Narrado por Alice Grindelwald.
Había leído el libro al menos cuatro veces, y aun así, cada palabra sobre la madera, el núcleo, la flexibilidad, la conexión entre un brujo y su varita me parecía asombrosa y tan mágica como la primera vez. Cerré el libro con cuidado y lo puse dentro del baúl con mis demás libros con todo listo para ir a Hogwarts. Nix, como siempre estaba enroscada a mi lado durmiendo, pero en cuanto cerré el baúl lo entendió, era hora de irnos a Hogwarts. El frio de King's Cross me golpeo, caminaba en silencio, entre familias que reían, corrían y se abrazaban. Me pare frente a un muro grande entre las plataformas nueve y diez, ese debía ser, tome aire y corrí hasta atravesarlo, al entrar choque con una señora mayor y el que parecía ser su nieto. - Lo lamento, yo no… - No te preocupes, fue un accidente… -su mirada se congelo, observándome en silencio tomo a su nieto y se alejó de mí. El lugar parecía tener más color, el vapor del expreso de Hogwarts se alzaba como si fuera un dragón y los vagones rojos eran tan brillantes, tan hermoso. Pero algo más tomo mi atención, eran las miradas, los susurros de los adultos, padres jalando a sus hijos lejos de mi camino, gente tocándose el pecho con miedo al verme como si fuera un fantasma, corrí adentro del tren, me metí al primer compartimiento vacío que encontré y me senté junto a la ventana pero agachada. No quería eso, no quería sus miradas, sus susurros, sus miedos, ya tenía suficiente con los míos. Pasaron unos minutos, cinco, tal vez diez, y la puerta se abrió de golpe. - ¿Puedo sentarme aquí? Los otros vagones están llenos -dijo una voz suave pero agitada. Una niña con el cabello alborotado y dientes prominentes me sonrió con intensidad. Asentí. - Claro. - Hermione Granger -Dijo extendiendo su mano hacia mí-. Soy hija de muggles. ¿Tú también? Trague saliva. -Algo así -respondí. - ¡Estoy tan emocionada! Ya leí todos los libros del primer año, así como los que hablan sobre la historia de Hogwarts, ¿sabías que hay cuatro casas y te seleccionan en ellas dependiendo de lo que hay dentro de ti? Hablaba con tanta emoción, sin siquiera darme tiempo de responder, algo en ella me tranquilizaba, no tenía miedo, no me observaba demasiado, no sabía quién era. - Estoy buscando a un sapo, por cierto -añadió como si acabara de recordarlo-. Se llama Trevor. Es de un chico despistado, Neville. ¿Quieres ayudarme a buscarlo? Acepte sin pensar. Cualquier cosa para distraer mi cabeza de todos los pensamientos que me hacían volverme loca. Dejamos las cosas con Nix cuidándolas. Y fuimos juntas preguntando entre los vagones del tren, hasta que llegamos a uno donde estaban dos chicos juntos entre un montón de dulces y empaques ya vacíos, uno era pelirrojo, con muchas pecas y el otro era delgado, con cabello negro alborotado. Hermione se detuvo al ver que uno tenía su varita afuera. - Oh, ¿Están haciendo magia? ¿Puedo ver? El chico continuo, ahora con su cara roja como si no hubiera esperado espectadores, pronuncio unas palabras raras y… nada. Hermione se burló y discutió con el sobre que eso no parecía un encantamiento mientras el chico de pelo negro me observaba. - ¿Quieres un dulce? -pregunto con amabilidad, asentí y me invito a sentarme junto a él. - Soy Harry, Harry Potter. Antes de poder presentarme Hermione interrumpió. - ¿Harry Potter? He leído sobre ti, eres muy famoso en el mundo mágico. Harry pareció incomodo como si a él tampoco le gustara ser conocido. Trate de no mirarlo mucho para no hacerlo sentir incomodo pero tal vez sería bueno permanecer a su lado, si Harry era tan famoso como para que una chica de padres Muggles lo conociera tal vez si me quedaba a su lado la gente se centraría en él y no en mí.Capítulo 8: Un lugar en el expreso.
12 de julio de 2025, 21:31