Narrado por Alice Grindelwald.
El viento me revolvía el cabello mientras caminábamos al campo de vuelo, el pasto estaba recién cortado y el cielo despejado, como si incluso el quisiera vernos volar por primera vez. Íbamos Gryffindor y Slytherin juntos lo cual ya era algo incomodo con Draco haciendo comentarios tontos y creyéndose el mejor aunque ni siquiera estemos enfrente de las escobas. La profesora Hooch nos esperaba con las escobas alineadas en el suelo. Su silbato colgaba en su cuello pero aun así lo sujetaba en su mano esperando el momento de usarlo, su mirada era firme pero severa al igual que su voz. -Cada uno junto a su escoba, rápido. Me coloque junto a Hermione y Harry, lo primero que nos pidieron es que gritemos hasta que la escoba suba, la de Harry subió al instante a su mano, la mía tembló antes de elevarse unos centímetros, como si dudara y luego subió directo a mi palma con suavidad pero la de Ron, subió tan rápido que no pudo poner la mano y lo golpeo en la cara, trate de no reírme pero no pude evitarlo cuando Harry también lo hizo. Cuando la profesora nos dio la señal tuvimos que subirnos en las escobas y flotar un poco. Subí con cuidado, sentí como el suelo se alejaba y lo siguiente fue estar en el aire, no tan alto como los otros ni tan rápido como Harry pero… sentí que podía quedarme ahí para siempre. Pero no podía, los pensamientos me inundaron la mente, ¿mi madre había estado justo en este lugar aprendiendo lo mismo? ¿Qué sintió ella? ¿Se sintió tan libre como yo? ¿Esto fue lo que le arrebate? Me caí, solo estaba unos metros sobre el suelo así que no me dolió, pero Harry, Hermione y La profesora se acercaron a ver si estaba bien, me quería morir de la pena, pero antes de que llegaran Neville salió disparado en su escoba, la profesora le pidió que bajara pero él no podía, daba vueltas sin control, termino chocando con una pared y cayendo de una gran altura, Hooch no espero nada y lo llevo corriendo a la enfermería, no sin antes ordenarnos que nadie se subiera a las escobas. Un grito de Harry llamo mi atención. - Eso no es tuyo, Malfoy, es de Neville, devuélvela. A Draco pareció no importarle, subió a su escoba y se posó en lo alto, si la quieres ven por ella, si es que puedes. - ¡Harry, no! -grito Hermione, pero ya era tarde. Harry fue tras Draco, veloz como un rayo, sin escuchar las advertencias. Vi como bajaba en picada, giraba, esquivaba a los demás, y perseguía a Draco como si hubiera nacido para volar. Draco lanzó la recordadora de Neville pero antes de que esta chocara con una ventana, Harry la atrapo de una manera impresionante, todos le aplaudimos y corrimos con él pero antes de llegar McGonagall apareció. - ¡Potter! ¡Ven conmigo ahora! El aire se sintió pesado y todos continuamos en silencio, excepto Draco que se pavoneaba por el campo como si hubiera hecho algo grandioso, era tan molesto pero nadie le dio importancia, estábamos más preocupados por Harry como para concentrarnos en un tonto. Pasaron más de diez minutos pero por fin Harry volvió, fuimos corriendo con él, y él tenía la sonrisa más grande que le había visto. - ¿Qué paso? -pregunto Ron. - Me pusieron en el equipo de Quidditch -Dijo Harry como si él tampoco lo creyera.Capítulo 12: La clase de vuelo.
12 de julio de 2025, 21:37