ID de la obra: 441

Profecía//Jegulus

Slash
R
En progreso
41
El trabajo participa en el concurso «Harry Potter: El Capítulo Perdido»
Fechas del concurso: 26.06.25 - 13.08.25
Inicio de la votación: 12.07.25
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planificada Maxi, escritos 1.169 páginas, 340.683 palabras, 127 capítulos
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Capítulo 45

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-Hay que comprar las cosas para las pizzas-habla Fleamont- ¿vas?- mira a James, mientras levantan los platos. James asiente. -Reg- llama James. -¿Sí?- pregunta el pelinegro, mirándolo atentamente. -¿Me acompañas a comprar las cosas para las pizzas?- pide James, Regulus asiente. -Inviten a Sirius también- pide Mont- no lo dejen de lado- exige, mirándolos. -Pads, ¿quieres venir al supermercado? -¡Sí!- responde Sirius, entusiasmado- ¡por fin solo nosotros!- exclama y corre adentro, a buscar un abrigo. -Yo me quedo- habla Regulus, mirando a James. -Puedes venir, él no tendrá problema- toma su mano, tratando de arrastrarlo hacia la casa. -Él te adora, James- suspira- más que a mí- tuerce la boca- y extraña a su mejor amigo, llevas desde que llegué conmigo y él te extraña. Fleamont, que limpia la parrilla, los mira enternecido. -Él te adora más a ti, Regulus. Solo deben recomponer su relación, pero él te ama, siempre habla de ti. -Bien pero ve, ve con él, yo me quedaré, ayudaré aquí. -¿Seguro?- Regulus asiente. -Además luego iremos a pasear, asi que... - sonrie, colocando su mano derecha en el peco de James James sonrie ampliamente y besa su mejilla, entre sorpresa y sonrojo, Regulus baja la cabeza- te traeré algo- promete, caminando hacia la casa. Regulus sonrie y mira los vasos en sus manos, antes de llevarlos. Fleamont sonrie divertido. [...] James y Sirius vuelven del supermercado con varias bolsas. Regulus  trenza el cabello de Libra mientras la niña lee un libro de princesas en voz alta. -¡Y el sapo se convirtió en un hermoso príncipe!- exclama la niña- y vivieron felices para siempre, Fin. -Aww, que bonito- sonrie Regulus, terminando la segunda trenza pequeña. -¿Te gustó?- pregunta ilusionada, ambos están sentados en el piso sobre la alfombra. -Me encantó- responde Regulus, colocando una liga para finalizar la trenza- y ya estás. -Hola hola- saluda James, mirando a los pelinegros- ¿qué hacen? -Contar cuentos, Sirius te contaré uno, tu ya lo sabes, James- habla Libra- debes elegirlo- toma su mano. Sirius deja las bolsas y sube las escaleras con ella. James se acerca a Regulus y le extiende una mano, Regulus la toma. Potter lo levanta con facilidad y coloca sus manos en la cintura del menor. -Te traje algo- susurra contra sus labios, Regulus se aleja un poco, nervioso. -No era necesario. -Bien- asiente James, caminando hacia la bolsa- ¿entonces que haré con esto?- saca un peluche de un león. Regulus toma al peluche, hace años que no abraza un peluche, que no tiene uno. Madre no los dejaba. -¡Un peluche!- exclama emocionado- ¿por qué un león? -Eres la estrella de la constelación del león, serpiente- sonrie divertido, apoyándose en el respaldo del sillón. Regulus sonrie y suspira. -No  puedo creer que recordaste eso- su corazón late con fuerza, mientras mira al peluche- mi madre tiró el mío cuando cumplí los cuatro años- sonrie de lado, triste. James se acerca a él y lo abraza, pasando sus manos por la cintura de Regulus, aferrándose con firmeza.  -Maldita- se queja James, suspirando para contener su rabia- eras solo un niño. Regulus hunde su cara en el pecho de James y coloca sus manos en la espalda de Potter. -Ya no importa- responde Regulus, escuchando los latidos del corazón de James. Luego de algunos minutos vuelve a hablar- ¿vamos a pasear?- pregunta. -Sí, claro- asiente James- iré a cambiarme. [...] James y Regulus escapan para que Sirius no los vea irse, "mejor solos" dijo James y a Regulus le pareció una gran idea. Luego de pasear por un par de horas más, charlar y tomar fotos.  James se detiene al medio del campo. -¿Por qué nos detenemos?- pregunta Regulus, mirándolo. -Descansemos un rato, tengo calor- sonrie, bajándose de su caballo- ¿te ayudo? -¿Crees que no sé bajarme de un caballo?- lo mira con una ceja arriba. James eleva las manos. -Bájese usted, señor Black- sonrie James. Regulus hace una mueca ante su apellido, le recuerda a sus padres- ¿señor Potter?- pregunta, notando el cambio de magia en Regulus. El menor lo mira- digo, si no te gusta Black, puedes... -No, está bien- suspira, bajándose- es parte de lo que soy- pisa mal y casi se cae al piso, pero James logra agarrarlo entre sus brazos. -¿Qué decías, Reggie?- pregunta divertido. Regulus rueda los ojos. -Sí, sí. No puedo vivir sin ti, oh Jaimie gracias por atraparme, eres un príncipe azul- molesta, tocando su cuello y mordiéndose el labio mientras habla sarcástica y  dramáticamente- James ríe divertido- ya bájame, bobo- exige, serio. -Sí, perdón- se disculpa, bajándolo. Regulus se tira en el pasto mientras James se quita la remera, con calor. -¿No tienes calor?- pregunta James, luego de tomar la foto. -No, ¿tu no tienes frío?- pregunta, James acaba de quitarse la remera. -No, hace calor. -Hace frío. -Hace calor. -Hace frío y punto- concluye Regulus, James asiente y camina hacia los caballos, para darles agua. Lleva baldes y unas botellas reducidas en su bolsillo- ¿qué haces?- pregunta Regulus, tomando la cámara. -Busco mi varita para volver esto a la normalidad- muestra el pequeño paquete. -La olvidaste- eleva una ceja, divertido. -No, no, yo...  debe estar por aquí- revisa sus bolsillos nuevamente- yo... la olvidé. ¿Me prestas la tuya? Regulus asiente, buscándola en sus bolsillos delanteros. James, que estuvo detrás de él en algunos trayectos del paseo, pasa sus manos por la cintura de Regulus y revisa sus bolsillos traseros, encontrándola allí. -Oh, ahí estaba- sonrie Regulus- siempre la coloco en los de adelante, no sé por qué la puse ahí. James sonrie y hace el hechizo, que sale a la perfección. Luego le extiende la varita. -Gracias- agradece y llena los baldes de agua, para darle de beber a los caballos. Regulus guarda su varita, mira a James de espalda y a la cámara. "Soy un gran fotógrafo" piensa Regulus "el modelo ayuda" responde su voz interna, esa que habla cada vez más en su cerebro. Cuando los caballos terminan de beber agua, James se acuesta en el piso, agotado.  -Ven- llama James, abriendo los brazos, Regulus se acuesta a su lado, apoyando su cabeza en el hombro de James. Allí se quedan hasta el atardecer. Black toma el sombrero que James llevaba en la cabeza y se lo coloca, sentándose a su lado. -¿Me queda lindo?- pregunta, James asiente. -¿Sabes el dicho del campo sobre los sombreros?- eleva una ceja, divertido. -No, ¿cuál?- ladea la cabeza, con curiosidad. -Ponte el sombrero, monta al vaquero- responde divertido, Regulus estira su mano, golpeándolo suavemente. -Que dicho horrible- rueda los ojos, sonrojado. -Yo no lo inventé- se sienta, elevando las manos- es por si vuelves a robar el sombrero de alguien en el campo, es como... una indirecta. -Sirius tomó el de Lupin, la vez pasada- comenta y luego niega con la cabeza- no sabía sobre eso, no es una indirecta. -Lo sé, bonito. Tienes menos campo que una princesa- sonrie divertido, levantándose y levantando a Regulus por la cintura, con facilidad. -¡Oye! ¡yo hacía equitación!- se queja, alejándose de él. -No es lo mismo que trabajar en el campo- sonrie, tomando su camisa y colocándosela- ¿Vamos? -Una última foto- pide, tomando la cámara para sacarle una foto a los caballos. -¿A cuanto estamos de la finca?- pregunta Regulus subiéndose a su caballo. -Como una hora- responde James, mirando el sol- ya deben ser casi las siete, ¿vamos? el campo de noche no me da confianza, vamos. Regulus asiente y James se sube al caballo, ambos cabalgan hasta el establo, donde dejan los caballos y luego caminan hacia la finca. -Hace mucho frío- se queja Regulus, James lo abraza por los hombros. -Ya casi llegamos- anima. -Da miedo de noche- mira el campo, que casi no se ve porque el sol ya está prácticamente oculto. -Estoy yo, no te ocurrirá nada- toma su mano y la aprieta suavemente. Regulus no se aleja. Al entrar, luego de soltarse las manos, Sirius, Remus y Peter los observan. -Ey chicos- saluda James, quitándose las botas- ¿llegaron hace mucho? -Como tres horas- responde Remus, mirándolo con una sonrisa pícara y señalando a Regulus con su mirada. -Fuimos a pasear- explica. -James, a la cocina, ahora- exige Fleamont, desde la cocina. James camina hacia allí y entra. -James Fleamont Potter- comienza Alphard- ¿qué es eso de irte por horas y no avisar? ¡ni siquiera te llevaste la varita!- regaña, mirando a su hijo. -Lo siento, no lo pensé, pero se manejarme en el campo, estamos bien. -Ya sé que están bien, los rastreé mágicamente, pero no debes irte sin avisar y lo sabes bien. -Lo siento, no volverá a ocurrir. -¡Otra vez hizo lo de irse!- se queja Alphard. -Tu padre casi cae en la demencia, ¿no podías simplemente avisar?- reta Fleamont, con voz dura. Regulus, desde el comedor, tiembla en su lugar, entre el frío y el miedo. -Lo siento, papá- se disculpa James- a ambos, lo siento. -La primera semana de vacaciones estarás castigado, sin amigos y sin salir afuera. Estarás en tu habitación- habla Fleamont- a ver si aprendes a avisar, jovencito.  -Bien, tomo el castigo. Lo siento mucho- Fleamont y Alphard se miran, James siempre discute los castigos, pero esta vez no. El mayor de los hermanos Potter sale de allí y Regulus se esconde detrás de una pared al sentir la puerta, por inercia- ¿Reg?- llama James, buscándolo, Regulus se abraza a sí mismo- ¿qué sucede? ¿tienes miedo?- habla suavemente, acariciando su mejilla. Black asiente- ellos no nos harán daño- recuerda, abrazándolo. Regulus llora en silencio contra su pecho, el trauma sigue allí, el miedo sigue allí- fue mi culpa que me reten, yo debí avisar, no es contra ti, bonito- susurra suavemente, contra su oído. -Te castigaron- responde intentando dejar de llorar, odia que lo vean llorar. Fleamont sale de la cocina y los mira. -¿Qué sucedió?- pregunta Fleamont, notando las lágrimas de Regulus en sus mejillas. -Nada- responde James. -Debí recordarle que les avise, lo siento mucho señor Potter. También castígueme a mi- pide- puedo, puedo limpiar el piso con un trapo a mano- Fleamont y James fruncen el ceño, confundidos- si tienen mazmorras por favor no- junta las manos, suplicando que no lo encierren, su cerebro no piensa en los Potter, piensa como en casa, donde estaba en peligro. -Vengan- pide Fleamont, volviendo a entrar a la cocina. Regulus mira a James con pánico. -No pasa nada, bonito. Estoy aquí- recuerda, tirando de la mano de Regulus para entrar en la cocina. -Siéntense- habla Fleamont y suspira- primero que nada, castigamos a James porque el no avisar es un riesgo, si les ocurre algo no podríamos ayudarlos ¿comprenden?- los adolescentes asienten- y segundo, en esta casa los castigos no son tan severos, Regulus. Que te hayan hecho limpiar el piso con un trapo a mano o te hayan encerrado en las mazmorras, es una crueldad total y nosotros no somos crueles. Queremos escucharlos, cuidarlos y criarlos como se debe ¿comprendes? -Sí, señor, lo siento, señor- responde Regulus. -Sé que es difícil, Regulus- acota Alphard- a mi también me costó adaptarme pero ten en cuenta que nosotros NUNCA, pero NUNCA, les haremos daño. No debes temernos. Retamos a James porque esto ya se lo dijimos varias veces y siempre lo olvida pero el reto no va para ti, nadie te castigará.  -Son castigos leves- recuerda James, tomando la mano de Regulus- nadie nos hará daño. -¿Cuál es el sentido del castigo si no te hace daño?- pregunta, mirando a los Potter. -Aprender, James se aburre por un par de días, desea invitar amigos o salir y entonces la próxima vez recordará que si quiere amigos y salida, debe avisar a donde sale ¿comprendes?- explica Alphard suavemente. -¿No mazmorras?- pregunta Regulus, saliendo de su miedo por el trauma. -Nunca- afirma Fleamont- nunca algo que les dañe. -¿Por qué?- pregunta el menor. -Porque los amamos y son nuestros hijos- responde Alphard. Regulus sonrie y baja la cabeza, mirando su mano entrelazada a la de James. -Son muy amables, lamento haberme puesto así- se disculpa- me cegó el miedo, lo siento mucho. -No te preocupes cariño, está bien- sonrie Alphard. -Estamos aquí para responder tus dudas una y otra vez. Las cosas se charlan, no importa que sea lo más vergonzoso o lo más soso del mundo- agrega Fleamont- lo que sí- cambia de tema- me falló mi ayudante de cocina, todavía no tengo la salsa lista- sonrie divertido. -¡Oh sí! ¡yo lo ayudo!- se levanta de la silla- me gusta hacer salsas- recuerda, volteando a ver a James- ve con tus amigos. -Cualquier cosa llámame o ve al living, con confianza ¿okey? -Sí- responde Regulus, James se levanta y besa su frente antes de salir de la cocina. Regulus se sonroja, frente a la mirada de los Potter, le da verguenza. -Bueno, ¿cómo haces la salsa?- Mont corta el incomodo momento. -Oh, yo sé. ¿Tiene cebolla?- pregunta Regulus. Fleamont y Regulus cocinan mientras Alphard charla con su esposo, sentado en una silla. El ambiente es cálido y familiar. Familiar. Ahora Regulus sabe que es una familia. Y le gusta tenerla.
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