Capítulo 49
20 de julio de 2025, 23:56
-Reg- llama James, mientras toman el té junto a su familia- ¿esta no es la varita de Sirius?- pregunta James, tomando la varita que está sobre la pequeña mesa del living.
Regulus asiente.
-Estos muchachos son cada vez menos inteligentes- ríe Mont.
La chimenea suena, por ella aparecen Sirius y Remus, llevan el cabello mojado.
Los Lupin y los Potter solo sonríen y deciden no comentar nada para no incomodarlos.
-¿Encontraste la varita?- se burla James, escondiendo la varita de Sirius entre su pierna izquierda y la derecha de Regulus.
-Sí- asiente Sirius, buscándola en su bolsillo- oh no, la volví a perder- Remus sonrie divertido y camina hacia afuera, para prenderse un cigarrillo.
James toma la varita de Sirius y se la muestra. Él y Regulus sonríen en silencio. Sirius la toma sonrojado.
-Papá quiero hacer galletitas- insiste Libra, lleva media hora pidiendo eso.
-Cuando volvamos a casa, Lib. No hagamos lío- habla Alphard, mirando a su niña.
Fleamont, Lyall y Charlus juegan a las cartas. Dorea teje, Alphard y Cygnus miran una revista de decoración de exteriores.
-Pueden hacer las galletitas, James te ayudará, ¿no cariño?- habla Dorea.
James aleja su vista de Regulus, quién toma té y asiente.
-Claro, sí, yo te ayudo- se levanta y camina hacia la cocina. Sirius, antes de que lo pongan a cocinar, camina hacia el jardín; en búsqueda de Remus. No es que no le guste cocinar, pero está cansado. James vuelve al living y mira a Regulus- si quieres cocinar con nosotros puedes venir- propone.
Black mira a Alphard, quien asiente. Regulus se levanta de su lugar y camina hacia la cocina.
-Primero hay que lavarse las manos- recuerda Lib- luego necesitamos harina- mira la receta en la heladera- ¿cuál es esta letra?
-La M, de mantequilla- responde James, lavándose las manos.
-Dice: 125 g de mantequilla a temperatura ambiente, 200 g de azúcar blanca, 1 huevo, 1 cdita. de esencia de vainilla, 200 g de harina y 150 g de chips de chocolate- lee Regulus.
-Sí, siempre la hacemos doble porque somos muchos y no alcanza- comenta James, colocándole un delantal a Regulus.
-¿Qué haces?- pregunta Regulus, sintiendo las manos de James atar el delantal a su cintura.
-No quiero que te ensucies- responde- esa ropa es hermosa.
-¿Me atas el mío también?- pide Lib, mirando a su hermano.
-Claro cariño- asiente James, luego de terminar de atar el delantal de Regulus, va y ata el de Lib.
La niña corre a subirse a su banquito y se lava las manos, luego se las lava Regulus, mientras James saca todo lo necesario.
-Esta mantequilla está fría- comenta Regulus.
James asiente, buscando su varita en sus bolsillos, pero, como siempre; no la encuentra.
Regulus le extiende la suya, rodando los ojos y Potter hace el hechizo para calentar un poco la mantequilla y que pase de un bloque a una mantequilla a temperatura ambiente.
-Yo también quiero hacer hechizos- se queja la niña.
-Cuando vayas a Hogwarts podrás hacer- responde James dejando la varita en el bolsillo trasero de Regulus.
-Faltan como cinco años para eso- resopla.
-Habrá que esperar- sonrie James, divertido- hay que medir y colocar todos los ingredientes en el bowl- comenta mirando a Regulus.
-Yo me encargo- asiente Black, toma la pequeña balanza y pesa los ingredientes, mientras Libra los coloca en el bowl- James, arremángala que se ensuciará- pide el pelinegro.
James asiente y deja de buscar el resto de los ingredientes para arremangar las mangas rosas de Lib.
Libra comienza con su monólogo de chistes. Los tres ríen mientras preparan las galletas.
-Ellos parecen una pequeña familia feliz- susurra Dorea, Alphard asiente.
-Les costará su tiempo comprender que están enamorados- susurra de regreso. Ambos dejan de espiar y vuelven al living.
Los adolescentes y la niña arman las galletas mientras James tararea una canción de Queen, concentrado.
-¿Qué?- pregunta James, sintiendo la mirada de Regulus.
El menor niega con la cabeza.
-Es una de mis canciones favoritas- comenta, dejando la galleta sobre la bandeja de horno.
-¿En serio?- sonrie James- también es una de mis favoritas- Regulus asiente, Libra los mira de reojo, aprovechando para comer un poco de masa cruda-Lib no comas eso- habla James, deteniendo a su hermana de seguir comiendo- te puede dar una enfermedad.
-¿Por qué?- pregunta la niña.
-Porque no puedes comer huevo crudo.
-Oh- responde con simpleza- bueno me aburrí- se queja, bajándose del pequeño banquito y corriendo a buscar sus muñecas.
-Pero todavía queda mucha ma- James se detiene y suspira- siempre hace eso.
-Es una niña, los niños se aburren rápido- explica Regulus.
-¿Cómo sabes?
-Bueno, eh leído mucho en mi vida y me prepararon para hacer herederos. Mi madre decía que debía saber solo la "teoría" porque de la "practica" se encargaría mi esposa.
-Muy antiguo de su parte- responde James- ambos padres deben saber sobre niños y criarlos juntos. Son un equipo, ambos son iguales en responsabilidades paternales y trabajan juntos- habla James, armando una galletita- como mis papás.
Regulus asiente.
-Sí, es lo correcto. Pero recién ahora puedo verlo- responde, tomando más masa.
-Todo a su tiempo- responde James, mirándolo a los ojos. Regulus baja la mirada, los ojos de James suelen ponerlo nervioso.
-No me importa- la voz de Sirius entrando por la puerta corta el momento, luego camina hacia la cocina- ¿puedo ayudarlos?- pregunta. James asiente.
-Lávate las manos- responde Potter.
-Estábamos hablando, ¿qué haces, Sirius?- se queja Remus, entrando detrás de él.
-Le sonreíste, Lupin- se queja Sirius, mirándolo mal- a esa chica que pasó en caballo frente a nosotros.
-Pero si ni siquiera la miré, Sirius- suspira Remus.
-¿Es que ya no me quieres?- dramatiza Sirius.
-Sirius, Remus te ama, nunca dejaría de mirarte a ti para mirar a alguien más- defiende James- mucho menos a una chica.
-Sí, lo siento- suspira Sirius- es que no quiero volver mañana- hace un puchero, mientras sus ojos se llenan de lágrimas, Remus lo abraza, calmándolo.
Regulus rueda los ojos, conociendo las técnicas de manipulación de su hermano.
-Probablemente solo esté cansado- comenta el menor de los Black- déjalo dormir un rato y verás que se le pasa todo eso- James mira a Regulus con una ceja arriba- ¿qué? es mi hermano, lo conozco.
-No deben cansarse tanto, Remus- recalca James, mirando a su primo.
-¿Ahora que son? ¿nuestros padres?- se queja Sirius.
-¿Quieres dormir un rato, fy nghariad?- pregunta Remus, suavemente.
-Quiero ir al sillón- responde Sirius, alejándose de él. Ambos caminan al segundo living, donde está tranquilo ya que no hay nadie.
Una vez que Regulus y James terminan las galletitas y limpian, se miran.
-¿Quieres ir a cabalgar?- propone James. Regulus entrecierra los ojos, buscando si hay algún chiste escondido- ir a pasear en caballos, deja de mirarme así.
-Ah sí, entonces sí- asiente.
-Mis abuelos tienen caballos hermosos, te encantarán- sonrie James, deshaciendo el moño del delantal de Regulus y ambos caminan hacia el living principal- iremos a cabalgar un rato, las galletas quedan en el horno- avisa James y luego mira a Libra- guárdanos algunas, jovencita.
Libra sonrie divertida y asiente.
-Diviértanse y vuelvan pronto que hay viento de tormenta- habla Fleamont, mirando a su hijo.
-Sí, en un ratito volvemos.
[...]
-Es un lugar hermoso- opina Regulus, mientras mira el lago rodeado de árboles llenos de flores.
-Sí, es como "un lugar escondido"- siguen en los caballos porque sino se les hará muy tarde.
-Cuéntame de ti- pide Regulus, mientras siguen cabalgando- además de todo lo que conozco y es obvio, algo que dices: esto quizá no lo sepas.
-Bueno, me gusta estar tranquilo a pesar de que parezca todo lo contrario, a veces tejo con mi abuela, fumo cuando estoy ansioso o a veces solo por fumar- responde James, cabalgando a su lado- ¿tú? ¿qué puedes contarme de ti?
-Me gusta la moda- responde- me gustaría poder hacer mis diseños propios, pero necesito aprender porque madre decía que la moda era de mujeres y no me dejó coser nunca. Luego... déjame pensar en más cosas, sigo descubriendo que es lo que realmente me gusta y que es lo que era impuesto- sonrie. Tiene frío, pero realmente quiere seguir allí, con James.
-Sí, no te preocupes. Fue una pregunta boba de mi parte- responde James y mira a su caballo, que parece pisar mal.
-No, está bien- sonrie Regulus- yo pregunté primero.
-Paremos un momento- pide James luego de un rato. Regulus asiente y se detienen.
Black observa a Potter revisar las patas de su caballo mientras se abraza a sí mismo, con frío.
-¿Sucede algo?- pregunta Regulus.
-Sí, tiene una pata lastimada- suspira- ¿tienes frío?- pregunta, el pelinegro se encoge de hombros. Potter se quita el abrigo y lo coloca sobre sus hombros- ¿mejor?- pregunta dulcemente.
-Sí, gracias- sonrie Regulus, mirándolo a los ojos.
-Debemos volver mira esa nube- señala James- se viene una tormenta.
-Oh no- se lamenta Regulus. Sigue temiéndole a las tormentas.
-Además, se lastimó- señala al caballo- no puede llevarme, iremos en el tuyo, ¿sí?
El slytherin asiente.
James se sube al caballo y entiende la mano, ayudando a subir a Regulus, luego toma la rienda de su cabello y cabalga llevando al caballo de Regulus con una mano y tirando del suyo con la otra.
Regulus se coloca bien el abrigo y sube el cierre, con frío. Luego apoya su cabeza en la espalda de James.
James deja el caballo herido en el establo y luego lleva a Regulus hasta la finca, para que no camine.
-¿Puedes llamar al abuelo?- pregunta, mientras Regulus se baja del caballo. Black asiente y entra en la casa.
-Señor Potter, James lo llama- habla Regulus.
-¿Qué señor Potter, cariño?- pregunta Alphard.
-Es por la pata un caballo- responde. Charlus se levanta y camina haca la puerta.
-También iré- avisa Mont, dejando a su esposo, que estaba sentado sobre sus piernas, en el sillón
-Te acompaño- asiente Lyall, siguiendo a Fleamont. Remus sigue a su padre, sabiendo que voltear un caballo es complicado.
-Se fueron a cabalgar sin mi- se queja Sirius cuando el menor se sienta a su lado.
-Tu estabas con tu novio, no te quisimos interrumpir- responde Regulus.
-¿Emocionados por volver mañana al cole?- pregunta Cygnus, mirando a los adolescentes.
-No- responden los dos al unísono.
Cygnus sonrie divertido.
-Ya falta poco para el verano- recuerda Alphard- seguimos viendo donde ir de vacaciones.
-Sí, a este paso iremos a todos lados porque Charlus los consentirá a todos- señala Dorea, tomando de su té.
Regulus mira a los presentes, dándose cuenta que todos son Black. El cabello negro y los ojos grises abunda en la habitación. Dorea, Alphard, Cygnus, Sirius y él.
-Sí, como el año pasado- sonrie Cygnus- fuimos a todos lados.
-Supongo que iremos a la playa, allí Bella estará en paz, hay spa para Cissy, luego podemos ir a ver un partido de quidditch y, podemos ir a Gales por una semana y pasar por Francia los últimos días- habla Dora, recordando la hoja.
-James quería ir a Latinoamérica, ¿no?- pregunta Cygnus.
-Sí pero allí es peligroso- responde Alphard- lo convenceremos de buscar otro destino más tranquilo.
-¿Y ustedes, chicos? ¿dónde quieren ir? pensamos en Francia porque los Black solíamos ir a Francia siempre, ¿seguían haciéndolo?- pregunta Cygnus. Sirius y Regulus asienten.
-Francia está bien- asiente Sirius.
-Donde gusten- responde Regulus.
-Walburga es su madre, ¿no?- pregunta Dorea, los adolescentes asienten.
-Sí, ¿qué es de usted?- cuestiona Sirius, curioso.
-Ella, Alphard y Cygnus son mis sobrinos, aunque nunca los conocí porque me casé joven y dejé de ver a Pollux, el padre de ellos, que es mi hermano.
Sirius y Regulus se miran, tratando de recordar el árbol genealógico.
-Bueno, sigamos planeando las vacaciones- habla Alphard, tomando un pergamino y una pluma.
Rato después, escuchan la lluvia comenzar a caer y se asoman por la ventana.
-Papi, lluvia- llora la niña, saliendo del cuarto de juegos de la casa de sus abuelos, corriendo a los brazos de Alphard.
-Todo está en orden, cariño- afirma Alphard. La lluvia comienza a caer más fuerte y se escuchan truenos.
La mente de Regulus se mueve rápidamente, trayendo los más feos recuerdos.
-Aléjense de las ventanas, puede ser peligroso- pide Dorea, alejándose de la ventana.
-Pero están fuera- se queja Sirius, preocupado por Remus.
Regulus no dice nada, pero su corazón late rápidamente "James" recuerda su cerebro.
-Estarán bien, saben de campo- tranquiliza Dorea, aunque también está preocupada.
Cygnus se muerde el labio, preocupado y Alphard trata de mantenerse tranquilo para que Libra no se altere.
-Iré a ver a mis niñas- avisa Cygnus, caminando hacia la habitación de los abuelos, donde están las trillizas viendo una película.
Un rayo cae lejos y todos se sobresaltan.
Los pensamientos de Regulus saltan entre James muerto y todos los traumas que tiene sobre las tormentas.
-Todo estará bien- promete Sirius. Sabe que Regulus le tiene terror a las tormentas- solo es lluvia.
Regulus se deja caer al piso, abrazándose a sí mismo. Sirius se arrodilla a su lado.
-Estás bien, Reggie. Estás conmigo- recuerda. Pero aunque siga intentando, Regulus sigue llorando. Sirius intenta cantando la canción de cuna de su infancia pero, ni él, ni Alphard, ni Dorea, ni Cygnus logran calmarlo.
-¡DÉJAME!- grita, cuando Sirius trata de abrazarlo.
La puerta se abre, dejando ver a los Potter y Lupin mojados y embarrados.
-Fue difícil voltear al caballo- comenta Charlus- ¿qué sucede?- cuestiona viendo a los pelinegros de ojos grises.
-¡Estábamos preocupados!- se queja Dorea, mirándolo mal- ¡¿por qué no volvieron ni bien comenzó a llover?!
-Es que el caballo tenía una herida en la pezuña, ma. Bastante profunda a decir verdad- responde Fleamont.
Mientras los adultos discuten, James mira a Sirius.
-¿Qué pasó?- susurra mirando a Regulus.
-La tormenta, no puedo calmarlo- responde Sirius, preocupado- no quiere que lo toque- se lamenta y mira a Remus- y tú, te resfriarás, ve a bañarte- quien levanta las manos y pasa por la chimenea, rumbo a casa.
-Yo me encargo, tu ve que no se enferme Remus- habla James.
-Sí, seguro da vueltas y no se baña- apoya Cygnus, ayudando a James.
-¿Seguro?- pregunta Sirius. James asiente- realmente lo intenté, pero no quiere ni que lo toque.
-Ve, cariño- asiente Alphard.
-Te mando un patronus cualquier cosa. Él necesita tranquilidad, si hay mucha gente aquí, no se tranquilizará.
Sirius mira a Regulus y luego a James.
-Solo porque eres tu- responde Sirius, suspirando. James es el único que puede tocar a Regulus sin que se sienta abrumado, asi que concluye que también podrá resolver esto- volveré en un instante- y luego se va.
James se arrodilla frente a Regulus, extendiendo una mano para acariciar su cabello. Cygnus y Alphard vuelven con sus maridos, a regañarlos.
-No pasa nada, estoy aquí. Regulus estoy aquí para cuidarte, nadie te hará daño- susurra. La mano fría y mojada de James logra sacarlo de sus pensamientos, Regulus eleva la cabeza y lo mira, inmediatamente se tira a sus brazos, abrazándolo fuerte. Potter se sienta en el suelo y lo acomoda sobre él, abrazándolo fuerte. Regulus solloza- trata de respirar- pide James dulcemente- estoy aquí, nadie te hará daño- promete, repitiendo las afirmaciones una y otra vez.
Sutilmente, los adultos los observan. Alphard sonrie, orgulloso de la inteligencia emocional de su hijo.
Fleamont pasa por la chimenea, rumbo a casa a bañarse, igual que Lyall y Charlus sube las escaleras para bañarse. Cygnus y Alphard limpian con magia el desastre que dejan en el piso y luego van a la cocina, siguiendo a Dorea. Libra va en brazos de Alphard.
Luego de un rato, Regulus logra calmarse, recuperando su respiración normal.
-La tormenta no me gusta- se queja, hundiendo aún más su cara en el cuello de James- y creí que morirías- tartamudea Regulus en un susurro, mientras su garganta vuelve a cerrarse. Suspira profundo, llenándose del aroma de James.
James sonrie divertido.
-No moriré, tendrás que aguantarme durante años y años siendo insoportable- responde Potter, acariciando su cintura.
-No eres insoportable, olvida todo lo que dije malo, no eres nada de eso- pide Regulus- y no salgas más en una tormenta- exige, alejándose un poco para empujarlo suavemente.
James limpia las mejillas de Regulus con sus dedos y asiente.
-Lo siento- se disculpa y deja un beso en su frente.
-Pudo caerte un rayo en la cabeza, ¿sabes?- se queja el pelinegro, alejando las manos de James de su cara, ahora está molesto- y te refriarás porque estás todo mojado, ¡y me mojaste a mi!- se queja
James sonrie divertido.
-Si, ya estás bien- se levanta, manteniéndolo entre sus brazos
-¿Qué haces?- pregunta Regulus.
- VOLVERÉ A CASA CON REGULUS- grita James, avisándole a su padre antes de pasar por la chimenea- te traigo a casa, igual ya estabas sobre mí- se encoge de hombros y sube las escaleras Regulus se siente cómodo entre sus brazos. Las manos de James lo sostienen respetuosamente. Potter bajaa Regulus frente a la puerta de su habitación- iré a bañarme, tu ponte ropa seca, también puedes enfermarte. Si te sientes mal o abrumado llámame- pide, la lluvia sigue golpeando fuertemente el techo.
Regulus suspira y asiente.
[...]
Regulus se baña mientras escucha los truenos afuera.
La imagen de James muerto sobre el pasto se mezcla con las imágenes de aquella noche lluviosa en la que tuvo que escapar, el asco vuelve a inundar su ser "él muerto no puede protegerte" habla la voz de su madre una y otra vez en su cabeza "volverás a casa tarde o temprano" "harás los herederos" "él morirá" Regulus tiembla de miedo, logra vestirse antes de correr a la habitación de James.
James está parado frente al armario buscando su pijama, solo lleva una toalla en la cintura.
-¿Reg?- pregunta, Regulus corre a sus brazos y lo abraza fuerte llorando sobre su pecho- está todo bien, estoy aquí- recuerda, abrazándolo por la cintura.
James trata de calmarlo pero, esta vez, no parece poder. Asi que se sienta en la cama y lo abraza, comenzando a llorar en silencio por la impotencia de no poder ayudarlo.
Regulus se calma una hora después, mientras escucha el rítmico latido del corazón de James. Se aleja un poco y nota que James también está llorando.
-¿Por qué lloras?- tartamudea Regulus, limpiando las lágrimas de James.
-Porque no te pude ayudar a calmarte- responde triste, acariciando la cintura de Regulus.
Regulus mira los labios de James y luego baja la mirada.
-No quise ponerte triste, lo siento- se disculpa, tratando de levantarse. James niega con la cabeza y afirma su agarre, manteniéndolo sobre él.
-No, quiero que vengas conmigo cada vez que estés triste. No quise que te sintieras así, solo... no pude evitarlo, seré más fuerte la próxima vez, lo prometo.
Regulus niega con la cabeza, abrazándose nuevamente a James.
-Eres lo suficientemente fuerte, está bien que llores pero no quiero que llores porque no puedes ayudarme. No quiero ser el motivo de tu tristeza.
-No lo eres, Regulus. Lo prometo- afirma James- ¿quieres contarme?
-Lo de siempre- suspira Regulus- y esta vez... te imaginé muerto- susurra con miedo, mientras sus ojos vuelven a llenarse de lágrimas.
-Estoy bien, no moriré- afirma James.
-No te pongas en riesgo de muerte entonces- pide Regulus.
-Si llegase a pasarme algo- suspira, Regulus niega con la cabeza, alejándose para mirarlo a los ojos.
-No digas eso- pide Black.
-Hipotéticamente, papá Mont podría colocarte los hechizos y estarías seguro en casa.
-No te va a pasar nada- afirma Regulus- no quiero que te pase nada- admite, un trueno se escucha cerca y Regulus vuelve a esconder su cara en el cuello de James.
[...]
-James, ¿vienen a comer?- pregunta Alphard, tocando la puerta de su hijo.
-No, pa- responde James- ¿puedes traernos la comida?
-Claro, cariño- responde el pelinegro, aún desde afuera.
-No quiero comer- niega Regulus, apretando sus manos a la piel de James.
-Si tratas de fusionarte conmigo, todavía no hay magia para eso- bromea- y debes comer, hoy no te vi comer demasiado.
-No tenía hambre- excusa.
-Te daba verguenza- concluye James, conociendo sus gestos cuando miente. Regulus asiente- ellos tampoco te juzgarán- promete, dejando un beso en el hombro de Black- debo cambiarme, papá volverá y si estoy semidesnudo, comenzarán a darnos la charla- comenta James, acariciando la espalda de Regulus- me alejaré un instante pero estoy aquí- recuerda, la lluvia sigue cayendo. El slytherin asiente y James se levanta, corre hasta el armario en búsqueda de un boxer y su pijama, luego corre al baño. El menor se muerde los labios, quitándose la piel, nervioso por la lluvia.
Luego se da cuenta de que lleva el pijama rosa y Alphard entrará a dejar la comida, asi que abre el armario de James y se coloca un suéter, y vuelve a sentarse en la cama.
La puerta suena, James sale del baño a abrirle a su padre.
-Gracias pa- agradece, tomando la bandeja.
-¿Todo bien?- pregunta Alphard, asomándose para ver a Regulus.
-Un poco mejor- responde James. Alphard asiente.
-Avísanos si necesitan ir a San Mungo, no importa la hora, ¿sí? duerman temprano.
James asiente y sonrie en forma de despedida, luego cierra la puerta,
-Carne con puré, ¿te gusta?- pregunta James suavemente, dejando la bandeja sobre la cama.
Regulus asiente aunque no hace ademán de tomar el plato y comer. Solo sigue escuchando la lluvia, que se mezclan con sus pensamientos.
James se sienta y lo toma en brazos, abrazándolo firmemente.
-Estás bien- recuerda una y otra vez. Luego recurre a la distracción, contándole alguna historia de su infancia, así logra que Regulus se calme y acepte cenar, aunque tampoco se muestra entusiasmado. James toma un plato y, como puede, manteniendo a Regulus entre sus brazos, corta la carne y toma un poco de puré, llevando el tenedor a la boca del pelinegro- come, vamos- pide, viendo la mirada cargada de tristeza de Regulus- por favor, por mí, ¿sí?- pide.
Regulus suspira y abre la boca, logando esa noche, a pesar de encontrarse mal, cenar.
Luego de comer, James deja los platos de lado y se acuestan en la cama. Regulus se abraza firmemente a Potter.
-¿Crees que mejoraré?- pregunta, mientras James apaga la luz con su varita.
-Estoy seguro de que lo harás.
-No quiero que la lluvia me traiga malos recuerdos, antes no me asustaba tanto- se queja, hundiendo su cara en el cuello de James.
-Lo superaremos juntos- promete.
Regulus logra dormirse bajo el latido del corazón de James, quién susurra suavemente recordando que todo estará bien, una y otra vez.
Será difícil, ambos lo saben, pero James no está dispuesto a dejar caer a Regulus, y no lo hará.