ID de la obra: 419

La Última Grindelwald: La maldición del nombre

Gen
G
En progreso
13
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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Promocionada! 1
Tamaño:
planificada Mini, escritos 30 páginas, 15 capítulos
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Capítulo 10: la chispa entre ruido y silencio.

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Narrado por Fred Weasley.

El gran comedor estallo en susurros mientras Grindelwald subía los escalones con timidez, el sobrero tardo una eternidad en hablar. El silencio se apodero de la sala al igual que cuando mencionaron a Potter pero había algo diferente, miedo. La mayoría no sabía mucho sobre los Grindelwald, incluyéndome, no sabíamos nada mas allá que lo que decían los libros, en mi casa por ejemplo era un nombre prohibido, algunas veces pude ver a mi madre temblar ante ese apellido y mi padre callaba a cualquiera que lo mencionara aunque solo fuera por leerlo en un libro. Yo me había leído esos libros con George en clase de historia de la magia -Cuando no estábamos dibujándole bigotes a Binns- y recordaba bien esa parte: “El linaje Grindelwald fue eliminado en la segunda guerra mágica, temido, olvidado y enterrado.” ¿Y ahora… una niña? - ¡Gryffindor! – Grito por fin el sombrero seleccionador. La mesa de Gryffindor exploto de gritos y alegría, Nadie lo dijo en voz alta pero todos lo pensamos: ¿Una Grindelwald… viva? ¿Y en nuestra casa? Ella caminaba hacia nosotros como si las piernas le pesaran, pequeña, sujetándose de su uniforme como si tuviera miedo de perderlo, con su pelo rubio que se enredaba en sus hombros. Y sus ojos… unos ojos tan únicos que se notaban hasta donde yo estaba sentado. Se sentó entre Harry y Hermione, que le hicieron un espacio con sonrisas sinceras. Pero ella no devolvió ninguna, solo bajo la mirada. - ¿Quién lo hubiera dicho, eh? -me murmuro George que estaba igual de sorprendido que yo-. Tenemos a Harry Potter y a una Grindelwald. Asentí sin poder dejar de mirarla, aunque no era el único. Durante el banquete, entre risas, presentaciones y comida por montones, hubo algo que llamo mi atención. Mientras todos llenaban sus platos hasta desbordarlos, ella no tocaba casi nada. Tomo dos trozos de pan, unas papas y las escondió en su túnica. ¿Escondió la comida? Parpadeé. Sí, no me lo imaginé. La metió con cuidado, como quien gusta algo valioso. Como si temiera que se lo fueran a quitar o peor aún… como si no estuviera segura de comer más tarde. Mi sonrisa se desdibujó un poco. No sé por qué, no la conocía. Pero tenía ganas de ponerle más comida en su plato, y decirle que nadie ahí le quitaría la comida. - ¿Estas bien? -le preguntó Hermione en voz baja -Calle a George que estaba contando un chiste para poder escucharla. Pero ella no dijo nada, solo asintió con rapidez. Harry tomo un pedazo de pastel y como si la hubiera estado observando como yo, lo puso en su plato y se lo ofreció, la pequeña Grindelwald lo dudo por un momento, como si fuera una trampa. Pero acepto. Y cuando lo probó sus ojos se agrandaron por un segundo y después… por fin una sonrisa. Diminuta pero ahí estaba, no pude evitar sonreír. George me dio un codazo. - ¿Estas en las nubes, Fred? -Cállate -le susurré, y volví a mirarla pero esta vez ella me estaba viendo a mí, me puse nervioso, como si me hubieran atrapado haciendo una broma y me fui para atrás, cayéndome del gran banco George y Lee no dudaron en reírse, incluso Ron y hasta Harry soltó una pequeña carcajada pero ella no, pude verlo, la preocupación en sus ojos, no entendí por qué, no me conocía. Le sonreí en agradecimiento y bajo la mirada pero pude notarlo, como su cara se ponía roja mientras se apresuraba a comer su pastel.
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