ID de la obra: 415

El prisionero de la niebla.

Gen
G
En progreso
2
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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Emparejamientos y personajes:
Tamaño:
planificada Mini, escritos 14 páginas, 5 capítulos
Descripción:
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Capítulo 2

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El aire era seco y lúgubre, pero sobre todo silencioso. El Callejón Knocturn no era un lugar para que cualquier mago camine con paso ligero, era un entorno hostil donde sus transeúntes podían ser posibles amenazas con intenciones nada amigables. Resultaba increíble que en todo ese entorno tan sombrío y clandestino, una pintoresca y joven figura pudiese encajar de forma tan natural. Al bajar del autobús , la sonrisa de Richard contrastaba con el bajo perfil generalizado. Magos cubriendo sus rostros con capas oscuras, o presumiendo de miradas duras y demoledoras como el cemento rodeaban el paso ligero del joven bufón. Su figura era disonante, casi una presa demasiado fácil para algunos, o eso daba a pensar, por lo que, no se libraba de intentos de magos oscuros de secuestrarlo. —Yo que tú no haría eso —Uno de los magos detuvo a su compañero de extender su mano hacia el joven. —¿De qué hablas? Es un niño y está solo, no es como el niño que vivió del año pasado —Recordaban como por accidente, Harry Potter hizo acto de presencia en ese lugar el año anterior, siendo salvado por la intervención de Hagrid. —¿Acaso crees que no lo han intentado antes que tú? ¡Ese niño está loco! Nadie ha podido ponerle un dedo encima sin que se diera cuenta, es como si tuviera ojos en todas direcciones. —Y ese es el peligro del que me quieres advertir? Ambos magos volvieron a girarse hacia el bufón, sólo para darse cuenta que este los miraba a ambos con una mirada depredadora que fue suficiente para provocar un respingo en ambos, para acto seguido, dedicarle una sonrisa y retomar su camino. —Nadie sabe lo que tiene ese niño, pero es peligroso ¿de verdad te la quieres jugar en atrapar una presa nada segura? —Lo he sentido… no merece la pena —Concluyeron finalmente para escabullirse entre los callejones. Por su parte, Richard seguía enfocado en su camino, la tienda de Borgin y Burkes estaba más adelante, y ya le había echado el ojo a ese armario evanescente que llevaba resistiéndose económicamente desde hace meses. No obstante, a su vez que los dedos de Richard pasaban por la superficie de los productos circundantes a fin de probar el tacto de su material, unos pequeños dedos se escabulleron por los bolsillos de su traje. Carnada era el primero que lo había sentido, esa sensación casi sofocante pero gélida a la vez la cual Richard pudo sentir segundos antes de que la puerta se abriera. El sonido de la manija abriéndose fue acompañado por un casi automático giro del bufón para prestar atención a lo que su instinto había calificado como peligro. La silueta envuelta en una capa marrón oscura entraba a la tienda con paso firme, casi militar. Richard intentó vislumbrar sus facciones dentro de la maltrecha capucha de su capa, solo para darse cuenta que su cara era tapada por una máscara de cuero, solo dejando ver algunos mechones de un pelo largo, rubio y ondulado. El extraño solo se limitó a caminar en dirección a la trastienda, con un aura que gritaba indiferencia a su entorno, y una advertencia de no acercarse. Los sentidos de Richard se erizaron, su corazón comenzó a latir con fuerza mientras que sus pupilas se contrarían. La rata también lo notaba, que con ese hombre cerca se encontraban en cualquier situación excepto una favorable. El corazón de Richard volvió a dar un vuelco que marcó el preludio del movimiento de sus piernas para salir de esa tienda lo antes posible. El trote apresurado del bufón sonriente no pasó desapercibido para algunos magos, no es como que les importase, pero el ver la típica sonrisa del joven bufón más forzada que de costumbre, y su paso algo tembloroso en vez de juguetón, resultaba una extrañeza para quienes solían extrañarse de su positiva energía, la cual solía contrastar con el ambiente del Callejón Knocturn. Pero lo que en verdad si impactó fue el sonido contundente, y la gran ráfaga de luz que desprendió la tienda de la que salió Richard hace algunos minutos. Una gigantesca explosión no pasó desapercibida para nadie, especialmente para el bufón que fue lanzado unos metros hacia atrás por estar dentro del rango del impulso de la explosión. Richard no pudo hacer más que quedarse anonadado desde el suelo con el siniestro acierto que su instinto había logrado. Esa especie de sexto sentido le lleva acompañando desde que era un bebé, sentido que lo ha salvado múltiples veces de la muerte, y que únicamente ha visto compartido con su pequeño compañero roedor. No obstante, y mientras el resto de magos y brujas corrían para evitar ser involucrados por el incidente, o inculpados inminentemente por el ministerio por sus actividades ilegales, Richard se tomó unos segundos para contemplar la terrorífica magnificencia de la explosión que acababa de presenciar, mientras sus ojos se llenaban del brillo que la luz del fuego reflejaba en ellos, su semblante impresionado desaparecía entre la multitud, dando pie a su escape, mientras una figura externa escapaba por los tejados, ocultándose entre el humo.
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