antigua locomotora escarlata en el medio de lo que parecía una única plataforma de un King’s Cross muy distinto. Docenas de magos y brujas vestidos tantos de muggles como de brujos se arremolinaban alrededor del tren, muchos charlando y otros tristes de no ver a sus familiares por un período extendido. Harry miró atrás y lo único que vio fue una pared, desde donde unos segundos después apareció una muchacha mayor de pelo negro con su baúl. “Increíble” murmuró. Caminando hacia el tren algunos padres y alumnos saludaban a Hagrid, se notaba que era alguien algo popular. A Harry en cambio nadie le prestaba atención, no sabía si porque no podían verlo por tener a Hagrid al lado o porque la mayoría de los magos parecían no saber cómo se veía. “Bien Harry, acá estamos” dijo con una gran sonrisa “ten un gran año” “Ehh… gracias, mil gracias Hagrid” le respondió Harry mirando el piso un poco ruborizado. Hagrid solo sonrió suavemente, subió su baúl al tren y le dio un gran abrazo. Arrastrando el baúl, Harry llegó a la mitad del tren donde aún no había nadie y entró a un compartimiento, guardando el baúl debajo del asiento ya que no tenía la fuerza ni la altura para montarlo arriba. Poco a poco el tren se fue llenando, y viendo los estudiantes entrando no pudo evitar notar que tan mal vestido (como siempre) estaba con la ropa de Dudley, que le quedaba tres tallas demasiado grandes. No queriendo que se rieran de él como lo hacían en su antigua escuela, se cambió rápidamente a su túnica negra del colegio. Un pequeño golpe en la puerta movió su atención de las familias que estaban llegando, a un chico muy bien vestido y con aires de grandeza que se encontraba en la entrada. “Disculpa, ¿este compartimiento está ocupado?” Harry negó con la cabeza y el chico que parecía de su edad, también dejó su lindo baúl debajo del asiento. “Justin Finch-Fletchley, un placer conocerte” se presentó estirándole la mano. “Harry, ehh, Harry Potter” le respondió sintiéndose algo tonto, en especial cuando le dio la mano torpemente. Para su sorpresa, Justin no se burló como lo haría su primo, solo asintió “un gusto” “Me imagino que eres de familia de magos ¿viniste con tu túnica desde tu casa?” inquirió Justin. “Ehh sí, mis padres eran magos, pero vine vestido de muggle, me cambié ahorita” respondió Harry; esperaba que al no estar vestido con la ropa de Dudley no se burlarían de él, pero no esperaba que automáticamente asumieran que era de familia de magos. Claro que eso le hizo preguntarse si habría muchos de esos ‘nacidos de muggles’ de los que había oído. Antes que pudiera responder Justin, la puerta del compartimiento se volvió a abrir y después de inquirir entró otro chico que se presentó como Kevin Entwhistle, cuyo apellido le causo gracia a Harry. A Harry le pareció curioso que ninguno de los dos muchachos había reaccionado cuando dijo su nombre y poco después de partir de la estación de trenes descubrió el porqué, ambos eran nacidos de muggles. “¿Crees que seremos pocos?” inquirió ligeramente preocupado Kevin a Justin. “No te sabría decir, Harry seguramente sabe más” “Bueno resulta que yo me crie con la hermana de mi mamá que es muggle, así que sé muy poco del mundo mágico, ni sabía que existía hace un mes” les aclaró Harry. “¿En serio? ¿No te dijeron nada?” inquirió muy sorprendido Justin. “No, a mis tíos no les gusta la magia” “Lamento oír eso, no debieron haber estado felices cuando llegó tu carta ¿o sí?” respondió Kevin. “No, estaban furiosos” suspiró Harry. “No te preocupes, eventualmente se les pasará. Mi mamá tampoco está muy contenta; tenía mi plaza reservada en Eton y fue un shock no solo que fuera un mago, si no que tuvieran que cambiar todo el plan que tenían para mí” lo consoló Justin. Harry le dedicó una sonrisa de agradecimiento, claro que tenía la fuerte impresión que la señora Finch-Fletchley era mucho más agradable que su tía Petunia y que amaba a Justin fuera un mago o no. También que hubiera tenido una plaza en Eton confirmaba su sospecha que venía de muy buena familia, era notorio por su tonada, su doble apellido y su ropa; aun así era muy amable, alegre y ni siquiera la décima parte de lo engreído que era Dudley. Continuaron charlando, ahora sobre sus experiencias con magia accidental; Harry los hizo reír con sus cuentos de la multitud de veces que lo llevaban a cortarle el pelo y siempre crecía al día siguiente, Kevin hacía florecer flores invernales en verano y viceversa, mientras que Justin aparentemente había logrado muy de joven preparase un té en la campiña inglesa sin que sus padres pudieran explicarse como calentó el agua (o de dónde si quiera había sacado el juego de té de la casa). Poco después llegó una mujer con una sonrisa amable y un carrito lleno de comida y dulces. Harry que nunca había tenido dinero para comprar golosinas saltó de una para poder comprar todo lo que pudiera, aun así se encontró con una dificultad cuando la mujer no tenía ni un caramelo o chocolate que él reconociera. Entre los tres lograron escoger lo que querían, con Justin insistiendo que no solo podían comprar golosinas y se aseguró de comprar unas tartas y empanadas que Harry tuvo que admitir que se veían muy buenas. Cuando fueron a pagar Harry quiso insistir en pagar todo pero Justin no lo dejó, al pobre de Kevin ni lo dejaron opinar y al final Harry pagó la mitad más un sickle. Después de comer algunas empanadas y tartas (algunas eran en forma de caldero) pasaron a las golosinas y quedaron asombrados. Había ranas de chocolate (¡que se movían como si fueran ranas de verdad!), varitas de regaliz, grageas que eran literalmente en todos los sabores (como pasto o tierra) y en especial los dejó impactados los cromos con fotos que se movían. “¡Increíble! De verdad que estamos entrando en otro mundo ¿no?” exclamó Justin. “Si… ¿creen que podremos competir? Yo no sé nada de magia y todos ellos probablemente habrán pasado toda su vida rodeada de magos” preguntó Harry. Kevin asintió, claramente era una preocupación que también había pasado por su mente. Justin unió sus manos y habló lentamente “mi mamá habló de eso, creo que en parte es la razón por la que prefería que fuera a Eton, que iba a estar en desventaja si iba a Hogwarts. Pero me dijo que si me esforzaba, si mantenía la cabeza en alto y le hacía honor a mi nombre podría conseguir lo que me propusiera aún en el mundo mágico.” Harry y Kevin se miraron y se encogieron de hombros, era algo muy de esas personas que iban a lugares como Eton. Poco después se abrió la puerta del compartimiento y apareció una chica pálida con mucho pelo salvaje castaño y dientes delanteros prominentes junto con un chico tímido y rechoncho. “Neville ha perdido su sapo ¿Lo han visto?” preguntó sin siquiera presentarse con una voz particularmente mandona. “Lo más cercano que hemos visto han sido nuestras ranas de chocolate, creo que una se escapó” respondió rápidamente Kevin, como si pensara que la chica iba a regañarlo. “No, uno de verdad. Si ven uno avísenme” demandó la chica y fue a cerrar la puerta. “Un placer conocerte, soy Justin Finch-Fletchley” le dijo alegremente, pero con aires de estar recordándole los buenos modales. “Hermione Granger y él es Neville Longbottom” respondió secamente como si estuvieran gastando su tiempo. “Kevin Entwhistle” “Harry Potter” La chica que ya hacía ademán de irse, se volteó y se fijó en Harry “¿eres él realmente? Sé todo sobre ti, por supuesto; conseguí unos pocos libros extra para leer y tú apareces en ‘Historia de la Magia Moderna’, ‘Ascenso y Caída de las Artes Tenebrosas’ y ‘Grandes Eventos Mágicos del Siglo XX’” “¿De verdad?” preguntó Harry asombrado. “Dios mío, ¿no lo sabes? Si yo fuera tú habría buscado todo lo que pudiera. ¿Ya saben a cuál casa van a ir? Estuve preguntando y creo que la mejor es Gryffindor, aparentemente Dumbledore estuvo ahí, aunque Ravenclaw parece como una buena alternativa. Por cierto ya vamos a llegar pronto, yo seguiré buscando el sapo de Neville” y dicho eso se fue en un abrir y cerrar de ojos. “Cualquiera pensaría que es una profesora” se rio Justin. “Probablemente lo vaya a ser” murmuró Harry. “¿Eres famoso entonces? ¿Por qué no lo habías mencionado?” preguntó Kevin asombrado mientras que Justin lo miraba con curiosidad. “Es que es algo nuevo” respondió Harry rascándose la cabeza “ósea, me enteré hace poco que aparentemente derroté un mago tenebroso cuando era bebé, honestamente no lo recuerdo” Los otros dos lo miraban con grandes ojos “es serio, al menos eso es lo que dicen todos” les aseguró. “Bueno” intercedió Justin viendo que Harry parecía incómodo “¿a qué casa les gustaría ir?” Kevin y Harry, que era lo primero que oían de las casas, no tenían preferencia. Justin les explicó lo poco que sabía que le había contado una profesora llamada Sprout, que fue la que le contó a su familia de la existencia de los magos. Existían cuatro casas llamadas Hufflepuff, Slytherin, Gryffindor y Ravenclaw y que cada una tenían diversas cualidades como lealtad, ambición, valor e inteligencia respectivamente. Harry no sabía cuál preferiría; sus notas eran buenas pero no eran excelentes como para ir a una casa como Ravenclaw, no creía que tuviera mucho valor para Gryffindor si todo el tiempo huía de la pandilla de Dudley, nunca se había sentido muy leal a alguien particularmente (no tenía amigos a los cuales ser leales) y su ambición se limitaba a tener un mejor lugar para dormir que el armario bajo la escalera. Mientras cavilaba al respecto, la puerta del compartimiento volvió a abrirse y esta vez se asomó un chico pálido de pelo rubio. “¿Es verdad? En todo el tren están diciendo que en este compartimiento está Harry Potter” dijo mirándolos con suma curiosidad, intentando discernir cuál de los tres era Harry. “De verdad que nos debiste haber dicho antes que eres tan famoso” Justin rio “yo soy Justin Finch-Fletchley, él es Kevin Entwhistle y como probablemente puedas adivinar, él es Harry Potter, un gusto” El chico asintió solemnemente al ser tratado respetuosamente, pero a Harry le dio la leve impresión que le disgustaba los otros dos por alguna razón. “Ellos son Crabbe y Goyle” dijo señalando a sus compañeros que parecían más guardaespaldas que estudiantes “y yo soy Malfoy, Draco Malfoy, un gusto” con grandes aires mientras miraba únicamente a Harry. Los tres asintieron devolviéndoles el saludo al trio que había entrado. “Entonces Potter ¿Qué dices, vienes a nuestro compartimiento? Muchos de los de las antiguas familias están ansiosos por conocerte” Aunque no lo dijo, Harry estaba seguro de que Malfoy pensaba que era mucho mejor que Kevin y Justin, y no hablaría con ellos al menos de ser necesario. Es más, le recordaba ligeramente a Dudley (aunque con modales) pero como había sido cortés decidió ser respetuoso al negarse “Gracias, pero si me voy ellos se quedarían solos ¿tal vez en otro momento?” Malfoy lo miró sorprendido, claramente lo último que esperaba era que Harry se negara “bueno Potter… si estás seguro entonces charlaremos en otro momento” “No creo que le haya agradado que le negaras la invitación” exclamó Kevin después de que Malfoy saliera. “No sé, no me dio buena espina” encogió los hombros Harry. “Si mi madre estuviera acá, seguramente estaría diciendo que fue una necedad negarse a dicha invitación, que era la oportunidad perfecta para presentarse” mencionó Justin, y Harry volvió a encogerse de hombros. Poco después del atardecer el tren se detuvo en una estación rodeada de bosques. Iban a sacar sus baúles cuando una voz que no sabían de dónde provenía, les aclaró que dejaran sus pertenencias en el tren y que serían llevadas al castillo. Saliendo se toparon con Hagrid llamando a los de primer año y Harry sonrió, si Hagrid era el que los guiaría probablemente todo saldría bien. Se adentraron por un sendero oscuro y angosto en el bosque, y Harry que casi nunca lo dejaban ir a ningún lugar, observaba con curiosidad lo poco que podía discernir a través de la oscuridad. Pronto terminaron la última curva del sendero y el bosque se abrió revelando un gran y angosto lago, y del otro lado alzándose sobre la cima de unos grandes riscos, había un castillo grandioso con multitud de torres, atalayas y pináculos. “No más de cuatro por bote” gritó Hagrid al llegar a la orilla y Justin y Kevin que seguían con él se apresuraron a montarse con él. Una chica joven preguntó si podía unirse y seguidamente se montó. Como por arte de magia (o mejor dicho, literalmente por magia) los pequeños botes se deslizaron sincronizadamente por el lago sin que nada que pudieran ver los impulsara. La chica, que se llamaba Morag Macdougal, se encontraba mucho más nerviosa que Harry, preocupada por la ceremonia de selección. Aparentemente sus padres que eran ambos magos, le habían explicado que había un sombrero que al ponértelo escogía a que casa iba uno y estaba preocupada de terminar en una casa distinta a la de sus padres. Harry, que pensaba que escogerían su casa después de un tiempo de ver cómo se desempeñaba en la escuela, empezó a preocuparse aun con Hagrid cerca; no podía pensar en ninguna cualidad para quedar en una de las casas. Los botes finalmente se detuvieron en una cueva subterránea debajo del castillo, y aun con sus nervios Harry no podía parar de asombrarse de que tan mágico era todo. Subieron por unos estrechos pasillos tallados de la misma roca, hasta llegar a una pequeña sala pulida con una gran puerta de roble. ¡Habían llegado a Hogwarts!***
Nota del Capítulo Anterior: Como algunos de los que recuerdan bien de como empieza la historia habrán notado (y no se hayan confundido con la multitud de fanfics que han leído) el aleteo de la mariposa que cambia toda la historia es simplemente Hagrid enviando a Harry a Plumas Amanuesis en vez de a Madame Malkin. De esta forma no conoce a Malfoy antes de llegar a Hogwarts y más importante Draco no lo hace sentir mal por su crianza muggle, ni aprende sobre las casas. Una extraña consecuencia es que Harry es más parlanchín el resto del viaje y se atreve a pedirle a Hagrid que lo busque. Prácticamente todo lo demás, incluyendo su varita se mantiene igual ya que no hay ninguna razón que no conocer a Draco afectaría algo tan profundo. Nota del Capítulo: El capítulo cambia bastante ya que es Hagrid y no los Dursley los que lo llevan a King's Cross. Por supuesto, esto causa el gran cambio que ¡ya no conoce ni a Ron ni a ninguno de los Weasley! Escoger con quién viajaría Harry fue algo particularmente interesante; sabía que tenía que escoger alguien que no le diera una visión sesgada a favor de cualquier casa en particular y los nacidos de muggle eran la mejor opción, así que me enfrasqué en buscar las mejores opciones (Hermione tiene ya una visión bastante sesgada). Para mi gran sorpresa casi no habían otros nacidos de muggles a parte de Hermione; de hecho después de investigar (¡con referencias cruzadas y todo!), descubrí que de los 42 compañeros de año de Harry ¡solo tres son nacidos de muggles! (Dean Thomas no lo sabe pero es mestizo, su padre escondió la verdad y se fue para protegerlos, lamentablemente fue asesinado por los mortífagos pero su familia sobrevivió gracias a su sacrificio). Considerando que no representan ni el 10% y llegan sin poder político o social, es mucho más entendible como son discriminados tan fácilmente. Como dato curioso tal vez no les sorprenda saber que Slytherin es la única casa sin hijos de muggles en el año de Harry, la que tiene más sangre pura y la que tiene más estudiantes provenientes de los "Sagrados Veintiocho". Lo que tal vez si los sorprenda es saber que Gryffindor es la segunda casa con más sangre pura y empatada con Hufflepuff en estudiantes provenientes de los "Sagrados Veintiocho". Finalmente, Ravenclaw es la única casa sin estudiantes provenientes de las "Sagrados Veintiocho"; posiblemente convirtiéndola en la casa más meritocrática. En total hay 11 sangre pura, 13 mestizos, 3 hijos de muggles, 8 que son sangre pura o mestizos y 7 cuyo estatus de sangre es desconocido. De vuelta al capítulo, Dumbledore muestra su cara de maestro de ajedrez e intercede. Quisiera aclarar que de acuerdo al canon, Dumbledore no tiene pruebas de que Voldemort creó horrocruxes hasta que Harry le trae el diario de Ryddle (en el sexto libro lo aclara); por ende, la preocupación de Dumbledore sobre Harry no tiene nada que ver con un plan de sacrificar a Harry o porque está preocupado que el pedazo de alma de Voldemort en Harry lo está corrompiendo. Finalmente Harry conoce a Draco y la interacción ¡es muy diferente! En la versión original Ron de una se burla del nombre de Draco y siendo un Weasley, Malfoy responde inmediatamente (después de todo, los Weasley odian a los Malfoy y viceversa). En este caso aunque Draco reconoce que Justin y Kevin probablemente son hijos de muggle por sus apellidos, al ser tratado con respeto su sentido de supremacía no es atacado y por ende no responde insultando sus familias.