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La Decisión Una bruja alta de túnica esmeralda y aspecto atemorizante se presentó ante ellos. Hagrid le informó que eran los estudiantes de primer año y se esfumó. Harry casi lo siguió aunque se metiera en problemas, ahora se sentía solo y preocupado. Caminando por una antesala grandiosa y opulenta, llegaron ante otras puertas gigantes de donde emanaban las voces de cientos de personas; claramente los estaba esperando el resto del colegio. La bruja se presentó como la profesora McGonagall y les dio la bienvenida. Explicó que las casas serían como su familia y que verían sus clases juntos, compartirían dormitorios y hasta pasarían sus tiempos libres en las salas comunes con los de su propia casa. También mencionó algo sobre una Copa de las Casas que la ganaba la que tenía más puntos al final del año pero Harry no oyó mucho, su preocupación antecediéndose. “Quisiera que mi familia ya hubiera pasado por Hogwarts, así sabría a cuál casa ir” suspiró Justin. La chica llamada Morag que aún estaba cerca de ellos intercedió “en realidad la decisión final es del sombrero seleccionador, así que es un punto irrelevante saber a dónde fue tu familia” “Espera ¿no dijiste que las familias van siempre a la misma casa?” inquirió Harry, preguntándose a qué casa habrían ido sus padres y si el sombrero seleccionador lo pondría en dicha casa. “Y sí, pero siempre hay excepciones, mi prima fue a Slytherin en vez de Ravenclaw por ejemplo” “Bueno, no me preocuparé entonces. Mis padres no tienen preferencia y si un sombrero va a decidir por mí, entonces no vale la pena preocuparse” dijo Justin con el tono de alguien que está intentando convencerse a sí mismo. Aun así a Harry lo calmó un poco sus palabras, no sentía que había una decisión equivocada así que no tenía sentido preocuparse de más. En eso hubo un grito ahogado de varios alumnos y cuando Harry se dio la vuelta vio un grupo de lo que solo podía describir como fantasmas que discutían entre ellos. Las caras aún más pálidas y asustadas de Kevin y Justin hizo que Morag y él se rieran por lo bajo; claro, no es que había visto un fantasma antes pero no era algo que le sorprendiera considerando todo lo que había visto hasta ahora. La conversación con los fantasmas fue interrumpida por la profesora McGonagall, que raudamente los formó en una fila para entrar donde Harry asumía que estaba el resto del colegio. En efecto estaba en lo correcto; los alumnos estaban distribuidos en cuatro grandes mesas, pero apenas notó eso ante el esplendor y lo estrambótico y pintoresco del lugar. Miles de velas literalmente flotaban sobre las mesas e iluminaban junto a antorchas en las paredes toda la magnífica sala; los fantasmas que parecían neblina luminiscente le daban un tono aún más bizarro al lugar. La propia sala no parecía tener un techo ya que podía ver el cielo nocturno con sus estrellas, aunque Harry no podía vislumbrar cuando exactamente terminaban las columnas, parecían difuminarse mientras más se acercaban al cielo ¿o era el cielo el que se difuminaba camino a las columnas? Sus ojos volvieron a posarse en los alumnos que los contemplaban y notó que había una diferencia sutil entre ellos: aunque las túnicas eran negras como las de Harry y los demás de primer año, la de los alumnos mayores tenían acabados de diferentes colores; cada mesa tenía uno en particular: verde, rojo, azul y amarillo. Probablemente cuando regresara en segundo año podría comprar la túnica del color de su casa. Al fondo había un estrado y en él una mesa que dispuesta a lo largo de la pared, y desde ahí lo que Harry presumía que eran los profesores veían al resto del colegio. Un silencio llenó la sala y un sombrero remendado y gastado se puso a cantar; a Harry le sorprendió más que los fantasmas, tal vez porque nunca había oído de un sombrero parlanchín entre los cuentos de muggles. Fue una canción que le dio más de conocer de las respectivas casas, pero aún no sentía que tuviera alguna de sus cualidades (al menos que ser obligado por su tía Petunia a cocinar y limpiar la casa fuera algo de Hufflepuff que ‘no temen al trabajo pesado’). La profesora McGonagall sacó un gran pergamino y empezó a leer los nombres de los estudiantes en orden alfabético. La primera fue una bruja rubia llamada Hannah Abbot que caminó pausadamente al taburete y se puso el sombrero hasta que le tapo hasta los ojos. Harry observaba con detenimiento para ver si podía discernir algo sobre el proceso. Para su sorpresa, apenas un par de segundos después el sombrero seleccionador había gritado en un tono que retumbó por toda la sala su decisión: “¡HUFFLEPUFF!” La mesa de los que Harry asumía que eran los Hufflepuff estallaron en vítores y Hannah Abbot corrió a la mesa con una gran sonrisa. Seguidamente, otra bruja llamada Susan Bones fue convocada y también fue seleccionada para Hufflepuff. El primer mago en ser llamado, un chico llamado Terry Boot, terminó en Ravenclaw y fue el primero en terminar en otra casa. No fue hasta el quinto estudiante en ser convocado que el sombrero finalmente escogió una tercera casa, Lavender Brown había terminado en Gryffindor. Harry empezó a notar que al sombrero seleccionador parecía costarle escogerles una casa a algunos estudiantes; una chica llamada Millicent Bulstrode se demoró casi un minuto en el taburete antes que… “¡SLYTHERIN!” Era la primera en ser seleccionada para esa casa y ahora Harry sabía los colores de las casas: amarillo para Hufflepuff, azul para Ravenclaw, rojo para Gryffindor y verde para Slytherin. Tal vez, pensó, podía decidir a qué casa ir por sus colores; le gustaba el azul aunque el color verde de sus ojos también era lindo. Kevin Entwhistle fue el primero de sus compañeros de tren en ser llamado y terminó en Ravenclaw. Justin Finch-Fletchley en cambio terminó en Hufflepuff. Ninguno de los dos se demoró mucho en el taburete. La siguiente que reconoció, la chica mandona con el pelo salvaje llamada Hermione Granger, se sentó y pasó un minuto, dos, tres minutos y el sombrero seguía callado. Fue en ese momento que un pensamiento sumamente preocupante apareció en su cabeza, y ¿si era que le iban a decir a la chica que no pertenecía a ninguna casa? ¿Y si a Harry le pasaba lo mismo? “¡GRYFFINDOR!” vociferó de repente el sombrero, causando que Harry saliera de sus pensamientos oscuros de un respingo. El chico que había estado buscando su sapo también se demoró una eternidad y también terminó en Gryffindor. En cambio, el chico rubio platino llamado Malfoy que a Harry le recordaba un poco a Dudley (aunque claro, mucho más flaco) terminó en Slytherin, es más, el sombrero ni pareció tocar su cabeza antes de vociferar la casa. Pronto fue el turno de Harry y se acercó con las piernas temblando, lo único que deseaba era que el sombrero le escogiera una casa y no lo devolviera a los Dursley. Los murmullos incesantes que explotaron camino al taburete ayudaron a sacarlo un poco de sus ansiedades, y se esforzó en entenderlos. “¿Potter? ¿ÉL Harry Potter?” “¿Potter está en nuestro año?” “¿El famoso Potter que derrotó a Quien Tú Sabes?” “Sus padres estuvieron en…” El sombrero tapo su vista y no vio ni oyó más nada, como si hubiera salido de la sala; Harry suspiró aliviado. “Hmm…” una voz retumbó suavemente en su cabeza “difícil, muy difícil. Veo que lleno de valor. Tampoco la mente es mala. Hay talento, oh sí, y una muy buena disposición para probarse a sí mismo, esto es muy interesante… Entonces ¿dónde te pondré?” “¿En serio?” no pudo pero preguntar Harry, estaba preocupado por no tener cualidades y ¡resultaba que el sombrero pensaba que tenía varias! “una buena mente ¿Ravenclaw como Kevin?” “¿Así que te gustaría ir a Ravenclaw por tu compañero? Eres curioso sin duda, una buena cualidad para esa casa” Harry lo meditó fugazmente y pensó que si escogería una casa por un amigo, escogería Hufflepuff; no estaba seguro si ya eran amigos pero Justin le había caído mejor. “Hmm, y ¿qué me dices de Gryffindor y Slytherin?” preguntó el sombrero como si no sintiera que Hufflepuff fuera la mejor elección. Harry sentía que el sombrero estaba interrogándolo mas que seleccionándolo. Recordó la canción del sombrero y se centró en una frase ‘O tal vez en Slytherin harás tus verdaderos amigos’; Harry nunca había tenido amigos, Dudley se había encargado de ahuyentar a cualquiera que se acercara a él. ‘Me gustaría tener amigos’ deseó fuertemente Harry. “Slytherin ciertamente te ayudaría mucho en el camino a la grandeza, en ser rodeado por tus pares y convertirte en un líder, tienes todo en la cabeza para lograrlo. Pero… en Gryffindor podrías descubrirte a ti mismo, el coraje y la osadía que tienes dentro de ti” Harry pensó en los amigos que podría tener y si de verdad sería posible llegar a ser un gran mago como todos (incluyendo este sombrero parlante) asumían, lo dudaba. Lo que sí sabía era que no tenía ninguna intención de volver con los Dursley, haría todo lo posible para demostrarles que no era un gasto de espacio a sus tíos. “Bueno, si estás seguro entonces mejor que seas…” y Harry aún no estaba seguro qué escogería. “¡SLYTHERIN!” retumbó la voz en su cabeza y por toda la sala. Harry se levantó feliz de haber quedado en una casa, hasta que el silencio de la sala lo desconcertó. Todos parecían estar en shock por la casa que había escogido el sombrero seleccionador, hasta la profesora McGonagall lo miraba con suma curiosidad; Harry no entendía que pasaba. “¿¡Slytherin!? ¡Potter quedó en Slytherin?” se oyó un murmullo que casi fue un grito. “No puede ser, es imposible” “Pero si sus padres fueron Gryffindor” Harry no sabía eso. “¿Será verdad que es el nuevo…?” Un aplauso solitario se oyó entre los murmullos, y Harry volteándose notó al director Dumbledore aplaudiendo, seguido un segundo después por el resto de los profesores y algunos escasos aplausos entre los estudiantes. La profesora McGonagall le dio un pequeño empujón y se fue caminando a su nueva casa empezando a preocuparse. De repente… “¡Sí!” un grito interrumpió la sala “¡tenemos a Potter!” Y con eso, el resto de Slytherin empezó a vitorear con fuerza y la preocupación de Harry se esfumó. Sentándose en la gran mesa cerca de la pared fue felicitado por varios Slytherin, algunos de ellos varios años mayor, y les agradeció cálidamente. Una chica rubia que Harry estaba seguro que había sido seleccionada después de Granger, tenía la túnica ya con varios detalles verde esmeralda. “¿Cuándo te cambiaste la túnica?” inquirió asombrado. La chica solo lo miró confusa, así que tuvo que aclarar “antes era toda negra, ahora tiene acabados verdes” La chica rio suavemente “es un encantamiento que está escondido en nuestras túnicas, mira” dijo señalando a su túnica, y en efecto también habían aparecido acabados verdes y un escudo con una serpiente. Harry sonrió “no sabía que el escudo de Slytherin era una serpiente, me gustan las serpientes” La chica le sonrió, pero Harry pensó que estaba sorprendida por alguna razón. “Greengrass, Daphne Greengrass” se presentó. “Harry” le respondió “Harry Potter” Albus Dumbledore se había levantado y miraba a todos los estudiantes con una gran sonrisa que mostraba mucho afecto “¡Bienvenidos! ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete quiero decirles unas pocas palabras, y aquí están: ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Barajitas! ¡Pellizcón! ¡Muchas gracias!” Las otras casas aplaudieron fuertemente mientras Slytherin aplaudió cortésmente. Harry no pudo evitar reírse y varios Slytherin se voltearon a verlo. Ruborizándose se defendió “Ehh, eso sonó un poco chiflado ¿no?” Varios en la mesa rieron. “Un poco de más” coincidió un chico corpulento y mayor que estaba cerca. “Igual es un genio, posiblemente el mago más poderoso del mundo. No hay que subestimarlo” intercedió una chica alta de pelo marrón oscuro. Varios gruñeron pero no la contradijeron. De repente notó que todos estaban sirviéndose comida; un festín magnífico había aparecido en algún momento y Harry, que nunca había visto tanta comida diferente y deliciosa, no esperó para servirse. Después de comer un poco empezó a oír con curiosidad lo que hablaban los que estaban alrededor; algunos hablaban sobre transfiguración, unos pocos hablaban de animales mágicos, mientras otros parecían charlar de algo llamado ‘quidditch’. Aunque no intercedía, Harry notó que todos lo miraban de reojo cada tanto con gran curiosidad. Posando su mirada sobre la mesa de profesores, vio a un profesor de cabello negro, largo y grasiento con una nariz ganchuda que le devolvió súbitamente la mirada. “¡Ay!” un dolor fuerte había atravesado la frente de Harry antes de evanescerse. Sus nuevos compañeros de casa se voltearon a verlo. “¿Te pasó algo?” inquirió curiosamente el chico de piel canela tostada que estaba al lado; se llamaba Blaise Zabini y había sido el último en ser seleccionado. Notando que todos lo estaban mirando, encogió los hombros “nada, todo bien” Poco después le preguntó a Blaise Zabini quién era el profesor que estaba hablando con el profesor Quirrell. “Ehh… ni sé quién es el profesor Quirrell” se encogió de hombros como si nada pudiera aburrirle más. La chica que había hablado antes sobre Dumbledore y tenía además una insignia con una ‘P’ intervino “Quirrell es el del turbante, era el profesor de Estudios Muggles y ahora es nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Está hablando con Severus Snape, que no solo es nuestro profesor de pociones, también es nuestro jefe de casa y es de lo mejor, siempre nos ayuda” “Aunque tengan cuidado” intercedió otro chico “también es estricto y con poca paciencia; créanme que sean de Slytherin no les va a ayudar si cometen una estupidez” Harry no supo que pensar, pero decidió ser precavido en lo que el profesor Snape tratara. Al terminar el banquete, el director Dumbledore se paró y dio algunas indicaciones y prohibiciones (no entrar al bosque, los que entraran al corredor derecho del tercer piso iban a morir una muerte dolorosa); Harry rio pero fue de los pocos. Seguidamente cantaron la canción del colegio, todos con melodías distintas, lo que causó que fuera lo más bizarro que hubiera oído. Un par de gemelos de pelo rojo como el fuego fueron los últimos en terminar de cantar, con una lente marcha fúnebre; Harry lo encontró desopilante. La chica de pelo marrón oscuro y un chico de quinto año, que aparentemente eran prefectos, los guiaron a la sala común de Slytherin. Aun dentro de su estupor, Harry notó todos los pisos que bajaban y pensó que no era particularmente agradable que la sala común estuviera en las mazmorras del colegio. Al terminar de bajar otra escalera más, llegaron a una sala donde no había más que una pared grande y vacía; dos pasillos salían a los lados. “Bueno acá estamos, la entrada a la sala común de Slytherin” dijo la chica que era una de los prefectos. “Como probablemente asuman, no es que vamos a dejar que las otras casas sepan como entrar a nuestra sala común o si quiera donde está; por eso está escondida” continuó el chico. La chica asintió “así que ya saben que no pueden decirles a los de las otras casas donde está ubicada la entrada, si ni saben que está localizada en las mazmorras, mejor aun” “La última medida de seguridad es que se necesita una contraseña para entrar; generalmente cambia una vez al mes, aunque no se sorprendan si a veces cambia más o menos” explicó el chico. “Así que memoricen ahora la contraseña, al menos por supuesto que prefieran dormir afuera” la chica les dedicó una sonrisa burlona. Y simultáneamente exclamaron “¡runespoor!” Una serpiente de piedra salió del piso, su cuerpo pegándose a la pared y subiendo hasta el techo, haciendo que una puerta previamente invisible apareciera en la pared. Harry que ya estaba bajo los efectos somnolientos de un día largo y un festín exquisito, ni se inmutó. Una escalera de caracol con una cascada en el medio estaba detrás de la puerta, y Harry que ya había perdido la cuenta de cuantos pisos había bajado, se molestó. Finalmente emergieron a una gran sala con un techo altísimo y fueron llevados a sus dormitorios; una gran humedad permeaba todo el ambiente. Harry aguantó la introducción, apenas oyéndola antes de lanzarse en la exquisita cama esmeralda con dosel. Nunca en su vida se había acostado en una cama tan cómoda y la idea de hablar con sus nuevos compañeros de cuarto se esfumó entre sueños.***
Nota del Capítulo: ¡Y ahora sabemos en que casa quedó Harry! Por si tienen la duda, todos los otros compañeros de Harry quedaron en la misma casa que en el canon. En la versión original el sombrero empieza diciendo exactamente lo mismo pero lo único que Harry responde en toda su interacción con el sombrero es "en Slytherin no" una y otra vez. Ahora sin los prejuicios que Hagrid y Ron le infundieron en la versión original, terminamos con una interacción más profunda e interesante donde el sombrero lo sondea sobre sus preferencias. Interesantemente, ya que el sombrero siente que Slytherin es una gran casa para Harry (así era en el canon), no se hace drama de cumplirle el deseo a Harry igual que en la versión original. Por supuesto, si Harry hubiera querido ir a Hufflepuff o Ravenclaw, el sombrero probablemente le hubiera peleado la decisión. Me alegró mucho escribir este capítulo por dos razones: la primera es que no creo que haya un punto más crucial en la vida de cualquier joven mago o bruja que ser seleccionado para una de las casas y al escribirlo me emocioné de la misma manera. La segunda es que este es el final del "prólogo", ya que hasta este punto la historia ha ido sobre rieles, con cambios pero Harry básicamente ha trazado los mismos pasos; a partir de ahora ya tengo la libertad creativa para crear mi propia historia :)